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domingo, 14 de marzo de 2021

MEIN FUHRER: HASTA CON TIA CUQUIS...

 ¿Y si abrimos el clóset?

Claro, nos encontramos con más, y más, y más amigas de Mein Fuhrer.

     Durante los años treinta, el sionismo tuvo una relación bastante estrecha con el nazismo. Es más, así suene a escándalo, el nazismo no dejó de ser un soporte financiero para la creación del Estado de Israel, con tal de deshacerse de los judíos. Isaac Shamir, quien llegara a ser primer ministro de Israel (1983-1984 y 1982-1996), nacido en Bielorrusia,  se unió al sionismo en 1929. Su pequeña facción juvenil era admiradora del fascismo italiano de Benito Mussolini y ni más ni menos que del nazismo y Hitler. Entre 1940 y 1941, el grupo de Shamir hizo reiterados intentos para contactar a ambos líderes, para buscar una alianza contra los británicos. Estos sionistas enviaban cartas a los líderes nazi-fascistas denunciando los "decadentes" sistemas políticos británico y francés, y tratando de garantizar que estos no tendrían ningún papel en un futuro Estado judío que se estableciera en Palestina. Cabe recordar que en su momento lo que habría de ser el Estado de Israel era el Mandato Británico de Palestina (incluía el territorio de los actuales Israel, Palestina y Jordania), que duró de 1922 a 1948. Dado el carácter pequeño de la facción sionista de Shamir, ni Mussolini ni Hitler le prestaron demasiada atención. El asunto lo revelaría tiempo después la prensa estadounidense.

     En 1983, Lenni Brenner publicó un libro intitulado 51 documentos: la colaboración sionista con los nazis. A partir de aquí puede deducirse que el régimen de Mussolini veía con agrado la extrema derecha sionista de Menájem Beguin, a la postre sexto primer ministro de Israel (1977-1983) y Premio Nobel de la Paz. Nacido también en la actual Bielorrusia (Brest), Beguin se enroló a temprana edad, siendo adolescente, en el movimiento sionista Beitar, de Zeev Jabotinsky. Después de todo un periplo, Beguin llegó en plena segunda Guerra Mundial a Palestina a combatir contra los británicos. Pero quienes tuvieron la mejor "sociedad" entre sionistas y nazis fueron los del movimiento (sionista) de David Ben-Gurión y Chaim Weizmann (primer presidente del Estado de Israel y hombre de origen bielorruso también). En una Convención Sionista de 1933, se buscó un "Acuerdo de Transferencia" -pese a que desagradó a más de un judío- con los hitlerianos que asegurara el viaje de judíos alemanes a Palestina (habrían llegado hasta 60 mil) a cambio de que el sionismo le ayudara a una Alemania que buscaba volver a arrancar económicamente con la exportación de bienes manufacturados a la misma Palestina. Por este camino, resulta que entre 1933 y 1939 más del 60 % de las inversiones en la Palestina judía se originaron en la Alemania nazi. Los hitlerianos respaldaron así las colonias judías en Palestina, que pudieron sortear un periodo difícil. El acuerdo citado arriba no es ningún secreto: se conoce como Acuerdo Haavara y fue firmado por la Federación Sionista de Alemania, el Banco Leumi (dependiente de la Agencia Judía para Israel) y la Alemania nazi. Los judíos alemanes que llegaban a Palestina lo hacían en barcos nazis que ondeaban la bandera con la esvástica.

      Ya se ha dicho que el futuro territorio israelí estaba bajo mandato británico. El libro de Hitler, Mi lucha (Mein Kampf) no es nada comparado con los lances del primer ministro británico Winston Churchill contra el "judeo-bolchevismo" y a favor del sionismo ("Zionism vs Bolshevism. A Struggle for the Soul of the Jewish People").

     Cuando Htiler comenzó a proscribir toda oposición en la Alemania nazi, dejando únicamente un partido, no persiguió empero al Partido Sionista local, que obtuvo un estatus legal. Con Hitler estaban permitidas desde las marchas sionistas hasta las publicaciones sionistas, y altos dignatarios nazis fueron invitados a conocer la Palestina judía durante seis meses en 1934. Joseph Goebbels, el propagandista nazi, le dió toda la difusión al asunto. Si dejamos de hacernos de la vista gorda, resulta que Churchill y los nazis tenían la misma visión favorable del sionismo contra el bolchevismo. Por cierto, el primero en decir que había demasiados judíos en Alemania no fue Hitler, sino el ya mencionado Weizmann, quien afirmaba que "ningún país puede sorportar demasiados judíos". Hay algo más curioso todavía: el artífice de la alianza con el sionismo fue Adolf Eichmann (al grado de ponerse a aprender hebreo), artífice también de campos de concentración y sentenciado a muerte en Israel en la posguerra después de haberse refugiado en Argentina. Por lo demás, para más señas, el Acuerdo de Haavara está descrito al detalle en un libro de Edwin Black, The Transfer Agreement. En 2002 fue publicado el libro de Bryan Mark Rigg, Hitler Jewish's Soldiers (Los soldados judíos de Hitler). Unas 150 mil personas con orígenes judíos pelearon en las fuerzas hitlerianas cuando fue necesario para enfrentarse al "bolchevismo".

     Hay ciertos asuntos que no pierden actualidad. A la sombra de los Demócratas estadounidenses, en la Ucrania posterior al Euromaidán de 2014 resurgieron grupos armados fascistas, como el Batallón Azov....financiados por magnates judíos, en particular por Igor Kholomoiski, de Dniepropetrovsk. Es lo que ocurre cuando se abren clósets: se encuentra uno recuerdos del Coque, perdón, de tía Cuquis de los amigos y las amigas de Fito, como los siguientes, qué días aquéllos...




FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...