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lunes, 26 de julio de 2021

HAITÍ: HAY CUENTOS Y CUENTOS

 El presidente de Haití, Michel Martelly (2011-2016), fue el mentor del recientemente asesinado mandatario Jovenel Moise, por parte del partido Tét Kale ("Cabeza Calva"), agrupación del agrado del Departamento de Estado estadounidense, como el mismo Martelly lo fue en su momento de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton. Martelly era una personalidad oscura, ex paramilitar en la dictadura de Jean-Claude Duvalier, y luego ligado al tráfico de droga, en especial de cocaína, en un momento en el que 27 clanes colombianos (!) se disputaban la ruta haitiana, la más importante del Caribe. Numerosos antiguos militares se reconvirtieron a compañías de seguridad privada y otros a las mafias. Con Martelly, también cantante conocido como Sweet Micky, el negocio pudo funcionar, de tal manera que en caso de problemas con la Justicia grandes narcotraficantes como Evinx Daniel y Woodly Ethéard pudieran ser dejados en paz. Fue más o menos en la misma época que Naciones Unidas declaró sin problemas que "el tráfico de droga salvó a la economía mundial" (luego de la crisis de 2008). Martelly llegó a revocar magistrados que como Jean-Marie Salomon, de Les Cayes, arrestaran a narcotraficantes. Por parte de Martelly, no fue todo: se dilapidaron, por decir lo menos, 4 mil millones de dólares de un préstamo ofrecido por Venezuela para ayudar a combatir la pobreza. Debió haberse dado un juicio por este Fondo Petrocaribe, pero no pasó nada, pese a multitudinarias protestas. Moise aseguró no haber estado involucrado en este escándalo, aunque fuera mencionado, y lo cierto es que no estaba metido en asuntos de tráfico de droga. Hay cosas que los autodenominados "demócrata liberales" no explican demasiado: Martelly resultó electo de modo chueco en elecciones que nunca ganó -había quedado en tercer lugar, pero eso sí, Hillary Clinton corrió a Haití a respaldarlo- y con el apoyo de Estados Unidos, en particular del ex portavoz de la embajada de Estados Unidos en Haití, Stanley Schager, y de la Organización de Estados Unidos (OEA). Martelly había quedado en ese tercer lugar detrás de Mirlande Manigat y de Jude Célestin. El mismo Sweet Micky daba garantías: había colaborado en los golpes de Estado que sacaron del gobierno al presidente Jean-Bertrand Aristide, quien como otros advirtió que lo echaban los narcos (además de asesinos amigos de Martelly, como Michel Francois), todo con el apoyo de potencias extranjeras. 

     Moise, a fin de cuentas un activo empresario del banano, y oriundo del norte haitiano, ganó elecciones en las que no fue mayor mundo a votar y que por lo demás habría ganado Célestin. Secretario general de la Cámara de Comercio e Industria de Haití, promotor del desarrollo  en áreas rurales del norte haitiano, creador de una planta de abastecimiento de agua para la misma región, fundador de una empresa de energía solar y eólica y creador de una zona de libre comercio agrícola, Moise tenía más el perfil de un empresario dinámico que de un oligarca dedicado a saquear el Estado y a los negocios turbios.

     Desafortunadamente, durante su mandato Moise llegó a involucrarse en la violencia armada en los barrios pobres de la capital haitiana, Puerto Príncipe, para reprimir a sangre y fuego el descontento popular. Fue el caso el 13 de noviembre de 2018 en la masacre de La Saline, donde se estima que murieron 60 personas. Se decía que, tratando de rehacer un ejército y creando una policía especial, sin mayor distinción entre ésta y los delincuentes enseñoreados en el país, Moise no hacía más que seguir la línea de Martelly, incluso para asegurar su retorno. Pero puede ser que Moise, dispuesto a dejar el gobierno en 2022, tuviera otras cosas en mente: quería en particular un referendo y modificar la Constitución (lo que debía permitir por cierto votar a la diáspora), con el argumento de que un poder legislativo corrupto bloqueaba sistemáticamente las iniciativas presidenciales, impidiendo gobernar. A partir de algún momento, el apoyo de Estados Unidos para quien parecía ser una simple tapadera de la oligarquía comenzó a diluirse. Moise ya se había opuesto a algunos oligarcas, como los Vorbe en el campo de la generación de energía eléctrica. La llamada "reina de Haití", Helen La Lime, representante especial de Naciones Unidas para el país, parecía haberle dado la espalda a Moise, quien poco antes de ser ejecutado ya había denunciado atentados en su contra en marcha. En las exequias de Moise, su esposa, Martine Moise, reiteró en las denuncias contra oligarcas opuestos a cualquier forma de desarrollo de Haití y a la posibilidad de un cambio constitucional, aunque también dijo que su marido fue abandonado y traicionado, seguramente por actuar como empresario y no como oligarca ni miembro de bandas de saqueadores de la ayuda para el país caribeño.

      Los dos primeros ministros en asumir el gobierno luego de muerto Moise, Claude Joseph y Ariel Henry, se formaron a la sombra de Estados Unidos, incluyendo el Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), y estuvieron metidos en los golpes contra Aristide. La investigación del magnicidio se enturbió, teniendo que hacer con un juego de "muñecas rusas" en el cual resulta muy difícil dar con el autor intelectual. Un hombre interesante en el caso es el haitiano-estadounidense James Solages:  trabajó en la seguridad privada de dos de los grandes oligarcas de Haití, Dimitri Vorbe y Pierre Réginald Boulos (y como chófer y guardaespaldas del actor Sean Penn, muy metido en Haití y nombrado embajador itinerante del país...por Martelly, quien tenía como asesor privado al nieto Duvalier, Nicolas Duvalier). Boulos estaba haciendo|| campaña en Estados Unidos para su partido político. El problema puede ir más allá. Moise se había enemistado con la organización no gubernamental (ONG) Oxfam, algunos de cuyos miembros en Haití  contrataban prostitutas, incluyendo menores de edad, con dinero de la propia organización. Miembros Demócratas (al menos dos) de la Cámara de Representantes estadounidense venían quejándose de Moise ante el secretario de Estado, Anthony Blinken, mientras que el presidente haitiano ejecutado había tenido en cambio apoyo del mandatario Donald Trump. 

     Miles de ONGs trabajan en Haití con frecuencia sin dar cuenta del uso de sus fondos y los resultados. Por lo demás, del gran dinero de la Fundación Clinton en Haití no se vió mayor cosa, puesto que se evaporó, en particular el que debía servir para el parque industrial Caracol

. Boulos fue parte de la Comisión para la Recuperación de Haití presidida por el ex presidente estadounidense William Clinton . Otras pistas conducen al partido Tét Kale. Dado que no habría hecho nada para impedir el crimen, la guardia que cuidaba a Moise se volvió igualmente sospechosa, teniendo a su cabeza a alguien denunciado como narcotraficante por la Agencia de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), además de ser traficante de armas, Dimitri Hérard. 

     Es poco lo que se ha dicho sobre quién era Moise, pero de su asesinato y de la campaña contra él puede deducirse que Estados Unidos y las oligarquías latinoamericanas no tienen el menor interés en el desarrollo de los países de América Latina y el Caribe, sino en la "gestión" de un estado de cosas que permita todas las formas de enriquecerse rápidamente. Después de todo, algo de lo dicho hubo durante el apoyo del presidente Barack Obama a la presidencia de Felipe Calderón en México (los mismos españoles que le hicieron la campaña se la hicieron a Martelly), o durante el apoyo de William Clinton al fujimorismo en Perú (Martelly llegó a decir que era necesario "un Fujimori en Haití"). No queda claro de qué tipo de procedimientos democráticos o de liberalismo se trata. ¿de este estilo fiestero pero ostensiblemente mafioso de Sweet Micky? (da click en el botón de reproducción).

     Naciones Unidas, la OEA y países como Estados Unidos se manifestaron contra el proceso de consultas para una nueva Constitución, y los oligarcas parecían molestos con la iniciativa. Las elecciones presidenciales y legislativas habían quedado programadas para septiembre. El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, urgió en conversación con Henry a establecer las condiciones para elecciones presidenciales "libres y justas". Henry dijo que las elecciones son "innegociables", pero de los proyectos de Moise que pudieron incomodar no se ha vuelto a hablar.



     

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...