Alguna gracia tiene probablemente repetir al amo y decir palabrotas: ahora resulta que Estados Unidos, al retirarse de Afganistán, hasta donde lo haga por completo, estaría ante una situación similar a la que vivió en Vietnam. No es de ninguna manera el caso, y Estados Unidos y sus aliados no se metieron en Afganistán ni siquiera para capturar a Osama Bin Laden (lo dejaron ir cuando se lo propusieron), sino para tener un trampolín de entrada al Asia Central ex soviética. Es así que quien debiera estar cantando victoria, Rusia, no lo está haciendo y ha criticado la precipitación de la retirada ordenada por el mandatario estadounidense Joseph Biden.
Esta retirada dejaría de nuevo cerca del poder a los talibanes, que por cierto no tienen ambiciones expansionistas fuera de Afganistán ni son muy aficionados al tráfico de droga (opio, heroína) al que con tanto celo se dedicó Estados Unidos en la región. Por lo demás, queda por ver si una parte del personal que sea retirado no irá a dar a Siria e Iraq. Por lo pronto, la complicación está en que se pueden producir choques entre los talibanes y los miembros del Estado Islámico y Al Qaeda que fueron a refugiarse en suelo afgano, con la intención de infiltrarse en el Asia Central ex soviética. No habría que comparar a los talibanes con el Vietcong ni al ejército oficial afgano o lo que quede de él con el ejército de Saigón. Una parte del ejército afgano, estimada en mil hombres, optó por ir a pedir refugio en la república ex soviética de Tadzhiquistán y este país solicitó a toda prisa apoyo ruso. Tadzhiquistán llamó a filas a 20 mil reservistas. No es exactamente que se tema algún ataque talibán, pero sí la caída de Afganistán en el siguiente caos que impacte de manera negativa al Asia Central ex soviética. La intervención estadounidense y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no dejó más que lo que ya había, un nido de víboras, y lo que están tratando de observar Rusia y en menor medida China es hasta dónde hay alguna fuerza capaz de darle un mínimo de estabilidad a los afganos, parando al mismo tiempo al Estado Islámico. Los talibanes no están lejos del Xinjiang (musulmán) chino ni tampoco de otra república ex soviética, Uzbequistán. Lo que habría que saber es si en algún momento los estadounidenses se propusieron realmente la derrota de los talibanes, porque aquéllos parecen haber estado dedicándose a otras cosas en el Asia Central (desestabilización de las repúblicas ex soviéticas, saqueo de minerales y tráfico de droga).
Por más que los estadounidenses hayan salido corriendo de la base de Bagram, no es fácil saber si no le están apostando a una forma de guerra (basada en drones, etcétera) que impida un arreglo definitivo, considerando que los talibanes han capturado más de la mitad del territorio. ¿Tal vez alguien se esté entusiasmando porque China los ve con muy buenos ojos?
Por lo pronto, unos 650 militares estadounidenses se quedan cuidando "la embajada" en Kabul, capital afgana, pero probablemente algunas cosas más. En realidad, frente a la prensa Biden no quiso contestar: no se sabe el número de contratistas (mercenarios) y de fuerzas de operaciones especiales estadounidenses que podrían quedarse en suelo afgano, y puede que ni para el mandatario esté claro. No queda dicho, entonces, si se van o si buscarán el modo de mantener el "caos controlado". La foto de aquí abajo es de calles de Kabul en tiempos de la intervención soviética. Más abajo, fragmento de lo que le dijo Hamid Karzai, ex presidente afgano, al señor Biden...