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domingo, 30 de enero de 2022

GRANDEZA O PEQUEÑEZ

 El abandono de la curiosidad tiene consecuencias en un mundo periodístico que ya difícilmente investiga y que, peor aún, se ha puesto a hablar sin entender claramente lo que dice, con tal de no hacer más que especular y obtener alguna ganancia, traducida en rating.

      Recientemente, en el periódico mexicano Milenio, Rafael Pérez Gay, periodista hermano del extinto José María Pérez Gay, germanófilo de confianza del actual mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, lamentó (el hermano acostumbraba repetir en las páginas de La Jornada las mentiras en boga sobre Yugoslavia y los serbios): "Echeverría ha cumplido cien años y nadie lo juzgó". Seguramente un apellido permita afirmar cualquier cosa sin consecuencias. El ex presidente Luis Echeverría fue llevado a juicio bajo la presidencia del derechista (Acción Nacional) presidente Vicente Fox: aquél fue detenido por crímenes del pasado, se le dictó auto de formal prisión y estuvo bajo arresto domiciliario. En 2009 fue exonerado de los cargos y recibió la libertad absoluta. Es falso lo que Rafael Pérez Gay escribe, en el sentido de que a Echeverría "nadie lo juzgó".

     En este mismo tenor de linchamiento, ya es costumbre inveterada y casi lugar obligado para los peregrinos decir algo contra Stalin. Siempre en Milenio, Alfredo Villeda escribe "El testamento de Stalin" y, apoyado en "grandes" investigaciones occidentales (y olvidando entre ellas la de Anne Applebaum sobre el gulag), afirma: "Jrushov (sic), Beria, Malenkov, Bulganin, Kaganovich y Ordzhonikidze, o la mayoría de ellos, movieron al viejo líder a un sofá y durante las primeras doce horas lo único que hicieron fue tiempo para velar armas y asegurarse de no ser apuñalados por la espalda". El texto se refiere al momento de la muerte de Stalin, en 1953. Sergó Ordzhonikidze murió en 1937. Al parecer, no importa. En este mismo orden de cosas, para deslindar la ciencia de la ideología, el señor Jean Meyer, amparándose en "don" Antonio Lazcano (!), recuerda el "caso Lysenko" en la Unión Soviética (la "ciencia proletaria" de un genetista) olvidándose de mencionar que científicos con orientaciones contrarias a las de Lysenko pudieron recibir el Premio Stalin.

     De vez en cuando pueden leerse textos más o menos interesantes de Héctor Aguilar Camín. Sin embargo, también es posible constatar que se lanza a hablar de lo que no sabe, y sin tomarse la pena de averiguar. Hace algún tiempo, en las páginas de Milenio, describió a las dictaduras sudamericanas de los '70 apoyadas por Estados Unidos, incluyendo a Perú. Resulta que este país tuvo ciertamente una dictadura militar, la de Juan Velasco Alvarado, pero reformista y antiimperialista, además de algo cercana a la Unión Soviética. Poco importa: el apellido tal vez lo salve todo. A los pocos días, en el mismo periódico, el mismo Aguilar Camín, sumándose al coro de los apologetas del presidente chileno Gabriel Boric, festejó su "claro tránsito hacia el centro" en vez de hacer alianza con los comunistas, aunque en realidad Boric mantuvo esta alianza y nombró en su gabinete a tres comunistas, incluyendo a Camila Vallejo como portavoz de la presidencia, además de Jeannette Jara y Flavio Andrés Salazar (Bienestar y Trabajo y Ciencia y Tecnología). No es tan infrecuente encontrarle errores a Aguilar Camín cuando se pone a hablar de la realidad internacional. La conoce poco, mal y es de lo más provinciano.

     Pasemos sobre la jauría sin representatividad alguna que está terminando de empequeñecerse atacando a López Obrador: este no encabeza más que a "canallas", "miserables" o, como expectoró el cada día peor políticamente escritor Enrique Serna (desconoce de política, salvo para prestar servicios: tal vez necesite el dinero), una "caterva de rufianes". Después llega José Woldenberg y dice que López Obrador los está insultando.

      Es una lástima que la izquierda no se tome el trabajo de debatir con estos "demócratas liberales", aunque una excepción es la del argentino Atilio Borón con el escritor Mario Vargas Llosa en El hechicero de la tribu, más allá de que Borón tenga sus propias formas de desbarrar. No todo es descartable en dichos "demócratas": conocen bien el "sistema", aunque eligieron jugar sus reglas y no el camino de la autonomía profesional. Cada uno a su manera, no están exentos de nepotismo, clientelismo, endogamia y defectos del pasado parecidos. Cuando ya se trata de contradicción, olvidan que, como lo sugiere Jesús Silva Herzog Márquez, la democracia es en principio "la casa de la contradicción", y llegan a la bajeza en la descalificación. Habrá ocasión de verlo, el problema de la intelectualidad de izquierda es similar, y parecida también la manera de anular toda posibilidad de debate. De todos modos, cuando se está en las cercanías de la política y en exceso de los medios de comunicación masiva, no se puede estar en todo y leer e indagar al mismo tiempo. De ahí que lo ofrecido al público, si se trata de éso y no de escribir para quedar bien arriba y ganarse favores, se empobrezca. Lo mismo ocurre cuando Borón se pone al servicio completo de la Revolución Cubana y pasa por la adulación a algunos de sus funcionarios. En todo caso, verdadero debate hay poco, aunque algunos "demócratas liberales" lo han hecho a su modo, incluyendo entre otros a Silva Herzog Márquez, Jorge G. Castañeda, el mismo Enrique Krauze (por ejemplo en Redentores) o Rafael Rojas. No es licencia para decir cualquier cosa, sin mínima relación con la verdad bien entendida. Para estos "demócratas liberales", existía hasta hace poco algo así como "el mejor de los mundos posibles". Ya habrá ocasión de ver cómo la intelectualidad de izquierda le apuesta en cambio al famoso "lo bueno de ésto es lo malo que se está poniendo". A veces la vida no es muy seria en sus cosas, parafraseando a Juan Rulfo.

     La foto no engaña: están también Gabriel García Márquez, Carlos Monsiváis  y Elena Poniatowska.


 


jueves, 27 de enero de 2022

HONDURAS Y LA POLÍTICA ESTADOUNIDENSE HACIA AMÉRICA LATINA

 El triunfo de Xiomara Castro para la presidencia de Honduras no es poca cosa. Como ha estado ocurriendo en prácticamente toda América Latina, el sistema tradicional de partidos se ha venido desmoronando. Con la organización LIBRE (Libertad y Refundación), Castro terminó con la alternancia entre el partido Liberal y el Nacional. En esta perspectiva, pareciera que las añejas oligarquías están en serias dificultades. Castro llega con un programa medianamente progresista y, dicho sea de paso, es algo que no incomoda a Estados Unidos: Antony Blinken, secretario estadounidense de Estado, se ha apresurado a felicitar a Castro, como ya lo hizo previamente en Perú con Pedro Castillo, algo que pasó desapercibido, o como se ha festinado en Chile a Gabriel Boric. En la medida en que hay elementos anti-oligárquicos, de cambio democrático-burgués, de oferta de participación para la clase media y de limitación de las aspiraciones populares, y en particular de los trabajadores, con frecuencia en una pavorosa parálisis, no hay desafío al capitalismo, a diferencia de Cuba o Nicaragua (Venezuela se cuece aparte). Una parte de estas fórmulas de recambio empuja sin tapujos hacia el estilo Demócrata estadounidense, para la clase media.

      Queda por ver hasta donde es posible que las fórmulas mencionadas se deshagan realmente de ciertos hábitos oligárquicos. Cuando la ruptura es más o menos clara, como en El Salvador con el actual presidente Nayib Bukele, las cosas ya no son tan del agrado estadounidense. Como sea, Estados Unidos tiene cierto abanico de tolerancia y pareciera haber escogido, habría que saber en función de qué perspectiva internacional, una "política de buena vecindad", a juzgar por la negativa del mandatario de Estados Unidos, Joseph Biden, a llamar "patio trasero" a América Latina, prefiriendo referirse a ésta como "patio delantero", lo que sea que ésto signifique. Curiosamente, lo descrito se acompaña de una pérdida notoria del sentido de soberanía en algunos países latinoamericanos: Washington, capital estadounidense, se permite pronunciarse abiertamente sobre la reforma eléctrica mexicana, sin que haya reclamos, de la misma manera en que, por lo menos hasta hace poco, el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, se paseaba tranquilamente por este país opinando a diestra y siniestra sobre política nacional, sin ser mandado a callar.

     Como lo señalara recientemente la estudiosa rusa Irina Dashkina en un evento universitario mexicano, lo que ocurre en materia de género muestra ciertos límites en los avances latinoamericanos ya descritos. Después de todo, Xiomara Castro es la esposa de Manuel Mel Zelaya, presidente hondureño derrocado en 2009. A la toma de posesión asistió Cristina Fernández de Kirchner: tiene perfil propio, pero también es la viuda del presidente argentino Néstor Kirchner, fallecido en 2010. En cuanto a Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua, es la esposa del recientemente reelecto presidente Daniel Ortega. En esta misma perspectiva, en las últimas elecciones peruanas, la seria contrincante de Castillo, Keiko Fujimori, es la hija de Alberto Fujimori y alguna vez ejerció como Primera Dama. La tradición viene de lejos. Violeta Barrios de Chamorro, presidenta de Nicaragua luego de la derrota de Ortega en 1990  y hasta 1997, es la viuda del connotado periodista opositor a la dictadura de Anastasio Somoza, Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en 1978. y Mireya Moscoso, presidenta de Panamá en los años '90 y 2000 (1999-2004), es la viuda del igualmente connotado político Arnulfo Arias. No pareciera fácil para una mujer abrirse un camino verdaderamente independiente en América Latina, sin alguna sombra. Las excepciones no han durado mucho, trátese de Lidia Gueiler en Bolivia o de Rosalía Arteaga en el Ecuador, por pocos meses, e incluyendo por cierto a la boliviana Jeanine Añez (un año). El único caso realmente excepcional ha sido el de Laura Chinchilla en Costa Rica (2010-2014, partido Liberación Nacional). Francamente, no ha llegado el día en que esté una mujer a la cabeza del Estado cubano o del venezolano, que no ostentan en materia de igualdadde género las mismas muy buenas credenciales de Nicaragua. No se trata de contar por contar, o habría que incluir a la siniestra María Estela (Isabel) Martínez de Perón. El indicador tratado aquí dice bastante. Los partidarios de poner mujeres donde sea y para lo que sea se pueden quedar con su ahora ex canciller alemana Angela Merkel u otros recordando a Margaret Thatcher. América Latina no ha sido para crear una Golda Meier o una Indira Gandhi, aunque la segunda (nada ver que ver con Mahatma Gandhi) fuera la hija de Jawaharlal Nehru.

     Castro, en un país con más de 70 por ciento de la población en la pobreza y un Estado en bancarrota,empieza con un Legislativo dividido y el riesgo de verse paralizada -no tiene mayoría- en sus iniciativas, a reserva de que opte por una Constituyente, aunque Estados Unidos parece dispuesto a soltar bastante -hasta la intercesión de la vicepresidenta Kamala Harris-mientras las cosas se mantengan en la "moderación" y parezcan incorporar a los sectores populares, aunque se trata en realidad de tenerlos más como mejores consumidores que como sujetos activos de sus propios intereses, lo que les ha costado históricamente ser. Como sea, el precedente de ruptura con los sectores más reaccionarios quedó sentado, sin ningún peligro de "venezuelización". Algo de folclore hondureño (da click en el botón de reproducción).


 




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martes, 25 de enero de 2022

OBLIGACIONES PERIODÍSTICAS

 A propósito de una resolución reciente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en México, que a través del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) obliga a que el Estado regule el llamado "derecho de las audiencias", no ha faltado quien se oponga a la diferenciación entre información y opinión, diciendo, palabras más, palabras menos, que ésto no es posible, ya que siempre hay un margen de "discrecionalidad" (!) y por ende de subjetividad en la presentación informativa. 

No es así. Una cosa es presentar hechos o incluso pruebas. Otra cosa es dar una opinión sobre lo que sea y pretender presentarla como parte de alguna información. No es para nada lo mismo afirmar que "un submarino ruso atacó con un torpedo un buque noruego en el mar Báltico", que aventar: "!y mire usted!!Putin amenaza otra vez! Un submarino ruso atacó con un torpedo un buque noruego en el mar Báltico". En el primer caso, la audiencia queda libre de interpretar lo que decida. En el segundo caso, se trata de venderle a la audiencia la noticia con su interpretación, ahorrándole formarse un criterio y pensar. Desde luego que es algo que tiene efectos: en la actualidad, la mayoría de la gente es incapaz de discernir y toma por verdadero lo que le venden adulterado, al grado que más de uno parece pegado con diurex (scotch o cinta adhesiva) a la última coyuntura de los medios de comunicación masiva. Es sorprendente ver hasta qué grado quienes son presentados como "analistas" o "expertos" se muestran incapaces de distanciarse mínimamente de lo que dictan los medios, hasta construir interpretaciones enteras partiendo de falsedades.

      Quienes alegan que la diferenciación señalada no es posible y que, a fin de cuentas, la audiencia es libre de escoger entre distintas "presentaciones subjetivas" suelen argumentar que no hay verdad absoluta, y que son imposibles los juicios de valor, al mismo tiempo que se colocan del lado de asuntos grandilocuentes como La Ciencia, por ejemplo en materia de la Covid 19. Tal vez se deba entender que fuera de La Ciencia, lo que queda es el show que llega a agarrar también la izquierda: el de la "narrativa" o el "relato", cuando no el del reclamo de la democracia no como lugar de decisión, sino de algo tan simpático como "la conversación pública", que es lo que reclama alguien como el falsamente premiado como investigador (por la universidad pública), José Woldenberg. Así las cosas, cualquiera será libre de decir que el premio fue político, como se acostumbra, y para "mantener equilibrios", puesto que el señor nunca ha destacado como investigador. ¿No? Bueno, en todo caso es mi opinión, subjetiva y discrecional. 

Si alguien discrepa, se puede tolerar, pero difícilmente se puede contradecir, aunque se suponga que, como lo ha sugerido Jesús Silva Herzog Márquez, la democracia es "la casa de la contradicción".

 Si no se trata de llegar a verdad ninguna sino nada más de "conversar", podemos tolerarnos entre todos perdiendo el tiempo hasta llegar ocasionalmente a las manos si alguien habla de manera directa, puesto que se tomará la franqueza por intolerancia. Una cosa es contradecir para debatir y otra instalarse en el "cotorreo" como prueba de que todo el mundo es efectivamente libre de "cotorrear" (lo que formalmente es cierto).Así pues, es factible tomar más de una columna por lo que seguramente es: cotorreo, eso sí democrático, aunque lo democrático no quite lo cotorro. En la academia se puede derivar todo hacia el conversatorio. Las cosas en democracia no se arreglan desde luego en los hechos, sino platicando al infinito. En Mexico existen curiosos y obscenos programas en los cuales la audiencia tiene que oír a locutores que ignorándola por completo “cotorrean” entre ellos hasta la exasperación.

      La decisión aludida sobre los derechos de las audiencias estaría en todo caso apegada a  la Carta Mundial de Etica para periodistas, de la Federación Internacional de Periodistas. Toda persona tiene el Derecho Humano del acceso a la información y las ideas."La responsabilidad del periodista con el público, según esta Carta, tiene prioridad sobre cualquier otra, en particular hacia sus empleadores y las autoridades públicas". El periodismo debe "respetar la verdad de los hechos y el derecho del público a conocerla constituye el deber primordial del periodista". Aquí viene lo sustancial: "de acuerdo con este deber, el o la periodista defenderá, en todo momento, el doble principio de la libertad de investigar y de publicar con honestidad la información, la libertad de comentario, y de crítica, así como el derecho a comentar equitativamente y a criticar con lealtad. El/ella se asegurará de distinguir claramente la información de la opinión". Si se quiere, la información es la verdad de los hechos y, como se dice, en más de una ocasión res ipsa loquitur, "la cosa habla por sí misma". Es por este motivo que suceden varios tipos de asuntos: 1) el silencio sobre determinados hechos, que no se dan a conocer o que se conocen, como se dice, "a toro pasado", 2) la adulteración de los hechos o su fabricación, como la falsa fotografía sobre las "armas de destrucción masiva" de Irak, que nunca existieron (y lo reconoció el funcionario estadounidense que las mostró), o los atentados de "falsa bandera" (hechos por alguien para atribuirlos a otros), o 3) la simple acusación de mentiroso a quien presente determinados hechos, sin presentar quien acusa otros que estén plenamente probados, sino respaldados únicamente en una "firma", un "nombre" o, por qué no, una autoridad. Es para enfermar a cualquiera y provoca que mucha gente prefiera no informarse. Lo cierto es que, en la actualidad, llama la atención la cantidad de gente que opina sin tener la menor información, es decir, "la verdad de los hechos", o "vendiendo" información adulterada, distorsionada, descontextualizada, etcétera. sin contar con la cantidad igualmente sorprendente de gente metida a descifrar la "realidad" mediante rumores, chismes, intrigas, maniobras, especulaciones infinitas, etcétera.

     Al respecto, prosigue la Carta mencionada: "el o la periodista no informará sino sobre hechos de los cuales conozca el origen, no suprimirá informaciones esenciales y no falsificará documentos". Esto también es importante: "la noción de urgencia o inmediatez en la difusión de la información no prevalecerá sobre la verificación de los hechos, las fuentes y el ofrecimiento de una respuesta a las personas implicadas". Digamos que en vez de negarles la voz o descalificarlas de entrada. En la misma Carta, se consideran faltas profesionales graves: la distorsión mal intencionada, la calumnia, la maledicencia, la difamación y las acusaciones sin fundamentos. Aprovechemos para decir que en ocasiones, la periodista mexicana Anabel Hernández, ciertamente valiente, podría ahorrarse "lo que le contaron" sobre la cantante Lucha Villa , que no prueba mucho, o "lo que le dijeron" sobre el cantautor ya fallecido Joan Sebastian, que tampoco es sustancioso. Los meros dichos no bastan, como lo señaló la actriz Maribel Guardia: ¿fotos, vídeos, grabaciones, pruebas judiciales?

     La Carta de Munich, de 1971, indica que es obligación del periodista "respetar la verdad, cualesquiera sean las consecuencias". También es preciso "rectificar cualquier información que resulte inexacta". El periodista debe "abstenerse de recibir algún beneficio a causa de la publicación o supresión de información". Se agrega que "el periodista no puede ser obligado a realizar un acto profesional o expresar una opinión contraria a su creencia o su conciencia". Desde el momento en que impera la creencia de que no hay verdad, sino que "cada quien tiene la suya", "discrecional y subjetiva", y de que no estamos más que en una "conversación" -tolerándonos todos-, no hay "casa de la contradicción", y no se está lejos de escoger el criterio "de mercado", puesto que "cada quien tiene sus derechos y sus libertades": esta el de confundir la verdad de los hechos con el rating, es decir, lo verdadero con lo que reporta una ganancia al menor costo. Debe saberse que es la única verdad del sistema existente, aunque no coincida desde luego con la objetividad y la imparcialidad. No es que la gente que repite sin pensar no esté consciente de lo que hace: sucede que busca algún beneficio para sí. Dejamos el asunto con una de Joan Sebastian y Maribel Guardia (da click en el botón de reproducción).



domingo, 23 de enero de 2022

RUSIA: RESPONSABLE, ¿PERO A CONCIENCIA?

 Seguramente no haya nada más erróneo que creer en la crisis generada alrededor de Rusia que los protagonistas saben exactamente lo que hacen. Estados Unidos y sus "socios y aliados" (no deja de ser llamativa esta manera de hablar de "aliados" cuando no se está en guerra formal con nadie) calculan, pero no forzosamente piensan. La verdad es que todo revela la prevalencia de asuntos de negocios: si Rusia hace tal o cual cosa, "pagará un precio", o tendrá "fuertes costos" (antes al menos se decía: "sufrirá las consecuencias"). No es el caso de Rusia, que ha heredado el universalismo soviético y quiere paz, pero no parece entender con qué clase de gente tiene que vérselas, al pedir garantías que, formalmente al menos, no son todas exigibles. En rigor, las repúblicas ex soviéticas son libres de irse con el "socio y aliado" que mejor les plazca. Rusia no puede pedir que Bulgaria, Rumania o Ucrania decidan como los rusos prefieran. Es como si la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) le dijera a Rusia con quién puede aliarse o no en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que incluye también a Belarús, Armenia, Kazajistán, Tayiquistán y Kirguistán

     Dentro de Rusia, no faltan las imprudencias. El Partido Comunista de la Federación Rusa reclamó el reconocimiento de las "repúblicas populares" de Donestk y Lugánsk, en el Este ucraniano, pero sería el preámbulo a la anexión y contravendría en este sentido los Acuerdos de Minsk, a los que por lo pronto se ha aferrado Rusia. Ya ha sido bastante con el paso, atención, legítimo pero ilegal de la anexión de Crimea en 2014. En el fondo llega a aparecer por momentos cierto chovinismo panruso y la idea de resuscitar, a falta de ideología clara, reivindicaciones de siglos como la que hizo el presidente ruso Vladimir Putin sobre el "origen común" de rusos y ucranianos desde tiempos de la Rus de Kíev. El terreno no debería ser el de los vínculos "ancestrales". No debiera tratarse de seguir caminos como los propuestos por un Alexander Duguin, por ejemplo, y resuscitar en el Este y parte de la costa sur de Ucrania la "Nueva Rusia" de tiempos zaristas.

     En la Web con agencias de noticias y medios de comunicación masiva occidentales reina un clima irrespirable. Nadie, por ejemplo, sugiere que Ucrania haga el favor de cumplir con los Acuerdos de Minsk. Cualquiera repite hasta caer rendido que "la amenaza rusa" o que "Putin lo uno y lo otro" sin reparar en que hasta el momento el país que está siendo "invadido" -de armas y entrenadores militares provenientes del exterior - es Ucrania (90 toneladas desde Estados Unidos, más armamento desde los países del Báltico y del Reino Unido), mientras que Rusia no ha hecho más que ejercicios militares dentro de su país. A decir verdad, tal vez no se equivoque Serguei Lavrov, canciller ruso, cuando dice que Occidente practica algo así como un "kamasutra político": ensaya hasta las más extraordinarias posiciones contra Rusia. La suplantación de los valores por el cálculo y la geopolítica en la coyuntura hacen proyectar sobre Putin y los rusos lo que pudiera ser, en realidad, cierta dificultad de los occidentales (a quienes suele sumarse alegremente el primer ministro japonés de turno) para ver más allá de sus narices e intentar comprender lo que tienen enfrente, fuera del análisis costo/beneficio. Todas las "movidas” están contempladas en este kamasutra geopolítico.

    Los anuncios de Putin sobre la superioridad armamentística rusa desde 2018 no parecen ser blofeo, en particular en materia de armas hipersónicas, pese a que Occidente se ha hecho de la vista gorda, e incluso pese a lo que sugiere un militar ruso como Leonid Ivashov, en el sentido de que cualquier "juego nuclear" no conduciría más que al suicidio en el marco del START III. De todos modos, es poco probable que, más allá de recurrentes provocaciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), o de las que hay en el Donbás contra la población rusófona (hacia la región se han desplazado miles de efectivos ucranianos y milicias neonazis como las de Sector Derecho), con la eventualidad de lograr un casus belli ("motivo para la guerra"), Occidente le esté apostando a un conflicto armado de gran envergadura. El lapsus del presidente estadounidense Joseph Biden sobre una "incursión menor" rusa (que podría ser, llegado el caso, una provocación de las de "falsa bandera",como se las conoce) para imponerle a Rusia "costos severos" y "daños significativos", dice mucho: lo que se busca es imponer sanciones económicas y financieras, eventualmente con la creencia de que la Federación Rusa puede hacer implosión, el viejo sueño Demócrata desde la época del presidente estadounidense William Clinton. Y de paso, evitar que Rusia y la Unión Europea (UE) estrechen lazos.

     Países de la Unión Europea son los principales socios de Rusia, que les suministra petróleo y gas, lo que Estados Unidos pretende venderles a los europeos de ser necesario. Alemania, Italia y Francia están entre los principales proveedores de Rusia, mientras que Alemania y los Países Bajos son los que más le compran a Rusia, después de China. El 40 % del gas y el 26 % del petróleo importados por la UE provienen de la Federación Rusa. La UE ha mostrado que no tiene tanta prisa como Estados Unidos en cortar todos los lazos con los rusos. Lo que Washington, capital estadounidense, acaricia desde hace décadas, por lo menos desde la administración de Ronald Reagan, es sabotear cualquier acercamiento entre Rusia y la UE, antes Comunidad Económica Europea. Lo que está menos claro es lo que busca Rusia, si acaso todavía buscara separar a europeos de estadounidenses. En todos los casos, los europeos se juegan el pellejo sin mayor conciencia, al parecer: Estados Unidos Unidos pelea hasta el último europeo, y podría ser que más de un país de la UE sea blanco de Rusia. Un conflicto armado en Ucrania metería en aprietos a Europa, suponiéndose que alguien quiera tragarse este país en bancarrota y corrupto. Rusia no, de seguro. Lo único que Moscú, capital rusa, no tiene muchas ganas de ver es misiles a cinco minutos de casa desde territorio ucraniano, colocando en dificultades las defensas antiaéreas rusas.

     Más allá de los errores que pueda cometer Rusia al pedir lo que Occidente no puede darle, o al esperar saltarse también las leyes del capitalismo, llama la atención que los mismos occidentales no tengan capacidad de discernimiento, o parezcan no tenerla, salvo que se les aparezca el "costo" o el "precio a pagar": basta con ver un mapa, suponiendo que algún occidental lo haga, para observar quién amenaza a quién, en algo anhelado desde muy temprano en la época de la Guerra Fría, y bajo el supuesto de que ésta haya concluido en algún momento. Estados Unidos y sus "socios y aliados" de ninguna manera van a soltar lo mucho que han ganado. Al parecer, han estado esperando más, provocando al territorio ruso de Transnistría, colindante con Moldavia, y obligando a tratar de "sellar" la frontera del Asia Central ex soviética con Afganistán.

     Una de las cosas que puede hacer Rusia es dejar de lado su telecracia y ocuparse de restaurar una cohesión social que no va del todo bien, para limitar las posibilidades de implosión. Lo sucedido recientemente en Kazajistán no deja de ser una advertencia. Al mismo tiempo, si no hay indicios contundentes de que Ucrania no será utilizada de plataforma para agredir a Rusia, ésta puede volver a recurrir a lo legítimo pero ilegal e intervenir en el Donbás, o terminar por apuntar armas directamente a Ucrania. Es simpático ver cómo los estadounidenses arriesgan a otros para beneficio propio, trátese de europeos o ucranianos, en medio de la indiferencia de la población del mismo Occidente, incluso convencida de una supuesta invulnerabilidad.

     La propuesta rusa es sencilla, aunque los occidentales no respetan ni el Derecho: o por la ley, porque no hay ninguna y Estados Unidos y sus "socios aliados" desconocen las existentes, o por la fuerza, con múltiples opciones entre las cuales no hay que descartar sorpresas. Rusia no está socialmente de lo mejor, pero tiene para ser autosuficiente, en particular en materia de industria militar, En caso de "sanciones del infierno", Rusia puede absorberlas: cuenta con grandes reservas (las cuartas del mundo) y no depende de inversiones estadounidenses, al estarse deshaciendo desde hace varios años de Bonos del Tesoro estadounidense. La apuesta de que dichas sanciones pudieran debilitar en extremo a Putin no es obvia. Lo que sí puede suceder es alguna fuga de capitales por la cual haya menos estorbos de oligarcas.

     La verdad sea dicha, los occidentales se creen muy ingeniosos: están jugando a "cara, yo gano; cruz, tu pierdes". Pero las fisuras se pueden entrever cuando hablan de "incursión menor", cuando ofrecen "garantías por escrito pero secretas, por favor" o cuando, la verdad sea dicha, no pelearán mayormente sino hasta el último neonazi ucraniano. Queda más ingenio: el de los latinoamericanos que creen que el pleito es con China, apreciando al "tamaño", cuando desde que era vicepresidente Biden lo anunció con Rusia. Si no hay ley posible, se estará más cerca de llegar a las manos. Rusia está haciendo lo que puede con responsabilidad, aunque no equivalga a hacerlas siempre a conciencia. Tal vez haya llegado a su límite el tiempo de los sacrificios, y tampoco se los puede pedir a buena parte de la población rusa para salvar a unos cuantos y su telecracia.Queda el cantante georgiano Vajtang Kikabidze (da click en el botón de reproducción). Con playita del Indico.




 


jueves, 20 de enero de 2022

MÉXICO: ¿LINCHAR NO ES COBARDÍA?

 En sociedades como la mexicana no importa mucho descubrir alguna verdad, sino plegarse a la verdad del poder, que se confunde con la objetiva, La verdad del poder quiso hace mucho que fuera condenado Luis Echeverría, presidente de México entre 1970 y 1976. La periodista Angeles Magdaleno ha dicho recientemente que las tendencias izquierdistas (digamos que hasta donde llegaban a serlo) de Echeverría no eran del agrado de Estados Unidos ni, en particular, de la Central de Inteligencia Americana (CIA), en cuya nómina nunca estuvo el mandatario, aunque le diera información. Tampoco eran del agrado de la clase empresarial mexicana.

    Un recuento reciente del periódico mexicano Excélsior, ahora que Echeverría cumplió 100 años, dice lo siguiente:  "Echeverría afirmó más de una vez que el Movimiento Estudiantil era un caso de la administración local del Departamento del Distrito Federal y que la incursión del ejército era responsabilidad del comandante en jefe, que constitucionalmente es el Ejecutivo federal". Gracias a la apertura de archivos es posible saber, sobre todo con la investigación de Angeles Magdaleno, que el problema estudiantil de 1968 que desembocó en los hechos del 2 de octubre no tuvo como protagonista importante a Echeverría, sino justamente a fuerzas ligadas al ejército (en todo caso al Estado Mayor presidencial) y al regente del Distrito Federal, Alfonso Corona del Rosal. Fue también desde el Departamento del Distrito Federal luego a cargo de Alfonso Martínez Domínguez que en 1971, cuando tuvieron lugar los hechos del 10 de junio, se pagaba al grupo paramilitar conocido como "Los Halcones". Martínez Domínguez fue destituído por Echeverría por los sucesos.

     Para Angeles Magdaleno, en el 68 mexicano se montó un operativo "desde la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sumado a algunos elementos del Estado Mayor Presidencial ", a lo que hay que agregar la mano de la CIA. Martínez Domínguez fue dirigente de la CNOP. A la sombra de esta "corporación" del PRI se creó un grupo paramilitar que operó durante la década de los '60 y por lo menos hasta 1971. En términos de deslinde de responsabilidades, Echeverría tuvo razón. Lo que no parece haber querido es entrar en detalles para no romper la disciplina partidaria, puesto que en 1968 y en 1971 se trató en buena medida de lucha de facciones dentro del PRI, que como buen partido populista podía incluir corrientes tanto de izquierda como de derecha y muy anticomunistas.En esta perspectiva, Echeverría seguramente buscó guardar "equilibrios" exactamente con el mismo espíritu que lo hace hoy por ejemplo la universidad pública.

      En la actualidad están dificultadas las entradas a la Web en las cuales se puede reconstituir lo acontecido, y además ver que Ignacio Carrillo Prieto, encargado de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), durante el sexenio de Vicente Fox, se dedicó más a fabricar culpables que a atender una verdadera investigación, al grado de querer inventarle a Echeverría el cargo de "genocidio". Angeles Magdaleno ha detallado recientemente el ambiente en el que tuvo que trabajar dicha fiscalía, con culpables a cargo de investigaciones, líderes del 68 con frecuencia en pésimos papeles y encima una visión errónea de las guerrillas durante la "guerra sucia" de los '70, ya que no estuvieron exentas de crímenes injustificables.

       No cabe duda que el gobierno de Echeverría jugó rudo contra las guerrillas, en particular con la llamada "Brigada Blanca"(Brigada Especial Antiguerrillas), aunque fue creada en 1976. La dureza y el trato al margen de la ley se fortalecieron a raíz de la muerte del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, en 1973, en medio de un secuestro orquestado por la ultraizquierdista Liga Comunista 23 de Septiembre; Garza Sada habría muerto de un disparo de su chófer, con la orden de no dejarlo caer vivo. La versión de que Echeverría fue el "asesino" (en el sentido de "autor intelectual") fue manejada muy pronto por la clase empresarial y retomada más tarde por alguien como el "periodista" Jorge Fernández Menéndez: el gobierno mexicano habría sabido del secuestro tiempo antes y no habría hecho nada, aunque también se sabe que la actuación de las guerrillas no era muy predecible, sobre todo al depender de comites locales, y que, por lo demás. por algún motivo se perdió en la empresa de Garza Sada la información enviada por la Dirección Federal de Seguridad (DFS). No hay curiosamente ningún elemento -ni uno solo- en Nadie supo nada, el libro de Fernández Menéndez, que permita incriminar a Echeverría. Garza Sada acostumbraba por lo demás desplazarse armado y con escoltas. Fernández Menéndez se aventura a sugerir que Echeverría "dejó hacer" el crimen de Garza Sada, siendo en realidad que los secuestradores no querían matarlo. Y es más, Nadie supo nada sugiere una infiltración de los secuestradores por parte del temible súperpolicía Florentino Ventura, a través de Elías Orozco Salazar. Fernández Menéndez nunca se tomó la molestia de leer la versión de Orozco Salazar sobre distintos hechos, sino que preferió a delatores pagados y gente por el estilo.

     Hecho curioso, en el sitio de Memoria del actual gobierno de México sobre la Brigada Blanca aparece una credencial: la de Fernando de la Sota Rodalléguez, quien fuera agente de la CIA e involucrado en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia en 1994. También se deshicieron las supuestas “pruebas” del seductor de la patria para involucrar a Echeverría en el magnicidio.

     No se trata de hacerle un monumento a nadie, y es probable que se prolongue el ritual del poder contra Luis Echeverría, sin que importe en lo más mínimo la verdad, ya esclarecida, en buena medida gracias al trabajo acucioso de Angeles Magdaleno. Carece de sentido la comparación entre Echeverría y el actual gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, salvo que se trate de inculcarles miedo a la clase media y al empresariado. Los manejos económico y de política exterior, entre otros, son muy distintos, de lo que no parece darse cuenta en lo más mínimo alguien como el investigador Roger Bartra.

     Queda el asunto de que seguramente el historiador Pedro Salmerón se equivocó al llamar "valientes" a los miembros de la Liga 23 de septiembre; no porque se tratara de un asunto de "valentía" o "cobardía", sino porque Salmerón se permitió la declaración como funcionario, a cargo del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INERHM), lo que no podía hacer. Tampoco tenía caso hacer de Garza Sada una gloria nacional: fue entre otras cosas opositor a los libros de texto en 1962 y presidente de la Cruzada Nacional Anticomunista, entre los asuntos que el ensayista Enrique Krauze omitió al exaltarlo luego del craso error de Salmerón. Como la verdad es lo de menos, Salmerón quedó al borde de un premio político del lópezobradorismo: una embajada, siendo que no tiene la menor experiencia diplomática. Y es que seguramente López Obrador sea de los que se creen lo que "se dice" sobre 1968 y otras cosas más. 

     En la actualidad hay elementos suficientes para reconstituir muchos hechos históricos, pero el grueso de los medios de comunicación masiva y más de un gobernante prefieren hilvanar a partir de lo que "se dice": para estar seguro de un "se dice" escribe por ejemplo Fernández Menéndez, sin reparar en relaciones de causa a efecto y correlacionando en cambio de todo y nada. Lo cierto es que, más allá de una presidencia con claroscuros, las pruebas exoneran a Luis Echeverría Alvarez de la mayor parte de lo que se le imputa. Tal vez la autodenominada "Cuarta Transformación" quiera encontrar más con sus “comisiones de verdad”: no deja de ser simpática la coincidencia entre sectores de la clase empresarial e izquierdistas para entrar al mismo ritual y deshacerse de tal modo de toda autoridad que no quede más que una libertad, la del poder. A seguir linchando, entonces, para lavarse las manos.(foto: Echeverría con María Esther Zuno de Echeverría)





martes, 18 de enero de 2022

KAZAJISTÁN: ¿ES LA ÚLTIMA, Y NOS VAMOS?

 Salvado por la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), el presidente Kassym-Jomart Tokayev parece seguir sin entender qué le ha venido pasando a Kazajistán: 11 ministros del gobierno anterior conservaron sus cargos, pero además se promovió al ex viceministro de Información, Askar Umarov, un hombre proturco que considera que los rusos son unos "alcohólicos colonialistas". Es que no es tan obvio: la OTSC ya se largó y no llegó con soldados rusos en estado de ebriedad.

      Tampoco queda claro si los occidentales realmente entienden lo que hacen. Se la pasaron lloriqueando por la salida estadounidense de Afganistán, o festejándola como "el imperio ya no puede", pero nadie se aseguró siquiera de que saliera de ese país hasta el último norteamericano. En Afganistán, se había dicho, fue instalada una fuerza del Estado Islámico (EI) difícil de estimar en número de hombres, pero destinada a desestabilizar el Asia Central ex soviética. Instalados en el norte afgano, miles de hombres fueron llevados al lugar desde Siria e Irak, y con colaboración turca y del M16 (Inteligencia) británico. Luego, se encontró el modo de hacer pasar gente del EI a la república ex soviética de Kirguistán, por lo demás miembro de la OTSC. Kirguistán está al lado de Kazajistán. Kirguistán había estado hace algún tiempo a punto de vivir una revuelta al estilo de la ocurrida recientemente en Kazajistán.

      En la ciudad kazaja de Almaty, antigua capital donde se concentraron los disturbios, los provocadores fueron coordinados por un mando integrado por estadounidenses, británicos, turcos e israelíes. Turquía ha promocionado al EI (EI-Khorasan) al norte de Afganistán, con el involucramiento del grupo de extrema derecha turca Lobos Grises. Los turcos le venden armas a los kazajos y han empujado a que Kazajistán siga saliendo de la órbita rusa mediante el apoyo al cambio del alfabeto cirílico al latino, para facilitar la afinidad con Turquía. Es en Kazajistán que está por tener lugar el próximo cónclave de países turcófonos, el Consejo Turco. Turquía ya se había anotado un punto al empujar a Azerbaiyán, país ex soviético también turcófono, a la agresión contra los armenios en Nagorno-Karabaj.

     Los llamados "terroristas", con connivencias en el liderazgo kazajo, entraron en parte vía Kirguistán, donde abundan por cierto las organizaciones no gubernamentales (ONGs) turcas. Tan es así que, al momento de accionar la OTSC a pedido de Kazajistán, el presidente de Kirguistán, Sadyr Japarov, con verguenza por lo ocurrido prefirió que en el anuncio de la operación apareciera mejor el primer ministro. Cuando se dieron cuenta las autoridades de lo que estaba sucediendo, Kazajistán tuvo que cerrar cinco de sus siete pasos fronterizos con Kirguistán.

     El resultado de esta provocación, que forma parte entre otros de los planes de la corporación RAND (fianciada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos) para que Rusia "disperse sus fuerzas" en conflictos en lugares cercanos, fue de más de dos centenares de muertos y miles de detenidos, con las cifras de éstos oscilando entre cuatro mil y ocho mil.

     El "padre de la nación" kazaja, Nursultán Nazarbayev, puede decir que no hay "lucha por el poder", pero es probable ue sí haya "clanes" ligados a tal o cual figura, de tal modo que fueron desde parientes hasta allegados a Nazarbayev quienes les abrieron las puertas a los provocadores. El ex jefe de seguridad de Nazarbayev y mano derecha suya, Karim Massimov, ligado al presidente estadounidense Joseph Biden y su hijo, Hunter Biden, está ahora en la cárcel por traición, al haber protegido a los provocadores a través del Comité de Seguridad Nacional...del que estaba a cargo hasta hace poco el "padre de la nación". El sobrino de Nazarbayev, Samir Abish, fue visto lidereando a "barbudos" (no los hay entre los kazajos) durante los disturbios. En fin, qué bueno que no pase nada y que la basura parezca seguir acumulándose en el gobierno kazajo. He aquí un resumen del modo de actuar occidental (da click en el botón de reproducción)


 

domingo, 16 de enero de 2022

MÉXICO: NO POR MUCHO MADRUGAR

 Al principio de su gobierno, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), escogió a lo que se llamó pomposamente "el mejor gabinete de la Historia", en todo un afán de trascendencia por anticipado que llevó a manejar la campaña previa con la idea de "hacer Historia" ("Juntos haremos Historia"). No está de más volver a insistir en que ya no era el AMLO de 2006, que más bien prometía "honestidad valiente" y hacer conciencia de que "sólo el pueblo puede salvar al pueblo". El viraje de 2012 en adelante funcionó, y López Obrador se granjeó el apoyo de la clase media, curiosamente la que lo llevó al gobierno. Dos cosas sobresalen de entrada: el presidente mexicano hizo su trayectoria como "luchador social" o, si se prefiere, activista, sin mayor profesión. Por otra parte, ya en el gobierno no promovió a casi nadie de origen popular a cargos de importancia, dejándolos en buena medida a la conducción de clase media.

     Así las cosas, muchos cargos se dieron en la idea, políticamente válida, de hacer la alianza más amplia posible, lo que incluía en un principio a personas como el empresario Alfonso Romo, quien coordinó un programa bastante malo para el ganador de 2018. Al mismo tiempo, despuntó la faramalla al estilo Demócrata, de tal modo que había que equilibrar hombres y mujeres y jóvenes y viejos. Es probable que ésto se haya hecho sobre la base de recomendaciones y criterios ideológicos: la hija de mi comadre Bertha a la Secretaría del Trabajo, el hijo de mi compadre Lorenzo a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y la hija de mi compadre Pablo a la Secretaría de la Función Pública. En estas mismas circunstancias se burló la ley para nombrar a Francisco Paco Ignacio Taibo Mahojo (o Taibo II) para encabezar el Fondo de Cultura Económica. 

     En busca de dicha alianza se encontraron "nombres", como el de Olga Sánchez Cordero, quien ocupó la Secretaría de Gobernación sin saber nada del asunto, o Juan Ramón de la Fuente para la representación mexicana en Naciones Unidas, así se tratara de alguien sin experiencia diplomática. Alfonso Durazo, "chapulín" consagrado, no tenía experiencia en Seguridad Pública/Protección Ciudadana.  En la Secretaría de Educación Pública cayó otra "alianza", con Esteban Moctezuma. Tampoco tiene experiencia diplomática. De origen popular resultó prácticamente la única María Luisa Albores González, actual Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, hija de campesino, por lo demás conocedora de temas del campo, y alguno que otro indígena perdido por ahí (Adelfo Regino). En la actual Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez no da el ancho. Hay secretarios que parecieran haber sido victimas de algo así como desaparición forzada, como el de Turismo, Miguel Torruco, otra “alianza”, o el de Agricultura, Victor Villalobos.

     Por lo visto, se estaba, salvo excepciones, en la hora de las complacencias a la vez politiqueras y mercadotécnicas, aunque no todo el mundo lo haya hecho mal (Luisa María Alcalde al frente de la Secretaría del Trabajo, por ejemplo, se tomó la molestia de hacer todo un trabajo de equipo). Algunas cosas han seguido en el tenor de las alianzas, como el nombramiento de Tatiana Clouthier al frente de la Secretaría de Economía. 

     Es indudable que el actual gabinete no está para saquear al país, y no se le ha probado ningún acto de corrupción grave, salvo en la cabeza del pseudoperiodista Carlos Loret de Mola. El problema está en que, salvo excepciones, tampoco se le ha probado al gabinete ningún gran profesionalismo. Pasemos sobre la desastrosa conducción de la Secretaría de Cultura. La crisis sanitaria de la Covid 19 ha sido pésimamente mal llevada y, dejando de lado la actuación del subsecretario Hugo López-Gatell, carente de criterio propio, ojalá no haya que llegar a pensar que el único mérito del Secretario de Salud, Jorge Alcocer, una nulidad, sea el de haber fungido alguna vez como médico de cabecera de la extinta primera esposa de López Obrador. 

    Todo ocurre como si, de alguna manera, hubiera gobernado el "estado de opinión", el mismo que se apresta a inclinar la balanza por el canciller Marcelo Ebrard o por la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. No es mucho lo que puede hacer el presidente en algún otro sentido, trátese del actual Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, o de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, ambos con buenas trayectorias profesionales. El "estado de opinión" está buscando otra cosa, y desde mucho antes que se pueda evaluar el desempeño de cada uno.

     AMLO se ha dirigido en este marco en direcciones completamente contradictorias: consolidar a la nación en materias como petróleo y electricidad, o equilibrio regional (para no abrir más la brecha entre el norte y el sur del país), y al mismo tiempo seguir vendiendo a Estados Unidos soberanía, como con el TMEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá, de libre comercio) y el corredor transístmico. No queda claro si hay conciencia del grado de contradicción en el que se llega a estar, pero lo cierto es que, además, AMLO hace gala de la ignorancia típica del activista que cree que la causa justa dispensa de la superación personal: puede proponer una gran integración hemisférica con Estados Unidos para (dicho abiertamente) contrarrestar a China o, creyéndose tal vez que el mexicano es el "pueblo más politizado del mundo", comparar el cambio en México a la "caída de la Unión Soviética", entiéndase que en positivo (el asunto totalmente maniqueo del "pueblo contra el autoritarismo"). AMLO tiene una intuición certera, la de separar el Estado de los negocios, y al mismo tiempo la autosuficiencia de pedirle a la gente seguir el ejemplo de Jesucristo. Ideología, ninguna, y sí desde hace tiempo bastante pragmatismo, al grado de hacerlo todo y su contrario.

     Lo dicho puede dejar en tela de juicio la lucha contra la corrupción, lucha que no partió desde abajo, y que por lo demás suele hacerse fuerte en estructuras intermedias, como llega a mostrarlo el partido oficial, el Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa). La "austeridad republicana", cumplida muy arriba, no forzosamente es eficaz en otros niveles, al hacerse recortes por "partidas" y con frecuencia sin reparar en la problemática de la calidad del trabajo, que llega a ser suplantada por otros criterios (ser mujer, originario, afrodescendiente, etcétera...), aunque se haga bien en eliminar intermediarios. Dicho de otra manera, ni el trabajo ni la meritocracia son criterios de movilidad ascendente en la autodenominada "Cuarta Transformación", y por cierto que más de un izquierdista tiene una mala comprensión y además aversión a la misma meritocracia, que tiene que ver con hacer pasar el profesionalismo antes que la relación personal y la afinidad ideológica o "politiquera". 

     No se trata así de un proyecto claro en lo que entiende por "pueblo" y el "estado de opinión" sabe a qué empuja, mientras en su ignorancia López Obrador no ve hacia qué tratan de empujarlo: hacia el control de "las masas" vía consumo y adulación, y el acercamiento al estilo Demócrata estadounidense. Es realmente demasiado pronto para evaluar el alcance de ésto que rimbombantemente se autollamó "Cuarta Transformación": ni siquiera hay un deslinde eficaz del antiguo régimen (el fiscal general Alejandro Gertz Manero tampoco parece poder sacar adelante sus casos, al menos hasta ahora), el aparato de Justicia no ha probado sus cambios, aunque se impulsan, y se premian muchas veces posiciones políticas antes que el saber hacer (por cierto que el ex priísta Manuel Bartlett es una excepción, ya que hace mucho que viene trabajando y en equipo sobre cuestiones energéticas). Los ejemplos de incondicionales sin experiencia pueden seguir: Raquel Sosa Elízaga en las Universidades del Bienestar Benito Juárez García, tratando a profesores como dueña de hacienda; "luchadores sociales" como Leopoldo de Gyves para una embajada tan problemática como la de Venezuela, y además sin ninguna formación de diplomático; los Concheiro en cargos, con uno de ellos (Luciano Concheiro) ostentando en Educación Pública falsas medallas de "luchador por la causa" como "sobreviviente de la masacre del 2 de octubre" (¿fue para efectos curriculares?); Pablo Gómez en algo delicado como la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF)...Trascendencias aparte, el balance se perfila con luces y sombras, al igual que el de López Obrador como jefe de gobierno de la Ciudad de México, y sin descartar una popularidad debida a un "pensamiento mágico" ciertamente no ausente de México, como lo ha sugerido -hay que saber escuchar- Jorge G. Castañeda. La herencia priísta no ha desaparecido, aunque al mismo tiempo se ha avanzado en tratar -tratar- de limitar las causas objetivas de corrupción, como las pirámides de intermediarios ya mencionados. Habrá que ver cómo se resuelve finalmente esta contradicción.




jueves, 13 de enero de 2022

KAZAJISTÁN: SALVAR AL SOLDADO TOKAYEV

 Salvo indicación contraria de última hora, las fuerzas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) están por retirarse de Kazajistán. Intervinieron a pedido del gobierno de este país, sin excluir que se haya tratado de garantizar la seguridad de algunas instalaciones rusas: el cosmódromo de Baikonur, alguna vez corazón del programa espacial ruso y aún utilizado, pero que estaría por ser remplazado por el Cosmódromo de Extremo Oriente, por entrar en operaciones; y el lugar de pruebas de misiles antibalísticos Sary Shagan, de acceso prohibido hasta el año 2005.

     Como lo hizo notar Inna Afinogenova en Russia Today en español, la OTSC no intervino para proteger a un gobierno especialmente pro-ruso. Kazajistán no ha estado exento de demostraciones contra los rusos en el lugar, creando emigración entre éstos (han pasado de ser el 38 % de la población local hace algunos años al 18 %), y el país centroasiático se propuso recientemente cambiar el uso del alfabeto cirílico por el latino. Toda una campaña contra el supuesto "colonialismo ruso" ha estado en marcha, pero hay más. Hay todo un programa antisoviético, al grado de que se han estado erigiendo por ejemplo monumentos a Mustafá Shokay, kazajo que colaboró con los nazis, para crear una "Legión del Turkestán", y fue ideólogo de la "autonomía del Turkestán". Shokay murió en Berlín durante la última guerra mundial. Pasemos sobre los elogios a los kazajos que colaboraron (como Aliján Bukeijanov) con los rusos blancos como Alexander Kolchak durante la Guerra Civil, en la cual 14 países se lanzaron contra el naciente poder soviético. Tal vez la glorificación de Kolchak en películas no sea un secreto para los rusos, que lo hacen. Pero ya es demasiado llegar a los monumentos a colaboradores con el nazismo.

      Nada de ésto le estorba a Occidente. Cabe señalar que Kazajistán ya ha hecho maniobras conjuntas con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), anuales (Steppe Eagle). Kazajistán ha creado en su suelo laboratorios biológicos con participación estadounidense. El Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) ha metido bastante dinero en lo que se supone debe ser "la sociedad civil" kazaja. Tal vez haya que agregarle el riesgo de unos 600 kazajos miembros del Estado Islámico, creado por Estados Unidos y sus "socios y aliados", como estila decirse. El Comité de Seguridad Nacional kazajo ha rechazado numerosas solicitudes para prohibir el salafismo y el entrenamiento de predicadores en países como Arabia Saudita. El gobierno kazajo habló de 20 mil terroristas recientemente en acción: si fuera el caso, no queda claro cómo los dejaron crecer a tal grado. Tanto, que desde el gobierno se les abrieron las puertas por ejemplo del aeropuerto de Almaty para tomarlo. Se sabe que se hizo con anuencia de antiguos miembros del equipo del sempiterno líder Nursultán Nazarbayev, y lo que es peor, así se les habría dado a los criminales incluso campos de entrenamiento.

     Capaz de acercarse a Estados Unidos, de maniobras con la OTAN, de enviar estudiantes por miles a territorio estadounidense y de "des-rusificar" el país y "des-comunizarlo", la oligarquía compradora kazaja no ha conseguido evitar poner en peligro la paz social: los multimillonarios se multiplican y viven aparte del resto de la sociedad, como lo muestra la geografía de Almaty, la antigua capital.

     Hablando contra el ex presidente Nazarbayev, el nuevo presidente kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, acusó a una "casta de ricos" de crear problemas en Kazajistán. No todos los que salieron a protestar eran "terroristas", y más bien pareciera que se quiso aprovechar el descontento popular -que no es nuevo- para armar una provocación de gran envergadura y sembrar el caos para romper un precario equilibrio de fuerzas. Como se dice en el box, a Tokayev lo "salvó la campana". Queda por saber si se podrán separar ciertas fuerzas económicas (oligarquía compradora y capital extranjero) de los intereses propios del Estado y su sobrevivencia, que no pasa por elogiar a gente como Shokay e inventarse "genocidios" inexistentes, como el supuesto "Holodomor" kazajo. ¿Alguien ha criticado a Kazajistán por apología del nazismo?¿O a Ucrania, desde donde estuvo operando parte del reciente golpe el oligarca kazajo Mujtar Ablyazov?¿O a los países del Báltico? Todos estos países no merecen mayor ayuda, y es de esperar que en la Federación Rusa se termine de comprender a qué conduce ceder y ceder a chantajes, en todos los terrenos. (click en el botón de reproducción para el descanso).



lunes, 10 de enero de 2022

ACÁ ENTRE NOS...

 En la actualidad, no es difícil saber que muchos en Rusia están dispuestos a lo que sea, o casi, para estar en la carrera por el dinero, sobre todo en las grandes ciudades. "Lo que sea" suele pasar por escupirle a todo lo que sea pasado soviético, confundiéndolo con el socialismo en general. "Lo que sea" incluye hacerle fraude al Partido Comunista de la Federación Rusa, incluso a costa de un pacto no dicho de respeto mutuo entre esta agrupación y el oficialismo. "Lo que sea" comprende también estar destruyendo modos de vida comunitarios fuertemente arraigados, como lo muestra el breve documental de aquí abajo sobre Buriatia, aunque esos modos de vida sean limitados y no del todo idealizables.

     Los rusos no saben dónde están parados. Una de las cosas más penosas es oír a rusos en el exterior decir de sus compatriotas: "los rusos son de doble cara". No es que no sea así, pero no es válido para el conjunto de la población, pese a que, como en Ucrania por cierto, no falta gente honesta y cálida, así sea la excepción, para constatar que las personas de hoy no se caracterizan precisamente por la lealtad ni por la bondad ni la capacidad de salir del egoísmo. Probablemente no sea nuevo que haya rusos "de doble cara": ésto se fue formando a la par de la burocratización creciente desde los años '30 y luego con un estilo a la vez clasemediero y feudal. Este "feudalismo" se reprodujo con la burocratización del partido oficial y del Estado: supuso la formación de "clientelas", el uso de la lisonja o zalamería, la personalización del poder y la disposición a darse la vuelta contra el encumbrado de caer éste en desgracia. No es propio del sovietismo: es algo que ha abundado en el antiguo tercermundismo y en regímenes nacionalistas-revolucionarios como el antiguo mexicano. Así las cosas, no han faltado los soviéticos que han sabido acomodarse en el exterior de manera formidable: criticando la "doble cara" y usándola al mismo tiempo, o cayendo en ella con alguna forma de cinismo. 

     Se pueden ver algunas trayectorias de lo más extrañas: un antiguo profesor de marxismo-leninismo como Guennadi Burbulis yendo a parar en el gobierno del presidente ruso Boris Yeltsin en los años '90, gobierno repleto de agentes de la Central de Inteligencia Americana (CIA), para declarar tiempo después que Rusia padece un "síndrome imperial". Se puede también haber aprendido a Lenin en ciencias políticas en una universidad moscovita y presumirlo, y caer luego incluso en el peor estilo de la corrupción a la mexicana, el de deseársela al prójimo -alcahuetería de por medio- luego de instalarse en parte en ella, de tal modo que a nadie se le ocurra "no entrarle" y convertirse en testigo incómodo. Para algo está el olor a santidad de ciertos lazos familiares. En estas mismas condiciones, a un ex soviético puede resultarle incomprensible el interés genuino de un extranjero por la Unión Soviética y por Rusia hasta la actualidad: es de imaginarse que para esta gente sólo es posible por alguna supuesta "doble cara" que en el fondo busque alguna ventaja o ganancia. !Pobrecitas rusas! Así pues, en una época se cita a Lenin y en otra se actúa por el pragmatismo que dicta que "todos tienen intereses", entendiendo por ello que todos andan a la caza de ganancia o ventaja. Las lealtades se destruyen, y más de uno se adapta a todo siguiendo curiosos personalismos como forma de orientarse. Un poco de lisonja y ya está perdida la cabeza, más si no se distingue entre zalamería y admiración.

 Como Cuba, la Unión Soviética terminó en cierta medida en una fábrica de cínicos, al menos en los estratos intermedios y en los advenedizos, pese a la diferencia de la segunda con la primera: los rusos saben trabajar muy bien y conocen más de civismo que los cubanos, constructores del socialismo de Estado en las condiciones del subdesarrollo.

     Perdido el sustrato popular existente más o menos hasta 1953, se impuso a lo "comunal" esa mezcla burocrática de clasemediero y "barón feudal", al grado de que, hasta hace algún tiempo, como desde Cuba cayeron desde la ex Unión Soviética cualquier cantidad de mujeres dispuestas a cualquier cosa con tal de ascender socialmente y salir no de la miseria, pero sí de las penurias. Puede llamar la atención lo abierto del cinismo y el desparpajo y, en algunos casos, la disposición a contar cualquier mentira sabiéndose adaptar al poder, diciéndole lo que espera oír y esperando el favor otorgado por el mismo para beneficio propio. No es generalizado, pero es lo que ha hecho más de uno: cantarle al occidental una canción a su gusto en espera de que el mimetismo sea recompensado con algo para beneficio propio, y en esta actitud está la "doble cara", que no impide ni siquiera la humillación posterior al extranjero, ofendiéndolo - no puede faltar- y tirándolo a la cuneta si es necesario. Más de una cubana o de una ucraniana han hecho escuela. No hace falta mucho para enterarse de cómo se fue montando este tipo de personalidad hasta hacerse del poder en 1956, y consagrarse con un golpe oligárquico en 1991. Es de suponer con todo que los rusos esperan amigos leales, no lisonjas para utilizarlos para maniobrar.

     La última votación presidencial para Vladimir Putin muestra que los rusos seguramente podrían responder como un solo hombre a las provocaciones occidentales, aún sin entender nada de por qué Occidente se lanza contra ellos "si ya no hay Guerra Fría" (¿han interiorizado la falsa creencia de que eran una "amenaza para Occidente"?) y si ya se ha adoptado el capitalismo, aunque no se entienda que "aún entre perros hay razas" y que Estados Unidos se cree superior. Es infantil: si nos portamos bien, nos van a tratar de maravilla. El economista de Chicago Milton Friedman decía que nadie recibe una comida gratis. Hay quien dice también que uno no se sienta a comer con el diablo, ni siquiera con una cuchara larga. Pero después de todo lo visto en décadas en el comportamiento de la gente del socialismo de Estado y sus secuelas, es de esperar al menos que hayan sobrevivido el trabajo arduo y el ánimo de superación personal, y el civismo, a lo que podría agregarse tal vez ahora una progresiva institucionalización de la sociedad. De la mezcla de espíritu clasemediero y feudal, tan bien conocida por lo demás por los latinoamericanos, tal vez no quepa más que lamentarse y finalmente fastidiarse. Los seguidores del muy vitalicio líder chino Xi Jinping tal vez no entiendan que pueden poner sus barbas a remojar, en vez de esperar a que los rusos les saquen las castañas del fuego. Es que se está hablando de hábitos de "doble cara", que más de un conocedor del socialismo chino ha sabido detectar . El problema no está forzosamente en los liderazgos, sino en las ambiciones de los estratos intermedios de la población, que en el socialismo de Estado pelean a muerte por el estatus. Es lo que sucede cuando se promueve ya no a los trabajadores, sino a una masa más o menos amorfa disfrazada de “todo el pueblo”. Hay gente incluso admirable que puede volverse irreconocible de acomodaticia, sin perder la costumbre de tratar al otro como a un insecto que se aplasta (dicho sea de paso, nacionalidades ex soviéticas como la armenia y la bielorrusa no son así). Tampoco queda claro si los rusos entienden quiénes son sus amistades; los sovieticos se equivocaron en más de una ocasión con tercermundistas prometiéndoles la revolución a la vuelta de la esquina. En todo caso, ya han nacido las buriatas que olvidaron quiénes fueron (hay que ver Urga, el magnífico filme de Nikita Mijalkov), pero por suerte hay modo de saber lo que ocurre en la Federación Rusa ( da click en el botón de reproducción), en el lugar del que para ignorancia de todos salieron alguna vez quienes habrían de poblar el continente americano.

    

    


 

domingo, 9 de enero de 2022

KAZAJISTÁN: BORAT EN ACCIÓN

 Estados Unidos se tomó los sucesos de Kazajistán, en Asia Central, con toda calma, limitándose a decir generalidades. Los había previsto desde diciembre.Si se observa bien, pese a la intervención militar de la OTSC (Organización para el Tratado de Seguridad Colectiva), en la que participa Rusia, en lo inmediato este país no fue amenazado de nada, ni de más sanciones. Kazajistán tiene fuertes vínculos a la vez con Rusia -hay muchos rusos que habitan en el país centroasiático, tres millones sobre un total de 19 millones de habitantes- y con China. Meterse brusca y visiblemente era cohesionar a rusos y chinos, y por si no quedara todavía claro, a reserva de lo que ocurra en el largo plazo Estados Unidos no calcula abrir los dos frentes a la vez.

     Y es que, además, el hasta hace poco líder kazajo desde 1991, Nursultán Nazarbayev, ex primer ministro del Kazajistán sovietico y ex primer secretario del partido comunista de Kazajistán, se encargó de tener tan buenas relaciones con Estados Unidos que enviaba anualmente a miles de estudiantes (cinco mil) a estudiar en este país. 

     No hay casi país de entre las ex repúblicas soviéticas que logre ahorrarse el culto a la personalidad del burócrata ex comunista de turno, al grado que Astaná, la nueva capital de Kazajistán, fue rebautizada Nur-Sultán, y en algo de mal gusto, el partido de Nazarbayev fue llamado Nur- Otan, aunque quiera decir “ luz de la patria”. Nazarbayev tuvo por 30 millones de dólares como asesor al ex primer ministro británico Anthony Blair.

     El Asia Central ex soviética, al igual que parte del Caúcaso (notoriamente Azerbaiyán), se precipitaron en un doble movimiento: de "americanización" y refeudalización, hasta donde la Unión Soviética habría logrado erradicar los arcaismos de estos países. No es tan seguro, puesto que eran el epicentro de escándalos de corrupción en la época soviética de Leonid Brezhnev, y Azerbaiyán ya tenía cierta fama por sus mafias, algo que curiosamente no incomodaba demasiado a los soviéticos, a juzgar por su amor a la película "El brazo de brillantes". En Kazajistán habían ocurrido disturbios  en 1986 cuando el líder soviético Mijaíl Gorbachov quiso erradicar la corrupción del partido comunista local, que encabezaba el muy popular Dinmujamed Kunaev, gran amigo de Brezhnev. En los disturbios recientes se tenía en la mira la congregación en el monumento Jeltoksan y en el monumento al Holodomor kazajo, de Almaty, ambos de carácter ultranacionalista y antisoviético y basados en mentiras.

     Apenas se salvaron del culto a la personalidad Armenia y Georgia, y a Estados Unidos no le incomodó de ninguna manera tratar con los ex burócratas del partido enriquecidos Aliyev, Karimov o Nazarbayev. A ver a qué hora terminan de contar cualquier cosa: si Estados Unidos trató con un Nazarbayev, en el gobierno de 1991 a 2019, también lo hizo en Azerbaiyán con la dinastía Heydar e Ilham Aliyev, padre e hijo, habiendo gobernado papá Heydar de 1969 a 1982, en plena época soviética, para repetir de 1998 a 2003 e irse a morir en Cleveland, Ohio, en Estados Unidos, mientras hijito Ilham se perpetúa de 2003 hasta hoy. Ningún problema: la mejor estación de la Central de Inteligencia Americana (CIA) por el rumbo, y capaz de inmiscuirse en golpes contra el presidente estadounidense Donald Trump, está en la capital azerí, Bakú. Suman 13 años de papá soviético más cinco años de papá antisoviético, 18, más 18 del hijo, totalizando 36 sin que nadie hable de "autocracia" ni de "autoritarismo" ni del exhuberante culto a la personalidad de Heydar Aliyev. El uzbeko Islam Karimov fue presidente de "su" país en tiempos soviéticos, de 1986 a 1991, y luego en tiempos antisoviéticos, de 1990 a 2016, desligándose de Rusia (Uzbekistán no es parte de la OTSC).

     Más que en Rusia, los burócratas centroasiáticos del partido dejaron crecer a oligarcas que acabaron ligados al crimen. A Rusia le ocurrió (baste recordar al nefasto Boris Berezovski), pero en buena medida los metió en cintura. A Kazajistán se le escapó uno a delinquir en Francia. Mujtar Ablyazov malversó fondos por siete mil millones de dólares e hizo transferencias de dinero a Estados Unidos gracias a la hermana de aquél, que reside en Fairfax, Virginia. El esquema de lavado de Ablyazov incluía 110 empresas, en Chipre, las Seychelles, las islas Vírgenes y lugares por el estilo. Huyendo de Kazajistán, Ablyazov llegó a Inglaterra y luego a Francia para terminar de "refugiado político" y creando "organismos defensores de los Derechos Humanos" como Open Dialog. Todo viene a cuento porque los disturbios recientes en Kazajistán tenían un número de centro de coordinación en Kíev, capital ucraniana, y en este lugar se encontró a Ablyazov, quien salió al aire en un canal local a llamar al derrocamiento del gobierno kazajo. El lema fue "Shal! ket!", o "!viejo, vete!", en alusión a Nazarbayev, pese a que ya no es presidente. Es Kassym-Jomart Tokayev. Ya entrados a volver a costumbres locales, en las protestas se reivindicó la poligamia y el nacionalismo, contra los rusos.

      Hay dos ingredientes más en los disturbios que deben ser mencionados, más allá del hecho de que se habló de disputas entre "clanes" por el poder, lo que ya ha sucedido en otras ex repúblicas soviéticas de Asia Central, como Kirguistán y Tayikistán:

     -Algunos policías fueron degollados. Esto se interpretó como un mensaje del islamismo y de terroristas eventualmente procedentes de Afganistán. El islam es la religión predominante en Kazajistán.

     Por otra parte, hay empresas estadounidenses como Chevron y Exxon trabajando en Kazajistán, con el control del yacimiento de petróleo más importante (Tengiz) y del oleoducto del Caspio. Las protestas por el alza del precio del gas, retirada, arrancaron en el suroeste del país, justo donde están dichas transnacionales (Janaozen, Aktau, en Mangystau).

     En vísperas de encuentros entre Rusia y Occidente para pedirle al segundo que deje de acercarse de manera ofensiva a territorio ruso, por lo visto no se quiso envenenar más el ambiente con denuncias directas contra los involucrados desde el exterior en disturbios que cobraron una forma muy violenta en la antigua capital kazaja, Almaty, ubicada al sureste del país y muy cerca de China. No está de más señalar que en varias de la ex repúblicas soviéticas Estados Unidos -el primer país en reconocer la independencia kazaja en 1991- ya ha ganado el pulso, como ha sucedido en Azerbaiyán, pero también en Ucrania, desde luego, en los países del Báltico y en Georgia. Hace poco, la "revolución de colores" estuvo cerca de repetirse en Belarús, donde Alexander Lukashenko había estado haciendo piruetas algo parecidas a las de Nazarbayev. Cada quien deberá hacer su parte de reflexión, si es posible: Estados Unidos podría estarse equivocando sobre la naturaleza del actual régimen ruso o del bielorruso, como los ex soviéticos no tienen ni la menor idea de cómo se las gasta el imperialismo. Más de uno añora lo que era gratis en la época soviética, y otros creen que meterse en la boca del capitalismo no tiene consecuencias, en lo que Belarús, a diferencia de Rusia, es una excepción. Es de señalarse porque la siguiente es la visión que un estadounidense tiene de un kazajo, y no es broma, puesto que se promocionó la película "Borat" como "historia de un periodista de Kazajistán", donde la población tiende a tener rasgos turco-mongoles:



jueves, 6 de enero de 2022

UNA DURA BATALLA POR LA DEMOCRACIA, FOLKS

 Después de haberse robado las elecciones presidenciales, en parte gracias a que el Poder Judicial quiso evitar que el asunto pasara a mayores, Joseph Biden, el actual mandatario estadounidense, se lanzó a defender la democracia contra la "insurrección armada" contra el Capitolio el año pasado. Nunca existió tal "insurrección armada" ni, como lo dijo antes Biden, algún intento de "golpe de Estado". Tampoco hubo lo que Biden llamó una "carnicería". Es un poco extraño que un presidente estadounidense nada inocente utilice estos términos, ya que si en algo son expertos los gringos es en golpes de Estado, insurrecciones armadas a modo de provocación y "carnicerías". 

      Al parecer, se sigue tratando, con muchas complacencias y contubernios, de dejar definitivamente fuera de juego al hoy ex presidente Donald Trump, quien no anda tan desorientado, puesto que acusó a Biden de hacer teatro político. De hecho, fue en buena medida teatro lo que tuvo lugar en el Capitolio hace un año. Cabe recordar que fue Trump quien pidió a sus simpatizantes que salieran del lugar y llamó a la Guardia Nacional para detener el "evento", que tiene bastante de espectáculo interesante.

     Estados Unidos tiene unas 16 agencias encargadas de la seguridad nacional, bajo distintas formas. En el año 2001, ninguna fue capaz de detectar el supuesto desvío de aviones que tuvieron todo el tiempo de salirse de ruta para ir a estrellarse contra las Torres Gemelas en Nueva York, dejando de lado otro chiste, el del Pentágono. El año pasado, grupos extremistas de derecha habían expresado abiertamente en redes sociales su intención de "marchar sobre el Capitolio". Nadie detectó nada en redes, como si Estados Unidos no tuviera ciberseguridad, pero lo mejor es que nadie, tampoco, tomó ninguna medida de precaución. De la misma manera en que los supuestos aviones pasaron como Pedro por su casa, los vándalos lo hicieron en el Capitolio, luego de anunciarse desde un mes antes, según The Wall Street Journal, que se entera de más que 16 agencias de seguridad juntas. El policía retirado Theortis Jones dijo que "les permitieron hacer lo que hicieron"; la congresista Demócrata Zoe Logfren dice que la policía del Capitolio llamó a la Guardia Nacional, pero se sabe que es falso. Por lo demás, una vez recibida la llamada, en un principio el Pentágono rechazó la solicitud de enviar tropas al lugar. Dos días antes, según The Washington Post, el Pentágono había dado la orden de desarmar a dicha Guardia. Fue Trump quien consiguió que se moviera. Durante los hechos, ningún líder Demócrata llamó a resistir el "golpe de Estado" o "insurrección armada", ni Biden, ni los ex presidentes Barack Obama o William Clinton. 

     Por cierto: hay cámaras de seguridad en las calles aledañas al Capitolio. No impidieron que unos dos mil vándalos se lanzaran al Capitolio, y éso que se habla aquí de centenares de cámaras, colocadas después del 11/S. Dos días antes, la jefatura de policía del Capitolio pidió más hombres. Le fueron denegados, y hay que considerar que el Distrito de Columbia (DC), lugar de los hechos (Washington), es completamente Demócrata.

     Quienes le creen todo a Estados Unidos deberían preguntarse si no están en manos del equivalente del ejército soviético, que le permitió sin percatarse de nada al alemán Mathías Rust sobrevolar la Unión en una avioneta Cessna en 1987 hasta aterrizar ni más ni menos que en la Plaza Roja de la capital, Moscú (un vuelo de un piloto de 19 años a través de 750 kilómetros sin ser incomodado por nadie). Al menos que en Estados Unidos se trate de otra cosa. 

     Amigo de Clinton (y de Trump), el pedófilo y depredador sexual Jeffrey Epstein se suicidó. De la Unidad de Navy Seals que supuestamente mataron a Osama Bin Laden, 22 miembros de 25 murieron en lo que los propios medios occidentales llamaron "un supuesto accidente de helicóptero". Hay, claro está, más de un policía del Capitolio que se suicidó: para ser más exactos, hasta la fecha han sido cuatro, a uno de los cuales los Demócratas le agradecieron el haber "arriesgado su vida" seguramente que para salvar a la democracia, y luego desaparecer sin pena ni gloria. No importa mayormente: lo que le ocurre a Estados Unidos no es más que una serie de coincidencias desafortunadas, todo en medio de una lucha por el Bien. En cambio, lo que le ocurre a un país como Kazajistán se lo tiene bien ganado por "autocrático": deben respetarse los Derechos Humanos de quienes incendian edificios oficiales, vandalizan lo que encuentran a su paso y además deguellan policías.

   Por cierto, ¿por qué está probado que algunos policías del Capitolio se estuvieron tomando selfies con los intrusos?¿Y por qué está filmada toda la actuación del ex-marine y agente del FBI (Oficina Federal de Investigación) Ray Epps, incitando a tomar el Capitolio pese al rechazo de los seguidores de Trump? Nadie lo ha molestado, como tampoco a los hombres de capucha negra -también filmados- sembrados para vandalizar el Capitolio mientras los simpatizantes de Trump los increpan y les preguntan si son de Antifa. ¿Por qué no se ha investigado en lo más mínimo a los tres grupos (ScaffoldCommander, BlackSkiMask y el de Epps) que actuaron concertadamente para atraer a la gente de Trump hacia el Capitolio y armar la provocación?¿O se quiere acusar al grupo de extrema derecha Proud Boys infiltrado hasta en su liderazgo por el FBI? En fin, puede seguirse creyendo en que hay que unirse en torno al Bien. Feliz vanidad (da click en el botón de reproducción).



martes, 4 de enero de 2022

CUBA: CAMBIOS EN LA INSTITUCIONALIZACIÓN

 Parece que el asunto fue mal entendido. No es raro que el "hombre de vanguardia" revolucionario no sea en América Latina mayormente capaz de comprender la igualdad con la mujer, que está llamada a "ser solidaria" con el "compañero" en la batalla, asegurándole...la retaguardia, es decir, la vida doméstica, incluyendo la crianza de los hijos. A este especimen habría que reconocerle como "trabajo" este aseguramiento de la retaguardia, además de reconocerle el trabajo doméstico a la mujer que es cabeza de familia. El hecho es que pie de igualdad, no hay: mientras el uno está haciendo la revolución de tiempo completo, la otra "trabaja" para reproducir esta "fuerza de trabajo" desde la cocina, la cama, el cambio de pañales y la "enseñanza" a los vástagos de formas de socialización primaria.

      El Código de las Familias cubano no establece las cosas así, más allá de las concesiones que eran esperables y que se hicieron, con bombo y platillo, en buena medida a espaldas de la voluntad de la población, al no ser declarado el matrimonio como unión de un hombre y una mujer, sino "de dos personas" o "cónyuges", no se vaya a ofender la infumable Mariela Castro. Como sea, según el nuevo Código, el matrimonio no se concibe como la unión de un proveedor y una ama de casa, sino como una "vida común basada en el afecto, el amor y el respeto mutuo". Desde luego, hasta aquí cabe el respeto -o tal vez deba llamarse tolerancia- del proveedor por el ama de casa y viceversa, si bien despunta la conveniencia y el interés. El Código cubano va más allá, al establecer "la igualdad de derechos y deberes": podría interpretarse como derecho y deber de la mujer al trabajo productivo más allá del ámbito doméstico, y derecho y deber del hombre a intervenir en asuntos domésticos. El Código de las Familias habla explícitamente de "responsabilidades compartidas" (artículo 205), un espacio todavía para colarse si es que se malinterpreta como "división del trabajo", lo que no es exactamente lo mismo. Por cierto, de acuerdo con el texto cubano: "los cónyuges, conforme con su proyecto de vida en común, deben guardarse lealtad, asistirse y cuidarse en cualquier circunstancia y tratarse con consideración, comprensión y respeto", lo que seguramente excluye infidelidades de "su santidad revolucionaria" y, al final de la vida, el desprecio en un rincón al héroe de mil batallas ,a título de florero. El artículo 206 establece la corresponsabilidad en el cuidado familiar, no el hacerse servir a cambio de dinero. Así, de acuerdo con el mismo artículo, "ambos cónyuges" , no la señora de la casa, intervienen en la educación y la formación de los hijos, "participan de conjunto en el gobierno del hogar" y si es uno de los dos que sostiene al hogar, de todos modos (artículo 207) tiene el deber de cumplir con sus obligaciones en éste. El artículo 208 es claro: "ambos cónyuges tienen derecho a ejercer sus profesiones y oficios y a desempeñar su actividad laboral y social, están en el deber de prestarse recíprocamente ayuda para ello, y a no limitar el derecho del otro a emprender estudios y perfeccionar sus conocimientos y cumplir con los demás deberes sociales", que desde luego no consisten en celar al héroe ni en quitarle la palabra en sociedad. El mismo artículo 208 establece para ambos coordinarse para cumplir con los deberes que establece el código. En estas condiciones, no queda demasiado resquicio para el machismo al estilo latinoamericano, que no excluye el "gobierno matriarcal de la casa" que se quisiera para algunos hacer pasar por "trabajo". El Código de las Familias cubano reciente no parece destinado a perpetuar el clan con patriarca y matrona, y mucho menos en nombre de "la santidad revolucionaria" de la causa.

      Para las "señoras de la casa", en realidad el artículo 211 del Código señala: "los cónyuges deben de contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar, al de las hijas e hijos comunes, o los propios de cada uno de ellos, que forman parte de ese hogar común, en proporción a su capacidad económica", lo que supone que, de preferencia, ambos la tengan en mayor o menor grado, de tal forma que ya no haya "señora de la casa" que se justifique en nombre de la retaguardia doméstica al héroe. Por si fuera poco, según el artículo 212, "las ventajas y desventajas derivadas del vínculo matrimonial y de su disolución deben recaer por igual en ambos cónyuges", no en la extorsión al proveedor. Agrega el artículo 212: "en caso de que exista una división sexual de roles y funciones durante la convivencia de los cónyuges, esta no puede dar lugar a consecuencias económicas perjudiciales para ninguno de ellos" (nótese que no dice: "para uno de ellos", trátese en adelante de "El proveedor" o de "La señora de la casa").

      Está clara la diferencia entre este Código de las Familias en un país con socialismo de Estado, en vías de institucionalización (puesto que el líder del gobierno ya no podrá quedarse eternamente), y el arreglo matrimonial usual a la latinoamericana, con contrastes en los sectores populares, que combina el clan arcaico con el cálculo de interés aburguesado. Dicho Código aporta otras ventajas, como la de reconocer en los adultos mayores a importantes transmisores intergeneracionales (de tradiciones, pero también de cultura, educación, valores y afectos) y no simples figuras de poder por derecho de antiguedad; la insistencia en dar alimentos como obligación, en caso de ser necesario, y no como un favor o incluso una carga; la prohibición de autorizar matrimonios de adolescentes, e insistamos (artículo 4) "a la distribución equitativa del tiempo destinado al trabajo doméstico y de cuidado entre todos los miembros de la familia, sin sobrecarga para las mujeres", y a la protección del Estado, insistiéndose por lo demás en evitar toda forma de violencia, se esté o no de acuerdo en el "interés superior de los niños". 

     Para redondear, los cónyuges y la familia no están llamados a recibirlo todo de la sociedad por ser "santidades" y "nosotros los X", sino a contribuir con responsabilidad, entre otras cosas, al cumplimiento de deberes sociales, al respeto a la autoridad y a la solidaridad humana. Es de desear que todo lo anterior incluya a los vástagos de una cierta capa burocrática que vivió de otro modo por creer que "la santidad del héroe" era también una licencia para no tener ciertos valores ni cumplir con determinados deberes. ¿O es que nadie quiere a nadie? (da click en el botón de reproducción)





domingo, 2 de enero de 2022

COSAS BONITAS

 A raíz de la muerte de Stalin en 1953, de la derrota del llamado "grupo antipartido" y del XXavo Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), en 1956, con Nikita Jrushchov a la cabeza, se esquivaron las reformas antiburocráticas que se intentaban hacer desde el año 1936, si no es que incluso desde antes. Se impuso el arribismo sobre el profesionalismo en el manejo de los asuntos del Estado, o como hubiera dicho Lenin, "su santidad" sobre la eficiencia. A veces hay quien cree que estar en la "causa justa" dispensa de profesionalismo, esfuerzo, trabajo y dedicación, pero en cambio da las licencias de la "santidad". Basta con ser un santurrón, y de hecho es así que quiso presentarse Jrushchov. La batalla estaba perdida. Las palabras decían bastante: la Unión Soviética dejó de ser el país del proletariado -y por ende, de los trabajadores- para ser el país "de todo el pueblo", entiéndase que de la masa. No pasaría entonces demasiado tiempo antes de que los soviéticos dejaran de interesarse por el pueblo, despreciándolo, para sentirse atraídos por todos los fenómenos de masas.

      La Unión Soviética se vió presa desde 1945 de un efecto de pinza: por un lado, muchos dirigentes perdieron el piso a raíz de la victoria sobre el nazi-fascismo, y al mismo tiempo ésto se produjo en un país en ruinas, con una población diezmada por la guerra. Sucesor de un Jrushchov que no duró mucho en el liderazgo, Leonid Brézhnev encarnó lo que no podía ser sino el resultado de la pinza descrita: el estancamiento. Un país no se saca de la ruina con "santidad".

     En el estancamiento descrito se abandonó el pasado y las cosas quedaron en la inercia. Permaneció una base comunal del socialismo de Estado entre los campesinos, en la medida en que hasta los años '60 la Unión Soviética fue un país predominantemente rural. Esta base influyó en la cultura, comunal también, de los obreros migrados a las ciudades. A la par, con la progresiva urbanización aparecieron una burocracia no desdeñable y, ligada a ésta, un marcado espíritu "pequeño-burgués" o clasemediero, si se prefiere. Sin mayor capitalismo como antecedente, este espíritu recuperó rasgos feudales como modo de diferenciarse de los trabajadores. Las tres cosas se pueden percibir hasta hoy en Rusia, pero también en Ucrania: la creencia de que estar detrás de un escritorio o lo que se le parezca autoriza a la arrogancia y a lo que Alexander Zinoviev, un antiguo disidente soviético, caracterizaba como tendencia a "humillar al prójimo como se aplasta a un insecto"; la lucha a muerte clasemediera por el estatus social y el desprecio por el pueblo, que es el dirigido y no el que dirige; y el civismo, el trabajo y la bondad y apoyo mutuo en los estratos más bajos, para lo que basta con visitar un mercado popular. Se sumó una oligarquía aparatosa pero minoritaria. Rusia no es ningún monolito, y en el presidente ruso Vladimir Putin y su equipo operan todas estas tendencias en bastante desorden: desde gestos y arranques feudales, incluida la idealización del zarismo, y rasgos soviéticos como los descritos (en algunos casos con un gran sentido de la responsabilidad), hasta la admiración por vaguedades como "el mercado" e inercias ahora tecnocráticas. En este sentido, carece por completo de sentido ver en Putin a un autócrata o supuesto nuevo zar. Insistamos: hay de resabios feudales reciclados por el dinero que "compra cultura", capitalismo salvaje, sovietismo, burocratismo y espíritu de clase media más bien deleznable. Las cosas pueden variar según las regiones y si se trata de áreas urbanas o rurales. Los comunistas, la oposición principal, no siempre andan de lo mejor orientados tampoco.

     Dos cosas son de lamentar: la carrera desenfrenada por el dinero, en las grandes ciudades sobre todo, a costa de la provincia y el campo, y el carácter despiadado que aquélla puede tomar, sin excluir un marcado desprecio por los estratos más bajos de la población; y el desconocimiento del pasado soviético, salvo para añorar todo lo que era gratis, y ni se diga del marxismo-leninismo, del que Putin, que lo ve como un "cuento de hadas que hizo mucho daño", no tiene ni la más remota idea. Esto sucede pese a que en más de una librería rusa (por ejemplo en San Petersburgo) es posible encontrar libros suficientes y muy bien documentados sobre un pasado que no fue "ideal" ni "ilusión", sino bien real, de tal modo que se lo puede evaluar sin ninguna amnesia ni ser "retrógrado" (establecer la verdad documentada de las cosas no es amnesia). Creer que "todo pasado fue mejor" es tan inútil como venderle a quien se deje el eterno presentismo o algún gran porvenir capitalista que la mayoría de la población del planeta lleva siglos esperando.

      Se dice que el cartero siempre llama dos veces. El hecho de que, según afirman algunos, la Historia no sea teleológica (es decir, que no tenga un fin determinado) no quiere decir que carezca de ciertas leyes, válidas por igual para los seres individuales como para las sociedades en su conjunto. No se puede pretender entrar al capitalismo en forma desaforada sin que haya consecuencias, como no se puede estar en el sovietismo de la misma manera, para algunos en la creencia de la gratuidad de todo, y encima con maneras caprichosas feudales. Rusia se encuentra en una entreverada encrucijada de caminos, aunque sin la crasa descomposición del capitalismo occidental. Sociedad brusca en sus maneras, está lejísimos de la violencia occidental que es la que toca a sus puertas, provocando a los rusos luego de haber ensayado la seducción. Contra lo que puedan creer algunos, es probable que en el "putinismo", que apela al trabajo y al esfuerzo, confluyan tendencias diversas. Pero no se trata de "volver a ser una gran potencia", aún si más de un ruso se lo cree, sino de ganar de una buena vez la paz. Como cualquier otro país, pero seguramente más que muchos otros, Rusia tiene el derecho a la paz y a todo lo que esté a su alcance para la defensa propia, cualquiera sea el resultado de la acción de las tendencias que se encuentran en juego. Es inadmisible hablar del "zar Vlady", de "país mafioso" y de tantas cosas por el estilo, al margen de todo análisis conceptual, como inadmisible rehacer la Historia preparando el camino como mínimo para provocaciones militares.

     No hay forma de engañarse: los que provocan son los mismos que, en nombre de la libertad de expresión, votaron recientemente en la plenaria del 16 de diciembre en Naciones Unidas contra una resolución que combate la glorificación del nazismo, el neonazismo y expresiones similares. 130 votos a favor, 49 abstenciones….y dos votos en contra: el de Estados Unidos y el de Ucrania. Las abstenciones fueron con frecuencia de países de la Unión Europea. Resulta que las "santidades" que se ostentan como contrarias a fascismos muy supuestos, como el de Donald Trump o Jair Bolsonaro, no son capaces de aparecerse para condenar el modo en que Estados Unidos impulsa al fascismo ucraniano, utilizado de ariete contra Rusia. Ahora resulta que el gran capital es "Antifa", si ha de creerse al magnate húngaro-estadounidense George Soros, mientras en las librerías occidentales se vende sin rubor algún libro de Hunter Biden (Cosas bonitas), hijo del presidente estadounidense Joseph Biden y metido hasta las cachas en asuntos de corrupción en Ucrania. Da gusto ver a tanto occidental saludar con sombrero ajeno o convertir a la izquierda en agencia de cortadores de cupones para concursar en el "antifascista del año" o algo así. Llevan décadas pasando al lado de los peligros reales, pero no parece que importen más que envolverse en "santidad". Desde Ucrania, Ani Lorak, da click en el botón de reproducción.



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...