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jueves, 31 de marzo de 2022

EL SALVADOR: PULGARCITO AL REVÉS

 El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, declaró el estado de excepción luego de un fin de semana con un récord de homicidios atribuibles a las maras (pandillas),     que suman a decenas de miles de integrantes (algunas cifras llegan hasta los 70 mil miembros y unos 16 mil encarcelados), todo un ejército y más. Bukele está facultado por la Constitución (artículo 29) para tomar este tipo de medidas, que por lo demás no restringen la libertad de circulación ni, por cierto, la de expresión. Si acaso, el estado de excepción se hará valer por otro mes más.

     "Matar, violar y controlar" es el lema de estas pandillas. Aquí entra un asunto bastante delicado. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas reza en su primer artículo: "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". El comportamiento de los pandilleros está un poco lejos de la fraternidad, que a estas alturas no es un valor muy apreciado en el mundo. Los mismos pandilleros son conscientes de lo que hacen, puesto que lo reivindican, pero faltaría demostrar que están dotados de razón. Dicho de otra manera, queda por demostrar que su comportamiento se caracteriza por ser uno humano. Si no lo es, entonces no queda tampoco claro por qué debe dárseles un trato humano. De ser así, el mensaje es completamente absurdo: "mata, viola y controla", que al fin de cuentas se te respetará tu dignidad (¿matar dignifica?), se te respetarán tus derechos y se te dará trato de iguales. Bukele no ha partido de esta contradicción, sino incluso del hecho de que esta gente, aún de origen popular, lastima la vida del pueblo, que tiene el derecho a la seguridad. Al menos que, sorprendentemente, el capitalismo no quiera el derecho a la seguridad de todos en su persona y sus bienes. Bukele comenzó endureciendo las condiciones de los pandilleros presos, y hay quienes han sido pillados en francas mentiras, como La Prensa Gráfica: es antes, y no con Bukele, que los maras presos tenían derecho a celulares y prostitutas. Las penas eran hasta hace poco increíblemente bajas. Y cuando se endurecen, la BBC inglesa puede hablar de que los pandilleros son "vejados por el Estado".

      Bukele logró una baja histórica de homicidios en El Salvador, atribuible según algunos a un "pacto", pero probablemente más bien al Plan Control Territorial. Si hubiera "pacto", las condiciones de trato a las maras no se estarían endureciendo como ahora, ni como al principio de la presidencia de Bukele. En pocos días luego de la declaración del estado de excepción fueron capturados cerca de tres mil pandilleros. Lo curioso está en la reacción internacional, para empezar. Naciones Unidas, según lo expresó su secretario general, Antonio Guterres, quiere que las medidas adoptadas estén "en línea con los estándares internacionales de los Derechos Humanos". La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió revertir las medidas que "(...) pongan en riesgo la vida e integridad de las personas que están bajo custodia" (el 44 % de los presos en El Salvador son pandilleros). Human Rights Watch y Amnistía Internacional han pedido que se aborde el problema de la violencia de las pandillas "respetando los derechos". Bukele ha contestado: "cuando los pandilleros asesinaron a decenas de personas inocentes, la CIDH no dijo ni una sola palabra". Lo cierto es que las maras han llegado a hechos como los de prenderle fuego a un autobús de pasajeros con éstos adentro. 

     Bukele ha amenazado con dejar la CIDH luego de que ésta tuiteara que las medidas tomadas son represivas y "pueden resultar en serias violaciones a los Derechos Humanos de las personas privadas de libertad". Bukele recuerda que nadie ha querido ayudar a los salvadoreños a luchar contra el flagelo: "estos vividores de las ONG (organizaciones no gubernamentales), ha dicho, dicen velar por los Derechos Humanos, pero no se interesan por las víctimas, sólo defienden asesinos  como si disfrutaran ver los baños de sangre. Díganme cuántos miles de pandilleros van a llevarse, para que los traten como reyes", remata. Lo cierto es que “ la nota” fue la medida de Bukele; no la oleada homicida.

     Si el problema es delicado, es porque se considera humano -y por ende susceptible de derechos -violar, matar y controlar, pero se considera implícitamente inhumano castigar duramente a quienes cometen estos actos. Pero hay más, y es que contra esta política de Bukele, contraria al "caos controlado", se unen Estados Unidos y la oposición, muy en particular la de extrema derecha de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), cuyos vínculos con las maras no suelen ser noticia. Se acusa a Bukele de "pactar" con los pandilleros, y luego se le pide un "trato humano" para los criminales, en lo que es a todas luces un sinsentido. "Ustedes pueden ayudar a estos angelitos, ha tuiteado Bukele, no permitan que les sigamos 'violando sus derechos". "Sáquenlos de esta 'persecusión dictatorial y autoritaria". El problema está en lo que se entiende por humano: la Declaración antes citada dicta claramente que a seres "dotados de razón", lo que puede interpretarse de muchas maneras. Tal vez haya quien considere que "violar, matar y controlar" con toda conciencia es un acto de razón.

      Cabe señalar que fue sobre todo el grupo parlamentario de ARENA el que arremetió contra Bukele por solicitar el estado de excepción,. Dejemos de lado la tregua del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en tiempos del presidente Mauricio Funes, que no fue objeto de ninguna reprimenda. Los Derechos Humanos pueden volverse también un instrumento de búsqueda de ganancias, políticas y otras. Balazos, no abrazos,  homeboys, salvo que de lo que se trate sea de quitarle toda autoridad a Bukele, que es quien "no estaría dotado de razón". !Qué bien! Se las volvemos a poner (da click en el botón de reproducción):



     

martes, 29 de marzo de 2022

MÁS COSAS BONITAS...

 En este blog se ha defendido la importancia de escuchar y leer y no nada más descalificar a los autodenominados "demócratas liberales", aunque ocurre que éstos se han convertido en los primeros en denigrar sin entender en lo más mínimo, ni buscar hacerlo: se trata, por ejemplo, de las razones de Rusia para invadir una parte de Ucrania. A lo que se han dedicado esos "demócratas liberales" es a repetir lo que dice una de las partes y, por lo demás, a limpiarse obscenamente la conciencia en público.

     El hecho es que actualmente existen suficientes elementos para pensar que, cuando el presidente ucraniano Volodímir Zelenski habló de desconocer el Memorándum de Budapest de 1994 para dotarse de armas nucleares, no estaba hablando en el aire. Los elementos de doctrina militar estadounidense, elaborados entre otras por la RAND corporation, no excluyen que repúblicas ex soviéticas puedan dotarse de este tipo de armas. En el documento Plan of overexpanding and unbalancing Russia (Plan para sobreextender y desequilibrar a Rusia), del 5 de septiembre de 2019, está aconsejado preparar a Ucrania para una confrontación con Rusia y dotar a los países fronterizos con Rusia y miembros de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de armas nucleares. Se trata de armas nucleares tácticas, en particular. Cualquiera puede encontrar este documento en la Web.

      El antecedente importante está en la noción de "guerra preventiva" creada desde la administración estadounidense de George W. Bush. Si antes se excluía toda forma de guerra nuclear, a partir de la idea de "golpe preventivo" se considera una opción dar un primer golpe nuclear en caso de "amenaza inminente". Es de suponerse que es sabido que ningún vecino de Estados Unidos puede "atacar inminentemente" a la súperpotencia. No sería descabellado pensar en que, en las narices de Rusia, Estados Unidos adujera que Occidente estaría "amenazado", puesto que es amenaza cualquier oposición a los designios del amo.

     Ahora bien, resulta que Ucrania estaba en un programa de creación de las llamadas armas nucleares "sucias". Una parte del programa se disimuló cerca de Chernóbil, para no despertar sospechas, y en el Centro Nacional Científico del Instituto de Física y Tecnología de Kharkov, todo con cobertura occidental y en violación del Tratado de No Proliferación Nuclear. No queda claro por qué la Federación Rusa debiera tolerar este tipo de cosas en sus narices, ni por qué, pese a que toda la información es conocida, el grueso del "mundo libre" no dice nada, salvo que haya que sacar una conclusión: no le importa mientras no se vea directamente tocado, y considera que no es de la incumbencia de la dizque "opinión pública" si hay que volar media Rusia sin que se vean afectados los países de "los derechos y las libertades". En suma, una "guerrita nuclear" no sería de temer si fuera en otra parte del mundo.

      La opción de Rusia no era invadir parte de Ucrania ni es ocupar este país. Los rusos buscaron desde hace años y en todos los tonos hablar con Occidente para prevenir cosas como las que están sucediendo ahora. Se puede pensar en que los líderes de "las democracias" no escuchan y responden a intereses identificables. Lo que tampoco queda claro es por qué esa "opinión pública" se quedó callada, dejando de lado los chillidos patéticos de quienes, en el fondo, han servido para preparar lo que terminó por ocurrir. El problema no es Rusia ni Ucrania: el problema es qué puede estar pasando en las sociedades del "mundo libre" para llegar a tal grado de indiferencia, porque ni siquiera Ucrania les importa, salvo cuando se trata de ponerse al griterío al unísono para tapar que la suerte de este país no ha contado, porque no contó por ejemplo en su criminalización progresiva y su conversión en centro de trata de mujeres y de contrabando de órganos, por no mencionar más que unos cuantos ejemplos. A muchos occidentales ni siquiera les importa mayormente no tener más que una sola fuente de información y estar pegados a ella con diúrex sin estar verdaderamente informados.

     Por cierto, la referencia a las bandas de drogadictos en Ucrania no parecen bien entendidas porque tampoco se difunde el historial de Hunter Biden (fotos), hijo del actual mandatario estadounidense, Joseph Biden:




domingo, 27 de marzo de 2022

LO MÁS SEGURO ES QUE KEN SABE

 De acuerdo con la Constitución mexicana (artículo 33), los extranjeros no pueden inmiscuirse en asuntos políticos del país. Hasta la fecha, no se sabe de ningún funcionario ruso que se haya pronunciado sobre este tipo de asuntos. Se creó en estos días, por iniciativa del Partido del Trabajo (PT), un Grupo de Amistad México-Rusia, ante el cual el embajador ruso, Víktor Koronelli, expresó el punto de vista ruso sobre lo que sucede en Ucrania, y agradeció que México no se haya sumado a las sanciones contra la Federación Rusa.

     En las declaraciones del canciller mexicano Marcelo Ebrard y en la actuación de la representación mexicana en Naciones Unidas, se han seguido los principios de la Carta Magna: a través del titular de la secretaría de Relaciones Exteriores, el mismo Ebrard, México condenó la agresión rusa en Ucrania, llamada "invasión", en principio por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador. En Naciones Unidas, Juan Ramón de la Fuente, representante mexicano, condenó igualmente lo que llamó "invasión". De lo que se puede estar seguro es de que López Obrador no tiene ni la menor idea de qué se trata: es totalmente ignorante en materia internacional, aunque no debiera serlo dadas las facultades que la Constitución le atribuye. El artículo 89 constitucional obliga a López Obrador a dirigir la política exterior (X), de acuerdo con determinados principios normativos, que Ebrard y De la Fuente han seguido. 

     Frente a las declaraciones de un alto jerarca militar estadounidense, en el sentido de que México es algo así como el principal nido de espías rusos en el mundo, López Obrador se limitó a decir que los extranjeros en este país pueden hacer lo que quieran, menos delinquir (lo que es falso, de acuerdo con el artículo 33), y que México, que no es colonia de nadie (lo cual ya se sabe), ni de Rusia, ni de China, ni de Estados Unidos (esto último también se sabe), no tiene a gente espiando en Rusia, China ni Estados Unidos (bueno, no se sabía...!qué bien!). Si México es un país partidario de la solución pacífica de las controversias, no puede ayudar a llenar Ucrania de armas para que se arme una carnicería inmiscuyendo al mayor número de civiles posible; tampoco puede ayudar a las sanciones porque sucede que son contrarias al derecho internacional. Al parecer algunas potencias no tienen inconveniente en pasarse por el Arco del Triunfo el derecho establecido por la Organización Mundial de Comercio (OMC), pero no queda claro en virtud de qué facultad constitucional México tendría que sumarse.

     El problema está en otra parte, que se omite: Ken Salazar, o mejor dicho, Kenneth Lee Salazar, nacido en Colorado, Estados Unidos, descendiente de una familia de españoles, no de mexicanos, y actual embajador estadounidense en México. Ken se posicionó recientemente sobre la reforma eléctrica mexicana en ciernes, a lo que, erróneamente, López Obrador,en el laxismo total, contestó que "con todo respeto, discrepa de aquél". El problema estriba en que Ken no está facultado para opinar sobre asuntos políticos de México, salvo que se quiera sugerir que el tema de la electricidad no es político, en cuyo caso no se entiende por qué lo discute una instancia como el Congreso. Ken acaba de lamentar el asesinato de periodistas en México, seguramente en el entendido de que se trata de periodismo y no de política. Ken acaba de dictarle a México qué posición tomar en el tema ucraniano, tal vez en el entendido de que la política exterior no es cosa de política, en cuyo caso no queda claro por qué se habla de "política" exterior. Ken con el Nuncio Apostólico; Ken en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Ken con el Partido Revolucionario Institucional (PRI); Ken con el gobernador de Tabasco; Ken promoviendo los derechos laborales en Silao, Guanajuato; Ken en una representación sindical en Matamoros, Tamaulipas; Ken con representantes del partido Movimiento Ciudadano (MC); Ken con el gobernador de Querétaro; Ken con la gobernadora de Chihuahua...Nótese que no trata los asuntos de gobierno a gobierno. Al parecer, ha cundido en México la creencia de que Estados Unidos será por décadas la potencia del futuro y que no queda más que arrimarse, sin que se entienda por qué debe ser en todo. ¿La soberanía mexicana reside en el virrey Ken o en el gobernador López Obrador, que le tiene tanto respeto que no puede aplicarle la ley, o al menos pedirle que no sea tan sinverguenza? No se trata ni siquiera de algún regreso a un nacionalismo vetusto, sino de no ser obsceno...

     Kenneth Lee Salazar emprende campañas por la energía renovable con la mayor desfachatez del mundo, puesto que ha sido un gran partidario del fracking, del que no se necesita mucha ciencia para saber que es devastador para el medio ambiente, sin que el mismo Salazar sea condenado por todos los partidarios de "lo limpio" en México. En fin: cualquiera puede constatar en la Web la agitada agenda de Salazar en México y contrastarla con la discreción de Koronelli, que, si se quiere, se puede atribuir a que tiene espías bien distribuidos por todo el territorio nacional. Al menos no es un sinverguenza que se la pase metido en asuntos políticos internos de México, al margen de la ley, contando con el vasallaje local. Queda entendido que cuando para muchos se está en lo más parecido no a una colonia, sino a un Estado Libre Asociado, no hay más ley que la del más fuerte. Es una pena perder el tiempo con España o Austria para complacer a la señora, que no asume sus funciones, pero se toma atribuciones diplomáticas sin que quede claro con qué respaldo legal.

     Ya que ahora el Ejecutivo mexicano debe velar en política exterior por la observancia y la promoción de los Derechos Humanos (aunque no corresponde a la Doctrina Estrada), cabe señalar que México no tiene vínculos especialmente fuertes con Nicaragua (Ebrard invitó hace algún tiempo a la cancillería al opositor poeta y sacerdote nicaraguense Ernesto Cardenal), ni con Venezuela (hace algún tiempo la visita del presidente venezolano Nicolás Maduro fue prácticamente de "comes y te vas"), ni con Cuba, aunque con este país hay desde antes de 1959 un código de silencio no escrito. Si se va a privilegiar la dimensión de los Derechos Humanos, cabe señalar que el artículo 6 constitucional no se cumple: "toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna", como tampoco el 7, en el sentido de que "no se puede restringir (la libertad de difundir información, opiniones e ideas) por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares". 

     Lo ocurrido con la agencia oficial de noticias Notimex es otra pifia monumental del actual gobierno, que no se asume como tal. No es exacerbando el presidencialismo cada mañana temprano que se impide que una horda de particulares (lo que en más de un caso incluye al periódico La Jornada), con un poder económico concentrado, se dedique a repetir al unísono en un estructura de poder de comunicación y de control tan fuerte que casi nadie se atreve a la menor discrepancia, para no perder su lugar y "caer en desgracia". No existe ningún contrapeso (!Basta! desde luego no basta para absolutamente nada) y los canales televisivos "oficiales" no dan el ancho: es al punto que quien quiera tener acceso a una información plural y oportuna no tiene ninguna posibilidad de lograrlo, salvo que sepa arreglárselas en la Web durante horas para esclarecer algún tema, para lo que se requiere un tiempo que la mayoría no tiene. No existe ninguna "conversación pública": no lo son ni los chillidos y gritos a voz en cuello de casi todos los medios de comunicación masiva (todos, en materia de política exterior) ni las necedades de López Obrador. En fin: Ken sabe (foto). Y seguramente más que Koronelli, que a diferencia del primero no tiene en su legación a un ejército de !mil! funcionarios.



jueves, 24 de marzo de 2022

PARA HOLLYWOOD

 Desde antes de que el presidente estadounidense Joseph Biden fuera electo, se sabía que su hijo Hunter estaba envuelto en negocios turbios en Ucrania. Lo supo la Agencia Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) y prefirió tapar el asunto, a sabiendas de que podía ser un escándalo que afectara la campaña del actual mandatario. Esto quiere decir que, a ciertos niveles, Estados Unidos está lejos de ser el paraíso de la justicia que muchos creen.

      Hunter Biden era consultor de la empresa de gas Burisma Holdings, y siendo vicepresidente estadounidense, Joseph Biden amenazó con cancelar un paquete de ayuda para los ucranianos si se persistía en investigar al hijo.  Pero el asunto se complica. El oligarca ucraniano de Dniepropetrovsk, Igor Kholomoiski, tenía cierto "control de intereses" en Burisma Holdings. Kholomoiski, ex gobernador de la ciudad ucraniana citada, tuvo el suficiente dinero para financiar milicias neonazis. Puede ser que los caminos de Hunter Biden y Kholomoiski simplemente se hayan cruzado, sin mayor relevancia, pero ninguno de los dos estaba en negocios limpios. Ambos fueron denunciados por el periódico más antiguo de Estados Unidos, The New York Post. Antes de que Joseph Biden llegara a la presidencia, las noticias no muy buenas sobre las andanzas de Hunter Biden fueron censuradas en Twitter y Facebook. Dicho sea de paso, Kholomoiski lavaba el dinero de Burisma en Estados Unidos. La muy oportuna administración Biden, a través del secretario de Estado, Antony Blinken, terminó poniendo en una lista negra al oligarca, que no puede entrar a Estados Unidos. Es una buena medida para hacer olvidar lo turbio de la empresa en la cual Hunter Biden cobraba más de 50 mil dólares al mes. Hunter Biden aprovechó para introducir a su padre a un mundo que conoció bien entre 2014 y 2019: el de los oligarcas ucranianos.

      Digamos que hay circunstancias que propician ciertos cruces de caminos. La televisión en la que trabajaba el actual presidente ucraniano, Volodimir Zelenski (TV 1+1), cómico de profesión, estaba en manos de Kholomoiski. ¿Zelenski nunca se dió cuenta de nada?¿Hunter Biden tampoco? Kholomoiski pagó 10 millones de dólares para la milicia neonazi Dnipró, para la  Aidar, recientemente derrotada por las tropas rusas, y los grupos Azov, Donbás, Dniepr 1 y Dniepr 2.

      Hay más, puesto que oligarcas ucranianos pudieron poner dinero para la campaña de Biden contra Donald J. Trump, quien andaba tras la pista de estos negocios turbios. Hunter Biden parece haber ido más lejos: Financió 30 laboratorios biológicos del Pentágono en Ucrania, a través del fondo de inversión Rosemont Seneca. Estados Unidos tiene 336 laboratorios biológicos en 30 países del mundo. Se sabe que en Ucrania estaban experimentando con coronavirus de murciélago, tema sobre el cual, lógicamente, China ha pedido explicaciones que difícilmente recibirá. En estos negocios se involucraron el magnate húngaro-estadounidense George Soros, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Centro estadounidense para Control y Previsión de Enfermedades. A partir de estos laboratorios se exportaron miles de muestras fuera de Ucrania. El traslado de patógenos puede crear epidemias.

     Desde luego, a la población occidental no le incomoda demasiado estar en manos de criminales, como no le importa defender a uno de los países más corruptos del mundo: Ucrania (lugar 122 de 180 países enlistados) Lo curioso es que los occidentales no pueden ponerse al tanto de lo que dice la prensa estadounidense, puesto que fue en gran parte en ésta que le sacaron a Hunter Biden los trapitos al sol. No queda claro cuál es la gracia de promover la venta masiva de un libro del hijo de Joseph Biden intitulado  Cosas bonitas: tal vez se refiera a la pornografía y la pederastia que también le han sido encontradas al hijo del mandatario estadounidense.

     Para rematar, un portal de UnoTv en México reprodujo en estos días unas palabras del brillante Sergio Sarmiento con un encabezado todavía más brillante: "Cómo la propaganda ayuda a Putin a invadir Rusia" (sic).. Hunter y Joseph: dos tipos de cuidado.



      

miércoles, 23 de marzo de 2022

RETRATO DE FAMILIA

 Andriy Parubiy es un sociólogo e historiador ucraniano, nacido cerca de Leópolis, en el oeste de Ucrania, que desde poco antes de la caída de la Unión Soviética empezó a ejercer de manera extraña: involucrándose en grupos paramilitares. Parubiy estudió en la universidad de Lviv,también en el oeste ucraniano. Por si hay gente que tiene dudas, Parubiy fundó el partido Nacional-Socialista de Ucrania, en 1991. Usaba el signo heráldico nazi del Wolfsangel.

     Para el año 2014, Parubiy se encontró a cargo de un "cuerpo de voluntarios" en la plaza del Maidán en Kíev, capital de Ucrania. Parubiy está señalado como el hombre que coordinó la acción de francotiradores (entre ellos, georgianos) que desde distintos edificios (como el hotel Ucrania y sobre todo el Conservatorio) dispararon al mismo tiempo contra las fuerzas del orden y la multitud, haciendo creer que ésta era blanco de dichas fuerzas. Esta forma de proceder no es nueva: fue usada por ejemplo en México en 1968 y antes en el estado mexicano de San Luis Potosí. Parubiy estuvo en contacto con la embajada estadounidense en Kíev en los momentos del Maidán, y se considera que ejecutó un guión preparado entre Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Parubiy participó luego en la masacre de la Casa de los Sindicatos en la ciudad ucraniana de Odessa, también con una ratonera bien armada, y organizando a neonazis en el Donbás.

     Siendo diputado del parlamento (Rada) de Ucrania, Parubiy logró promover una iniciativa particular: una enmienda a la Constitución -bajo la presidencia de Petró Poroshenko- para que Ucrania se diera como objetivo simultáneo entrar a la Unión Europea (UE) y la OTAN. Por la enmienda, quedó como objetivo del Ejecutivo hacer entrar a Ucrania a estas dos instancias. Quienes promovieron ésto difícilmente podían ignorar que traería consecuencias. Por cierto, para quienes se encandilan con "los dos totalitarismos", ocurrió lo de siempre: mientras los neonazis llegaban al poder, fue legalmente prohibido el Partido Comunista.

     La línea seguida sugiere una ilegalidad tras otra. Si la OTAN es algo así como el guardián de los valores occidentales, no está de más recordar que el neonazi batallón ucraniano Azov, cuyas insignias no dejan lugar a dudas, empezó a ser entrenado pronto por instructores estadounidenses de la División Airborne 173, que fue llevada a Ucrania desde bases de la OTAN en Italia. En esta línea, y dada la anexión de Crimea a Rusia y la voluntad expresa de los actuales gobernantes ucranianos de recuperarla, se estaba yendo hacia un potencial enfrentamiento entre Rusia y la OTAN, sin que a nadie en Occidente le incomodara. Por lo demás, sin ser molestado tampoco, el actual secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que la organización contribuyó a entrenar a "decenas de miles" de militares ucranianos.

     El Parlamento Europeo supo muy bien que Parubiy reivindicaba al ucraniano Stepan Bandera, considerado "héroe nacional", habiendo sido el artífice de la colaboración ucraniana con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Parubiy fue recibido en las capitales occidentales, desde el parlamento italiano hasta por el primer ministro canadiense Justin Trudeau, que tal vez no averigua -supongamos- con quién se junta.

     Sigamos, pues, apoyando a nuestros muchachos en Ucrania. Mientras el Papa Francisco sigue con sus chillidos, los neonazis han estado fusilando por decenas a los habitantes de la ciudad costera de Mariúpol que tratan de salir de ella. Pero resulta que a los ucronazis nadie los ha visto en la dizque "opinión pública" occidental, incluyendo a la izquierda.

     El imperialismo no tiene el espíritu de sacrificio del nazismo, por lo que difícilmente Estados Unidos y sus "socios y aliados" correrán el riesgo de un enfrentamiento militar directo con Rusia. Buscarán extraer el máximo de ganancias -incluida la posibilidad de hacer colapsar a Rusia- cargándole los costos a los dispuestos a sacrificarse, los neonazis ucranianos y la población civil que sea rehén de éstos. Estos neonazis carecen de racionalidad instrumental. Los países imperialistas probablemente no (foto: segundo de izquierda a derecha, Parubiy, junto a Trudeau).



domingo, 20 de marzo de 2022

SAL SI PUEDES

 El ex presidente de Honduras Juan Orlando Hernández podría ser extraditado a Estados Unidos por cargos de narcotráfico. Sería otra señal de que Estados Unidos no tiene mayor problema en congraciarse con la izquierda progresista latinoamericana, en este caso con la presidente hondureña Xiomara Castro.  Esta mandataria no ha dudado en solicitar algo similar a lo que se hizo en Guatemala: poner bajo tutela de Naciones Unidas la lucha anticorrupción. Es síntoma de que, como por ejemplo en Haití, se está ante un Estado fallido. El asunto de la tutela de Naciones Unidas fue discutido en Honduras con el ministro de Defensa local y la jefe del Comando Sur estadounidense, Laura J. Richardson. Se trataría de hacer una CICIH a imagen y semejanza de la CICIG guatemalteca (Comisión Internacional contra la Impunidad).

     Xiomara Castro recibió un país en bancarrota, con la inmensa mayoría de la población en la pobreza y buena parte en la miseria, metido hasta las cachas en el narcotráfico y con algunas de las ciudades más violentas del mundo, como San Pedro Sula (lugar 32). Estados Unidos se la pasó solapando a Hernández, hasta que le resultó inservible: la izquierda progresista internacionalmente tutelada sería la esperanza de que un desastre mayor no complique la cuestión social hondureña, más ahora que Estados Unidos perdió El Salvador y hay distancia con otro aliado tradicional, la misma Guatemala. En este país, el comportamiento de la CICIG llegó a ser dudoso. No queda claro cómo Xiomara Castro podrá cumplir con un programa progresista, por lo demás no ajeno a concesiones a la clase media y a los Demócratas, y encontrarse al mismo tiempo bajo la tutela estadounidense.

     No es seguro que se trate nada más, por parte de Washington, capital estadounidense, de reducir el flujo de migrantes de Honduras hacia Estados Unidos. Parte de este flujo no fue nunca inocente, sino orquestado por gente cercana al magnate húngaro-estadounidense George Soros para crear problemas con las "caravanas" en tiempos del mandatario estadounidense Donald J. Trump y meter de paso en líos a México. Se trataba de que estas corrientes migratorias alcanzaran resonancia. En cambio, muchos haitianos pueden intentar rutas similares sin que se les preste mayor atención.

     El hecho es que Estados Unidos ha venido manejándose con un "semáforo alternativo" para América Latina: la alianza con la oligarquía transnacionalizada, que a estas alturas no tiene mucho qué ofrecer más que terminar de rematar países, o con clases medias cooptándolas de tal manera que no se radicalicen. En ambos casos, habría que estar conscientes de ello, las posibilidades de ahorrarse la quiebra del Estado no son muchas.

     Entre violencia e indiferencia desbordadas, cabe señalar que San Salvador, capital salvadoreña, no aparece entre las 50 ciudades más violentas del mundo. Ahora aparece Puerto Príncipe, capital de Haití en buena medida tomada por pandillas (lugar 36), a lo que hay que añadir 17 ciudades mexicanas, varias de ellas a la cabeza del listado, departiendo con algunos ghettos estadounidenses, ciudades sudafricanas y varias brasileñas y colombianas. Las últimas administraciones ecuatorianas, si a éso llegan, lograron colar a Guayaquil en la lista (lugar 50). Caracas, capital venezolana, ya no está en la lista. América Latina debería ser más precavida: no nada más por la violencia mencionada, sino también, en varios casos, por la imposibilidad de crear un mínimo estado de Derecho, como si no hubiera relación entre éste y la inseguridad generalizada. Ninguno de estos problemas son de la incumbencia de los autodenominados "demócratas liberales", salvo si se puede culpar del estado de cosas a un gobierno progresista (y es un hecho que con este tipo de gobierno no se atiende debidamente el problema de la inseguridad). Probablemente haya bastante qué buscar del lado de Estados Unidos, cuyas ciudades en desgracia suelen tener autoridades Demócratas.

Algo de Honduras (da click en el botón de reproducción):




viernes, 18 de marzo de 2022

HAPPY HOUR

 No son pocos los que se enredaron con la invasión rusa a Ucrania, que no es una ocupación, sino una operación militar especial. No se enredaron los llamados "demócratas liberales", que saben a la sombra de qué poder están. Se enredó la izquierda, por creer que la caída de la Unión Soviética no traería consecuencia alguna y por no saber cómo "etiquetar" al gobierno ruso de Vladimir Putin.

       Algunos líderes latinoamericanos forman parte de la Internacional Progresista creada por el Demócrata estadounidense Bernie Sanders y gente como el ex ministro griego Yanis Varoufakis, del movimiento paneuropeo DIEM25 (Movimiento Democracia en Europa). Sanders enfiló muy derecho detrás de las sanciones contra Rusia impuestas por el presidente estadounidense Joseph Biden. Sanders aprovechó de paso para insistir en que hay que acelerar el paso de energías fósiles a "verdes". Varoufakis declaró por su parte que había que ayudar a Ucrania, condenar a Putin y hacer que la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dé marcha atrás, como para sugerir una posición "equidistante" entre las partes. Lo que quiere decir este tipo de declaraciones en los hechos es que hay que obedecer a Estados Unidos -ayudar a Ucrania y condenar a Putin- y desobedecerlos, con algo imposible: ¿en serio cree que la OTAN va a dar marcha atrás, después de tantos beneficios conseguidos?

      Es esta posición equidistante trataron de colocarse muchos otros, como el igualmente progresista Grupo de Puebla. De la misma manera que el Papa Francisco, el Grupo de Puebla salió de repente a condenar algo que no sucedió: el 26 de febrero se indignó por "el uso unilateral de la fuerza y las graves consecuencias humanitarias que generan los ataques realizados durante la madrugada por parte de la Federación Rusa a la capital de Ucrania, Kíev". Esta ciudad, salvo en una torre de telecomunicaciones, no ha sido objeto de ataques rusos para no caer en una trampa: los ucronazis repartieron armas a la población civil y Rusia busca minimizar las bajas civiles ucranianas. Fuera de lo anterior, el Grupo en cuestión se limitó a pedir una solución "multilateral y pacífica".. Es un viejo reflejo tercermundista al que se pusieron también periódicos como el mexicano La Jornada o el de muy mala fe argentino Página 12, que se sacó de la chistera una rivalidad entre "dos imperialismos": se trata de buscar "márgenes de maniobra" -que acaban en rentas de posición- en los pleitos entre los "grandes" para conseguir alguna ventaja. Fue con esta marrullería que por décadas el tercermundismo le hizo creer  a la Unión Soviética que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. Efectivamente, por lo demás. la Federación Rusa actual no es la Unión Soviética. Así se enredó medio mundo, hasta el  ultraizquierdista uruguayo Raúl Zibechi, que tiene un lugar en un portal oficial ruso: aquél salió para variar a defender a todos los pueblos contra todos los gobiernos, otra manera de ponerse "equidistante". Algunos comunistas cayeron en despistes parecidos: el partido Comunista de Chile condenó por igual a la OTAN que a Rusia, aunque sin llegar a las posiciones antirusas del Partido Comunista Francés y su líder, Fabien Roussel. Por lo visto, ni quienes han colaborado abiertamente con los rusos quieren ser confundidos.

     En América Latina y a riesgo de una censura que tuvo lugar, el líder cubano Miguel Díaz-Canel denunció el cerco militar contra Rusia. Nicaragua y Venezuela, cada país a su manera, se colocaron del lado ruso. Los "demócratas liberales" saldrán con algo sobre los regímenes "autoritarios", pero también se puede hablar de los países que son agredidos por Estados Unidos y sus "socios y aliados" y saben, por ende, lo que es un cerco. No queda muy bien claro cómo se puede omitir la existencia de estos cercos al hacer la historia de diferentes países, salvo que se justifiquen aquéllos. El otro líder que fue tajante fue el ex presidente boliviano Evo Morales al condenar sin miramientos a la OTAN y atreverse a mencionar la palabra "imperialismo"..

      Si bien es cierto que Rusia violó la soberanía ucraniana, no queda claro por qué todo un sector de la izquierda optó por la "equidistancia" y por poner a "las partes" en un pie de igualdad que no existe: la cercada es Rusia, no la OTAN. Como lo demostrara el extinto estudioso comunista italiano Domenico Losurdo en La izquierda ausente, las fuerzas de izquierda estuvieron ausentes durante décadas de lo que podía verse venir como cerco a la Federación Rusa. Hay asuntos más graves, puesto que no nada más callaron: los hubo dispuestos a repetir el tema antiserbio de la "limpieza étnica" en los Balcanes sin reparar siquiera en un mapa, para constatar que eran los serbios los objetos de dicha limpieza, de Krajina en Croacia a Kosovo; mejor era hacerse el que no entendía nada; otros no sacaron la cabeza por el líder libio Muamar el Gadafi y sus indudables logros sociales; estuvieron ausentes quienes pudieron haber defendido al gobierno sirio de Bashar al Asad de lo que fue un intento por repetir el crimen en Libia; nadie quiso poner énfasis en el decisivo papel ruso para liquidar en Siria al Ejército Islámico. Tampoco se puede olvidar la alegre arremetida de todos contra Sadam Husein. ¿De qué se cree que iba el asunto de Afganistán?¿Y el sistema de escudos antimisiles de Polonia y Rumania hasta Japón y Corea del Sur? ¿Hay alguien que persista en no querer ver un mapa y negar que estas agresiones eran la antesala de una mayor contra Rusia? ¿Hay quien crea que Estados Unidos carece de una perspectiva realmente internacional de las cosas? Está escrito por lo menos desde 1997 por el halcón Demócrata Zbigniew Brzezinski.

      Lo que colmó el vaso es la opción occidental (y japonesita) de ir hasta poner en tela de juicio la existencia misma del Estado ruso, salvo que alguien se crea que lo que está en juego es el estado mental de Putin, el derecho de las ucranianas a ligar con coronas de flores en la cabeza o el del presidente  ucraniano Volodímir Zelenski a seguir siendo un excelente actor.. No es cuestión de izquierda o derecha, sino de otro tipo: ¿se quiere vivir con Estado o sin Estado? Sin Estado, o casi, salvo para golpear, es, valga la redundancia, el estado ideal para el gran capital transnacional, la alta finanza y la izquierda libertaria.

      Los problemas de conciencia de quienes no tuvieron inconveniente en el desplome de la Unión Soviética están ahora a la vista, puesto que más de uno ve en Putin una papa caliente que es preferible no tener en las manos. Es lo de menos: cabe preguntarse si los rusos tienen el derecho a organizarse en un Estado o si no lo tienen, al grado de que puedan ser amenazados con la decapitación del mismo, para dar paso al caos controlado. No es cuestión de regatear si "más" o "menos" Estado, sino de sus funciones rectoras mínimas. Quien no las quiera considerar puede ver cómo se vive en América Latina: por distintas razones, cualquier habitante sabe perfectamente bien que no cuenta con protección elemental frente a una mezcla de violencia e indiferencia desbordadas. Es el resultado de abdicar de todo Estado. Y es lo que se tiene en oferta para Rusia, que por motivos diversos no quiso resignarse a perderlo todo, y a la que se quiere hundir con Ucrania como simple pretexto. ¿De dónde salió el interés repentino por Ucrania? La inmensa mayoría de la izquierda, insensible a la caída de la Unión Soviética, no tiene ahora conciencia de que la apuesta no tiene nada que ver con Ucrania, sino con la posibilidad abierta de hacer colapsar a Rusia. No se trata de fuerzas políticas responsables, sino que han asimilado en algunos aspectos que lo importante es hacerse de ganancias. Adelante con el intento de "capitalismo con rostro humano": a la sombra del gran capital financiero, es apostarle a pedir lo imposible.

      John F. Kennedy decía que "la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana". Se dedujo de la derrota soviética, de la que no se quiso sacar aprendizaje alguno para la izquierda (los "demócratas liberales" se limitan a sembrar el miedo so pretexto del "terror"), que Rusia seguiría un camino similar. Lo único que puede decir la izquierda de la Rusia actual es "capitalismo con oligarcas" -baste preguntarle a Fabien Roussel- y cosas por el estilo, o "capitalismo de Estado". Como no se da un centavo por los "perdedores", la izquierda se agarró de China como de un clavo ardiendo. China no usa ningún vocabulario marxista pese a declararse país socialista, y ha ensayado a su manera la "equidistancia". No deja de haber algo raro entre los occidentales (y japonesitos): arremeten contra un "capitalismo con oligarcas" y se muestran más bien tolerantes con un país como China, de partido único, y además de filiación comunista. Siendo entonces China "el enemigo", no queda claro por qué las grandes potencias capitalistas se lanzan contra Rusia. Biden no dirá del líder chino Xi Jinping que es un "criminal" o "criminal de guerra".

     No queda claro, salvo para Evo Morales (en Rusia hay mucho de qué apoderarse), qué mosca le picó a Putin para agredir a la muy inocente Ucrania o a la OTAN para acercarse a Rusia cuando ya no existe "amenaza roja". ¿Hay que creerse cualquier cosa? Cuando se abandona toda posibilidad conceptual y de examinar la naturaleza de las cosas, no queda más que quedar extraviado: no es de extrañar para quienes, izquierda incluida, salvo excepciones ( y también las hay en la derecha) decidieron en 1989-1991, como resultado de lo que se jugó en la segunda posguerra, mirar para arriba y no para adelante. He aquí lo que promueven incluso portales cubanos:



martes, 15 de marzo de 2022

UCRANIA: THE SHOW MUST GO ON

 No es una novedad: los grandes medios de comunicación masiva occidentales no se orientan por las necesidades reales del público, sino por el rating y grandes intereses económicos. No es nuevo con Ucrania: cada vez que hay intereses occidentales de por medio, la guerra se convierte en espectáculo y en ocasión para muchos montajes. Baste recordar lo que se hizo con Yugoslavia, sin que nadie saliera en su defensa, y mucho menos la izquierda. Era más sencillo demonizar a los serbios.

     El problema se complica cuando, por distintos motivos, hay líderes que se pronuncian sobre la base de montajes. Tres días antes de un ataque -que efectivamente ocurrió- contra un hospital materno-infantil en la ciudad costera ucraniana de Mariúpol, los rusos, nótese bien, informaron a Naciones Unidas (que jamás cumplió su papel) que el hospital en cuestión había sido desalojado y tomado por neonazis, que luego del bombardeo agregaron algunas escenas de actuación, probadas como tales. El griterío armado por la manera de transmitir en Occidente este ataque fue llamado por Serguei Lavrov, canciller ruso, un conjunto de "chillidos patéticos". El problema está en que entretanto, el Papa Francisco alzó la voz: "!En nombre de Dios, pido que detengan esta masacre!", dijo,, y se refirió a la "ciudad mártir" de Mariúpol, que lleva el nombre de la Virgen María. Cualquiera que haya seguido mínimamente las noticias con fuentes diversas y contrastables podía saber que Rusia estaba tratando de evacuar al mayor número posible de civiles de la ciudad, lo que finalmente se logró, mientras los ucronazis lo impedían. Lo que cabe preguntarse es qué número de personas encargadas de decisiones importantes está informado o se deja en cambio guiar por montajes de los medios. El Papa no es especialmente inmundo, aunque tienda a la demagogia: tal vez realmente indignado por lo que nunca tuvo lugar, puesto que no había pacientes en el hospital materno-infantil, el señor Sumo Pontífice se condujo como un vulgar cazador de rating. No sería grave si no estuviera un poquito en su "espíritu", por decirlo de la manera más religiosa posible.

     Hace pocos días, misiles rusos se impactaron contra una localidad del oeste ucraniano (Yaroviv) a pocos kilómetros de la frontera con Polonia, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La reacción fue otra vez inmediata: si los rusos se pasaran de unos pocos kilómetros, se supone que la OTAN tendría que entrar en acción. Desde luego, no importa que los ucranianos disparen tan mal que sus bombas caen en territorio de Belarús. Lo que tampoco se dijo es que el lugar cercano a la frontera polaca bombardeado por los rusos era un centro de entrenamiento militar de la OTAN, en pleno territorio ucraniano, en especial con instructores estadounidenses y canadienses. Llegaron mucho antes del ataque ruso. ¿Sería posible saber para qué?¿Para entrenar a Ucrania para qué?

      Dejemos de lado un grado de desorientación que lleva a que muchos no puedan hacerse preguntas elementales, si acaso interesara. Estados Unidos advirtió de inmediato a Rusia de un ataque contra cualquier miembro de la OTAN. Sin embargo, la mayoría de los medios de comunicación masiva occidentales adulteraron las declaraciones del presidente estadounidense Joseph Biden al respecto. Biden no sólo no amenazó con la Tercera Guerra Mundial, sino que declaró que había que evitarla a toda costa. No amenazó con un ataque nuclear contra Rusia. No queda claro, en estas circunstancias, por qué hay bastantes medios que se pusieron más que a especular: a calcular las posibilidades de una guerra nuclear, al grado escandaloso de que un periódico como el mexicano El Financiero entrevistó incluso a alguien de la universidad pública para saber si la radioactividad podría llegar a México. No queda claro si todas las invitaciones a un conflicto nuclear que Estados Unidos no quiere tienen que ver con morbo, y la creencia de que alguien podrá decir después del hongo atómico: "!yo estuve aquí!", tomándose una selfie. O es una manera de salir del aburrimiento que es parte de lo que vende el sistema capitalista junto con la oferta del apocalipsis, porque el kit incluye todo ("!nada más tienes que apretar el botón y gánate un viaje a Disneylandia!").

       Estados Unidos no puede decirles a todos sus empleados y admiradores que la primera potencia militar del mundo, y más si se habla en términos nucleares, es Rusia. En caso de guerra nuclear, morirían cientos de millones de personas y los sobrevivientes, seguramente hoy partidarios de luchar contra el cambio climático, tendrían que soportar el llamado "invierno nuclear" y hambrunas. Europa se llevaría la peor parte y volaría el 25 % del hemisferio norte. Para quienes promueven la bomba atómica desde México, es probable que se les dificultarían sus vacaciones de esquí en Aspen, de playa en Miami o de shopping en Nueva York. En algún otro escenario, la Federación Rusa, sirviéndose de su superioridad militar nuclear y en armas hipersónicas, tendría la manera de hacerle entender a Estados Unidos que no es invulnerable y que incluso podría salir perdiendo. Lo que ocurre es que, a diferencia del Pentágono, que sabe calcular (hasta el último europeo), algunos no han retenido de lo ocurrido en 1989-1991 más que un sentido tal de omnipotencia que creen poder transgredir todos los límites sin que haya ninguna consecuencia. Si prefieren una intentona nuclear a pagar consecuencias, adelante: lo único es que alguien les avise a estos señores de los medios y quienes los repiten que Rusia es la primera potencia militar del mundo, no la segunda.

     Dicho sea de paso, hay quienes quieren inmiscuir a China en los golpes, pese al proverbial oportunismo chino. No es la voluntad del patrón, ni de los chinos, que después de todo no dejan de  calcular la posibilidad de un condominio hegemónico con Estados Unidos sobre el resto del mundo. Más de un especialista chino en relaciones internacionales lo sabe muy bien. No habría que esperar a que el boss se confunda aún más: de por sí confunde a los ucranianos con los iraníes y dice en declaraciones de prensa que el mandatario ruso Vladimir Putin "invadió Rusia". No es él quien manda.      No cabe esperar que Occidente y sus aliados japonesitos entiendan, porque no comprenden y han renunciado a hacerlo, salvo excepciones. Están calculando costo/beneficio de tal forma que es necesario elevarles el costo lo suficiente para que desistan de ciertas aventuras, aunque han decidido esta vez apostarle con todo al colapso de Rusia. 

     Es de esperar que quede claro que si Rusia no ha terminado ya de hacer polvo a Ucrania, es porque le interesa a la primera, a diferencia de los ucronazis y sus aliados occidentales, no hacer una carnicería con la población civil. Agreguemos que el cálculo costo/beneficio es muy útil para hacer ganancias, que es lo que esperan Estados Unidos y sus "socios y aliados", pero no por ello la gente se hace responsable. Rusia asumió la responsabilidad por su sobrevivencia como Estado y por el carácter de la operación militar de control en Ucrania. Esto no excluye eleva el "costo" a los "socios y aliados". Es dudoso que se note la diferencia. Con tal de ganar algo, aunque sea su pellejo, alguien como el presidente ucraniano Volodímir Zelenski está listo a las peores irresponsabilidades. Biden también, sólo que como no es un barón feudal, entiende de costos.

      Estados Unidos, luego de intentar amarrar a China, que entendió muy bien y salió con el eterno lenguaje florido, va por mucho, sino por todo. Rusia no piensa seguir retrocediendo. En estas circunstancias, hay mucho aprendizaje de por medio, para quienes se creen omnipotentes en Occidente, y por si los rusos todavía no conectan entre su manera de renunciar a su pasado y la de ser objeto de arremetidas sistemáticas de los "socios y aliados" No es de inmediato que la problemática se va a resolver, pero en todo caso no es de espectáculo que se trata.




     

domingo, 13 de marzo de 2022

CHILE: HAVING MY BABY

 Quién lo diría. El presidente chileno Salvador Allende dijo poco antes de morir que volverían a abrirse las grandes alamedas, pero no alcanzó a ver que sería para que pasara por ellas un grupo de boy scouts. Digamos de entrada que hay elementos importantes de cambio en el nuevo gobierno de Chile, aunque no se puede negar el protagonismo de ciertos sectores de clase media y antiguos estudiantes. Es muy curioso, pues se está tomando por síntoma de abandono de los resabios de la dictadura lo que no son sino signos de que su herencia perdura, y no nada más porque el nuevo presidente Gabriel Boric no ganó de manera abrumadora, sino en una sociedad dividida.

     Hay síntomas, en efecto. México pareció enviar en su representación a la señora, que no ha querido asumirse como Primera Dama, y que fue a título extraño, previa visita a la Argentina de Alberto Fernández -felizmente asesorado por el chileno Marco Enríquez-Ominami (MEO)- para un discurso por el Día Internacional de la Mujer. Pareciera que las razones de Estado importan poco. Boric fue festejado por igual por Beatriz Gutiérrez Muller que por la ex candidata a dirigir el Fondo de Cultura Económica (FCE) en México, Margo Glantz, feminista empedernida, o Gioconda Belli, nicaraguense revolucionaria de alcurnia que fue a pedirle por los presos políticos de "su" país a Boric. Este armó un gabinete a full de mujeres y feministas. Boric se había apresurado a condenar por lo demás lo que debe parecerle un acto del más salvaje autoritarismo: la entrada, es de suponer, del macho alfa ruso en Ucrania. Boric se distanció igualmente de los gobiernos progresistas de América Latina y ni se diga de Cuba, Nicaragua y Venezuela. No se trata de socialdemocracia, puesto que ésta es una corriente política de capa caída, aunque algunos se la siguen creyendo, como otro fan de Boric, el mexicano Héctor Aguilar Camín. Se entiende que no se quiere una izquierda "autoritaria". Cabe señalar que es de esperar que el Partido Comunista de Chile (PCCh) sepa qué hace: Camila Vallejo Dowling se define ante todo como feminista y tuitea para “todes”.Deberá saber dicho partido si logra conservar su autonomía o si se diluye en los medios de comunicación masiva. Vallejo, vocera de la nueva presidencia, ha condenado por ejemplo a Nicaragua. Es importante que se reconozca el vínculo comunista con el mundo del trabajo, por lo que el ministerio del Trabajo recayó en la miembro del PCCh, Jeannette Jara, abogada y ex dirigente sindical. El otro nombrado es el médico Flavio Salazar, para asuntos de de ciencia, tecnología e innovación. No está de más señalar que las bases comunistas y sindicales no confían plenamente en Boric.

      El gobierno de gineceo de Boric cuenta con 14 mujeres de 24 cargos clave (ministerios). Boric, una personalidad complicada, tiene 35 años. Viene apoyado por el partido Convergencia Social, algo importante: su presidente, Alondra Arellano, tiene 23 años. Es feminista y libertaria. La misma Camila Vallejo tiene 33 años. Convergencia Social no es nada inocente, pese a la juventud de sus dirigentes: es una agrupación afiliada a la Internacional Progresista lidereada por el estadounidense Demócrata Bernie Sanders. Tal vez sea parte de lo que explique que el programa del maternal Boric mezcle propuestas típicamente comunistas con muchas otras propias de algún organismo internacional bajo fuerte influencia estadounidense. 

     Iskia Siches, la nueva ministra del Interior, tiene 36 años. Es feminista y partidaria de la paridad de género, que implica paridad en el acceso a cargos al margen de los méritos en el trabajo. Ministra de Defensa y nieta de Salvador Allende, aunque por lo menos con 50 años, Maya Fernández Allende se declara también feminista : de filiación socialista, creció en Cuba, y hay que señalar que las relaciones cubanas con la izquierda chilena han sido, por decirlo de algún modo, tumultuosas, satelizando a los comunistas y granjeándose a ultraizquierdistas como el empresario Max Marambio, del extinto Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), involucrado en asuntos de corrupción en la isla. El ministerio de la Mujer en Chile quedó en manos de Antonia Orellana, de 32 años, y fundadora de Convergencia Social. La secretaría general de la presidencia recayó en Giorgio Jackson, ex líder estudiantil: de 35 años, nunca le incomodaron sus vínculos con el magnate húngaro-estadounidense George Soros. Jackson catalizó en algún momento la candidatura presidencial de Beatriz Sánchez, de izquierda, para quien Allende era "totalitario". Jackson está incluido en los Global Shapers ("moldeadores de opinión") del Foro Económico Mundial. Revolución Democrática, partido de Jackson, no tuvo inconveniente en recibir en 2012 fondos de la Open Society de Soros. El dinero se destinó a un curioso "activismo" en el sector educativo.

     Con las designaciones suficientes para contentar al empresariado y mantener una política económica "adecuada", pareciera que este kínder quiere quedar bien con todos, aunque está claro que es el resultado de la "rebeldía juvenil antiautoritaria", el tipo de cosas que produce una herencia dictatorial: es la presidente Michelle Bachelet poniéndose a bailar la cueca. No por nada son los boomers que salen a festejar lo que puede ser la inexperiencia piloteada desde modelos foráneos. Como sea, el asunto estará más claro cuando termine otro proceso paralelo: el constituyente. No es que Boric esté haciendo algo histórico e inaugurando una "nueva izquierda": es que Estados Unidos ha entendido la fuerza del llamado "poder blando" para neutralizar cualquier riesgo de radicalización, o para estorbar lo suficiente para que no haya transformación de fondo, como ha estado sucediendo en México y con el bloqueo sistemático al presidente peruano, Pedro Castillo. La completa moderación de Alberto Fernández en Argentina o de Luiz Inácio Lula da Silva si compite en Brasil está garantizada, como probablemente la de quien siga en Colombia. Que el presidente estadounidense Joseph Biden haya decidido quitar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de la lista de grupos terroristas no puede tomarse como un gesto inocente, siendo interesado. En fin, que el gobierno chileno de Boric es un síntoma, ya sabrá cada quién de qué, como este éxito chileno tautológico de la transición, Gondwana (da click en el botón de reproducción):



     

viernes, 11 de marzo de 2022

UCRANIA: DOS O TRES COSAS QUE SÉ DE ELLA

 Hay historias que se repiten, pero que se olvidan. Más de un militar pero también de un gobernante moderado ha sido desalojado del gobierno por simplemente decirle que "no" a Estados Unidos. Así por ejemplo, no hay que olvidar que el panameño Manuel Antonio Noriega se granjeó la enemistad del imperio por decirle que "no" a un funcionario estadounidense para colaborar en una eventual invasión a Nicaragua.

       Estados Unidos nunca consideró la ley de la indivisibilidad de la seguridad europea. Luego de ser electo legal y legítimamente presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich fue llamado a la Casa Blanca estadounidense. El presidente estadounidense Barack Obama le propuso a Yanukovich hacer entrar a Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), algo ilegal, puesto que la Constitución de Ucrania declaraba la neutralidad del país. Yanukovich le dijo que "no" a Obama. Esto fue en el año 2010, y ya para el 2011 comenzó la campaña de desestabilización contra el entonces presidente ucraniano. Nadie se atreverá nunca a decirle nada a Obama. Antes de lo sucedido en el 2014 en el llamado "Euromaidán" de Kíev, capital ucraniana, ahora se sabe que desde junio de 2013 Obama tenía planes para quedarse con Crimea y, lo más importante, la flota rusa del Mar Negro y sus bases navales. Se trataba de una provocación mayúscula, tratándose de una base rusa. Obama quería ni más ni menos que el lugar se convirtiera en una base naval estadounidense. Se puede estar seguro de que esta información no se divulgará ni causará el menor reproche a Obama.

      Que el "Euromaidán" de 2014 fue una trampa es algo que dijo el ministro de Exteriores de un país Báltico: fueron francotiradores del gobierno por llegar que armaron una provovación disparándole a la vez a la policía y a la multitud. El destierro de Yanukovich nunca fue legal. Fue entonces cuando los neonazis se hicieron del poder en Kíev. Nadie condenó al nuevo gobierno ucraniano ni su forma ilícita de hacerse del lugar. Todo lo anterior indica que no hubo quien estuviera dispuesto a enfrentarse al imperio así cometiera ilegalidades graves a las puertas de la Federación Rusa. Si bien es cierto que no es legal la entrada de tropas rusas actualmente a Ucrania, es algo que se puede señalar, pero no cabe  indignarse mayormente si no se dice nada de lo demás.

      Pocos días antes de esta entrada de tropas rusas, Ucrania había decidido lanzar una ofensiva en marzo contra el Donbás, contra los Acuerdos de Minsk II que Kíev nunca cumplió. Tampoco nadie obligó a los ucranianos a cumplir. En esta situación, como en la de Crimea (que no digan los occidentales que no podían saber: lo documentó Oliver Stone), lo único que hizo Rusia es adelantarse a dos maniobras ilegales de Occidente y Ucrania. El mismo Obama presionó por una rápida "conquista" del Donbás con apoyo de la fuerza aérea ucraniana: ésto causó una destrucción masiva de la región, que sin embargo no se rindió.

      Hay elementos para saber no sólo que las fuerzas armadas ucranianas ya estaban respondiendo a la OTAN, sino que Ucrania llegó a ver la posibilidad de dotarse del arma nuclear, aprovechando por lo demás la existencia local de ricos yacimientos de uranio y la infraestructura heredada de la Unión Soviética. No es todo, y no es extraño: con apoyo de Estados Unidos, que siempre que ha podido lo ha hecho, Ucrania estuvo desarrollando biolabotarios en Ucrania, algo reconocido por la actual funcionaria estadounidense Victoria Nuland. Es algo prohibido, al igual que lo anterior, más siendo Ucrania signatario del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.

      Todo lo anterior no se divulgó ni importó porque no era un secreto que iba dirigido contra los intereses rusos, y se creyó que Rusia se posicionaría hasta el infinito como el "país débil" del asunto. Lo demás, sobra: el mandatario ruso actuó como estadista, verdadero jefe de Estado, al tomar la responsabilidad por la existencia del Estado ruso, que contra lo que creen muchos líderes occidentales y los japonesitos tiene todo el derecho del mundo de existir.

      Por la manera en que ha venido actuando y sigue haciéndolo, Occidente le está apostando a la "yugoslavización" de Ucrania, partiendo del Oeste de este país, y con medidas tan irresponsables como la de dar armas a lo loco a civiles, además de usarlos de "escudos humanos", o la de liberar a los presos comunes para que combatan contra los rusos. Pese a que con frecuencia no es de lo más agradable que digamos, hay algo loable en parte de la población ucraniana y que responde bien a la manera de ser del ucraniano "de a pié": la organización para evacuar civiles, en su mayoría, para quienes no están enterados, hacia Rusia, pese a los bloqueos de los neonazis.

     Es una pena: en Occidente seguirán reaccionando sobre imágenes de montaje y griterío, creyendo en guiones ya conocidos hasta el cansancio y viviendo, después de todo, en la mentira y la mala conciencia convertida en indignación moral. Se creyó que se le haría pasar a Putin el "metabolismo perfecto" que se le trata de hacer pasar a la población occidental: hacer pasar el excremento propio por la boca del otro, con perdón del lector. Pero efectivamente, en gustos se rompen géneros. Desde Ucrania y en ruso, otra vez Ani Lorak (da click en el botón de reproducción).



   

    

martes, 8 de marzo de 2022

MÉXICO: EL PEOR ES NADA

 No sería la primera vez que sucede en México: una historia que aparece como radical y empujada desde abajo se ve truncada en gran medida por la fuerza de intereses creados en un sistema político repleto de inercias y de malas voluntades. No es un secreto que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, era más radical hasta 2006. Después tuvo que "moderarse", así le costara hacerlo y probablemente autoengañarse, para granjearse el apoyo de la clase media, que luego le dió la espalda por lo menos en la Ciudad de México, aunque dicha clase está dispuesta a aceptar algún otro candidato oficialista si ofrece conservar e incluso mejorar el cuadro "puertorriqueño" que se creó desde finales de los años '80 y principios de los '90. Ahora que le vino a dar el espaldarazo el muy moderado, histriónico y favorito de algunos "demócratas liberales" (lo dijo en su momento Jorge G. Castañeda, por ejemplo), Luiz Inácio Lula da Silva, el "gobernador" de México, López Obrador, volvió sobre su "idea" -es una pura creencia en el aire- de crear una América unida para todo el continente americano, al estilo de la Unión Europea (UE). Al parecer, no hay nadie para decirle al mandatario mexicano que se trata de castillos en el aire, si la "idea" no salió por lo demás de una hábil cancillería de México en plena candidatura, y que está haciendo las veces del "puente" que Estados Unidos necesita.

      López Obrador no se propuso cambiar de sistema socio-económico. Tuvo la intuición certera de que la gente en un país como México detesta más el robo que la explotación, y se lanzó a la llamada "austeridad republicana" para ahorrar en el gobierno de tal manera que hubiera más recursos disponibles para ayudas sociales. Es probable que se esté logrando, aunque es lamentable que gente como la actual senadora y ex ministra de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se haya negado a que los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se bajen el sueldo como debido, como le tocaba hacerlo también a Lorenzo Córdova y otros en el oneroso Instituto Nacional Electoral (INE). Las ayudas sociales son apenas un parche: no resuelven ningún problema de fondo y no es seguro que remplacen la necesidad de buenos empleos y salarios.

     Lo segundo es que se elevó la corrupción a rango de delito grave, aunque en los casos de enriquecimiento ilícito y de ejercicio abusivo de funciones. Falta que se denuncie, se persiga y se castigue en un país acostumbrado a resolver al margen de la ley. No queda claro si las estructuras gubernamentales intermedias saben qué están haciendo, o si "acatan pero no cumplen". No hay evaluación clara: ha existido un diagnóstico general, pero en todo caso poca divulgación de los resultados, que debieran conocerse mediante una Comisión de Evaluación, por ley. No es el tipo de cosas que se le exijan al gobierno, cuando lo óptimo sería la mejor rendición de cuentas en este terreno y la aclaración de toda suerte de irregularidades. El gobierno mexicano actual no divulga suficientemente sus resultados y no puede limitarse a las "mañaneras" que refuerzan un inveterado presidencialismo. Quedará por evaluar la política petrolera (refinería de Dos Bocas) y de infraestructura (Tren Maya y Corredor Interoceánico), pensada en buena medida para cerrar en algo la brecha entre norte y sur del país. De los pendientes que quedan, está la suerte de una importante Reforma Eléctrica. La Reforma Laboral es positiva, pero fue en cierta medida inducida por Estados Unidos como condición del TMEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá) Hasta aquí, en general, lo positivo.

     Un problema desde el principio fue apostarle a un gabinete, "el mejor de la Historia" (!), que fue una concesión completa al estilo Demócrata estadounidense: "equilibrios" entre jóvenes y viejos y entre mujeres y hombres al margen de sus aptitudes profesionales, y luego, durante la crisis sanitaria, enfeudamiento a Estados Unidos -otra vez- con el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. López Obrador se entrampó entre "lealtades" políticas -mal entendidas- y la necesidad de gente profesional y apta para gobernar: queda la impresión de que ni el propio presidente pudo en su persona con esta contradicción. No es lo mismo ser "luchador social" o "activista" que estar apto para el trabajo profesional de gobernar y resolver problemas de Estado. Así es como se le "tomó la medida" a quien renunció a la razón de Estado, por creerla autoritaria. La autoridad moral no bastó.

     Segundo problema: sabiéndolo el presidente, no parece que haya logrado impulsar la "revolución de las conciencias" ni difundir la orientación ética para el cambio. El "elefante reumático" de abajo no se ha movido y la supuesta "Cuarta Transformación" es un fracaso total, desde este punto de vista como desde el intelectual, en el cual se empuja al estilo Demócrata estadounidense, también. Las formas de degradación capitalista -no sirve de mayor cosa ponerles la hoja de parra del llamado "neoliberalismo"- siguen presentes en la inseguridad muy mal atendida y otras violencias, incluyendo las de una parte del pueblo lumpenizado.

     Tercer problema: sin considerar las experiencias de otros países latinoamericanos, se ha dejado que el "estado de opinión" se instale sobre uno de Derecho totalmente endeble, al grado de que cualquier delincuente, textoservidor o intelectual abajofirmante se crea con el derecho de erigirse en tribunal del presidente, colocándose éste para colmo en el papel de acusado, y siguiendo la coyuntura marcada por los medios de comunicación masiva y su poco disimulada preferencia de polkos por todo lo que se acerque a la anexión o protectorado. El asunto es tan increíble que se puede grabar en vídeo transacciones de Pío López Obrador o grabar al fiscal Alejandro Gertz Manero en audio sin que se castigue a quienes cometen estos actos ilegales y los difunden, como el pseudoperiodista Carlos Loret de Mola. Pese a las promesas y reformas promovidas entre otros por Arturo Zaldívar en el Poder Judicial, no parece que la Justicia funcione en México: no se han resuelto casos tan elementales como los de Brenda Quevedo Cruz o Israel Vallarta, ni como el de la nefasta Isabel Miranda de Wallace. A mediados de sexenio, Gertz no había hecho avanzar seriamente los casos de Emilio Lozoya y Rosario Robles.

      En las condiciones descritas, el gobierno no consiguió consolidar sus logros y se afianzó en cambio el remplazo del débil o casi inexistente Estado de Derecho por el estado de opinión. El grave problema de inseguridad ha persistido, descuidado como siempre por el laxismo de la izquierda, que incluso tolera tranquilamente la infiltración de marchas feministas destinada a agredir gravemente a una policía femenil desprotegida.

     La oposición ha querido dar a entender que no hay más que cambio de clientela. En cierta medida, así es, pero también hay diferencias sustanciales.  La oposición de derecha (Acción Nacional) está completamente lumpenizada, como en gran medida la de Movimiento Ciudadano (MC), con un gobernador, el de Jalisco, Enrique Alfaro, que puede eludir la Justicia, aún con fuertes vínculos con el crimen organizado. Es lastimoso el suicidio del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Por lo visto, lo que se ha dado en llamar "neoliberalismo" -el capitalismo financierizado- resultó más fuerte de lo que podía creerse con la "ola progresista" latinoamericana. El problema sigue estando en la capacidad del Estado nacional para sobrevivir como tal frente a dicho capitalismo. Probablemente López Obrador salga del gobierno con los claroscuros con los que salió de la jefatura del Distrito Federal, cuando tampoco consiguió un equipo profesional a la altura. Con una fuerte violencia, sin estado de Derecho, sin que se superen los hábitos de clientela, con el peor de los "estados de opinión", con medidas paliativas y no de fondo, salvo excepciones, sin estadistas de verdad (no lo han sido desde hace rato muchos presidentes de México), con anhelos anexionistas apenas disimulados en sectores no desdeñables de la población, México no acaba de pagar lo que para muchos es lo más deseable: es una ley que la integración de un país subdesarrollado con uno desarrollado genere lo que alguien llamó alguna vez "el desarrollo del subdesarrollo". Se puede persistir en el ánimo sesentaiochero y, creyendo ser realista, pedir lo imposible. La autodenominada "Cuarta Transformación" es una contradicción viviente. El histriónico de Lula con su espaldarazo no cambia mayor cosa (foto). Repetir una y mil veces la palabra "bienestar" no constituye un proyecto integral de Estado nacional.


 



domingo, 6 de marzo de 2022

RUSIA-UCRANIA: NO SOMOS TEXTOSERVIDORAS

 Ante el conflicto en Ucrania, Occidente ha seguido los guiones preestablecidos de casos previos, trátese de Yugoslavia, Irak o Libia, por mencionar los más sonados. Ya se ha dicho que tanto los "socios y aliados" como los dirigentes ucranianos están apegándose lo más que se pueda a las posibilidades de "yugoslavizar" Ucrania. 

     Hay un límite: Estados Unidos sabe que en caso de cruzar al terreno nuclear corre riesgos serios, mientras que, de otra manera, puede tratar de atizar el fuego quemándose lo menos posible, por no decir que nada. Sucede que desde hace algunos años, sin que "socios y aliados" hayan querido enterarse, Rusia es una potencia militar superior a Estados Unidos, lo que limita cierto tipo de escalada. 

     Lo que se decidió desde los años '90 en Estados Unidos es "reventar" de mil y un maneras a la Federación Rusa, lo que no excluye -así lo dispuso por ejemplo la corporación estadounidense RAND- poner aquella a correr de un lado a otro a "apagar fuegos" para dispersar fuerzas en la periferia: se trató de hacer en Nagorno Karabaj, en una disputa entre Azerbaiyán y Armenia empujada por los turcos y en Kazajistán, donde una intervención relámpago de la Organización para el Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) impidió que las cosas pasaran a mayores. Desde hace tiempo que se hace en Ucrania, que vino no sólo reforzando los lazos militares con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sino incluso -entre las gotas que derramaron el vaso- amenazando, por boca del presidente Volodímir Zelenski, con salirse del Memorándum de Budapest de 1994, que le prohíbe a los ucranianos dotarse del arma nuclear.

     Se puede estar indignado y con razón por la segunda violación de la integridad territorial de Ucrania, luego del asunto de Crimea, pero la dizque "opinión pública" occidental, incluyendo a la izquierda y algunos comunistas, estuvo ausente de cualquier indignación ante un avance de la OTAN y otras fuerzas (desde Afganistán, por ejemplo, y hasta la actualidad, como lo demostraron los disturbios en Kazajistán) destinado a poner en entredicho la existencia misma del Estado ruso. Las cosas cambian. Es el tema principal, puesto que fue el dictado por la política exterior Demócrata desde los años '90, con el presidente William Clinton. Está en el libro de mediados de los años 90 del fallecido halcón Demócrata Zbigniew Brzezinski, El gran tablero mundial: apoderarse de Ucrania, pero también dividir a Rusia en tres. Seguramente no moleste mientras el ataque no caiga del lado de algún "socio o aliado". 

     No hay que omitir la dimensión circense, puesto que Zelenski es cómico de profesión: la petición de zona de exclusión aérea, a sabiendas de que es poner a Rusia y la OTAN y Estados Unidos frente a frente; la difusión de que "la soldadesca rusa viola a cuanta mujer ucraniana encuentra a su paso" (versión libia del asunto: seguramente Rusia distribuye Viagra entre sus tropas); la "catástrofe humanitaria que amenaza a Europa con hordas de refugiados" (versión siria del asunto: la culpa será del régime, Putin o Bashar); el espectáculo de las "centrales nucleares en peligro" (!cuidado, otro Chernóbil!: versión soviética del asunto); los supuestos ataques a "civiles indefensos, incluyendo a niños" (versión irakí del asunto: Putin, otro Sadam), etcétera. Los guiones se parecen y no se necesita mucha materia gris para pensar que se ensayó previamente en otras partes lo que finalmente habría de llegar a Rusia. Está claro que no se trata de ayudar a Ucrania, sino de hacer colapsar a Rusia.

     Todo está hecho para el siguiente propósito: endurecer de tal forma las sanciones de todo tipo contra Rusia que se le pueda apostar al colapso de este país. No indigna a nadie aunque sea en un clima incluso peor que el de la Guerra Fría, con sanciones por lo demás ajenas al Derecho comercial internacional. Para el caso, da igual que algunos se confundan (incluso dentro de Rusia) y deambulen entre la Unión Soviética y el chovinismo panruso o el imperio de los zares. La OTAN no se extendió por casualidad hacia las fronteras rusas, sino a la expectativa de algo que sólo puede ser alguna ganancia, puesto que el sistema capitalista se rige así: el beneficio de provocar y presionar también para obligar a Rusia a la carrera armamentista y a gastar recursos en ella a riesgo de no tener para otros sectores de la economía, y del descontento de la población.

     El asunto no es de izquierda ni de derecha, pese a las risitas tontas de un lópezobradorista mexicano como Jorge Zepeda Patterson, que se suma al coro contra los supuestos "trasnochados" y sus "mezquinos argumentos ideológicos" (vaya necesidad de etiquetar...), o las otras risitas de Pedro Salmerón Sanjinés, lópezobradorista de Palacio, que "ni con Putin ni con Zelenski, menos aún con la OTAN". Desde 1989-1991, es al unísono: "!sobre todo no me vayan a confundir!". Y no me confundan con Noriega, ni con Milosevic, ni con Husein, ni con al-Asad, ni con Gadafi, ni con ninguna víctima de alguna agresión occidental. !Es que "algo habrán hecho"!

     Pongamos las cosas de otra manera, puesto que no se está en un partido de futbol. Nadie dijo nada ante lo que se anunciaba como un cerco a Rusia, desde hace tres décadas, tal vez porque se cree con frecuencia en el mundo actual que, a fin de cuentas, nada tiene consecuencias. ¿Tiene el Estado ruso derecho a existir?¿O no es que no lo tenga o que sí, sino que el asunto nos tiene sin el menor cuidado, mientras no le caiga una bomba nuclear a Estados Unidos, o salvo que nos permita seguir maniobrando entre potencias para sacar nuestra renta de posición? Desde luego, hay más, y de fondo: ¿se puede negar toda la historia soviética y el debate sobre la misma creyendo que "socios y aliados" no se regocijarán con la manera de reescribir la Historia?

     Estados Unidos piensa hacer su agosto: vendiendo armas, desde luego, y jugando sobre los precios de los energéticos, en particular para ganarles a los rusos el mercado europeo de gas natural licuado. No hay que olvidarlo: "los rusos fuera; los alemanes abajo". Desde que era vicepresidente estadounidense, con la presidencia de Barack Obama, el actual mandatario Joseph Biden había anunciado que "algo muy fuerte" iba a ocurrir con Rusia. Para quien quisiera saberlo, estaba más o menos claro desde la primera guerra del Golfo, en 1991: poner a prueba el armamento soviético de Husein, como poner luego a prueba a los rusos en Siria, creando una amenaza islámica fanática capaz de infiltrarse por el Caúcaso y por Asia Central; controlar el Mediterráneo, dejando a Libia fuera de la "jugada", para adentrarse a provocar, por lo demás ilegalmente, en el Mar Negro, lo que va contra la Convención de Montreux (que invocó Turquía para bloquear a buques rusos en el estrecho del Bósforo), sin que a nadie se le ocurra defender soberanía alguna; intentar y con frecuencia lograr "revoluciones de colores" en la periferia ex soviética; inmiscuir a Japón y Corea del Sur en el escudo antimisiles contra Rusia. ¿Nadie se dió cuenta de que la OTAN mentía al instalar escudos antimisiles en Polonia y Rumania pretextando que era contra Irán y, en el colmo, contra Corea del Norte, desafiando todas las leyes de la balística?¿Por qué no se quiso tomar en serio el argumento de que la guerra en los Balcanes era para liquidar al último ejército de Europa Oriental, el yugoslavo, capaz de estorbar el avance de la OTAN hacia Rusia? Los misiles iraníes Shahab no son de largo alcance y no podían llegar más allá de partes muy limitadas del sur de Europa. ¿Para qué meter a los países del Báltico a la OTAN y ofrecer la adhesión a Suecia y sobre todo Finlandia?¿Y las provocaciones hasta en el Artico?

       Se puede condenar la violación de la soberanía territorial ucraniana si se condenan las guerras ya mencionadas, lo que no se hizo, o el golpe de Estado del Maidán en 2014 en Ucrania, sobre lo que se calló, pese a que fue depuesto un presidente legítima y legalmente electo: incluso para la izquierda, que no entendía nada, había que repetir a coro contra Husein, Gadafi, Milosevic, Bashar al-Asad -o Viktor Yanukovich- y abrirle el camino a la guerra exigiendo al mismo tiempo "no violencia", como supo denunciarlo atinadamente el estudioso comunista italiano Domenico Losurdo. No vieron venir nada porque creyeron que la caída de la Unión Soviética no traería ninguna consecuencia. Si molesta la guerra, hay que condenarla por igual donde ocurra: no nada más cuando proviene de Rusia. Es como la gracejada del antitotalitarismo: a todo vapor contra el comunismo, calla cuando los émulos de Stepan Bandera, colaborador ucraniano de los nazis, toman el gobierno en Ucrania, o cuando los rusos acaban de vencer al batallón neonazi Aidar en la misma Ucrania, al sudeste, este 2 de marzo, mientras en Kíev, capital ucraniana, el alcalde y ex boxeador Vitali Klitschko arma a sus milicias con el código supremacista blanco C14. Ninguno de los perseguidores de los "crímenes de odio" se dió cuenta de lo que se dedicaron a hacer estas milicias neonazis: matar periodistas independientes, por ejemplo. Tampoco hubo la menor protesta por los más de 13 mil muertos en el Donbás ucraniano, muchos de ellos civiles y a manos de neonazis.

     Algo no suena convincente en ciertos llamados a la pacificación (¿también quieren cascos azules?) y en el tipo de gárgaras, buches y expectoraciones de quienes, condenando a Rusia, se pasaron tres décadas o más encontrándole las coartadas a las agresiones occidentales -lo que incluye Panamá, Somalia y Yemen, como parte de una misma estrategia, sin que algunos panameños sean capaces de entender lo que firmaron a medias en 1977-. 

     Es la misma gente, coincidente entre la izquierda y la autodenominada "demócrata liberal", que se inclinó por los Demócratas -y sus aliados Republicanos del "Estado profundo"- contra el presidente Donald Trump , y gente como la hoy ex secretaria de Estado Hillary Clinton, partidaria de suministrar armas a los ucranianos para "crear un Afganistán"(lo dijo tal cual), el mismo Biden (con su hijo metido en escándalos de corrupción con gas ucraniano), el señor Bernie Sanders, convencido de que el lío lo armó Putin, y otros tantos. ¿Por qué la Justicia no ha perseguido al hijo de Biden, Hunter, siendo que estaba en los negocios más turbios en Ucrania y que el actual presidente intervino para frenar al procurador ucraniano?¿Por qué no se le dió seguimiento al caso, que trató de rastrear Trump?

      Si los occidentales y los ucranianos quiebran todas las leyes, es que están con algo de "chispa" esta noche; si el mandatario ruso lanza una operación militar de control en Ucrania, es que está "perdido de borracho" y es un ebrio de peligro al que hay que meter al ministerio público más cercano. Así funcionan las cosas entre la gente de dinero: se perdona todo. Para quien no es parte de esta gente VIP, se aplica el rigor de la ley. Es en esta perspectiva totalmente mundana que se ubican los medios de comunicación masiva occidentales y sus textoservidores o, en inglés, presstitutes, parafraseando al estadounidense Paul Craig Roberts.

      Alguien que se tome la molestia de ver un mapa de las operaciones militares podrá ver que no hay invasión alguna de Ucrania, sino una operación limitada con objetivos muy precisos. No se trata de justificarla, pero también hay algo de sentido común: es de suponer que si el vecino, además de organizar fiestas ruidosas a altas horas de la noche, de repente amenaza con venir a romperme el hocico porque "le caigo mal" y dice que a la siguiente vendrá pistola en mano, mientras el número de emergencias no contesta, estoy en el derecho de tomar las medidas apropiadas para mi defensa propia. Si nadie hace valer la ley de condóminos y tengo la oportunidad de ir a casa del vecino para quitarle el arma, tal vez deba hacerlo. Lo chistoso es que todo el mundo festeje al vecino porque "invita a sus fiestas" y "cae bien" al margen de lo que hace. El nivel occidental de opiniones sobre el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania parece confundir la explicación y el argumento. Es decir: se justifica, pero no tiene argumentos sólidos. Si los tuviera, no censuraría al oponente. Ani Lorak, desde Ucrania, pero en ruso (da click en el botón de reproducción).







    

jueves, 3 de marzo de 2022

HAITÍ: YA SE SUPO

 De ninguna manera debe creerse a pie juntillas que en el "estado de opinión" occidental y japonés existe un interés verdadero por lo que sucede en otras latitudes. Nunca deja de ser apasionante pronunciarse a la distancia y con la creencia en la invulnerabilidad propia, a más de tragarse todo lo que dicen los medios de comunicación masiva.

      Cuando Estados Unidos deja tras suyo Estados fallidos, la verdad es que al "estado de opinión" le importa un comino: tal es el caso de Haití, donde no parece valer la pena indignarse de nada porque no reditúa. El asunto es estar siempre especulando y obteniendo ganancias en la coyuntura, así sea sin darle seguimiento a nada. Hace rato que el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise cayó en el olvido.

     El caso es que Joseph Félix Badio, ex funcionario del Ministerio de Justicia haitiano buscado por su involucramiento en los hechos, habló varias veces con el actual primer ministro Ariel Henry poco antes de que Moise fuera ejecutado. Pero además, ambas personas (no son personajes: no estamos en el teatro) siguieron en contacto después de muerto el mandatario. Buscado por la policía, Badio fue incluso a visitar a Henry. 

      Resulta que el crimen fue financiado, entre otros, por Rodolphe Jaar, empresario y narcotraficante. haitiano de origen palestino. Jaar y Badio se conocían muy bien, y el segundo le aseguró al primero que Henry, palabras más, palabras menos, serviría de buena tapadera. Jaar asegura que Henry ayudó a Badio a escapar. A Henry se le pidieron explicaciones: muy fácil, despidió a quienes se las pidieron. Jaar, dicho sea de paso, implicó al jefe de policía Frantz Elbé.

      Badio dijo que se unió al plan porque le aseguraron que contaba con el respaldo de Estados Unidos. Un antiguo comando colombiano , Mario Palacios, ya había sido acusado en los mismos Estados Unidos de conspirar para matar a Moise.. Jaar recibió una llamada de uno de los mercenarios colombianos poco después de la muerte de Moise: "la rata ha caído".

    El juez haitiano Gary Orélien incriminó a Henry como uno de los autores intelectuales de la muerte de Moise, y una parte del pueblo haitiano ya ha pedido la salida de Henry. El hecho es que Estados Unidos debe saber mucho, sobre todo que en su territorio han estado declarando varios de los implicados. Sin embargo, es probable que se privilegie la estabilidad de Haití: no volver sobre el tema de la lista de oligarcas haitianos involucrados en el narcotráfico, lista que le fue robada a Moise, y tomarse todo el tiempo de organizar elecciones, mientras el país sigue pudriéndose gravemente, para priorizar las conveniencias geopolíticas obvias. Para quien quiera averiguarlo, fueron los Demócratas, con la familia Clinton y su Fundación a la cabeza, que se las ingeniaron para lucrar con las tragedias políticas y naturales del país caribeño. Tal vez quepa saber que lucrar con un problema no significa resolverlo, al menos no en la cabeza de un capitalista. Situaciones como ésta, lucrar mientras se siembra el caos, son propias de los campeones del capitalismo o, más aún, del gran campeón estadounidense. ¿Qué ocurre a cada problema internacional? Una jauría se lanza a buscar su parte de ganancia para dejarlo todo tirado después. Ni modo, por ahora no se puede más que seguirle el ritmo al nefasto ex presidente haitiano Michel Martelly (da click en el botón de reproducción):



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...