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miércoles, 6 de julio de 2022

¿CUÁL MULTIPOLARIDAD?

 La creencia en un mundo multipolar es más endeble de lo que parece, a pesar de que se han aferrado a ella países como Rusia y China. No hay que olvidar que, hasta nueva orden,  se ha mantenido la alianza sinérgica entre Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Japón, que conforman lo que el economista egipcio Samir Amin llamara el "imperialismo de la tríada", para el cual el presidente estadounidense Donald Trump era un peligro. Cabe aclarar, contra lo considerado por el presidente ruso Vladimir Putin en el reciente Foro de San Petersburgo, que "Europa" no perdió soberanía, porque desde la segunda posguerra no la tiene: la integración europea se hizo a la sombra de Estados Unidos, frente al bloque soviético, y excepciones como el líder francés Charles De Gaulle o el alemán Willy Brandt, favorables a una mayor autonomía, terminaron relegadas. Durante la Guerra Fría, por ejemplo en la negociación sobre los misiles, Europa Occidental estuvo a remolque de Estados Unidos. Los planes del Comité para la Seguridad del Estado (KGB) para integrar un enorme espacio euroasiático dividiendo a Europa Occidental de Estados Unidos no se consumaron.

       Algunos consideran al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), al que eventualmente se incorporaría Argentina, como el germen de la multipolaridad, aunque es un invento financiero de Goldman Sachs. "Polo" supondría capacidad de atracción en uno o varios terrenos.

     India no llega ni a potencia regional en el Indico o Asia Central, y está sumida en el marasmo pese a tener al muy popular primer ministro Narendra Modi. India se ha acercado muchísimo a Estados Unidos con Modi, de tal forma que integra un grupo de contención contra China, el QUAD (Asociación de Diálogo Cuadrilateral), que incluye, además de a Australia, a Estados Unidos y Japón. La orientación india no es la de antaño, con Nehru o los Gandhi, sino bastante proestadounidense.

      Sudáfrica no es polo de nada. Lo fue en tiempos del apartheid en el Africa Austral. Hoy Sudáfrica es un país que, al igual que India, no tiene modelo social que proponer, porque el país está sumido en la corrupción. En Africa juega un papel más importante Nigeria, plataforma estadounidense de entrada en ese continente, y polo de atracción cultural, dentro de ciertos límites, pero en todo caso con mayor fuerza que Sudáfrica.

     Brasil no es tampoco polo de nada, ni lo fue cuando era presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En ese entonces, era la Venezuela de Hugo Chávez, para bien o para mal, la que empujaba a la integración sudamericana y más allá. Brasil no destaca ni como potencia regional en Sudamérica, a reserva de lo que vaya a hacer Lula de ganar las próximas elecciones de octubre. es pura "teoría Viagra", es decir, la creencia de que lo que importa es el tamaño, pero ninguno de los tres casos citados alcanza para hablar realmente de nuevos "polos de atracción".

      China es la potencia regional del Asia-Pacífico y potencia económica internacional. Este sí es un factor a tomar en cuenta. Rusia no alcanza a ser potencia regional en Eurasia, salvo en una importante unión con Belarús: el Caúcaso es antirruso en buena medida (Azerbaiyán, Georgia) y hay igualmente fuertes tendencias antirrusas en Asia Central, como lo demostraron hace poco las dificultades en Kazajistán (ahora ha sido el turno de Kirguistán de prohibir películas rusas, por ejemplo).

      No tiene mayor caso recitar algo que decidió una casa financiera como Goldman Sachs, y tampoco declarar el fin de una "unipolaridad" que no es tal, por más que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tenga ambiciones planetarias. Estados Unidos, como el capitalismo, pelearán por su sobrevivencia, pese a los signos ciertos de decadencia. El problema está en que en realidad prácticamente no hay un verdadero polo alternativo desde el punto de vista social.

      Las autoridades rusas, ciertamente dispuestas a confrontar a Estados Unidos, difícilmente pueden basarse en la sola política exterior. Para ser un "polo", deberían mostrarse capaces de resolver los problemas sociales que el capitalismo no puede resolver. En este sentido, cuenta lo que se concrete de lo encargado al primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin: aumentar los ingresos de la población, cuando el 80 % de las familias tiene dificultades en llegar a fin de mes y hay pobres por millones. Deberá cumplirse con la Constitución, en el sentido de que se garantice un salario mínimo al menos igual al coste medio de la vida. No queda claro que un tecnócrata sea lo mejor para fines sociales. La otra posición, más radical, es la del encargado de relaciones euroasiáticas, Serguei Glaziev. Pese a las sanciones, la ruptura de Rusia con el capitalismo no se ha dado, y la orientación es más bien hacia lo que el economista serbio Branko Milanovic llama (como también para China) "capitalismo político".

     Lo que espera mucha gente, probablemente más de lo que se cree, es otra forma de vivir, realmente alternativa, que por lo demás China no tiene de dónde presumir. No se trata, contra lo que cree Putin, según lo expresó en el Foro mencionado, de que la riqueza cultural del mundo no cabe en "un solo patrón", si bien sería adecuado no desdeñar el "poder blando" estadounidense (en lo ideológico). Se trata más bien de un asunto de valores y de capacidad para universalizarlos, en vez de hacer proliferar los culturalismos particularistas de las "almas bellas" (la "Rusia eterna" o sabrá Dios qué): sigue siendo Estados Unidos quien tiene la batuta en este terreno, aunque haya topado en Rusia con restos universalizantes del sovietismo.

      Hay tendencias en juego. Otra cosa son las proyecciones, que no pasan de ser ejercicios. Hablar de multipolaridad no es justamente sino un ejercicio que, por ahora, no corresponde a la realidad. Incorporar a Argentina no haría más que darle al asunto aires de grandeza, sin resolver gran cosa. Mucha gente no nada más quiere vivir mejor en términos materiales, contra lo que creen muchos gobernantes: también espera valores distintos, y en todo caso, no obscenamente antisociales...como la riqueza del señor Mishustin, por cierto, o la de los millonarios adueñados del partido oficial en China.

Dos brasileños se ponen a la felicidad en español (da click en el botón de reproducción)



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