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domingo, 10 de julio de 2022

ECUADOR: LA MISMA GATA, PERO REVOLCADA

 No es un secreto que el actual gobierno del Ecuador, presidido por el banquero Guillermo Lasso, llegó en parte gracias al apoyo indígena. Resulta un tanto curioso que se le haya criticado al ex alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, de derecha, su idea de federalizar al país sudamericano, como si quisiera hacer de la provincia del Guayas su "hacienda". Con frecuencia, la gente de la sierra no se comporta de otro modo, y aquí se incluye a los indígenas.

      Lasso decretó medidas impopulares, como lo había hecho anteriormente el presidente Lenín Moreno, quien tuvo que echarlas para atrás. En cierta medida, Lasso también, y por los mismos motivos: la presión de los indígenas, en especial de la sierra centro-norte, a la que se agrega la Amazonía. El gran señor y sus siervos estaban en desacuerdo, pero ambos tomaron las suficientes precauciones para "hacerse de a buenas" cuando los partidarios de la Revolución Ciudadana (hoy en la UNES, Unión por la Esperanza) intentaron en la Asamblea la destitución de Lasso, para lo que lograron el voto de Pachakutik, organización indígena. No muy maltratado, el líder Leónidas Iza, de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), "bajó el tono" de las protestas; Lasso hizo su parte y, después de la juerga, cada uno volvió a la necedad anticorreísta. Lasso tiene en mente un "modelo", la receta que le dan de afuera, y los indígenas se han mostrado incapaces de articular una visión de país, remitiéndose a contener lo más impopular, el alza de los precios de la gasolina. Hubo gente que supo infiltrar las protestas para que escalara la violencia y los juerguistas temieran acabar a puñetazos, sin saber siquiera por qué. El de Lasso se mostró como un gobierno fallido. Los indígenas resisten, pero no proponen más que el "no". Tampoco es seguro que el correísmo esté siempre bien orientado, pero lo cierto es que el ex mandatario Rafael Correa tiene idea de cómo encaminar al Ecuador al desarrollo. Es esta posibilidad o, cada vez más, el naufragio en el Estado fallido. No es seguro que la Revolución Ciudadana (hoy en la UNES) tenga preparación suficiente, y entretanto queda reiterada la fragmentación del país, por la orientación pro-correísta de la costa.

    A diferencia del trato más bien amigable para Iza, hace cerca de un mes el ex vicepresidente Jorge Glas fue llevado de vuelta a la cárcel, mientras Correa se había visto obligado a pedir refugio en Bélgica. Esta vez, la intentona fue contra la prefecta correísta de Pichincha, Paola Pabón, acusada de supuestamente financiar las protestas de la CONAIE.

     No es sólo que en el Ecuador no hay el menor estado de Derecho, lo que por lo demás está lumpenizando al país. Es que no hay capacidad de gobierno y el Estado está dejando de poder cumplir con servicios básicos, como el de salud. No es revirtiendo todo lo ganado en tiempos de Correa que se logrará nada, salvo evitar salir de un marasmo que es el estado habitual de miseria humana a la que se está sumando peligrosamente el narcotráfico. Ni para pensar qué está sucediendo culturalmente que está siendo utilizado por el conservadurismo habrá lugar si el país se descompone a grados como los de Haití o Paraguay. Albazos, no balazos (da click en el botón de reproducción).



EL BALBOA QUIERE DÓLAR

 No queda claro por qué algunos se lanzan a anunciar triunfos imposibles: como era de prever, la candidata popular Maribel Gordón obtuvo en ...