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domingo, 17 de julio de 2022

MÉXICO: OTRA VEZ R-UNO

 A diferencia de las cubanas, las autoridades mexicanas son muy asustadizas cuando está en juego la relación con Estados Unidos. El motivo tiene que ver más con colusión que con prudencia.

       En la captura reciente del narcotraficante Rafael Caro Quintero en Choix, estado de Sinaloa, en México, participaron agentes de la la DEA (Administración de Control de Drogas) estadounidense, de manera muy poco encubierta, ya que la misma DEA fue la primera en salir a vanagloriarse del asunto. Nadie en México se indignó mayormente. Caro Quintero ya había estado 28 años en la cárcel, acusado entre otras cosas del secuestro, la tortura y el asesinato de Enrique Camarena, agente de la DEA, en 1985. Caro Quintero fue liberado en 2013, aunque vivía a salto de mata, probablemente sin tener siquiera mucho que ver con los desmanes de su parentela del cártel de Caborca en Sonora. Caro Quintero afirmó hace mucho haber estado en donde fue torturado y asesinado Camarena, pero sin participar en los hechos.

      No es un secreto que, pasada la abundancia del sexenio de José López Portillo (1976-1982), el gobierno de Miguel De la Madrid pactó con el cártel de Guadalajara (del que formaba parte Caro Quintero) meter dinero en la economía mexicana en crisis, a cambio de que aquél pudiera traficar droga hacia Estados Unidos. El asunto llegó más lejos: una parte de las autoridades mexicanas pactó utilizar al cártel y a Caro Quintero para que la Central de Inteligencia Americana (CIA) pudiera entrenar a contras nicaraguenses a cambio de pasar droga desde Colombia a Estados Unidos, vía México o, para ser más concretos, vía un rancho de Caro Quintero. La administración estadounidense de Ronald Reagan tenía que actuar de esta manera dado que el Congreso de Estados Unidos prohibió legalmente ayudar a los contrarrevolucionarios nicaraguenses (enmienda Boland de 1982).

       El periodista mexicano Manuel Buendía pagó con su vida estar en la pista de la colusión descrita, aunque es probable que haya sido asesinado sólo por iniciativa de José Antonio Zorrilla, jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), sin anuencia probada del entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz. Zorrilla le pasaba información a Buendía...al mismo tiempo que era cómplice del cártel de Guadalajara.

      Otro en dar con la colusión fue entonces Camarena, que iba tras el rancho de Caro Quintero donde se "triangulaba". Por lo mismo, el cártel de Guadalajara y algunos altos políticos y militares mexicanos estaban interesados en sacar a Camarena de la "jugada". Sin embargo, la orden de agarrar al agente de la DEA para torturarlo y saber hasta dónde sabía salió del agente de la CIA cubano-estadounidense Félix Ismael Rodríguez, uno de los participantes en la captura de Ernesto Che Guevara en Bolivia en 1967, y que podría haber estado entre quienes decidieron, contra la opinión de la misma CIA, que era lo mejor matarlo.

     Hay un problema: el actual encargado de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en México, el ya mencionado Manuel Bartlett Díaz (hoy miembro del Partido del Trabajo) ha sido mencionado como uno de los políticos presentes en la tortura a Camarena. Investigado por los hechos, hasta hoy Bartlett no puede pisar suelo estadounidense.

    A los torturadores de Camarena se les "pasó la mano", y lo que se le pidió a Caro Quintero es que encontrara un médico, pero el agente de la DEA falleció. Caro Quintero no habría mentido al decir que estuvo en el lugar, pero no tomó parte de los hechos físicos que terminaron con la muerte de Camarena, en una casa de Guadalajara. El problema aquí está en Bartlett, quien ha negado haber tenido "relación con narcotraficantes" y ha dicho no saber nada del caso Camarena. Lo cierto es que, de haber tenido alguna forma de contacto con la CIA, Bartlett no sería el único en haberlo hecho, sin que ello lo convierta en nada: los presidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, además del alguna vez encargado de la DFS, Fernando Gutiérrez Barrios, tuvieron contactos con la CIA sin ser por ello agentes del espionaje estadounidense. No hay que confundirse: Díaz Ordaz y Echeverría fueron en su momento secretarios de Gobernación (como lo sería mucho más tarde Gutiérrez Barrios)..En otras palabras, salvo en los sexenios de Luis Echeverría (Mario Moya Palencia) y José López Portillo (Enrique Olivares Santana y el especialmente inteligente Jesús Reyes Heroles), la presión del espionaje estadounidense sobre funcionarios mexicanos no amainó. En este contexto, estos mismos funcionarios parecen haber encontrado de lo más natural colaborar con la CIA. Las cosas cambiaron entre 1988 y 1994, puesto que el enlace con los estadounidenses se hacía a través del jefe de la Oficina de la Presidencia, quien le rendía cuentas al Consejero estadounidense de Seguridad, Brent Scowcroft. Con la sola idea de seguir esta pista en el caso Colosio, las autoridades mexicanas vuelven a dejar de serlo.

       El actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pareciera como muchos otros creer que instalarse en la contradicción es resolverla: le hago al mismo tiempo a los trabajadores y los empresarios, a la América Latina y a la súper relación con Estados Unidos, etcétera...Ahora tiene un problema encima que le sembraron muy alegremente los estadounidenses. Pero no pasa nada:Félix Ismael Rodríguez quedó impune, siendo el artífice del secuestro, tortura y muerte de Enrique Camarena. No es cualquier persona. Participó en la invasión de Bahía de Cochinos, estuvo en Vietnam del Sur, protegido de John F. Kennedy, al mismo tiempo parte de la mafia anticubana, clave en la persecución contra Guevara,  y ligado al escándalo "Irán-Contra" con George Bush padre. El documental The Last Narc muestra el interrogatorio de Rodríguez a Camarena, junto a policías de la DFS (en particular Sergio Espino Verdín, entrenado para "interrogatorios" por la CIA) y probablemente escoltas del narco Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto. Rodríguez  no es cualquier agente: fue condecorado varias veces en Estados Unidos. Nadie en México lo va a culpar de nada. Las "consignas" implícitas del caso son otras. Aunque la culpa de R-UNO no se la tragaban mucho los Broncos de Reynosa (da click en el botón de reproducción).



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...