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viernes, 9 de junio de 2023

¿ALÓ, PRESIDENTE?

 Los medios de comunicación masiva juegan en distintos países papeles que no les corresponden. Son bastante más que el "cuarto poder".

      Pongamos el caso de Francia. El actual presidente, Emmanuel Macron, salió prácticamente de la nada y logró hacerse de su primer mandato gracias a los medios, y a un aparato de justicia que se prestó a fabricarle casos al candidato de centro-derecha, Francois Fillon. "Tenía que" llegar Macron porque era el candidato de la alta finanza. No es nada más en el Sur que se da el contubernio entre medios y aparato de Justicia.

      El caso ahora de Donald J. Trump es flagrante. El aparato de Justicia es capaz de mucho en Estados Unidos cuando también es mucho lo que está en juego, por lo que se hace todo lo posible por "quemar" a Trump. De hecho, el actual mandatario estadounidense, Joseph Biden, fue declarado vencedor de las elecciones antes de que hubiera concluido el proceso y una resolución oficial: más de un mandatario se apresuró a felicitar a Biden sobre una declaratoria de triunfo de los medios, y por ende sin carácter legal, ni oficial. No está de más recordar cómo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, prefirió a esperar el resultado oficial.

     Si de México se trata, es lamentable el espectáculo de linchamiento contra "la ministra plagiaria" del mismo tipo que el del pasado sobre "la secuestradora francesa". Seguramente haya que felicitar al conocido campeón de los montajes.

     El que fuera presidente del Perú, Pedro Castillo, fue víctima de criminalización antes del error cometido que le costó el cargo. El aparato de Justicia peruano se puso a andar a partir de lo que Castillo llamó el "libertinaje de los medios", sin que dicha criminalización fuera denunciada por quienes andan con la lucha contra el lawfare en la boca, y lo reconocen cuando juntos, medios y Justicia, no dudan en lanzarse en Argentina contra Cristina Fernández de Kirchner.

      Para ir más lejos, en Rusia los medios oficiales van bastante más lejos que el mandatario Vladimir Putin, que se contiene. Si fuera por algunos medios rusos y sus invitados, Rusia ya habría caído en la provocación de irse a meter en Transdnistría, Odessa o hasta la frontera polaca.

     Más de un presentador se cree lo que no es: no entrevista, sino que hace un interrogatorio, con una insolencia que sugiere que más de un medio cree estar por encima de la Justicia: algunos presentadores ecuatorianos son un buen ejemplo. Se llega a situaciones en las cuales hay que interrumpir o amenazar con irse ante un grado de insolencia que, aquí sí, tiene rasgos fascistoides (los de "pasar al acto").

     En campaña, no queda claro, menos con los formatos de debates televisivos, si hay otro interés que el de hacerse de rating, en vez de hablar seriamente y presentar propuestas. También podrían poner a los candidatos a exhibiciones de lucha en el lodo, como les gusta a los estadounidenses. Los formatos están hechos para impedir hablar. Lo preocupante es que no queda claro si los candidatos se dan cuenta de que la sociedad y los medios no son lo mismo, como tampoco los medios y la opinión pública.

      Si tantos políticos pasan tanto tiempo ante los reflectores, en eventos protocolares y reuniones con todos los grupos de presión habidos y por haber (mamás por el Kambio, empresarios por la Certidumbre, agasajo de la Asociación de Músicos Desamparados por la Covid-19, Mujeres por la Paridad, Deportistas para la Potencia del Mañana, Amigos de los Tratados de Libre Comercio, Mujeres con Zelenski, Inversionistas del Santo Portafolio, Antipedófilos del Norte del Suchiate, Club Limpiemos de Sargazo Nuestro Ambiente, Promotores de la Energía Renovable Guerrerense, Club de Veteranos de los Derechos y las Libertades, A.C.,  etcétera...): ¿a qué hora trabajan, o es que debe empezarse a entender que no están en cargos para trabajar? Todavía hay presidentes que se desaparecen días enteros de los reflectores para trabajar, pero también hay mandatarios como Biden que gozan de la misma indulgencia mediática que la vicepresidente Kamala Harris. El mundo del espectáculo, ¿es apto para promover a gente competente, o se está ante incompetentes rindiéndoles cuentas a los medios?¿Quién dirige, o ha calado la idea de que nadie debe hacerlo, porque pretenderlo es ser un potencial aprovechado? Y por lo que hace a los mensajes subliminales...




FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...