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viernes, 15 de marzo de 2024

ÓDIAME POR FAVOR: YO TE LO PIDO

 Pese a los esfuerzos de algunos, como el presidente francés Emmanuel Macron, por ir más allá, Ucrania no puede ganar mayor cosa contra Rusia. Al mismo tiempo, el mandatario ruso, Vladimir Putin, que en otros tiempos parecía pensar distinto, ha dicho hace poco que prefiere que sea Joseph Biden quien gane las elecciones estadounidenses, y no Donald J. Trump. A juicio de Putin, Biden tiene la ventaja de ser predecible, "de la vieja escuela", aunque no lo parece. A raíz del deceso del opositor ruso Alexei Navalny, Biden tildó a Putin de Loco HDP (SOB en inglés), o, para ser más exactos, de "Loco hijo de puta", lo que es tan poco diplomático como haber dicho de Putin que "es un asesino". Estas faltas no provocan la menor incomodidad en un Occidente que perdió en buena medida el sentido de la diplomacia, pese a que lo atribuye a las excentricidades de Trump. La última está en que éste dijo, entre otras cosas, que "Hitler hizo algunas cosas buenas". La verdad es que es cierto: por ejemplo, más allá del excelente ejército nazi y su disciplina, la red de carreteras o el coche Volkswagen.

      Trump ha reconocido a la "maquinaria de guerra rusa que derrotó a Napoleón y a Hitler", pero ni así cambia Putin: ¿no quiere que se diga en Estados Unidos que detrás de Trump está "la mano del Kremlin"?¿O hay algo más? Cuando Putin dice, como lo hizo hace poco en respuesta a Macron, que hay que tener cuidado dado el poderío nuclear de Rusia, Biden, según declaraciones también recogidas en la Web, contesta que es lo de menos y que es preferible ocuparse del cambio climático. A fin de cuentas, lo que dice Biden es que hay más negocio a la vista en las energías renovables que en volar el planeta en pedazos. Tal vez quepa lamentar que que Putin se pronuncie sobre algo que no es de su incumbencia, sino un proceso interno estadounidense. Los motivos no son del todo claros en las declaraciones del mandatario ruso, que camina a la reelección con alta popularidad y la decisión de hacer pasar a Rusia de quinta a cuarta potencia mundial, se entiende que detrás de Estados Unidos y China, y alguno más (Alemania). Cabe recordar que Putin ya conoce las salidas de Biden y, cuando éste le dijo "asesino", contestó: "el que lo dice lo es". Todo es el grado más bajo de la diplomacia, en buena medida por lo que Estados Unidos se autoriza.

     Estados Unidos, como la Unión Europea encabezada por Alemania y como Japón, está a remolque del capital transnacional. Trump calmaría las cosas en Ucrania, aunque no se sabe bien cómo, y prefiere que europeos y rusos se las arreglen como puedan, al considerar más bien que el "peligro" es China, desde el punto de vista comercial y tecnológico, lo que no le impide al mismo Trump decir que el presidente chino Xi Jinping es "brillante" (e incluso hablar con cierta simpatía del "hombre gordito" de Corea del Norte, Kim Jong-un). Trump tampoco es un dechado de diplomacia. Más allá del ademán de sonrisa y confianza para desplumar al prójimo, el estadounidense es algo proclive a la mala educación, aunque nada más se vea en Trump y no en los desplantes de Biden. Lo cierto es que Estados Unidos quiere a sus aliados de la UE y Japón abajo -no a la par, mucho menos como rivales- y a los rusos "fuera", mientras que hay división sobre China. El "punto", como les encanta decir a los estadounidenses, está en saber quiénes son socios y quienes no: China no lo es tanto para Trump, y los Demócratas y sus hombres de negocios llevan las cosas mejor. Después de todo, son únicamente los rusos los que, en efecto, están "fuera", mientras, cada uno a su manera, la UE, Japón y China apuntalan a Estados Unidos, de una forma u otra. Es probable que Estados Unidos quiera con China lo que con la UE y Japón: un socio "abajo", pero "dentro".

      Por lo pronto, Putin pareciera haber dejado de lado la diplomacia y preferir que, muy previsiblemente, lo insulten y por cualquier cosa sancionen a su país antes que vérselas con las extravagancias de Trump. (da click en el botón de reproducción).



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