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domingo, 17 de marzo de 2024

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

 Como lo señalara Donald J. Trump, candidato estadounidense a la presidencia, Rusia es una formidable maquinaria de guerra: si la apuesta de las sanciones era dividir a los rusos y crear las condiciones de una implosión, fue un fracaso total. Vladimir Putin ganó las elecciones recientes con cerca del 88 % de los votos, su votación más alta, más incluso que luego de la adhesión de Crimea en 2014. En ese entonces, se encontraba cerca del 76 % de los votos (2018). Dicho sea de paso, Putin habrá estado más tiempo que Stalin en el poder. Las recientes elecciones muestran una adhesión generalizada al accionar ruso en Ucrania y contra las intenciones occidentales.

     Lo llamativo es el pésimo resultado de la única oposición seria que había en Rusia, la del Partido Comunista (PCFR). Pese a propuestas sociales interesantes, frente a una no menor "clase media" al mismo tiempo apolítica y nacionalista, los comunistas, que llevan cerca de tres décadas con el mismo líder (Guennadi Ziugánov), no tuvieron nada mejor que desempolvar a un antiguo contrincante de Putin, Nikolai Jaritónov (había obtenido 14 % en 2004), carente de atractivo, que a duras penas llegó a un ridículo cuatro por ciento de votos, cuando en las elecciones anteriores, el candidato comunista, Pavel Grudinin, pese a los obstáculos obtuvo  cerca del 12 % de los votos (2018). Otros dos candidatos rondaron también el cuatro por ciento. Pese a tener militantes de calidad, como Grudinin, a quien se le hizo la vida imposible y se le impidió presentarse como diputado en 2021, pareciera que el PCFR no puede renovar dirigentes ni propiciar mayor debate. Jaritónov había sido utilizado en el pasado por la gente de Rusia Unida (el partido "atrápalotodo" de Putin) para desbancar a Serguei Glaziev, "ala izquierda" del "putinismo" y gran adalid de la multipolaridad (Glaziev había competido por el partido Ródina, cercano a Putin, y al que pertenecen algunos "hombres fuertes" del complejo militar industrial).

     La victoria aplastante de Putin es una derrota de Occidente, pero no suficiente para creerse que Rusia es algo así como la "hermana sucesora" de la Unión Soviética. En materia monetaria, pese al retroceso, el dólar sigue siendo la principal divisa internacional (cerca del 60 % de las transacciones), seguido por el euro (cerca del 20 %), el yen (cerca del seis por ciento), y luego, además de la libra esterlina (Reino Unido), monedas como el dólar canadiense o el australiano, sin que haya rublos y que el yuan chino llegue mucho más allá de un tres por ciento. El mundo de las finanzas está controlado por grandes empresas occidentales (ni en ruso ni un chino entre los 20  principales gestores de fondos de inversión). Las principales fuentes de inversión extranjera directa (ied) están en los países centrales. Los principales inversionistas del mundo son estadounidenses, como las grandes empresas de nuevas tecnologías GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Microsoft, Apple): la ied sale básicamente de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, para dirigirse entre otros a países del Sur (como Brasil, India, Sudáfrica o México, además de China), si bien también hay un buen flujo de inversiones entre países centrales. La única salvedad es el lugar de China en el comercio internacional, el primero, pero bajo reserva por trucos contables (si la que exporta desde China es una empresa china o una estadounidense, por ejemplo). La Unión Económica Euroasiática (UEE) no cuenta con más del dos por ciento del comercio internacional (por más entusiasmo que tenga Gláziev). Si se observa bien, el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) incluye países que están entre los principales receptores de inversión extranjera: China ocupa el segundo lugar;  Brasil, el cuarto;  India, el noveno, hasta hace pocos años, según el portal Opportimes en la Web). Si el yuan no representa más del tres por ciento de las divisas internacionales, la UEE más del dos por ciento del comercio internacional y así, salvo "China" en lo comercial, no hay ninguna tendencia fuerte a la multipolaridad, no en todo caso con países del Sur (y China está en un lugar intermedio). No hay condiciones para desafiar la alianza entre EU, la UE y Japón.

      Lo que hace la diferencia en Rusia es que no depende del dólar (llegó a depender más del euro, antes de las sanciones), no tiene nada en Bonos del Tesoro estadounidenses y tiene buena parte de sus reservas en yuanes y en oro. Si de lo que se trataba era de romper la parte vinculada al euro, Estados Unidos fue muy hábil. Más allá de cierta dependencia de China, Rusia es una excepción soberana, a diferencia de la misma China. Ni China ni Rusia representan mayor ejemplo para el mundo, más allá de que, por no depender de Estados Unidos, Rusia puede enfrentársele y cuenta además con la delantera militar y, ahora, de manera probada, con una fuerte cohesión nacional. Nada más falta la gracejada del capitalismo soberano exitoso cuando todos miran hacia "la globalización" como panacea.

     Según datos de 2022 del Banco Mundial, aunque superior a Estados Unidos y a China, Rusia tiene un grado de apertura al exterior (en porcentaje del comercio exterior/producto interno bruto) del 44 %, contra el 88 % de México o el 98 % de Puerto Rico, para que se entienda, o cifras igualmente altas en la UE. China no se ha decidido por voltear al mercado nacional, y Rusia tiene la posibilidad de hacerlo, si deja, luego de soñar con ser europea, de creerse que el futuro es multipolar. Alguno tendría que poner el ejemplo interno y parar el mimetismo con todo lo que viene del exterior, lo que se acabó en buena medida para parte de los oligarcas rusos. Hubiera sido bueno que Putin siguiera teniendo cierta oposición interna para prestar mayor atención, no tecnocrática, a problemas sociales, pero para colmo el Frente Popular Panruso que respaldó a Putin se comió la votación comunista. Lo siguiente es que se divida Estados Unidos, porque...esta historia continuará. (da click en el botón de reproducción)



FANÁTICAMENTE MODERADOS

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