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viernes, 12 de abril de 2024

EL BIYEYE

 El poder Judicial en México no es independiente, a reserva de lo que se entienda por "independencia", porque es parte del Estado, y, en este sentido, no puede actuar contra él, es decir, contra el interés público que es, también, el de cada ciudadano, cualquiera sea su condición. Dicho lo anterior, se entiende que el poder Judicial es público y, por ende, que no privilegia intereses privados: sin embargo, lo primero que suele entenderse en México del poder Judicial es un mensaje y un precedente de que cualquiera está expuesto a una arbitrariedad, a la incertidumbre y, a fin de cuentas, al desamparo, porque se suelta dinero para comprar la voluntad de un juez, sujeto así a un interés particular. La Justicia se dirime en la "correlación de fuerzas" entre particulares y no en la interiorización de un interés superior en el que no se cree más de que manera ceremonial durante unos instantes la noche del "Grito" y en algún anuncio sobre sabrá Dios qué "grandeza mexicana".

       El aparato Judicial no es así algo como una Virgen Inmaculada, y se dedica a paralizar toda verdadera impartición de Justicia, enturbiándolo todo, también. ¿Alguien sabe y puede probar que Rosario Robles, acusada por la llamada "Estafa Maestra", es inocente o culpable?¿O que lo es Emilio Lozoya?¿Por qué no hubo nunca manera de proceder contra Isabel Miranda de Wallace?¿Cuál es la dificultad de reconocer que con Florence Cassez no hubo ni orden de aprehensión?¿Cómo puede seguir preso por casi dos décadas Israel Vallarta sin que haya realmente nada que lo inculpe?¿Por qué sigue presa Brenda Quevedo?¿Por qué puede existir un expediente tan burdo como el del caso Colosio? Si algo llama la atención, es, además de la tendencia a fabricar culpables (como incluso el extinto presidente Luis Echeverría Álvarez) o chivos expiatorios, llegando al linchamiento, la facilidad con la que más de uno queda impune. El actual sexenio no remedió nada, ni siquiera con las promesas del que fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar. Tampoco es entendible qué ha estado haciendo el Fiscal Alejandro Gertz Manero, más allá de algunos arreglos personales. El asunto llega lejos, porque involucra una relación con la justicia que no habla bien de otros sectores de la sociedad: la ministra Yasmín Esquivel demostró su inocencia ante la acusación de plagio (no la demostró en cambio en la universidad Anáhuac), pero la universidad pública optó por el engaño: hacer creer en un asunto "ajeno a la política" -la Academia Inmaculada- para buscar darle un sesgo político (¿no hubo manera de darse cuenta de que un magistrado involucrado ocupa un alto puesto en la Fundación universitaria?) y salir luego con otra finta, la de alegar no querer ser "parte de un juego político" para brindarle una salida "política" a Xóchitl Gálvez, candidata opositora. Se debe suponer así que "ser realista" es ser "político" -es decir, hacer juego de facción y personalista- y que creer en la justicia es propio de "idealistas" o asunto que se debe dirimir en el otro mundo, porque en éste se trata de sobrevivir y ambicionar con malicia.

       La señora presidente de la SCJN, Norma Piña, decidió violar la ley -dando cabida a una denuncia anónima sin pruebas - y que no quedó bajo reserva- para investigar a Zaldívar y colaboradores suyos, que con frecuencia actuaron a favor del actual gobierno: el problema no está en saber si fue así, porque no se trata de un asunto de facción, sino en poder demostrar que se violó la ley, salvo que entremos en otro terreno: un lópezobradorista violó la ley, por lo tanto todo lópezobradorista es un "político" violador de la ley, y la ley es tan lo de menos que tampoco se rebela la opinión pública o la oposición por el hecho de que la señora Piña viole la ley. La actuación legal es nada más el lugar en el cual hurgar para encontrarle al otro el flanco débil para poder maniobrar: si no es asunto político, es decir, de grupo, ¿por qué se toma por blanco un conjunto de juzgadores más bien favorable al gobierno? Si bien Zaldívar respondió señalando correctamente que Piña violó la ley, no es seguro que todos los casos convertidos en blanco -o más bien, flanco- no sean débiles, ciertamente, ya que conductas como la de Netzai Sandoval o en mucho Julio Scherer Ibarra no se han destacado por ser de lo más limpias. Desde luego que no es difícil sugerir que la conducta de Piña es más "política" -de facción y personalista-, ahora que Zaldívar está en el equipo de la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, que judicial, es decir, que apegada al interés público. Se trata de un interés particular. Terminará si la autodenominada Cuarta Transformación logra demostrar que responde al interés público y no al particular, por lo que tampoco tiene caso poner la elección de ministros de la Corte, etcétera en manos del "pueblo". La respuesta no debiera ser de facción o personalista, en este caso , en el hacer creer que "lo justo de la causa del pueblo" amerita seguirse con privilegios (como los de la ex ministra Olga Sánchez Cordero o los del mismo Zaldívar, que tiene más prisa en seguir a Taylor Swift que en seguir el ejemplo de la ministra Lenia Batres). Desafortunadamente, lo montado por Piña y su "anónimo" no dicen cualquier cosa, menos al aducir tráficos de favores o influencias en nombre de causas como las "afirmativas" o las de las mujeres. Sheinbaum ha propuesto -mientras la oposición no dice nada- reformar el poder Judicial: queda por ver si es posible y si, de paso, se puede terminar en la izquierda con comportamientos que creen que estar "del lado correcto de la Historia" (éso lo dice Obama) merece ser recompensado con privilegios y con licencias para conductas de facción y personalistas iguales a las de la oposición. (da click en el botón de reproducción).



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...