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jueves, 4 de abril de 2024

AVES DE CORRAL

 Poco a poco se han ido alejandro de Acción Nacional (PAN) en México algunos integrantes honestos, como en su momento Jesús González Schmal o Bernardo Bátiz. Como lo constatara hace poco el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, pareciera que esas personas honestas tienen un umbral que no consiguen pasar. Ahora, el ex gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, ha decidido trabajar con la candidata oficialista Claudia Sheinbaum. La pregunta es la misma, la de saber qué tan lejos puede ir Corral.

      La idea es que el chihuahuense se coloque a la cabeza de una Agencia de lucha contra la corrupción. Sheinbaum, una persona honesta (misma interrogante sobre el umbral), ha constatado, según declaraciones recientes, que no basta con un Ejecutivo honesto para terminar con la corrupción, lo cual es cierto y niega en parte la creencia de López Obrador de que las cosas se arreglan con "barrer las escaleras de arriba abajo". Hasta hace poco, según lo sugirió la estudiosa Viridiana Ríos, parecía que abajo seguí la corrupción, a nivel municipal y estatal. En honor a Sheinbaum, hay que decir que su gestión al frente de la Ciudad de México fue la más pulcra, al ser, según lo demostró la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la única entidad sin cuentas por explicar. Pese a cierta forma de ser vulgar y a proyectos dudosos, es también un hecho que Clara Brugada, candidata oficialista a la jefatura de gobierno de la capital mexicana, ha sido una alcaldesa destacada por su capacidad para presentar cuentas claras, puntuales y limpias. Hasta ahora, más allá de la imaginación de Santiago Taboada, candidato opositor e involucrado en ilícitos, no se ha podido probar actos de corrupción de Sheinbaum o Brugada. Sheinbaum no construyó la línea 12 del Metro y sancionó a los responsables de la caída de la escuela Rébsamen. No hay en Sheinbaum ni en Brugada nada comparable al cártel inmobiliario en la Ciudad de México armado por el grupo de los "Ocean" en Acción Nacional. Dicho sea de paso, a diferencia de la candidata opositora nacional Xóchitl Gálvez, quien reconoció haber plagiado ("la pendejié", fue su declaración), librando extrañamente una sanción universitaria, no hay nada equivalente en Sheinbaum o Brugada.

       La AFA (Agencia Federal Anticorrupción) ideada por Sheinbaum y Corral parece tener entre sus fines uno principal que es importante: vigilar la adjudicación de contratos. Existen algunos otros fines más, entre los cuales se encuentra la profesionalización de la administración pública, que hasta la fecha no se ha logrado, tal vez porque no ha terminado de verse al gobierno como un botín (basta con ver la penosa actuación de Olga Sánchez Cordero, antigua magistrada, funcionaria de López Obrador y legisladora, que considera como atentado cualquier intento por disminuir los privilegios de parte del aparato Judicial, en sueldos y fideicomisos). La corrupción galopante del aparato Judicial es uno de los principales escollos para barrer con la corrupción en México. Hoy con Sheinbaum, el antiguo ministro Arturo Zaldívar no pudo gran cosa. Tampoco es seguro que el problema se resuelva "por elección popular".

       Es positivo que Sheinbaum no se engañe y crea que "ya no hay corrupción en México". Es igualmente cierto que no es un problema cultural, pero, a diferencia de lo que ha dicho la candidata oficialista, no es asunto de las últimas décadas (así se haya acentuado): un excelente historiador como Enrique Semo ha demostrado cómo la corrupción se remonta a la Colonia, cuando aquélla era generalizada, y Semo es por lo demás el único -en México, pero también en buena medida más allá- que ha sabido ver lo que subyace en esta corrupción como parte de una herencia señorial. Los descubrimientos importantes en la ciencia -como, en este caso, en la historia- poco tienen que ver con el reparto en vida de privilegios y la repetición de nombres como si fuera asunto de genios -es lo que se cree sobre Octavio Paz-. Es el tiempo el que decide y no la compra de trascendencia de origen colonial, la simonía.

       Sheinbaum logró una buena experiencia de profesionalización de la policía en la Ciudad de México y, junto con un buen trabajo de inteligencia, se redujo en la capital mexicana, de unos 10 millones de habitantes (20 millones con la zona conurbada) -la incidencia de homicidios en un importante 58 %. Para sus dimensiones y problemas, la Ciudad de México tiene una inseguridad ejemplarmente baja, pese a que no se hace gran cosa por "civilizar" la conducta de los chilangos (capitalinos). Como sea, el secreto con la policía ha sido subir los salarios y establecer concursos de méritos (exámenes) para los ascensos. Simplemente, debiera lograrse algo similar en la administración pública: salarios honorables, estabilidad en el empleo y concurso de méritos. El resto lo marca la ley y es muy claro: habría que crear condiciones para que se cumpla. La ley es igualmente bastante clara en materia de contratos. La iniciativa de Sheinbaum y Corral no es mala, salvo, por lo pronto, en una cosa: México es una montaña de papeles e instancias de excelentes iniciativas para acabar con todos los males, y una montaña de instancias y papeleo suficiente para que cada uno encuentre siempre la manera de evadir su responsabilidad. Es así que no ha funcionado el Sistema Civil de Carrera ni el Sistema Nacional Anticorrupción. El ejército es prueba de lo que funciona: condiciones materiales de trabajo decorosas y carrera meritocrática. Hasta ahora, trátese de las fuerzas armadas o de la policía capitalina, es lo que hay. Multiplicar las instancias, no, pero es de celebrarse la iniciativa de Sheinbaum y Corral y de esperarse que se traduzca no en "elevar los costos de la corrupción", como dijo Corral (otra vez el "control"), aunque ciertas sanciones mencionadas no están nada mal, sino en crear condiciones para el ejercicio responsable del servicio público. A ver (da click en el botón de reproducción para recordar algo olvidado de la música mexicana).



FANÁTICAMENTE MODERADOS

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