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martes, 14 de mayo de 2024

AL CENTRO DEL CENTRO

 Tal vez lo ocurrido hace poco en Panamá no sea algo local, pese a tratarse de un país pequeño. El centro-izquierdista Partido Revolucionario Democrático (PRD) se fue a pique, con una votación bajísima, de menos del seis por ciento, para el candidato José Gabriel Carrizo, luego además de una división que hizo que Martín Torrijos, hijo del líder histórico Omar Torrijos, se fuera a otro partido (Partido Popular), pero sin obtener tampoco mayor votación (poco más del 16 %). Es algo similar a lo que le ha ido ocurriendo en México al Partido Revolucionario Institucional (PRI), populista de larga data (fue creado en 1946), que ha sufrido varios desgajamientos y un liderazgo incapaz, como el de Alito Moreno, de tal modo que el otrora poderoso partido está, salvo en estados como Coahuila, a remolque de la derecha del partido Acción Nacional (PAN). En otros lugares también se desplomaron partidos de tendencia más o menos populista de larga data, como el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), protagonista por décadas de la política boliviana. Como el PRI en los '80 y el PRD poco a poco desde los '90, el MNR se desmoronó conforme se orientó a la tecnocracia, los negocios y la corrupción, cayéndose finalmente en 2003 con Gonzalo Sánchez de Lozada, el Goni, llevado a renunciar para que se abriera la era de Evo Morales y de lo que tal vez sea el "evismo". Sin dejar el populismo, el chavismo venezolano destronó al populismo "adeco" (de Acción Democrática), de Carlos Andrés Pérez, de centro-izquierda que terminó aplicando a rajatabla las "recetas" del llamado "neoliberalismo". Considerado de centro-izquierda, "CAP", como se conocía al venezolano, acabó acusado de corrupción, por malversación de fondos y fraude. AD databa de 1941.  "CAP" había ayudado a Omar Torrijos y rechazado las dictaduras de Anastasio Somoza Debayle en Nicaragua y de Augusto Pinochet en Chile. No hay que olvidar, pese a un error del expresidente Rafael Correa en Twitter, cómo terminó con el expresidente Alan García el populismo del APRA (en realidad, Alianza Popular Revolucionaria Americana, o PAP, Partido Aprista Peruano), peruano, creado en 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre, bajo fuerte inspiración de la Revolución Mexicana. Presidente en los años '80, Alan García fue también a dar en la corrupción  y al mismo tiempo la tecnocracia. García repitió y se quedó luego hasta 2011; más tarde, prefirió suicidarse a responder a acusaciones de corrupción. En 2011, aliado con la derecha, Alan García rondaba el seis por ciento de votos y no era de fiar. Prácticamente sobrevivió de la antigua herencia de centro-izquierda populista el peronismo argentino, aunque lo rebasó el anarcolibertario Javier Milei denunciando a "la casta". Si se observan bien las fechas, problemas que venían de atrás se agudizaron entre los '80 y los '90 en los partidos mencionados, tendiendo el populismo a ser relegado, salvo muy parcialmente en Argentina.

      Ya hubo ocasión de mencionar cómo en la misma época empezaron a decaer "emblemas" del tercermundismo como el liderazgo palestino y el sudafricano, desaparecidos Yasser Arafat y Nelson Mandela. No es todo: ya ha habido ocasión de señalar también como empezó a caerse la socialdemocracia europea (incluso entre los escandinavos), con la salvedad española del PSOE (Partido Socialista Obrero Español). Antes, en medio de serios escándalos de corrupción, se eclipsó el PSI (Partido Socialista Italiano). Aunque con mayor tardanza, se fue igualmente desacreditando el PSF (Partido Socialista Francés), que no da una en las elecciones y llegó al ridículo con el presidente Francois Hollande. El lugar lo tomó LFI (La Francia Insumisa), que es otra cosa. Aunque también se demoró, se cayó el PASOK griego (Partido Socialista Panhelénico): seis por ciento de votos en las elecciones de 2015, luego de haber gobernado en los '80 y los '90. La corrupción venía afectando al PASOK desde finales de los '80, aunque, también, se mantenía con una figura líder, Andreas Papandreu.

      Los problemas de las agrupaciones de centro-izquierda eran, parcialmente al menos, previos a la caída de la Unión Soviética (como la eternización de Arafat o la corrupción de Winnie Mandela, o el pacto del PRI con el narco con el presidente Miguel de la Madrid, el "caracazo" de "CAP", etcétera). La mezcla de tecnocracia y corrupción en grande (al igual que en el histórico Partido del Congreso de India) fue despuntando desde principios de los '90, en muchos casos, como si la desaparición de la Unión Soviética permitiera "desembozarse", aunque apareciendo al mismo tiempo como alternativa "centrista" que no podía durar, porque, de la misma manera en que dejó de haber Tercer Mundo (al desaparecer el Segundo), dejó de haber izquierda radical, partidaria del socialismo: el movimiento comunista internacional es hoy diminuto y, encima, está dividido, entre quienes ven en Rusia y China algo de "fuerza contrahegemónica" y quienes, encabezados por el Partido Comunista Griego, ven en cambio en esas dos potencias a otros tantos "imperialistas". Cuando se pensaba que la caída de la Unión Soviética iba a permitir por fin no ser ubicado entre los "rojillos", mucho se destiñó: incluso entre algunos comunistas, lo más radical es la Internacional Progresista de Bernie Sanders y su cercanía con los Demócratas estadounidenses (dicha Internacional incluye al laborista británico Jeremy Corbyn, "amigo" del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Los fenómenos descritos tienen lugar cuando gran parte de la derecha carece de ideas y considera que "es lo que hay" como "fin de la Historia": a lo que se asiste, creyendo que "no pasó nada" -que no fuera asunto de los comunistas- es a un estado entre de regresión y de estancamiento -pese a las promesas tecnológicas-. que tienden a la fuerte división o a lo propio de la descomposición, que es la desintegración de lo conocido (y no son los tiempos tranquilos sudafricanos de Miriam Makeba: da click en el botón de reproducción).

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