Hoy que se habla de "Sur global", cabe recordar que una de las cosas que se fue con el desplome de la Unión Soviética en 1991 fue el Movimiento de los No Alineados, surgido del "espíritu" de la Conferencia de Bandúng en 1955. Ya no había a partir de 1991 ninguna vía "media" para determinar el No Alineamiento, aunque en algún momento fue un movimiento con cierto peso -entre otros, por el papel de Cuba, pese a que este país estaba en rigor alineado con el sovietismo. Tan se olvidó el No Alineamiento que uno de los países clave en el movimiento, Yugoslavia, no fue objeto de apoyo a partir de los '90, al ser destruído, y a pesar de que se había hecho la crítica del "titismo", su corrupción y su brutalidad. Yugoslavia fue destruida en medio de lo que el comunista italiano Domenico Losurdo llamó en un libro La izquierda ausente. Parte de la destrucción de Yugoslavia y el aislamiento de Serbia tenían como objeto destruir al ejército yugoslavo, el más poderoso de los Balcanes, y montar por ese flanco el cerco contra Rusia, en una manera de concebir las cosas similar a la de Hitler. Como sea, así como dejó de haber motivo para hablar de Tercer Mundo al desaparecer el "Segundo", ya no fue posible sostener a los No Alineados.
Ese movimiento abarcaba en gran medida países de Africa y Asia que lograron su descolonización formal en la segunda posguerra, además de una que otra excepción como el Belice (Honduras británica) de George Price, de centro-izquierda. La independencia de Belice tuvo lugar hasta 1981. Algunas descolonizaciones fueron pacíficas (como en el África occidental francesa) y otras no tanto (como en la Indochina francesa, Madagascar o Argelia, por no hablar de algunas colonias británicas donde Churchill fue poco tolerante). Sucedió en gran medida que Estados Unidos fue favorable a la descolonización, en acuerdo con lo dicho por el presidente Harry S. Truman y el antecedente de Woodrow Wilson en los 14 puntos posteriores a la Primera Guerra Mundial, para favorecer la "autodeterminación" de los que estaban bajo los yugos ruso, austro-húngaro y otomano. No tiene ningún caso hablar de colonialismo o neocolonialismo estadounidenses, porque Estados Unidos no tiene tradición colonial (un Estado Libre Asociado como Puerto Rico es otra cosa). Estados Unidos no tuvo esa tradición ni siquiera en Filipinas ni en Cuba, dejando de lado la pequeña base de Guantánamo. Así pues, y como lo había entendido el olvidado estudioso Xabier Gorostiaga a propósito de Panamá (donde Estados Unidos devolvió el Canal y zonas aledañas), Estados Unidos siempre prefirió la influencia informal. Más de una antigua colonia británica quedó en la Mancomunidad británica (Commonwealth), pero reorientándose a Estados Unidos, para lo que basta recordar el origen jamaiquino de Colin Powell o parcialmente de Kamala Harris (para no hablar del keniano de Barack Obama). En la segunda posguerra, Charles de Gaulle aceptó más de una independencia africana con tal de que la ex colonia mantuviera fuertes vínculos económicos con Francia, a través de la moneda, por ejemplo (franco CFA). A Portugal le costó un poco más aceptar las independencias de sus colonias africanas (en particular Angola) a mediados de los '70. En algunos casos, en plena descolonización algunos lugares se vieron envueltos en conflictos entre potencias capitalistas y socialistas, y entre las socialistas mismas: hoy se olvida rápido que Vietnam liberó a Camboya de un Pol Pot apoyado por China, por ejemplo, o la clase de grupos retrógradas que China apoyaba en Afganistán -hasta celebrar recientemente con los talibanes- o en Angola (Jonas Savimbi). De manera particular, Cuba contribuyó en los '80 a la independencia política de Angola -y de paso, de Namibia- derrotando a los sudafricanos en la batalla de Cuito Canavale. Como desde el siglo XIX no había ya colonias, salvo en Cuba y Puerto Rico, en América Latina se planteaba no el anticolonialismo, sino la "liberación nacional" (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, Frente Sandinista de Liberación Nacional, Ejército de Liberación Nacional en Colombia, etcétera), con una perspectiva nominalmente más cercana al socialismo, más después de 1961, a raíz de la alianza de Cuba con la Unión Soviética.
Si parte de Asia se fue por otro rumbo (Asia-Pacífico), al pasar Hong Kong y Macao a manos chinas y quedar pendiente el asunto de Taiwan o el de la división entre dos Coreas, a cambio de soberanía política formal se fue perdiendo en independencia económica en los países "libres", por lo que se habló de los mecanismos de "dependencia", en particular en América Latina. A muchos países africanos y algunos asiáticos no les molestó, sobre todo después de la caída de la Unión Soviética, acercarse a Estados Unidos, como ocurrió por ejemplo con Angola, ya fallecido Agostinho Neto .(murió en 1979), líder del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA). Otros como Samora Machel en Mozambique murieron en atentados de aviación (Frente para la Liberación de Mozambique -FRELIMO). Otros se eternizaron en el gobierno por décadas, cerca de cuatro de Robert Mugabe en Zimbabue, con apoyo chino (ZANU-Unión Nacional Africana de Zimbabue). Quien en su momento usara la independencia para estar con los soviéticos era mal visto incluso por los independentistas como De Gaulle (Guinea-Conakry). Simplemente, la idea era remplazar el colonialismo por presencia informal, estadounidense (Estados Unidos se abalanzó sobre el África de los Grandes Lagos a raíz de la tragedia de Ruanda y la salida francesa) y china, con Francia en retroceso (todavía hasta hoy, en el Sahel). Por doquier -salvo en América Latina, por la fuerza de la presencia española- se fue acabando el colonialismo y, en buena medida, el neocolonialismo, salvo excepciones (Gabón con Francia, por ejemplo). El saldo fue positivo en términos políticos formales, pero a la soberanía política adquirida no ha correspondido soberanía económica, salvo en muy contadas excepciones (en Asia-Pacífico). No es el imperialismo -a diferencia del colonialismo- el que salió perdiendo, antes bien, al contrario, tomando el lugar de las antiguas potencias hasta dar en cierta disputa económica reciente con China. La "liberación de los pueblos" fue recuperada por Estados Unidos para atarlos económicamente: si para algunos, la soberanía debía ser completa (en el marco de lo que algunos llamaban en los '70 Diálogo Norte-Sur o Nuevo Orden Económico Internacional), estuvo lejos de lograrse y, hoy, las fuertes ataduras económicas, sin soberanía en este terreno, arrojan dudas sobre la viabilidad política de más de un Estado.
Quienes, desde un mundo algo más desarrollado, como México, conocieron por ejemplo un país africano recién descolonizado como Mozambique, se dieron cuenta de que poco se podía progresar con fuertes herencias tribales (que por lo demás los colonizadores habían utilizado). La Internacional Progresista (IP) del estadounidense proDemócrata Bernie Sanders ha pedido por un mundo "descolonizado, donde todas las naciones determinen su destino colectivo libres de opresión", aunque antaño se buscaba uno que otro destino soberano individual, desde el punto de vista económico, procediendo a nacionalizaciones y estatizaciones. En realidad, los espacios colectivos como el Grupo de los 77 o la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) también se debilitaron. Quienes intentaron alcanzar la soberanía económica y ampliarla a otros países (como Libia con Muamar el Gadafi y su idea de crear una moneda africana) fueron atacados brutalmente por Occidente. El proceso de descolonización dejó poca teoría (la de Fanon no lo es), salvo excepciones como la de Amilcar Cabral en Guinea-Bisau. Más allá, en algunos casos, de cierto condominio sino-estadounidense, lo que se jugó de unas décadas para acá y con el derrumbe soviético es la apertura desaforada del otrora Tercer Mundo al exterior, como si nunca se hubiera tratado de que la soberanía política se viera acompañada de la económica ni de una mínima resolución de ingentes problemas sociales. Esta idea no existió más que cuando hubo el ejemplo soviético, y no tiene que ver por lo demás con la autarquía norcoreana ("o globalización o Kim Jong-un"). Las integraciones en el Sur -panarabismo, panafricanismo, integración latinoamericana- están por lo demás en una vía muerta. Que la IP tenga a africanos y asiáticos no los acerca mucho de América Latina ni hay demasiada cooperación Sur-Sur. (da click en el botón de reproducción).