En algún momento de su mandato, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador embistió contra las "clases medias" en general, no sin dejar de recordar el papel que tuvieron en 1973 en Chile en la caída del mandatario de izquierda Salvador Allende. Con dirigencia de "clase media", no de ninguna otra, la izquierda mexicana no tiene respuesta al problema planteado por este grupo de la población, que generó una voltereta de las preferencias en las elecciones de la Ciudad de México en 2021. Ahora es probable que Santiago Taboada, ex alcalde de Benito Juárez (BJ) y de la oposición, tenga buena votación en la capital mexicana contra la oficialista Clara Brugada, quien proviene de la populosa alcaldía de Iztapalapa. Contra Taboada pesó de último momento la denuncia, formalizada, de que ordenó junto con otra persona (César Deras Barrientos, los dos denunciados ante la Fiscalía General)envenenar con químicos y combustible el abastecimiento de agua de BJ a través del pozo Alfonso XIII (en contubernio con gente de Álvaro Obregón), además de inventarle a Brugada un lugar de nacimiento (Guatemala) que no es. La "mala fe" consiste, como lo indican las palabras, en tener fe en cosas erróneas: la calumnia, o la difamación, por ejemplo. A veces consiste en servirse de la verdad a medias para mentir omitiendo, como estuvo haciéndolo sobre el caso Colosio el candidato a senador Manlio Fabio Beltrones, de Sonora. Colosio alguna vez levantó al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero no es el caso de Beltrones, quien más bien falló en su cometido durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018, tocándole a Beltrones el periodo 2015-2016). En fin que, con gente tan venida a menos, una parte del voto de la oposición se antoja "de castigo", y tal vez quepa dividir a la "clase media" en tres, a reserva de las dificultades para desmenuzar lo que contiene, por ser diverso.
Una parte de esta "clase" es clasista, como en varios lugares de BJ. No quiere a México y considera a la gente de abajo ignorante, perezosa y fea. No ha faltado quien diga que votará por el "guerito" (rubio) Taboada, porque "se ve que es de familia", al parecer en la piel y el color de pelo (en el comportamiento, pareciera que tiene más bien de la "clase media" que no se hace problemas para delinquir). Así se rige parte de la "clase media" que, como lo ha mostrado la "marea rosa", tiende a ser blanca y lo que en otros países se llama "civilista". "MoReNa" (Movimiento de Regeneración Nacional) les debe parecer, desde el nombre, una afrenta a la posibilidad de ser "gringo", al menos de medio tiempo. Estos son los "kapos" que no piensan en México más que para seguir "exprimiéndole el limón" al de abajo. Esta misma parte de la "clase media" es la primera en ostentar su propia ignorancia y en tener rasgos señoriales en decadencia.
Sin embargo, no es más que una parte. Tanto López Obrador como la candidata oficialista Claudia Sheinbaum creen que todo está "muy bien", pero no es así. Según lo dió a conocer en estos días El Independiente, no hubo en el sexenio dinero del Estado circulando. Una cosa es reducir la corrupción y de lo ahorrado así destinar dinero a programas sociales. Ahora bien, ha sido notorio que varias secretarías de Estado están en la nada: ya ni se diga Cultura, sino a su modo la de Educación Pública (SEP), Función Pública (SFP) que prácticamente cayó en el olvido, Agricultura y otras más. Ocurre que ha habido un subejercicio del Presupuesto de Egresos de la Federación, y que cerca del 40 % del dinero se regresó a Hacienda para ser destinado a los proyectos estelares de López Obrador en el sur-sureste: corredor interoceánico, que es para beneficio estadounidense, el dudoso Tren Maya y la refinería más entendible de Dos Bocas. Por la situación descrita, distintas secretarías, sin chistar, y antes acostumbradas a tener proyectos, no los tuvieron, afectando a la parte de la "clase media" ligada al Estado. En este sentido, se operó más como gobierno, para una preferencia casi personal por el sur-sureste (así fuera para reducir la brecha con el norte del país, más adelantado), que como Estado para todos, en algunos casos agregando "candados" temáticos de estilo estadounidense para soltar el poco dinero en circulación. Se afectaron así los intereses de parte de la "clase media" que solía ser más bien mimada por Acción Nacional o por el PRI, incluso por motivos ideológicos, de creencia más en la misma "clase media" que en "el pueblo". Además de falta de trabajo ligado al aparato de Estado -lo que llevó no sin razón a muchos a pensar que en este aspecto se estaba mejor antes de 2018-, se agrega el impacto de una fuerte inflación. Debe tomarse en cuenta que López Obrador llegó al gobierno en 2018 básicamente gracias a la "clase media", pero se quedó sin una parte no desdeñable de ella. De acuerdo con El Independiente, López Obrador no siguió ningún Plan Nacional de Desarrollo, ni un diagnóstico certero de los problemas nacionales, sino que se fue "por la libre" para beneficio del sur-sureste...y en parte, de Estados Unidos. La incompetencia del aparato de Estado, vuelto gobierno, es flagrante. Un presidente tiene la obligación de conciliar sus intereses particulares de gobierno, por los que ganó, con los intereses de todos a través del Estado. El subejercicio y el no proteger de una fuerte inflación han sido errores, mientras más de una secretaría duerme en la inoperancia. Esto es vivido como lo que es: un gobierno incompetente, y que afectó intereses, no forzosamente de gente corrupta, aunque tampoco todo era ajeno al despilfarro en gobiernos anteriores, con tal de hacerse de o de mantener clientelas.
Otra parte de la "clase media", más popular, puede estar aferrándose a las ayudas sociales y al oficialismo porque los programas algo "redondean" en medio de la crisis económica. La problemática se refleja en la complejidad de las intenciones de voto en la capital mexicana y según sus alcaldías, habiendo algunas en las que se mezclan las tres "clases medias" con preferencias electorales distintas y empatadas. También hay una parte de "clase media" enquistada en el actual aparato de gobierno a la espera de "su turno para agarrar". Como sea, no hay "una" "clase media", ni es cierto, contra lo que dijo López Obrador, que la capital mexicana vive un "aburguesamiento". Es la sede de los poderes federales y resintió políticas erróneas, si bien mejoró en seguridad -sobre todo gracias al candidato a senador, el probablemente desperdiciado Omar García Harfuch- y en más de una infraestructura, que es de lo que sabe "la doctora".
A reserva de lo que suceda en la Ciudad de México, habrá que interpretar con cuidado los resultados, por si acaso muestran "dos mitades", una oficialista y otra dividida entre una coalición opositora encabezada por Acción Nacional, y MC (Movimiento Ciudadano). Lo que en el pasado era a la vez gobierno y Estado, es decir, equilibrio de grupos "rotativo", en el marco de una unidad estatal, se rompió y está ahora con un centro -que no está en México, desde los años '80- y dos "alas" polarizadas, al menos de palabra y con tintes de clase. Cuauhtémoc Cárdenas, aún con sus limitaciones, fue de los últimos en tener cierto sentido de Estado-nación, pero éste se fue diluyendo: se tiende más a la pugna intestina cuyo principal beneficiado es Estados Unidos, que estará feliz si queda la ilusión de "dos mitades" para "alternar" y mantener la parálisis, sin "partido independentista" y sin estadistas, sino con gobernadores de turno (y seguimos con Puerto Rico: da click en el botón de reproducción).