Mi lista de blogs

domingo, 30 de junio de 2024

SABIOS, YA NO HAY

 Desde que la presidente electa de México, Claudia Sheinbaum, ha ido nombrando a su gabinete, es llamativo ver aplaudir a la Iniciativa Privada -lo acaban de volver a hacer con el nombramiento en Energía-  y a "opinadores" que se dedicaron seis años a golpear al presidente Andrés Manuel López Obrador sin la menor misericordia. De entrada, no pierden la costumbre de vender creencias adulteradas y hacer trampa: sobre sus preferencias para un gabinete, López Obrador dijo "90 % honestidad y 10 % capacidad", y no "90 % lealtad". Gran parte de la "capacidad" encontrada por Sheinbaum es para responder a requerimientos externos, no a los problemas nacionales. Es el típico reflejo del provinciano que, al ceñirse a todo lo que llega del exterior, creyéndolo mejor, se da autorización para ponerse megalómano: lo gringo más un toque originario milenario. Ahora resulta que el gabinete de "la doctora" es de "científicos": si lo que se está pidiendo es que reinen "los científicos", tal vez sea mucha administración y poca política. Eso mismo decía Limantour, y no es una agencia de viajes. Era un funcionario de Porfirio Díaz. Mucha fachada de modernidad -energías renovables, digitalización, "tecnológicos", infraestructura- y ningún avance social, o casi ninguno.

      En México se tienen a veces creencias extrañas sobre la gente de ciencia, que no forzosamente es sabia. Se la cree por ejemplo incapaz de robar, por lo que se tomó muy a mal en el sexenio que termina la "persecución" contra un pequeño grupo de científicos, por la vía legal. No es seguro que el motivo fuera un falso, pero se salió con que era "un ataque contra la ciencia". Esto quiere decir que si un científico trafica favores, influencias o fondos, queda impune por ser "científico", como equivalente de tener fuero, en el sentido de estar exento de las leyes que son para todos. De este modo, más de un universitario puede hacer negocios indebidos -por ejemplo a partir de mentiras sobre los transgénicos- o utilizar para fines propios el erario sin que se diga nada, y con sueldazos que en más de un caso no justificado superan en bastante al del presidente, sin hablar de la burocracia dorada. Cuando lo entrevistan en los medios, el señor Antonio Lazcano -que se equivocó en varios asuntos de la Covid-19- es bastante representativo: es deporte entre universitarios extorsionar al gobierno de turno pidiendo "más presupuesto", y la extorsión llega por el lado de que, de lo contrario, México no saldrá del atraso. "Coopera (con nosotros), o cuello (para el país)" El resultado es que, para que México se desarrolle, Lazcano debe meterse todavía más dinero al bolsillo. "Denme plata, denme plata, denme plata" parece el himno de lo que no funciona como academia, sino con espíritu de secretaría de Estado. Y pues sí, al fin hay una. Dinero circulando. Más, porque no ha faltado, pero se despilfarra mucho, sin racionalización de los recursos, multiplicando por ejemplo sin necesidad las mismas funciones o los mismos temas al infinito, porque de lo que se trata es de seguir las coyunturas para agarrar fondos (fund raising). Son casi tres décadas que algunos estudiosos han demostrado que la universidad pública no se ocupa de los problemas nacionales, al menos en ciencias sociales y Humanidades. Pero sí se ocupa de seguir en el despilfarro y en sincronía con el extranjero y con los medios de comunicación masiva, lo que no es función de un organismo descentralizado del Estado que, en el pasado, creaba cuadros para éste.

       Los universitarios y científicos tienen toda una manera de hablar. "Se deben a la sociedad", dicen, como si estuvieran fuera de ella, cuando en realidad debieran decir "nos debemos a la sociedad de la que somos parte", pero suena demasiado igualitario, porque es gente que, si se sigue lo que dice, se cree "aparte". Pocos son los científicos en su "torre de marfil", entre tubos de laboratorio o entre libros y archivos polvorientos: es más fácil encontrar universitarios con toda clase de privilegios para vivienda (para hacer relaciones de manera desaforada y como si fueran hacendados, de Coyoacán a "Tepoz"), transporte y muchos viajes,  desde los años '80, además de que, justamente como parte de la sociedad en la que viven, aquéllos no están exentos de corrupción, inmoralidades, arreglos "en lo oscurito" y clientelismos, hasta llegar a climas asfixiantes de rivalidad, salvo que se quiera creer que a los universitarios "todo lo humano les es ajeno", en cuyo caso serían inhumanos -lo son, con harta frecuencia- o extraterrestres. Con frecuencia, ni las evaluaciones escapan a la trampa como razón de vida con tal de "llegar", mientras los privilegiados se hacen asistir de una tropa mal pagada, porque no se aprecia de verdad la enseñanza. Basta con ver el suplicio que suelen ser los dictámenes para tener una idea de lo que creen ser "los científicos". Es torpe decir que hay "ciencia neoliberal", pero lo es más decir que hay "ciencia" sin más, como si un científico, por el solo hecho de serlo, estuviera exento de ideología o de sesgos políticos. Si así fuera, ¿por qué se pasan el tiempo tomando partido por unos u otros? Otra vez la "exención", es decir, el fuero, como si el mundo de "la ciencia" fuera un estamento (como en el Medioevo), y sus miembros no pudieran ser objeto...de tribunales ordinarios. Hasta alguien de negocios como el imposible fiscal Alejandro Gertz Manero se cree que los títulos científicos son de nobleza. 

     Así, "la doctora" es garantía por ser "doctora", cuando muchos mexicanos, sin pasar de secundaria, no distinguen entre un doctor por título de doctorado y un doctor por médico. Deben creer que "la doctora" está para "curar males" y que el país es Catemaco. Por cierto, lo dicho está acompañado de un profundo anti-intelectualismo, es decir, de la creencia igual de popular de que el universitario que no es "técnico" -algo así como un mecánico algo refinado, si no es médico o abogado-  es un rudo bohemio bueno para nada y hasta marihuano. Como los universitarios son los primeros en creerlo, no faltan los buenos para nada que se dedican al choro y la grilla, como se conocen coloquialmente en México, a estar de floreros o a creer que las Humanidades son una planta de ornato; con anti-intelectualismo, otros creen que todo es cosa de "prácticas de campo", es decir, de "acción", y ahora imperan tres tendencias: a estar dando supuesta "expertís" (!) en los medios de comunicación masiva, a no considerar más que el último grito de la moda en organismos internacionales, y a creer que "lo personal es político", de tal modo que se satura el espacio de sexualidad y género, llegando a lo que se conoce como "ombliguismo". Fuera de lo enumerado, la tendencia es a convertir a la universidad en tecnológico, como si una licenciatura en Filosofía e Historia  tapara lo que es en realidad el Instituto Rosario Castellanos del gobierno capitalino, un centro no de educación, sino de formación para distintas modalidades de negocios. Eso es lo que hacen los libertarios. Ya echaron a perder la escuela con la libertaria NEM (Nueva Escuela Mexicana). Ahora, previo paso por las universidades del Bienestar Benito Juárez García y sin ninguna evaluación de nada, está por asomarse el remate a la educación superior: el derecho de todos a una formación "patito".

     Desde los '80, José Arthur Giannotti denunciaba los males universitarios en un caso como Brasil (A universidade em ritmo de barbárie), y Marcos Kaplan anunciaba el riesgo de que se cayera en la "universidad lumpen", lo que en algunos aspectos ya es, un depósito de subocupados. No queda claro por qué imitar a Estados Unidos, país de la técnica y el cálculo sin gran tradición de pensamiento, y en donde, fuera de algunas universidades de punta, gran parte carece de nivel, simplemente porque el estadounidense promedio es más un "pragmático" que alguien que sepa pensar. La derrota del pensamiento que anunciara desde los '80 Alain Finkielkraut en Francia se va cumpliendo, y como lo ha sugerido por ejemplo el periodista Carlos Ramírez en El Independiente a propósito de un "intelectual" como Jesús Silva-Herzog Márquez, la intelectualidad mexicana se está terminando de volver irrelevante, si alguna vez realmente fuera de los "cenáculos" de iniciados, habida cuenta de una clase dominante poco interesada en dirigir y, por ende, en educar, para lo que con frecuencia -no siempre- se prefirió mantener a la gente en la ignorancia. En la universidad pública, la problemática de mantener la calidad se planteó desde mediados de los '60 y le costó al rector de turno ser sacado por porros.. 

     El riesgo es que en el proceso que arrancó en los '80 -como el activismo de Sheinbaum- el negocio termine tomando el lugar de lo que la universidad representaba de institución, para que una academia que se extingue sea remplazada por la mercantilización y a la par la ambiguedad entre "grupo de interés especial" y grupo clientelar con la creencia de tener fuero. No es nada más cuestión del relegamiento de los problemas nacionales, al grado de no saber ni cuáles son, ni qué necesidades tiene el país: es también la conversión, mencionada por un estudioso como Horacio Crespo, del campus como espacio no institucional y más proclive a una forma de antropofagia, es decir, a que habida cuenta de la rivalidad existente un universitario no dude en comerse vivo a otro.  Ante la extranjerización galopante, lo que los medios de comunicación muestran como nacional es la creencia de que fuera del hampa no hay futuro. Toda la historia mexicana independiente y de la Revolución quedó en ruinas: a imitar al gringo o irse al gabacho, o a bailar con copal para la cooperacha en el Zócalo y a extorsionar y traficar. El centralismo chilango -empresarial/libertario- se apresta a ponerle el último clavo del ataúd a quienes quieren a México, porque el pivote del "proyecto" (que no es de nación) es ponerse por completo, o casi, al servicio de una entrada masiva de inversión extranjera. Como un científico es en realidad parte de la sociedad en la que vive, no está exento del mayor de sus males, que es la extorsión (da click en el botón de reproducción).




viernes, 28 de junio de 2024

CONTROLAR EL CAOS

 Los primeros soldados de Kenia han comenzado a llegar a Haití para ayudar a "poner orden", y ciertamente es posible pensar que Estados Unidos no quiere involucrarse demasiado en vísperas de elecciones propias. Tal vez no importe demasiado que Demócratas -reacios a intervenir- y Republicanos, más partidarios de hacerlo, discutan algo del tema. Haití lleva varios años ya como Estado fallido, por lo menos desde el asesinato del presidente Jovenel Moise. Al decir que Estados Unidos "no sabe si intervenir o no", supuestamente por la cercanía haitiana con Cuba y Venezuela, no es más que éso, un "decir", puesto que de algún lado salen las armas de las pandillas que controlan buena parte del mundo urbano haitiano, y en particular, de la capital, Puerto Príncipe. No se sabe de nada que Estados Unidos haya hecho para frenar en particular el tráfico de droga vía Haití. Ni tampoco de nada hecho para terminar de esclarecer la ejecución de Moise. Tampoco es que Haití haya colapsado, así que no hay ninguna propuesta de ayuda humanitaria, pese a que la violencia pandillera ha provocado desplazamientos de miles de personas. No es nada más cuestión de coyuntura: los estadounidenses se fueron rápido de Somalia a la menor dificultad en tierra. Un país pudriéndose no es algo que les preocupe, sino que los kenianos y un poco de ayuda financiera deberían ayudar a retomar un poco de control sobre la putrefacción, es decir, a volver al "caos controlado" y no estar en el simple "caos" que no colapsa porque hay gente que trabaja como puede.

      Haití está como está no porque no se haya hecho nada, sino porque las misiones humanitarias y las de la Fundación Clinton y el actor Sean Penn no sirvieron para gran cosa, salvo para hacer vivir a ONGs (organizaciones no gubernamentales) y unos cuantos haitianos. La misión internacional dejó de pasó 10 mil muertos por llevar una epidemia de cólera. Una verdadera ayuda pondría límite al tráfico de droga y de armas, pero es parte del "juego", es decir, del negocio, y de una manera de descomponer de tal modo que la gente de abajo y de trabajo no pueda hacer nada. Se ha pasado del Estado fallido a la desarticulación de la nación. No se puede cancelar alternativas, como sucedió en su momento con Jean-Bertrand Aristide, por limitada que fuera, y encomendarse al extranjero creyendo que lo resolverá todo y es sinónimo de bienestar. La experiencia ya ha demostrado que no funciona.

      El otro aspecto es el de las fuerzas nacionales. Como el narcotráfico en otros países, las pandillas no son nada más un "cuerpo extraño", salido de la nada, sino el reflejo de hábitos psicosociales, por lo que no es por nada que sirven a la oligarquía local, como lo hacían en El Salvador las maras, conectadas con partidos políticos y sectores conservadores de la sociedad. Es la reminiscencia del "rey" celebrado por la matriarca de la familia: no sólo se va el colonizador pero se lo imita, sino que ésto se mezcla con hábitos más arcaicos o atávicos que no se quieren tocar: después de todo, el dictador Francois Duvalier era también el campeón de los trucos identitarios -como la "negritud" y el vudú- para hacerlos pasar por "cultura", y ahora no falta quien se crea que el "pueblo" con sus "solidaridades" puede aguantar "lo que sea" gracias a esa supuesta cultura. Duvalier padre, Papa Doc, surgió de una familia de escasos recursos y llevó las riendas de Haití gracias a paramilitares, los tontons macoutes, de campesinos desarraigados y gente lumpen citadina: ahora es, como lo ha dicho hace poco un periodista del rotativo mexicano  La Jornada, la macoutización en grande como forma de "vivir juntos" (así se denominan las pandillas), de familia y pequeña comunidad cuando ya no queda nada más. No queda entre otras cosas porque desde hace años la presencia extranjera no hizo nada por cambiar la estructura socioeconómica haitiana. Habría que precaverse de "la familia como mejor seguro social" (según palabras del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador) sin la menor protección ni garantía pública: es Viv Ansanm, ese "vivir juntos" que une en federación a las pandillas. Ahora es el lumpen el que se ha puesto en un plan muy "familiar" a condicionar la paz (da click en el botón de reproducción).



miércoles, 26 de junio de 2024

ALL INCLUSIVE

 Estados Unidos ha conseguido una presencia importante en el Perú a raíz de la caída del presidente Pedro Castillo, duramente castigado, y cuya familia se encuentra exiliada en México. Hay algunas explicaciones de las dificultades de la gente de abajo para organizarse, lo que ha valido también a veces para México, sobre todo en la minería, como lo ha demostrado el periodista J.J Lemus (México a cielo abierto).

     Desde la presidencia de Alberto Fujimori, en los años '90, el narcotráfico se ha hecho fuerte en el Perú, y tiene influencia en el fujimorismo del partido Fuerza Popular (de Keiko Fujimori), aunque también en Renovación Popular (del alcalde de Lima, capital peruana, Rafael López Allaga, derechista), Alianza para el Progreso (!), Podemos Perú y Avanza País.

      Perú exporta oro. Entre 2015 y 2019, según el portal de Rebelión, se produjeron en el país 720 toneladas de este metal, pero se exportaron dos mil 242 toneladas, lo que implica que el 70 % no esté correctamente registrado. Se trataría entonces de minería ilegal, pese a los intentos de varios presidentes por suprimirla o limitarla. El problema con esta minería es que está con frecuencia controlada por el crimen organizado, lo que deja sin defensa a los trabajadores: el menor intento de protesta es sofocado por sicarios. Fenómenos similares han existido en México con la complicidad de grandes mineras oficiales y, en algunos casos, de empresas extranjeras, incluso de China en Michoacán, por ejemplo, según denuncias que hiciera en su momento Lemus. La minería ilegal puede estar por lo demás ligada a la formal. Es poco explicable que se persiga a presidentes que han buscado evitar este fenómeno, entre otras cosas para regularizar a los trabajadores.

      Tal vez parte del problema se encuentre en los "pesos y contrapesos" que no quieren decir nada si los tres poderes son igual de corruptos. No es fácil saber hasta cuándo se quedará la presidente Dina Boluarte. Lo que ha sucedido, en cambio, en un país con uno de los niveles educativos más bajos de América Latina, es la llegada al Congreso y al sector privado de egresados de las llamadas "universidades chicha" (chatarra o "patito"). 67 legisladores acumulan 729 delitos; 50 son investigados por delitos contra la administración pública, y 17 están involucrados en lavado de activos, siempre según Rebelión. Esto quiere decir que buena parte del país, empezando por los legisladores, vive al margen de la ley, y encuentra contubernios en el aparato de Justicia para que no haya sanciones. Encima, dicho aparato permite perseguir a los opositores...a la ilegalidad. A final de cuentas, 70 % de los congresistas es parte de organizaciones criminales. Si bien en su momento Castillo cometió un resbalón, no queda claro qué serían los "pesos y contrapesos" del "sistema constitucional" si está en manos de criminales, así se estorben entre sí por rivalidades de facciones. Castillo dió un paso en falso, pero quiso poner un término a la existencia de esta corrupción en el Legislativo y el Judicial, y resultó entonces ser "autoritario", cuando ni siquiera una parte de la izquierda lo dejaba gobernar. Es también una "izquierda chicha", que como ha dicho Juan Torres López en entrevista para Rebelión es propicia al cainismo, la falta de afectos, las divisiones continuas, la animadversión y la falta de entendimiento. También está gente con formación "chatarra".

    El Perú se ha hundido así en la confusión, la incertidumbre y la improvisación, no sin una "clase media" igualmente "chicha" que ha conseguido expandirse, sobre todo en Lima. Algunos presidentes, como Ollanta Humala, hicieron algo por frenar la aparición de centros de formación universitaria sin valor, pero aún así los hay que lograron crear escuelas de trepadores. Así se llega a la corrupción más o menos generalizada, el caos institucional (por delicuescencia de las instituciones) y, al mismo tiempo, a la aparición de sectores de la población interesados en el inmovilismo. Ya son varios países de América Latina que han ido cayendo en este tipo de situaciones bastante grave (da click en el botón de reproducción).





domingo, 23 de junio de 2024

EXPERIENCIA RELIGIOSA

 Hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha aprobado la vacuna rusa Sputnik V contra la Covid-19, ni ha dicho nada particular sobre la evolución del virus.

     La empresa farmacéutica AstraZeneca anunció hace poco que comenzó a retirar su vacuna, aunque no fue especialmente cuestionada durante la crisis sanitaria de la Covid-19. Llegó a ser en ocasiones una vacuna difícil de tolerar, y luego a causar enfermedades entre algunos de quienes se la pusieron, pero se trata de asuntos que no trascendieron.

     En algunos países desarrollados ocurren cosas prácticamente imposibles en los subdesarrollados (como por ejemplo que el ex presidente francés Nicolas Sarkozy vaya a la cárcel tres años por corrupción y tráfico de influencias). Hace poco, el ex ministro japonés del Interior, Kazuhiro Haraguchi, pidió disculpas públicas por el uso de vacunas -que en realidad no lo son, sino "terapía génica"- de ARNm mensajero, las de Pfizer y Moderna. Haraguchi criticó que se haya llegado a prohibir la Ivermectina, que donde fue usada (desde Uttar Pradesh en India hasta la Ciudad de México) demostró su efectividad. Detrás de la prohibición de ese medicamento del Dr. Satoshi Omura pudieron estar, según Haraguchi, grandes intereses económicos, ya que la Ivermectina es barata. Hay quien criticó duramente a la Ciudad de México por usarla al margen de lo que dictara el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Lo preocupante es que se haya seguido a ciegas lo instruido por grandes intereses económicos que, en buena medida, lograron su cometido, hacer negocio, como si ciertos "expertos" inmiscuidos en asuntos públicos ya no pudieran o no quisieran discernir entre intereses de la población y de los negocios, es decir, entre interés público y privado, y se diera la convergencia de ambos por "evidencia": donde está el negocio están la verdad y el bien, y más en el país del negocio, Estados Unidos. No sirve de mucho tener la Web si no se tiene discernimiento, y las cosas llegaron en algún momento a dar el fraude por "información verificada". Es natural preguntarse si no ocurre en otros terrenos, como el económico, al darse por "evidente" la política económica que sirve a los negocios. En algún momento se tiene que llegar a la creencia de que "la vida es negocio", por lo que hay que adaptarse o es "lo que hay que tener", al grado de hostigar -como ocurrió contra Oliva López, secretaria de Salud de la Ciudad de México- a quien discrepe, sin permitir que el debate salga a la luz pública.

     Haraguchi fue vacunado con vacuna ARNm y al poco tiempo se encontró con serios problemas de salud, sin ser el único. Se había vacunado tres veces y se supo que dos de las vacunas tenían que ver con el hecho de que desarrollara cáncer. No fue el único político japonés en tener este tipo de problemas. Haraguchi mencionó otros tres casos. Al poco tiempo, fue bloqueado en la televisión japonesa. El ex ministro dijo que más gente morirá por esas "terapias génicas". Hay cifras que muestran para Japón, posteriormente a las vacunas y ya sin la Covid-19,  una sobremortalidad de decenas de miles de personas, para los años 2021 y 2022.

       La pérdida de discernimiento tiene consecuencias sobre la población, que al mismo tiempo es mantenida en la ignorancia y que no tiene la capacidad de indagar en la Web ni de distinguir entre lo verdadero y lo falso, cuando no ocurre que prefiere guiarse por lo cómodo y fácil. Ocurre en distintos terrenos -ya se ha mencionado igualmente el de la economía-, y es grave que científicos se presten a este tipo de fenómenos de masa, con tal de ganar para sí. Es este el interés que contribuye a explicar lo que tiende a creerse y lo que se descarta: un "interés" propio mal entendido como beneficio, y al menor costo, por lo que se da por equivalente de cómodo, fácil y mejor. Para protegerse del incómodo error, es preferible hacer oídos sordos a otros argumentos y simplemente descalificarlos por denegación, es decir, sin siquiera admitirlos para el debate. No sería más que una opción en el "derecho a ser libre de escoger" si aceptara sin descalificarlas otras opciones, pero sucede que no es así, por el fenómeno mismo de la denegación, es decir, la "no admisión a prueba", siendo que no faltaron pruebas positivas sobre la Ivermectina y demostraciones claras sobre el hecho de que las "vacunas" de Pfizer y Moderna cuando menos no cumplían con las etapas de rigor para ser otra cosa que experimentos. Para evidencias, las verdades reveladas y sin la menor duda (da click en el botón de reproducción).



jueves, 20 de junio de 2024

A LA CARGA MIS EVIDENTES

 Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano, tuvo entre otras dos buenas ideas: la de nombrar a Marcelo Ebrard como canciller, y luego, la de sustituirlo por Alicia Bárcena. Ebrard tiene sólidos estudios de Relaciones Internacionales, por el Colegio de México. Bárcena fue secretaria ejecutiva de la importante Comisión Económica para América Latina (CEPAL), toda una institución en la región. Ambos, Ebrard y Bárcena, tienen títulos en Administración, lo que les facilita estar en la Administración Pública. Bárcena, bióloga de formación, tiene igualmente experiencia en asuntos de medio ambiente, habiendo ocupado cargos internacionales al respecto, por ejemplo como coordinadora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). No es extraño que se desempeñe como secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

      Ebrard, en cambio, tuvo la oportunidad de mostrar, como canciller, que al igual que López Obrador, no sabe de economía, al grado de adelantar auténticos disparates sobre la "integración americana", creyendo que está en la Unión Europea (UE). Pareciera que Ebrard fue nombrado secretario de Economía por sus relaciones, ante lo que vendrá de renegociación del TMEC (Tratado México Estados Unidos Canadá), cualquiera sea el presidente que sea elegido en Estados Unidos. Dicho de otra manera, Ebrard fue nombrado como "diplomático" en Economía, siendo por lo demás un fan del nearshoring. Ebrard tiene una creencia muy "integracionista" con Estados Unidos.

      Más allá de sorpresas (para quienes se complacen en "jugadas políticas", Ebrard sigue ahí, y en algo clave), resulta que el nuevo canciller, Juan Ramón de la Fuente, amigo de López Obrador y ex rector universitario, ex representante -bastante malo- de México ante Naciones Unidas, fue a aterrizar su vuelo de "chapulín" como canciller, sin experiencia diplomática, lo que ya demostró en Naciones Unidas, adoptando posiciones ajenas a la tradición diplomática mexicana, lo que en cambio no hizo Ebrard. Que un médico sea  secretario de Salud, como lo fue De la Fuente, se entiende, pero ahora aparece como resultado de una forma de amiguismo entre universitarios, siendo por lo demás que no es desconocida la tendencia de De la Fuente al amiguismo (también entre universitarios). Además de ser un asiduo de organismos internacionales, De la Fuente preside el Consejo del Aspen Institute. Es en este sentido alguien que también tiene ancla en Estados Unidos, y que de inmediato marcó como prioridad defender a connacionales en Estados Unidos, asunto preferenciado. Se encargó con otros de ir "a la moderación" en la autodenominada Cuarta Transformación, que en cierto sentido empieza a "hacer menos Historia" y a estar más sujeta a intereses externos y a presiones mediáticas, no ajenas a aquéllos.

     Como se trató de seguir complaciendo a los de arriba, se inventó una secretaría (Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación) encargada a Rosaura Ruiz, compañera de Facultad  de Sheinbaum -casada con un analista financiero- y ligada a un ex líder estudiantil del 68. Ruiz no tiene dos dedos de seso, habla sin pensar (recita), parece creer que cierta estatura y los ojos claros (sin expresión) son suficientes para la prepotencia y obedece a ciegas a cualquier dictado de organismos internacionales, como prácticamente todos los demás, simplemente porque hace rato que es a lo que se dedica la universidad pública, seguramente ya con más de uno dispuesto a "cooperar" si se entienden varios de estos nombramientos como "agencias de colocaciones". Un sexenio para científicos y para quienes crean que "los científicos" están exentos de ciertas prácticas, como el amiguismo en los nombramientos. Ruiz es de las personas que cree en "la evidencia", al grado de declarar que Sheinbaum "siempre toma decisiones basada en la ciencia y la evidencia", por lo que seguramente hizo nombramientos evidentes. México ya tuvo que sufrir un manejo de la Covid-19 basado en "evidencias", y seguramente el nearshoring es otra "evidencia", aunque los empresarios la llaman "bendición". Si a esas vamos, hubo suficiente mercadotecnia y mensaje subliminal para hacer pasar a Sheinbaum por "evidente", porque también parece otra "evidencia" que es "tiempo de mujeres". Sean felices en la prosperidad compartida y no duden de nada, puesto que todo es muy "evidente", y no cabe perder el tiempo en lo que no lo sea (el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, no duda de nada). Ni hablar de cuántas "evidencias" pueda desatar el nombramiento del "evidente" -hasta para sí mismo- Ebrard. De tan evidente, podría parecer que hasta se trata de ir entrando en lo superficial y hasta algo frívolo, evidencias de estatus y de que no es necesario perder el tiempo en comprender. Neg-ocio, nada de ocio, si se asimila pensar a meditar. Sheinbaum no perdió el tiempo. Ruiz considera que "la ciencia está en todo", otra evidencia: comerse un taquito no es un arte, sino algo que "tiene su ciencia".

      Sheinbaum, luego de ser invitada por la vicepresidente estadounidense Kamala Harris a seguir -evidentemente- con las energías renovables, fue a rendir cuentas al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y al Consejo Mexicano de Negocios, para asegurarles que no habrá reforma fiscal, es decir, que los ricos no serán tocados. Por el bien de todos, primero Estados Unidos, los mercados, los organismos internacionales y los empresarios. ¿O no decían encuestas previas a las elecciones que una parte de la gente de derecha iba a irse con Sheinbaum? Ya está el resultado. Como es con modales, hasta parece natural empezar por inclinarse ante los grandes poderes económicos, financieros y mercadotécnicos. Es por el bien de todos o, con amor al "pueblo", porque "no hay de otra": el futuro de México no se decide en el país, al menos no el económico.

     Hasta ahora, hay gabinete "de buen ver" y "de familia" (igual un Berdegué Sacristán no para Agricultura, sino para cambio climático, lo que no es lo mismo), y algo más de presión para limitar a López Obrador, antes de que se retire, lo que hará, aunque afirmó tristemente no saber cómo le hará para viajar de la finca a la Ciudad de México para ver a Beatriz Gutiérrez Muller, quien no enmendó la plana para decir que irá ella a la finca para visitar al ex presidente. En fin, como López Obrador no quiere ser reconocido en vuelos comerciales y dijo "a ver cómo le hago" (cuando es más sencillo que la señora se mueva un poco de vez en cuando), pues ya será por la terminal de la ADO, que es donde se espera cuando se ha llegado a La Chingada, según el Tri.

     Es difícil recordar en la historia contemporánea de México un entreguismo tan naturalizado. Con el presidente Carlos Salinas de Gortari todavía tenía algo de vergonzante. Ahora no es más que "evidencia" . Para la siguiente oleada de "modernización pasiva", sin verdadera participación desde abajo, salvo sorpresas en futuros nombramientos.

     A no ser que se aparezca alguien "de pueblo" por algún milagro, ya se está con mayor claridad en la alianza "grandes poderes-libertarios", luego del paréntesis semi-popular con López Obrador, a quien se trata de darle los últimos "cerrones" por ser franco y directo. No hay secreto, puesto que se propone "prosperidad compartida", a ver qué tanto comparte la inversión extranjera masiva, que los empresarios esperan que sea "inclusiva". Como lo ha explicado la analista Viridiana Ríos, Sheinbaum no llegó con el apoyo crucial de quienes reciben ayudas sociales, sino de quienes trabajan y seguramente estén a la expectativa de que prosigan algunos aumentos salariales que eviten pasarse la vida de working poor (trabajador y pobre). Es por si hubiera alguna reunioncita en la que quienes trabajan pongan todas sus condiciones para no parar el país y las plantas extranjeras (era la clase de gente con la que se reunía Adán Augusto López Hernández, que no gozó de la gracia mercadotécnica). ¿Los salarios van a volver a ser decididos por exigencia estadounidense? A esperar el nombramiento en Trabajo y Previsión Social, y el de Gobernación, en lo que sigue la fuerte presión mediática para que la señora doctora "se orille a su derecha". Luego, a ver si la fórmula para salir del enésimo atolladero, por no mirar más que al exterior y no contar con fuerzas propias, no es como sigue (da click en el botón de reproducción).



miércoles, 19 de junio de 2024

HAZTE PAYASITO

 El primero en abalanzarse a felicitar a la presidente electa mexicana, Claudia Sheinbaum, fue el mandatario estadounidense Joseph Biden, llamado por ella Joe. A las pocas horas, una comitiva estadounidense de asuntos de Seguridad se apersonó en México para hablar con Sheinbaum,. Dicha comitiva estuvo presidida por la asesora del gobierno de Estados Unidos en temas de Seguridad, Elizabeth Sherwood-Randall, y en la reunión estuvo "el embajador", Ken Salazar. A las pocas horas, desde el gobierno estadounidense se le pidió a Sheinbaum que, de hacerse en México una reforma judicial, no se afecte a la inversión extranjera. Se podrá alegar que todo lo anterior tuvo lugar por la cercanía con Estados Unidos, pero es por el mismo motivo que seguramente valía la pena no precipitarse. Al mismo tiempo, lo que se llama "los mercados" se movieron para que Sheinbaum ratificara al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, sin que se sepa si el voto por Sheinbaum fue para que tuvieran esta influencia "los mercados" y para que se tuviera que rendir cuentas a un solo país, Estados Unidos, puesto que nadie más se abalanzó así. No se podrá decir que se tiene mayor soberanía económica cuando deciden "los mercados", al grado de orillar a un nombramiento, o cuando se depende a tal punto de Estados Unidos que este país se toma las licencias descritas. Después de todo, en campaña, tanto Sheinbaum como su contrincante, Xóchitl Gálvez, tuvieron que ofrecerse a representantes de intereses económicos estadounidenses, y de ningún otro país.

     En estas circunstancias, cabe decir que hasta los años '70 existía en México un fuerte sentimiento de nación, para decirlo casi como "los sentimientos de la nación" de esa gran persona que fue José María Morelos y Pavón, retratado por Fernando Benítez. Se tenía nación, pero ahora se tiene "proyecto de nación". ¿De dónde eres? "Del proyecto de México", tal vez. Ya el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, había hecho un mal "proyecto de nación", encargado al empresario Alfonso Poncho Romo. Como no se ocupa de los grandes problemas nacionales, Sheinbaum con sus 100 Puntos anticipa un gobierno, y sin duda buscará cumplir, pero no se refiere nunca a "nuestra nación", por ejemplo, como algo existente, sino al "proyecto". Ni se diga al Estado, que los libertarios aborrecen. Si hubiera Estado, se hablaría del interés general o de la voluntad general: con todos sus defectos, el PRI (Partido Revolucionario Institucional), hoy para dar lástima, entre otras cosas en sus pugnas intestinas, al menos hacía el ademán, y un poco más, de considerar a todos los de la nación existente, que hasta el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) tenía por lo demás respaldo económico (empezó a desmoronarse entre otras cosas en 1986 con la entrada al GATT-General Agreement onTariffs and Trade). Los juniors empezaron a tomarse la calle, como ocurrió cuando el Mundial de fútbol, comenzando un viraje clasista. Luego vino la ruptura de equilibrios entre grupos dentro del PRI y el Libre Comercio con Estados Unidos, fracturando la unidad para quienes decían creer permanecer por décadas en el poder, además de dejarle espacio, tampoco exento de clasismo, a la derecha de Acción Nacional (PAN), y asesinar a buena cantidad de integrantes de la opción nacionalista de Cuauhtémoc Cárdenas, el PRD (Partido de la Revolución Democrática, liquidado). Cárdenas tenía sentido de nación y de Estado. Como sea, la nación empezó a dividirse, y no es López Obrador quien la dividió, sino la actitud de juniors, "mirreyes" y pirrurris, por si no se recuerdan los tiempos de aparición de lo fresa. De paso, el seductor de la patria le entregó la dirección del gobierno a un asesor extranjero, Joseph-Marie Córdoba Montoya. En cierto modo, los ricos hicieron "secesión" y de paso saquearon el Estado, que es como se hicieron fortunas como la de Carlos Slim, Germán Larrea o Ricardo Salinas Pliego. Todo ocurrió en lo que se ha dado en llamar "neoliberalismo".

       La autodenominada Cuarta Transformación es una reacción a dicha "secesión" y el saqueo mencionado, desde parte de la "clase media", y que no retomó a la nación (la tiene "en proyecto", entiéndase que "en veremos") y mucho menos al Estado, sino que se orilló a la contraparte, "el pueblo" entendido como "los de abajo", tipo Pepe el Toro no ha muerto, pero, cabe insistir, bajo dirección clasemediera, a lo que Sheinbaum está por dar un toque de "se ve que son de familia" (y además, a diferencia de López Obrador, está cierta tendencia a mirar al de abajo un poco por encima del hombro). No hay Estado para todos porque se acabó hace mucho, y la nación es folclore de boutique, "patrimonio" y no algo vivo. Si hubiera otra cosa que "proyecto", no se andaría en espectáculos "milenarios" con bastones de mando, porque no son nación (tuvo cerca de dos siglos de existencia, y los pueblos originarios no representan a la nación toda), como tampoco los carnavales de huipiles y blusitas bordadas. Eso es fashion. Es un estilo empresarial bordado de pueblo, como el de Susana Harp.

     "Los mercados" son gigantes internacionales tipo los inversionistas "institucionales" (?) de BlackRock o Vanguard que se manejan por chantajes que nadie votó. BlackRock tiene influencia sobre unas decenas de empresas que operan en México, cerca de 70. BlackRock y un puñadito más controla las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft), Pepsi y Coca Cola,  Huawei, Sony, IBM  y Dell, empresas de teléfonos inteligentes, electrónica y electrodomésticos, agroalimentarias,  Citigroup, Goldman Sachs, Monsanto,  Exxon Mobil, Johnson &Johnson, Ford, Pfizer,  McDonald's, Uber, Boeing, Walt Disney y más. Cuando aparecen esos gigantes, es a ellos, no al "pueblo", a los que se tiene que "tranquilizar" y "dar confianza", lo que no está permitido a los trabajadores y sus salarios, por ejemplo: "nos dan tranquilidad y confianza en nuestro poder de compra, o paramos todo". Lo curioso es que fueron sobre todo trabajadores los que votaron por Sheinbaum, no tanto receptores de ayudas sociales, y por ende con la esperanza de recuperar poder adquisitivo. Esto coloca a Sheinbaum como equilibrista ante una franca división de intereses que está por encima de los restos del Estado y de la caricatura de una nación en la que ha dejado de creerse, porque está resquebrajada. Yluego niegan que haya lucha de clases...Habrá que ver si se puede tranquilizar y dar confianza al mismo tiempo a "los mercados" y al "pueblo" (da click en el botón de reproducción, es para buscar "la fórmula del proyecto").

lunes, 17 de junio de 2024

HERENCIA DEL PELAO

 En Panamá, hubo algunas críticas a quienes participaron en las negociaciones con la minera de cobre First Quantum, canadiense. Sin embargo, las protestas callejeras y en provincia no se tradujeron por una mayor votación para la candidata de izquierda Maribel Gordón.

       El presidente panameño, Laurentino Cortizo, del PRD (Partido Revolucionario Democrático), había tenido un importante acercamiento con China, aunque venía del presidente anterior, Juan Carlos Varela. Como el acercamiento venía de antes, ya lo había criticado el presidente estadounidense Donald J. Trump, llegando al absurdo de decir que el Canal de Panamá estaba "en manos de China". Cortizo se ganó la tirria de Estados Unidos, y ahora se sabe que Estados Unidos financió las protestas contra la minera, con tal de desacreditar al mandatario, lo que surtió efecto: en las elecciones recientes (Cortizo está por salir), el candidato del PRD,  José Gabriel Carrizo, tuvo un pésimo resultado. Estados Unidos hizo más, presionando, desde la Corte Suprema estadounidense, para que, como sucedió, el ex presidente Ricardo Martinelli no pudiera ser candidato.. Como parte de su intromisión para crearle un problema a Cortizo, "la embajada", según lo indica el portal de Rebelión, financió a ambientalistas y miembros del movimiento LGBTTTIQ+ en las protestas contra la minera. Este es el tipo de cosas que suelen hacer los Demócratas.

       Estados Unidos tiene el control  de las fronteras marítimas y terrestres de Panamá gracias a un acuerdo de seguridad entre los dos países. También está presente en el aeropuerto capitalino de Tocumén. Al momento de las elecciones, todos los candidatos, menos Gordón, se reunieron con la embajadora Maricarmen Aponte y el consejero John Barret, y el presidente electo, José Rafael Mulino, siempre según Rebelión, recibió la orden de reducir los vínculos con China.

       Hace décadas, el estudioso Xabier Gorostiaga  previó que Estados Unidos devolvería el Canal, como ocurrió, abandonando el control territorial, para remplazarlo por otro tipo de controles, más informales. Habiendo alcanzado la soberanía formal plena, a finales de 1999, Panamá carece en buena medida de soberanía económica, lo que repercute a la postre en la dimensión política: se trata de soberanía formal, pero no de soberanía real, que pueda hacerse valer. Estados Unidos tiene los elementos suficientes para ejercer el control, porque hace rato que el tipo de injerencia estadounidense cambió. Cortizo fue castigado porque abrió puertas al comercio y las relaciones empresariales con China que no quiso abrir, a través de la asamblea, para Estados Unidos.

       Son varios los países latinoamericanos que, por una vieja herencia, comprenden a medias el problema de la soberanía. Después de todo, Estados Unidos también se fue de la isla puertorriqueña de Vieques. No es mucho lo que se puede hacer sin soberanía económica, y llega el momento en que, aprovechando su ausencia, Estados Unidos limita el ejercicio de la soberanía política, que deja de ser tal cuando, de una u otra manera, en política los políticos tienen de una u otra manera que estar rindiéndole cuentas a "la embajada" y otros emisarios imperiales (da click en el botón de reproducción).



jueves, 13 de junio de 2024

EN EL HIT PARADE

 Dado que no hay de qué emanciparse, el sistema capitalista privilegia no la educación como medio de superación, sino la formación, con habilidades, destrezas y competencias para saber adaptarse. Para lo primero no faltan obstáculos; para lo segundo, en cambio, pareciera que el propio sistema se encarga de dar todas las facilidades. Como lo promueve la publicidad, parte de la creencia está en que el éxito implica acceder a la comodidad y el  confort. Pensar y aprender no siempre es cómodo ni confortable: como se dice a veces, "la verdad no peca pero incomoda" o, en otras lenguas, "sólo la verdad hiere", si pensar y aprender suponen buscar alguna forma de verdad. También existe otra posibilidad: mientras la vida o la realidad no digan otra cosa, creerse que la verdad ya está dada, al igual que el bien. No es muy difícil de pensar que el sistema vigente considera verdad el negocio, que es también el bien. Nadie debe meterse en lo que no haya algo qué ganar para sí, que es "lo que está bien" (para mi, ante todo, si suena absurdo perseguir los intereses de los demás). El sistema tiene así la facultad de estar mostrando lo que es verdadero y bueno, además de exitoso, puesto que, habiendo competencia, nadie querrá ser un "fracasado" o un "mediocre".

     Si de lo que se trata es de saber adaptarse en la competencia, la facilidad está en todo lo que está hecho para formatear la mente de la gente, con el conductismo, es decir, con la adaptación de la respuesta al estímulo. Las redes sociales abundan en mensajes de formateo de la mente y los sentimientos y emociones para "ganar", lo que sea, pero "ganar": como es para beneficio propio, la respuesta al estímulo está en desechar con indiferencia o desapego lo que no sea "ganar para sí" y tener un gran sentido de lo que conviene para lograrlo. Nunca falta un ejército de psicólogos y psicoanalistas listos a ayudar a que la persona sepa ante todo tener el ego con sentido de "ganar" y no meterse en nada que no permita "ganar": si no hay ganancia o "plus" en el horizonte, no es algo que merezca la atención. Gracias a esta forma de enfocar las cosas, hasta el más feo consigue que publicando su foto en Facebook no falte quien le escriba: "qué guapo te ves". Otros, como es sabido, tienen tal colección de amigos que cabe preguntarse si lo son de verdad, o si se trata de "ganar" en cantidad de relaciones. Si ya está dado que "ganar" es lo verdadero y lo bueno, no cabe la curiosidad por lo que no sea para ganancia. Lo que no sea bueno y verdadero reportando ganancias no merece curiosidad ni deferencia, sino que, de acuerdo al formateo constante, debe dejar in-diferente, con tal de no operar ni con la mínima pérdida. La habilidad consiste en la conveniencia; no en detenerse a pensar, sino en calcular qué se gana y qué se pierde, con el pretexto de que todos "tienen intereses", y que, por lo mismo, no hay quien no quiera "ganar algo".

      Como se trata de estímulo-respuesta, no faltan expresiones del estilo "ya me programé para tal cosa" o me tengo que cambiar el chip", asunto de reacción  automatizada al estímulo y no de pensar. Pensar pasa a ser algo así como "meditar". Por aquí está el equivalente de pensar como detenerse, hacer una pausa, centrar la atención, e incluir con frecuencia el silencio. Todo el sistema es una invitación a dejar de pensar para adaptarse: incluso hay formas de autoayuda que son no pensar. Resulta que no se trata de pausar, sino de no detenerse, al grado de no hacerlo por temor al silencio y a lo que aparece como "aburrido". En una conversación en familia en un restaurante no es necesario detenerse a "pensar lo que se dice": la vista puede ir alternando -con tal de no pausar en ningún vacío- entre los mensajes del celular y la posibilidad de voltear a ver no al interlocutor, sino a una pantalla gigante a todo volumen con un juego de futbol, basquetbol o futbol americano, de tal modo que, en algo que gusta al estadounidense promedio, y como sucede en Las Vegas, la atención esté permanentemente captada desde el exterior, hasta temerle al interior, lo que es enajenación, vuelco de la persona "fuera de sí misma" al grado de temer toparse consigo misma y tener que "pensarle". Es otro grado de formateo de estímulo-respuesta. Es el mismo sistema que pide "sé espontáneo" y que no jura más que por la libertad. Los medios de comunicación masiva mueven la captación de la atención de una coyuntura a otra con tal de no parar la excitación y la "sensación", vehículo del estímulo y respuesta condicionados, como el perro de Pavlov. En vez de dejar la libertad de pensar y aprender, el formateo por las más diversas vías es un uso tal de la técnica -por su uso, no por la técnica misma- que la atención no pueda ir más allá de lo que conviene o no para ganar: si no, se puede ver el celular o desviar la mirada a la pantalla gigante, para volverse una persona esquiva al menor problema, o que no sabe responder a uno más que en términos de cálculo de conveniencia, al margen de cualquier otra consideración humana. Si "no hay que pensarle" y el criterio es el de la conveniencia para ganar, no es necesario ejercer una facultad de discernimiento que se ha perdido, desde el momento en que se plantea reaccionar, no discernir, y se tiene dada la creencia en lo que es verdadero y bueno sin siquiera examen.

       Queda así que no se tiene discernimiento, porque no se consigue ver que la alienación es inhumana. No aparece como tal, sino como más creíble y vero-símil que la verdad misma. Como lo señalaba hace poco el portal de Rebelión, el sistema permite encontrar la verdad, pero capta la atención para que no ocurra, no por "complot", sino por llevar la atención a lo que "rinde" y da para "ganar" y actuar para ello de modo que sea "de conveniencia". Fuera de la conveniencia, no hay lo verdadero o lo bueno, si es que incluso no se cree que cualquier otra opción no es más que fracaso o riesgo de tal. Pensar, en suma, no es muy recomendable y puede llevar a la desadaptación, al igual que "hacer conciencia". No vale arriesgarse a poner el precio y es preferible ser borrego-lobo: la contradicción llega a la "especie" en la que tiende a predominar el mismo tipo de estímulo-respuesta -el de la conveniencia-, de manera repetitiva (borrego), y con cada uno creyendo en lograr el beneficio para sí, en exclusiva (lobo). Es a lo que se le llama "reproducir la especie" a costa de hacer a un lado el potencial de humanidad: para pantallas planas a todo volumen, seguidores por "k" en las redes, ruido permanente y evasión fuera de lo que permite "ganar" no se necesita pensar, ni discernir, ni tener civismo, ni reglas de sociedad, ni siquiera la idea de "desarrollo", menos si el modelo a seguir es un mundo de enajenados con "cosas", animadas e inanimadas. Puro éxito (da click en el botón de reproducción)



martes, 11 de junio de 2024

¿ASÍ O MÁS ANÁRQUICOS?

 Si "desarrollo" es ya algo que se menciona poco, si se remplaza la educación (para emanciparse) por formación (habilidades o destrezas, "competencias" para adaptarse), si se promueve la competencia para rivalizar, en vez de cooperar, a riesgo de ir minando la sociedad, también ocurre que cada vez hay menos civismo, por mucho que en algún momento se haya hecho ruido con "la ciudadanía" y la "sociedad civil". Civismo, ciudadanía, civil remiten a lo que antes cualquier policía o "tamarindo" de crucero pedía como "conducta civilizada".

       Dado que quienes dominan no han estado interesados en dirigir, y por ende en educar, en América Latina no se da buena educación a la gente de abajo. Hasta los '70, había muestras de que se la veía como ganado: así tenía que ir en transportes de pasajeros, a riesgo de volcaduras frecuentes o, por ejemplo en el Perú, de que "el cholerío" con todo y autobús dejara sus huesos en el fondo de un precipicio. No faltaba quien viajara "de gorra" agarrado de los cables de un tranvía o en un toldo, o colgándose como pudiera de alguna puerta.

      Debe haberse creído que era la suerte de "los de abajo" por "muertos de hambre", pero quien haya enseñado en más de una escuela o universidad adinerada se habrá dado cuenta de que el rico latinoamericano no tiene ni la más remota idea del civismo. En una universidad como la Anáhuac en México la juventud puede estar en clase hablando varios por celular, a grito pelado, sin que se pueda decir nada, porque el lugar "es de paga": más de un profesor tuvo que renunciar. En la universidad de Alejandro Gertz Manero - de Las Américas- en la Ciudad de México no era mucho mejor: con apellidarse Corcuera bastaba para entrar al salón de clase estando ésta a la mitad y mirando cínicamente al profesor. Total, era "de paga". Nunca Gertz Manero remedió nada. No es secreto que en familias de dinero éste se entiende como derecho y libertad de ser malcriado -hasta se festeja- y de ostentarlo. Ya se ha hablado de un empresario como el de Grupo Azteca, Ricardo Salinas Pliego, cuyo dinero le permite portarse como si hubiera crecido con "La pelangocha", y Carlos Slim tampoco es exactamente un lord.

      La "clase media" no está mejor. Basta verla por ejemplo en un supermercado. Desconoce que, en las escaleras rodantes, se usa el lado derecho si no se tiene prisa y se deja el izquierdo para quien la tenga (una emergencia, pongamos por caso). Pues no: el clasemediero de corazón no va por la derecha ni por la izquierda, sino que se instala en el centro con toda su "humanidad", acaparando. Seguramente se queje de la conducta de los de abajo en balnearios como Oaxtepec o los que alguna vez puso Marcelo Ebrard en la Ciudad de México, para que no cupiera duda de que el "pueblo" simplemente no sabe conducirse, aunque hay excepciones. El problema es que tampoco lo saben las señoras de "clase media" que siembran la anarquía estacionando el coche -si muestra de acaparamiento, mejor- en doble o triple fila para ir por los niños, incluso delante de escuelas de monjas. Eso sí, todo el mundo cree que está a punto de pasar a existir en una "potencia". Ni siquiera se puede empezar por un mínimo civismo, ya no se diga orden o disciplina, aunque se quiera ser "como Dinamarca", y como ni nada más fuera cosa de ponerle más dinero a "la ciencia y la tecnología" -por si acaso los universitarios supieran de un mínimo de civismo, y no se tratara de estar agarrando del presupuesto. A lo sumo, se lo confunde con la cortesía extrema que no exime de hacer trapacerías manteniendo semblante de esfinge: es cosa de no arriesgarse al momento de la traición. Hay quien ha dicho que lo propio de los universitarios es el canibalismo: lo es, en todo caso, con la misma vocación por acaparar, al igual que tal o cual grupo de "intelectuales", tampoco muy dados al civismo, que no es el Manual de Carreño y de modales que cree Elena Poniatowska, otra acaparadora. Acaparar para disponer al antojo.

      El "pueblo más educado políticamente en el mundo", según el presidente Andrés Manuel López Obrador, no sabe en la capital mexicana de civismo en el Metro o el Metrobús. Para empezar, quien los diseñó no pensó demasiado: en Rusia, por ejemplo, las puertas se abren y cierran con un periodo muy suficiente para que unos entren y otros salgan. En la Ciudad de México, la broma dice que hay que ir como para un partido de fútbol americano, a ciertas horas: "sal si puedes" porque llega una avalancha que desconoce por completo -dizque lo justifica "la necesidad"- el "antes de entrar, deje salir", en un tiempo corto dado por algo así como un pitido. Los más jóvenes en las "aplicaciones" de taxi lo desconocen todo del civismo y de la mínima consideración, ya no digamos respeto: es un placer inmenso disfrutar, sobre todo si las bocinas están en la parte trasera del coche, de banda sinaloense a todo volumen, porque la falta de respeto es muestra de que se es "libre de hacer lo que se quiera", por ende marca de estatus. También se es libre de vociferar en vez de narrar en un partido de fútbol, en las noticias o en programas de entretenimiento: después de todo, el latino habla para acaparar la palabra y, en México, como lo ha sugerido Agustín Basave, para callar al otro. Algunos latinos en Miami, como Jaime Bayly, no están mejor: el peruano va más lejos que el chileno Don Francisco en licencias de insolencia. Lo que se le muestra al "pueblo" "para la libertad" es cómo "desinhibirse" y "desacomplejarse".

       Como lo dijera alguna vez el estudioso Bernard Stiegler, la técnica puede ser un remedio o un veneno: vale desde la Web hasta el teléfono móvil, que permite hablar a gritos de lo que a nadie le importa, en el espacio público, entre otras cosas porque no se educa para el uso del celular o similares, ni de la Web. Ya no es necesario salir de la recámara a la cocina para ver si la comida está lista: desde la misma recámara, se le puede preguntar a mamá por WhatsApp. Esto es doméstico, pero el espacio público se achica como espacio de convivencia: una cosa es enajenarse en casa, pero otra convertir lo que alguna vez era algo bastante inusual, ir en familia al restaurante, en una "escena" en la cual cada uno está ante todo y en todo momento atento a su teléfono móvil,. Para algunos, hay estudios que han mostrado que la consulta del celular es fingida para mostrar que no se está solo. Puede ser para el couch potato una buena manera de no toparse nunca consigo mismo, ni con el silencio y, a fin de cuentas, con lo peligroso que es pensar en vez de calcular. Como sea, un mal uso del "cel" lleva a perder noción del espacio y el tiempo. Cosa de que cada uno, siempre "muy ocupado", tenga la creencia de que puede darse lujos de ejecutivo de empresa. Ni se diga de la falta total de civismo que permite el anonimato en redes, donde todo el mundo "se suelta". Si ya la rivalidad tiende a minar sectores enteros de la sociedad a falta de cooperación mínima, es también la forma mínima de convivencia que empieza a erosionarse. Falta de civismo porque, a fin de cuentas, educar es "autoritario". Alguna vez se habló de "barbarie" ("socialismo o barbarie"): no llega como en las películas de Hollywood con Charlton Heston, sino que, junto a la inseguridad y la precariedad, llega poco a poco liquidando el civismo, la educación, la conciencia de estar en una sociedad y del cambio. Se puede construir infraestructura, Cablebuses, Metrobuses, transporte en helicóptero al trabajo y digitalizarlo todo: más de uno habrá experimentado lo que sucede con un banco o una aseguradora al descomponerse "el sistema". Igual o peor que un embotellamiento. Lo mismo en el trato social, "embotellado". Con ninguna educación cívica, es decir, de atención para el otro y, con ella, la consideración. La señora electa presidente, (a) "la doctora", no movió ni un dedo por educar a los capitalinos, ni por inculcarles civismo. Es que todo es contradictorio: nótese bien, debe ser espontáneo. Hay que echarle aún más ganas a la anarquía. Y recitar el mantra: "me vale todo" (da click en el botón de reproducción).







domingo, 9 de junio de 2024

REQUETETOP

 No fue Marx, sino el escocés Adam Smith, a finales del siglo XVIII, quien dijo que, para sostenerse, una sociedad debe basar en la cooperación y la simpatía, que entendía como la "empatía" hoy, la capacidad para ponerse en el lugar del otro, "en sus zapatos". Decía Smith que la cooperación es a tal punto importante que, en una banda de ladrones, para que subsista éstos deben abstenerse de robarse entre sí, es decir, cooperar en vez de conducirse como rivales. Lo de Smith no era puramente moral: también tenía que ver con la creciente división del trabajo, que vuelve a los trabajadores más dependientes entre sí. Ya no es el artesano que hace todo (o casi) solo, por cuenta propia, por ejemplo fabricar un alfiler: ahora el que hace el hueco de la aguja depende del que endereza del pequeño metal, que a su vez depende del que prepara el metal, y así.

      Cuando alguien como el ex presidente "mexicano" Vicente Fox dice "a trabajar, huevones", para criticar los programas sociales, nada más hay dos posibilidades: o Fox se construyó él solito su rancho y se fabricó también solito desde sus botas hasta su sombrero indiana, australiano o de hipster marihuano; o no se da cuenta, aparte de todas las industrias que hay en Guanajuato, de que hay gente que produjo lo que viste, calza, come y habita. Si cree que se lo debe a sí mismo, entonces cree también que el dinero tiene virtudes mágicas, como la de "ponerse a trabajar" ("tengo mi dinero puesto a trabajar") o "poner a trabajar" a quienes sostienen al ex mandatario. Es la clase de gente que cree que la leche sale sola del refrigerador. No hubo que ordeñar, ni embotellar, ni transportar, etcétera. Un buen día, amaneció en el refrigerador de Fox. Si acaso porque la señora Marta Sahagún mandó a alguien por las compras.

      Robinson Crusoe no existe. Lo que cada uno tiene es cada vez más dependiente de una larga cadena de productores, que puede empezar con varios en "made in China". Un teléfono móvil no brota silvestre en Telcel. Los automóviles no "crecen" ni "se dan" en las agencias automotrices. Prácticamente todo depende de varios productores, incluyendo lo recibido a domicilio. Así, existe de hecho una cooperación social cada vez mayor: desde el que fabrica un producto y el que lo coloca a la venta en Amazon, pasando por quien hace el portal de Internet, hasta quien lo transporta, a veces por tierra, o por mar, o por avión, y quien lo entrega a la puerta de la casa; tampoco brotan pizzas en la puerta del domicilio. Mayor cooperación implica mayor responsabilidad entre productores (¿qué pasa si alguno falla?) y mayor necesidad entre ellos, por lo que la libertad es el reconocimiento de la necesidad: alguien no puede largarse así como así de la cadena de montaje o del circuito de entrega de paquetería porque otro necesita que se cumpla, o bien se perjudica todo el proceso.

      Al mismo tiempo que la cooperación es cada vez mayor, hay sectores de la sociedad en los que las rivalidades son cada vez más fuertes, así sea por un poquito de poder, de riqueza o de estatus, con cada uno creyendo que todo se lo debe a su "emprenderurismo". Esto significa que se compite por lo que hay, como si fuera cierta esa idea de Lionel Robbins, un antiguo economista del siglo XX, de que la economía es la ciencia de la "asignación de recursos escasos". Esta competencia puede penetrar también en gente de abajo. Cuenta la capacidad de querer los beneficios para sí por encima o en detrimento de la cooperación, lo que es propio de sectores sociales más sensibles al estatus, las marcas, etcétera. En vez de la cooperación, está la creencia de tener algo "diferente" o "especial" que "amerita" el "anteponer", para pasar primero, de ser necesario atropellando: la marca y/o el tamaño del coche, la marca de los lentes o de los tenis, las relaciones o el tamaño de la familia, el hecho "preferencial" de ser mujer o señora, de pertenecer a tal o cual dependencia (la universidad o El Colegio de..., como si fuera de Ivy League), de ser "intelectual, académico o artista" (en pleno asunto de vedettes), indígena (así se ha ido extraviando el ex presidente Evo Morales), "político", acreedor de atención especial por ser "vulnerable" (más valía en realidad Eufrosina Cruz que Yalitza Aparicio...) o "portador de la voz de los desposeídos", y simplemente porque es hora del "Poder prieto" en el estilo de Tenoch Huerta y de cobrarse más de 500 años de maltrato. O porque mi perro es más bonito. Motivos para diferenciarse, darse importancia y ponerse a rivalizar no faltan, y es el mismo sistema socioeconómico que vuelve a la gente más dependiente que tiene a sectores enteros con las personas compitiendo entre sí al grado de negar la necesidad de cooperar y de destruir "sociedad", si se hace caso de lo que decía Smith, en vez de la simpatía (o empatía), la menor cosa suficiente para tratar al otro como competidor, si cada día todo es competencia: contendiente, contrincante, rival, adversario, antagonista, contrario, oponente. Baste en más de un lugar ver el comportamiento en el tráfico o en el transporte común. ¿Cómo reaparece la cooperación necesaria? Se descompone el semáforo, y cada uno no piensa más que en pasar primero, puesto que se trata de competencia y cada uno no cree más que "en su derecho y en su libertad". El resultado: no pasa nadie o, dicho de otra manera, que no se haya pensado más que en el interés particular y en el beneficio para sí, "exclusivo", lleva a que no pase ninguno, habiéndose destruido la cooperación, y a perder horas si no aparece un policía, o se avienta al ruedo un espontáneo, o se restablece la luz. La negación de la cooperación como necesidad es destrucción de sociedad, así haya quien crea que lo riesgoso es reconocer la necesidad (el antisocial es quien la explota...). Esta apenas se reproduce por el trabajo de muchos, pero negando la cooperación y privilegiando todas las diferencias, en nombre de "la diversidad", no hay verdadero mérito ni posibilidad de ir para adelante. Es un estado "estacionario" y, en ciertos sectores, de fuerte atomización, que si no cae en el desastre es por el trabajo de los "huevones" (!), dicho inaudito habida cuenta de que México tiene de los niveles de estrés laboral más altos del mundo, sino el más alto, por encima de China (más del 40 % de los empleados de oficina, por ejemplo, o hasta el 60 % de la fuerza laboral) y de tas tasas de explotación más brutales. El tipo de relación personal prevaleciente agota a quienes cooperan, como si por hacerlo se fuera tonto o despreciable. La contraparte es la proliferación de quienes apenas tienen alguna ocasión, o creen gozar de ventaja, no tienen problema en darle al que coopera un trato hecho para mostrar en la competencia "quién se las puede" y quién queda en el "sal si puedes".

       Así, es la idea misma de sociedad la que termina por estar en riesgo, para dar paso a distintas formas de anarquía y no de vida, sino de "lucha por la sobrevivencia" (con una lectura errada del mundo animal, por cierto). Se pueden mejorar las infraestructuras, la movilidad, la conectividad y los "segundos pisos" de lo que sea, la 4T o la 5G: como no se afecta -hablando de automóviles, por ejemplo- la competencia por el beneficio propio y "exclusivo" , el estado es "estacionario" (de "embotellamiento") porque, en la contradicción y el predominio de la competencia, el resultado "espontáneo" del "mercado" es darle vueltas a la noria. La fe y esperanza deja de ser el ir hacia adelante para convertirse en ir para arriba, al grado de que se confundan las dos cosas: querer el beneficio propio y "exclusivo" de la relocalización (nearshoring) no es ir hacia adelante, sino querer estar top of the world(con ya algunos sexenios de promesas de "ser potencia"), filosofía Los Carpenters. En fin: ya se sabe quién ha sido el único en decir "coopela, o cuello" (Zhengli Ye Gong, otra joya de Acción Nacional y Javier Lozano). Qué error: es compite, o cuello. Métete al top a full. (da click en el botón de reproducción).



jueves, 6 de junio de 2024

LA MUERTE TIENE PERMISO

 Una de las cosas por las que no se vota es por que tal o cual país -México o Haití- se vea inundado de armas que son un negocio "rápido y furioso" estadounidense, Dicho sea de paso, no se vota por las decisiones económicas importantes, como la de la "relocalización industrial" (nearshoring), impuesta desde el exterior y compartida por ejemplo por las dos principales candidatas en las recientes elecciones mexicanas: no rinden cuentas al electorado, sino a los empresarios que encima extorsionan a través de "la confianza en los mercados".

       Alguna vez, el líder cubano Fidel Castro realzó su figura en el Movimiento de los No Alineados sugiriendo que lo que el mundo gastaba en armas se destinara a aliviar males sociales básicos como el hambre o la desnutrición, la mortalidad infantil, la necesidad de escuelas y hospitales, etcétera. No fue Castro el único por luchar por el desarme, y hay que considerar que a su manera también lo hizo la Unión Soviética, porque en su modalidad anterior la carrera armamentista limitaba recursos para otras necesidades internas. La Unión Soviética ya no existe, como tampoco la "amenaza comunista" en Europa, y se sigue gastando en grande en armas, "por principio de cuentas" o porque ahora hay una "amenaza rusa". En realidad, se ha gastado en grande en armas para que la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) "envuelva" a Rusia, sin que nadie lo haya votado: simplemente se le vende a los no pocos que se la compran la idea de un conflicto que no pagarán más que los rusos, Ni siquiera importa que las armas sirvan o no: se le ha dado a Ucrania armamento perfectamente inútil -no puede dar en un solo blanco- ante el sistema electrónico ruso. Dada la manera en que funciona el complejo militar-industrial occidental, que "jala" en parte a la economía, a cuenta del Estado (es lo que se conoce como "keynesianismo militar"), no es conveniente cesar este subsidio al negocio de las armas. En términos generales, el gasto militar en el mundo va de récord en récord, llevándose Estados Unidos la parte del león, y "vendiendo protección", para lo que hay que fabricar también un mundo de amenazas. Nadie protesta, a diferencia de lo que ocurría hasta los '80 y pese a que se tenga la "cultura de paz" en la boca. Se acabó el potente movimiento pacifista (lo era en Europa Occidental, en particular Alemania, y Japón, que se ha estado armando en grande), Desde 1991, más armas y menos pacifismo, pese a que es el mundo del "amor y paz" y "queremos rock" en vez de odio. Lo que pone cierto límite es la supremacía nuclear rusa, luego de que en los años '90 el presidente estadounidense William Clinton se haya propuesto la implosión de la Federación Rusa un poco a la manera en que "voló en pedazos" la Unión Soviética. Es de bastante antes del conflicto en Ucrania y nadie votó el monumental gastadero de la OTAN a costa del nivel de vida de buena parte del planeta. Se admite porque no es "odio", sino business as usual, negocio, es decir que, si se invierte en la muerte y hay derrama, es natural. Hoy no se mueve un dedo por el desarme ni se entiende o se recuerda a quienes lucharon por él. El tema deja indiferente pese a que lo que se va en armas es parte de presupuesto que se resta a otros fines, por los que a veces sí se vota, como disminuir la pobreza o tener mejor salud y educación. El gasto en armas, un dispendio, es visto como buena inversión, y tal vez garantía de que el presidente Vladimir Putin no invada el planeta entero. Luego, hay negocios redondos: armar al crimen organizado y a quienes lo combaten. Mátense softly mientras los ayudamos y al mismo tiempo controlamos.

     Cuando se terminó la Guerra Fría, se habló de "dividendos de la paz" (o sea, de la paz como un negocio más, puesto que deja dividendos). Era uno de los discursos Demócratas. Se llevó un Premio Nobel de la Paz el presidente estadounidense que más tiempo ha estado en guerra, Barack Obama. Después de un corto intermedio, desde finales de los años '90 el gasto militar mundial no ha parado casi de crecer, superando en mucho el nivel de 1990, es decir, de poco antes del fin de la Guerra Fría. En gasto militar por habitante, Estados Unidos se encuentra muy a la delantera. Casi el 40 % del gasto militar mundial es de Estados Unidos (China y Rusia van bastante atrás. Ucrania es el octavo país con mayor gasto y el más pobre de Europa. Rusia, en cambio, ha encontrado la manera de evitar que sea dispendio en detrimento de otros sectores y de que sea efectivamente inversión. No faltará quien piense que, además de lo bueno de la derrama, es garantía de seguridad. Tanto armamentismo no tiene por qué desembocar en una Gran Catástrofe del Juicio Final; la ganancia está hecha desde el momento en que el Estado le compra al fabricante privado. En casos como el de Rusia se explica la necesidad de garantizar la seguridad y existencia misma del Estado. Se explica menos el monumental gasto estadounidense cuando nadie se está metiendo con Estados Unidos. Lo que se acabó fueron esos "dividendos de la paz", es decir, dejar de meterle dinero a la muerte para meterle más a la vida. Igual se acabó el pacifismo y dejó de importar cuánto se podría aliviar de pobreza, o en materia de alimentación, salud y vivienda, sino se hiciera de matar un negocio. En fin: una causa menos y menos abajofirmantes o protestas en la calle. (da click en el botón de reproducción).





martes, 4 de junio de 2024

A REMATAR

 Se pueden firmar todos los acuerdos de libre comercio que se quieran, por ejemplo con Suecia, y pretender estar en Dinamarca, pero en México se permanece en lo que Álvaro Obregón llamaba "la política de la pistola": a partir de la creencia de que se tiene "fuero" (por ser representante o por tener alguna "esencia"), y por ende no habrá consecuencias, consiste en lo que se conoce también como "madruguete", adelantarse, con cierto factor de sorpresa, sin el menor diálogo o la menor consulta, a "sembrarle" algo al otro de tal modo que éste se vea coartado en su libertad y en su voluntad (capacidad de decidir y ordenar la propia conducta), "agarrado"...y limitado en su "fuero interno". En suma, saber sacar primero la pistola, incluso "por si acaso". El candidato opositor Santiago Taboada en la Ciudad de México puede así anticiparse a declararse ganador sin serlo, a la espera de algún "efecto" si los resultados son cerrados, y el no menos astuto (lo que no quiere decir inteligente, porque no lo es) Mario Delgado, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), adelantarse a declarar a su partido ganador en todas las gubernaturas (dijo "las nueve") "por si acaso" fuera necesario regatear (Delgado cree por lo demás que México, "primer país de Norteamérica en ser gobernado por una mujer", supera así a Estados Unidos, lo que en palabrería no es falso). A su vez, la revista Proceso adelanta "poder total" (!) para la presidente electa, Claudia Sheinbaum, y otros periódicos encabezan que "arrasó", lo que no pasa de ser una apariencia. Distinto es el fraude burdo -para variar- de la candidata opositora, Xóchitl Gálvez, ladina, al lanzarse (como si no se notara que es por consigna, entre otras de Estados Unidos, que está manejando en distintas partes el mismo guión) a decir que hubo elecciones "de Estado" y de "crimen organizado": es la contraparte del "madruguete", es decir, la dilación -"dar largas" y "sacarle la vuelta"- como otra forma de paralizarle al otro la voluntad. Otra cosa es la política de "extorsión del plus" de "los mercados", que obligan a Sheinbaum y a Hacienda a precipitarse a "dar confianza" a grandes empresarios y la Bolsa. ¿Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho, según Benito Juárez? Según Carlos Alazraki, nada sin licencia para ser majadero y mandar a Sheinbaum "a la chingada". El antiguo régimen y sus fueros en todo su esplendor, y los medios de comunicación masiva metidos ya a dictarle a Sheinbaum qué hacer, condicionándole el rating.

       Es una pena decirlo, pero Sheinbaum arrasó en Tabasco, el sur de México (Guerrero, Oaxaca y Chiapas), Quintana Roo, parte del viejo centro colonial (Puebla y Veracruz) y en el noroeste. Gálvez tuvo buenos resultados en todo el Bajío y en buena parte del norte. Y Delgado se quedó sin Aguascalientes ni Jalisco (si es "tiempo de mujeres", el mayor porcentaje por categoría ocupacional se lo llevó Sheinbaum entre amas de casa, 64%, cosa de no salir a vender gelatinas).. Por algún motivo desconocido, El Financiero se sacó de la chistera que MoReNa recuperó la "clase media" (39 % para Gálvez en clase media acomodada). Según datos aportados por El País, Sheinbaum tuvo resultados importantes entre los pobres (menos de 10 mil pesos mensuales, 65 %, la cifra más alta) y en gente que podría ser considerada en pobreza moderada y clase media baja (incluyendo trabajadores del sector privado, 59 %, y ni se diga cuentapropistas, 62%), pero sus porcentajes disminuyen y aumentan significativamente los de Gálvez no nada más entre ricos, sino también en "clase media" "media y alta". Llama la atención que la misma Gálvez empate con Sheinbaum entre universitarios (!gana Gálvez con 44 % contra 43 % de Sheinbaum! ...y 66 % de Sheinbaum con máximo de secundaria, que es casi el 60 % de la población adulta, algo muy teutónico), o que saque buenos resultados en profesiones independientes (42 % contra 46 % de Sheinbaum) y, algo muy llamativo, en empleados de gobierno (trabajadores del gobierno, , hasta 36 % por Gálvez, y menos del 50 % por Sheinbaum, porque una parte se la comió Movimiento Ciudadano), lo que de paso niega el acarreo al viejo estilo, pero también que "el aparato" sea de la autodenominada Cuarta Transformación. Como en bastantes otros lugares, la "clase media" está muy dividida y no hay quien "arrase" ni tenga "poder total". Si alguien está asustado con que México es Venezuela (lo que no tiene pies ni cabeza, salvo en las incongruencias de Beatriz Pagés, a quien la lógica no es algo que le importe), es imposible, aunque el efecto buscado, al igual que el de "los mercados", puede ser cerrarle el paso a los radicales ambiciosos que se creen el lado "libertario" de la presidente electa, quien lleva más bien las cosas hacia la derecha (no hay ninguna "radicalización", y una parte lo entendió bien, al grado que lo repitió en su programa Julio Astillero. Sheinbaum no sólo le comió votos al PRD (Partido de la Revolución Democrática), un 20 %, sino también al PRIAN (16 % al PRI), para no dejar de agregar cómo el presidente estadounidense, Joseph Biden, a quien Sheinbaum llama cariñosamente Joe, corrió a felicitar a la ganadora. Es paradójico. Como lo señalaran Jorge G. Castañeda y Joel Ortega en Las dos izquierdas, el presidente Carlos Salinas de Gortari -descrito por algunos como "peor que Santa Anna"- sedujo a buena parte de la sociedad mexicana; la "reacción al neoliberalismo", sin ser revolución ni cambio de régimen (¿es reforma?), como lo ha señalado bien el periodista Carlos Ramírez en El Independiente, pareciera estar esperando un reparto distinto, pero difícil si sigue la "austeridad republicana" actual y su desviación de recursos presupuestales para preferencias personales o de facción, en vez de atender los grandes problemas nacionales. Se va a algo no muy nuevo, porque cada cierto tiempo hay que agarrarse de lo que viene del exterior: hoy es la "relocalización", como ayer fue el libre comercio o anteayer la "administración de la abundancia" petrolera. 

    Cambiar supondría en parte una reforma fiscal en serio, pero habría que ver quién se atreve (más allá de las tibiezas propuestas por Sheinbaum) a lo que hacen países desarrollados: gravámenes a las grandes fortunas y ganancias, en un país en el que se cree que roban los políticos, y los empresarios son tan de éxito que puede que hasta se lo deban no al saqueo del Estado (como Carlos Slim, Germán Larrea o Ricardo Salinas Pliego, campeón del habla sinverguenza), sino a su "cultura del esfuerzo" (!!!). Si no es otra vez asunto de privilegios, cabe preguntarse qué hacen en el entorno de Sheinbaum personas como Juan Ramón de la Fuente, de amiguismo probado como rector; Rosaura Ruiz, una persona incompetente capaz de hundir a la universidad con tal de cumplir con organismos internacionales (al igual que De la Fuente), u Olga Sánchez Cordero, de bolsillo sin llenadera. Incompetentes, como "los alegres muchachos de la lucha de clases" que trata de colar Francisco Ignacio Taibo Mahojo, (a) Paco Taibo II, casi nombrado, sin evaluación ni rendición de cuentas. En tanto amor al pueblo rara vez hay alguien de pueblo gobernando (al desastre de Delfina Gómez nada más habría que mencionar el olvido despectivo hacia María Luisa Albores), y sí en cambio complicidades mal disimuladas: con una idea errada de la universidad (ah, pero Ruiz ha estado ligada al 68 y uno de sus líderes), otra igual de errada del manejo de una editorial y una más igual de equivocada sobre una persona que no se baja un sueldazo ni a patadas.

       Ya se ha dicho, Sheinbaum de lo que sabe es de infraestructura y logística, así que va a multiplicarla -otra fachada más de modernización- y, además, digitalizar todo lo que caiga en sus manos, en gran alarde técnico que le hace apostar a los técnicos mexicanos para servir al nearshoring, entiéndase que un alud de inversión extranjera directa. Está tan bueno que los 100 Puntos para la Transformación de México se encontraron más técnicos que en Alemania (!), en cuyo caso no se entiende que no sean puestos mejor al servicio de la patria, salvo que se crea que por estar instalada en suelo patrio la inversión extranjera es patriótica. Si "el atractivo de México es su gente", los datos del documento de Sheinbaum muestran que los maestros ganan malos sueldos (unos 12 mil pesos), a reserva de saber en qué condiciones trabajan; que por el sueldo que les pagan, enfermeras y médicos del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) o del ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado) deben preguntarse quién va a aguantar mejor, si el enfermo o ellos. El sueldo promedio de un trabajador formal -y en torno al cual debería situarse el de maestros, personal médico y militares- es de unos 16 mil pesos, poco para el precio de bienes y servicios. Para ser más precisos, las previsiones de crecimiento no son buenas, ni con toda la relocalización del mundo, ni parece por lo pronto que vaya a amainar la inflación. Junto a toda la infraestructura y logística que se cree y otras ventajas, se entiende el atractivo de siempre, a reserva, también, de saber si la gran masa de técnicos empata su cantidad con calidad, porque hace rato que se hace fraude con tal de ganar en rankings. Rosaura Ruiz, por ejemplo, sabe bastante bien cómo fabricar una mayor cantidad de egresados con calidad cada vez peor y ni idea de su utilidad social. Es así que personas como De la Fuente "venden la idea" mientras las cosas se caen y no tiene que responder por ello. Al fin y al cabo, "se ve que es de familia".El resultado son mexicanos disfrazados de daneses y grandes técnicos mejores en el papel que los de Alemania. Es que "papelito habla", aunque no se le entienda qué dice.

      Una cosa es el programa 2024-2030 de MoReNa, radical en algunas cosas y con una que otra buena idea, aunque también con grandes pifias, y otra cosa el programa de "sello personal" de Sheinbaum (los 100 Puntos), y está claro que no faltarán los encargados de lograr que Sheinbaum "se orille a la orilla", como piden los patrulleros en México, para que una parte de la "clase media" gestione los intereses económicos dominantes, sin siquiera dirigir el país, a falta de Estado. No interesa. No fue el caso del mandatario saliente, Andrés Manuel López Obrador, porque se impidió, pero queda duda sobre buena parte de los que llegan, "liberal-libertarios" de los que cabe pensar que están para garantizar, como parte de la gestión, que esa vaguedad llamada "el pueblo" no luche por lo que le corresponde. No habría que fijarse mucho ni en los deseosos de "hacer Historia" -!hasta a la posteridad se la puede madrugar!-, ni en los que no creen más que en la Agenda 2030 de Naciones Unidas y en el último reporte de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), sino en quienes, dentro de "la Cuarta de Cuarta" -la modernización pasiva para consumo patito-, siendo de trabajo, lo que incluye a parte de la "clase media", se decidan a buscar lo competente. Al menos quienes hicieron el programa de MoReNa y el de Sheinbaum -no sin influyentismo- no tienen, incluso por convicción, capacidad para hacer operar un Estado sin distingos. Sheinbaum entendió "sin distingos" en modo influyente, salvo excepciones (por ejemplo para seguridad y para desarrollo regional, con los planes serios de Altagracia Gómez por si surge un nuevo tipo de empresariado). Es increíble que en el madruguete y el influyentismo subsista la creencia de que el asunto no es servir, sino saber colocarse "donde hay", que es lo que ofreció Sheinbaum. Los títulos no son garantía, para lo que basta ver lo "sabido" que es un partícipe del programa de MoReNa como Vidal Llerenas, premiado por no hacer nada útil. Pero así nos despedimos de la honestidad valiente, ahora que seguirá tal vez la honestidad como defecto, antes de volver a ser la potencia que únicamente existió cuando la Nueva España era "la joya de la Corona", lo que se quiere ser hoy con el gabacho (da click en el botón de reproducción):

     Boomers y sesentayocheros: el tiempo está esperando, como con todos, y puede que, aún si López Obrador deja un recuerdo cálido, no sea tanto como Hidalgo y Morelos, Juárez y Madero. Sheinbaum sabe hacer segundos pisos: no evitar que sigan terribles embotellamientos, ni el ánimo de "adelantársele al otro" al volante, ni por asomo de civismo. Eso ya sería cosa de Estado, y pues no hay, ni nunca hizo nada Sheinbaum por dirigir educando, porque ya sería demasiado "autoritario"..






lunes, 3 de junio de 2024

TAN LEJOS DE Y TAN CERCA DE...(Y NO ES PÉNJAMO)

El resultado de las elecciones mexicanas dió ventaja al oficialismo, y da para un balance del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Como cuando éste fue jefe de gobierno del Distrito Federal, el balance es contrastado o de claroscuros.

      Como lo señaló en su momento la analista Viridiana Ríos, la popularidad de López Obrador, bastante alta (60 % de la población), se ha debido a lo que en otros tiempos se llamó "honestidad valiente", en el sentido de enfrentarse a más de un poderoso y de llamar las cosas por su nombre, defendiendo al mismo tiempo al "pueblo" (lo que sea que esta palabra quiera decir, y sí en el olvido de que "sólo el pueblo puede salvar al pueblo", porque no ha estado gobernando nadie "de pueblo", salvo el desastre de Delfina Gómez en el estado de México). Por ahora, es una parte de la “clase media” que afirma tenerle “amor al pueblo”.

      La gran propuesta de López Obrador fue acabar con la corrupción, y fue congruente en su búsqueda de lograrlo, salvo en excepciones como la de Julio Scherer Ibarra, impune y sin que la oposición lo haya tocado (como tampoco a las concesiones a Beatriz Gutiérrez Muller). No hubo robo arriba, a reserva de saber qué ocurre en instancias intermedias: Viridiana Ríos sugirió hace algún tiempo que en gubernaturas y municipios el avance no es tanto, y, salvo en la Ciudad de México, lo mismo indican las cuentas de la ASF (Auditoría Superior de la Federación). No puede decirse que López Obrador haya tenido un gran éxito. La "austeridad republicana" para canalizar dinero a programas sociales arroja dudas: no es seguro que algunos de esos programas deban ser universales, comenzando por la ayuda que recibe el propio López Obrador. Tampoco es mucha la población que ha salido de la pobreza ("no puede haber gobierno rico con pueblo pobre"), y mucho menos de la pobreza extrema. La inflación ha persistido y limitado los adelantos en materia salarial, decididos en parte a raíz del TMEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá), porque fue Estados Unidos que se cansó de tanto salario barato en México, y no algún sindicalismo mexicano. México sigue siendo, en más de un aspecto, un país en la inercia. No queda claro si una parte de la “ clase media”, que fue la que llevó a López Obrador al gobierno, esperaba que hubiera más reparto, luego de que desde el seductor de la patria se hiciera más política para “ un grupo” que para sectores más amplios. Sin embargo, el reparto lopezobradorista no llegó, salvo para otros sectores de la población. Desde que fue arrancando la crisis, en los años '80, apareció que la cobija no alcanza para todos. Lo que se expresa entre el voto de castigo a través de la oposición (Xóchitl Gálvez), del alto abstencionismo y del voto por el oficialismo es un anhelo de honestidad, pero también de gente competente, que era lo que se buscaba en Ebrard (sin modificar la integración con Estados Unidos). Gálvez no logró galvanizar porque en los tres partidos de Fuerza y Corazón por México lo que quedan son hábitos del antiguo régimen: de grupos en el PRD, de madruguetes en el PRI o de burdas manitas de puerco en el PAN, el viejo folclore así se diga que "el cambio viene", que "se sabe gobernar" o que se tenga de apoyo a una pléyade de intelectuales y artistas que creen poder seguir acaparando (igual que los del oficialismo, salvo contadas excepciones).

      Si de libertad se trata, los periodistas que lo pidieron fueron protegidos por el gobierno, de Guillermo Sheridan a Azucena Uresti, entre otros, sin que se les impidiera seguir echando pestes contra el mismo gobierno. No sólo hubo completa libertad de expresión, hasta llegar al laxismo, sino que López Obrador no insultó a nadie (a diferencia del sonoro "pendejo" que le asestó al presidente Héctor Aguilar Camin, quien tanto extraña los "apapachos" en dinero): nadie le dijo a Carlos Loret de Mola que es "una mierda", ni a Carlos Alazraki que es "un vejete", ni a Sheridan que es "el kakas", ni demás lenguajes floridos de una oposición, que se pretende "educada", a diferencia del “ pueblo”. No existió la menor censura. En lo que dice la oposición, no hay mucho de dónde escoger: o bien sabe que no dice la verdad pero es de mala fe, es decir que tiene fe en los efectos de la mentira (como coartada para el efecto), el engaño o el fraude; o bien no sabe lo que dice y está loca, no por un decir, sino porque lo propio de un loco es que no sabe que lo está. En ningún caso conviene ponerse a argumentar: el loco monologa y el de mala fe encuentra en lo que le dicen el pretexto para seguir creyendo en lo bueno de la mentira, si hace efecto y parece surtir efecto. Es igual de inexplicable que López Obrador haya perdido el tiempo rebatiendo a intelectuales tan "quemados" -como se dice coloquialmente en México- como también lo están bastantes de los que apoyan a la autodenominada Cuarta Transformación (por cierto: ¿Olga Sánchez Cordero es intelectual, académica o artista?). Es también exponerse el hacer "mañaneras" en un país muy presidencialista, donde se cree, para mal o para bien, que no se mueve una sola hoja de un árbol sin la anuencia presidencial. En fin, a López Obrador le encanta hablar y hasta sermonear, no sin paternalismo. Le "dieron por su lado" hasta los suyos, sin hacerle el menor caso en varios temas, notoriamente para buscar cambiar los hábitos psicológicos del llamado "neoliberalismo". Cero. Cero igualmente con la NEM (Nueva Escuela Mexicana). Y cero en los inventos de la “ marea rosa” que cada vez saca lo mismo y persiste pese a todas las evidencias en contra, desde que López Obrador se candidateaba para la capital: “ te van a expropiar tu vivienda”. La explicación está en reformas a artículos constitucionales que no existen. Engaño y fraude: fuera de maniobrar para encontrarle el flanco débil al oficialísmo, la oposición no mostró en ningún momento algún proyecto de país, constructivo, salvo para disputarle a Sheinbaum la entrada de inversión extranjera masiva, una coyuntura más. La oposición se ganó sus resultados. Debe tomarse en cuenta que hubo una abstención significativa, además de que parte del voto a la oposición fue de castigo, más que de convicción, a tal grado llega la descomposición en Acción Nacional, la muy lamentable del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y la del PRD (Partido de la Revolución Democrática). Por si acaso, otro dato: la oposición (Movimiento Ciudadano) se quedó con Jalisco.

      No tiene ningún sentido hablar de "dictadura", saliendo a gritarlo a voz en cuello en la calle, sin la menor represión, ni de "narcogobierno" (ni Acción Nacional ni el PRI son los mejor colocados para "sembrar", como policías judiciales de antaño, este tipo de acusaciones), ni realmente de "autoritarismo" para descalificar como "no democrático" a López Obrador, quien no destruyó el INE (Instituto Nacional Electoral) ni impidió elecciones ni que se expresara quien quisiera y como quisiera. No se trata más que del guión de una parte de los interesados en Estados Unidos en que México quede en la inercia (después de todo, la periodista Anabel Hernández sembró lo que algunos estadounidenses necesitaban y jugó un papel más político que otra cosa). En materia de combate al narcotráfico, a grandes rasgos se siguió en lo mismo: quitarle rivales al "cártel que todos quieren" porque no extorsiona ni secuestra, e invierte en la economía. Se sabe por la misma Anabel Hernández que la decisión no es nacional, sino de Estados Unidos, donde el cártel predilecto opera a sus anchas. El sexenio que amenazaba con cambiarse a Belinda y Christian Nodal volvió a la banda y Grupo Firme, con lo que ya son 24 años al mismo ritmo, con Claudia Sheinbaum y Eduin Caz amagando con más y con Peso Pluma, que cree hacer música (más gente de Badiraguato). Siempre la confusión de lo popular con lo populachero (y hasta el olvido, según lo señaló El Independiente, de la colaboración de Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska con el innombrable).

      Un gobierno es elegido para hacer la política del partido o la coalición que gane, no para gobernar "para todos", y en este sentido se vota, con una preferencia. No tendría caso votar por el Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) para que haga la política de Acción Nacional. Es legítimo que un partido, para impulsar su política, quiera el Legislativo y el Judicial, salvo que no se entienda el asunto de los "pesos y contrapesos" repetido como para loros. De no ser así, la democracia sería "a la peruana", con los tres poderes, igualmente corruptos, estorbándose entre sí hasta paralizarlo todo (dizque por "hacer contrapeso"). Simplemente, López Obrador hizo "su" política, en particular para beneficio del sur-sureste. Ocurre que el gobierno no es el Estado, que a su vez expresa el interés general, y sería deseable que, si un Estado es débil, el gobierno tienda a fortalecerlo, más allá de opciones particulares para la nación. Con preferencias para "su" gobierno, incluso en el uso del presupuesto, el lópezobradorismo descuidó lo poco que queda de Estado y, así, afectó a sectores de la población no desdeñables, y que incluso votaron alguna vez por López Obrador. Quebrado el Estado como interés general o voluntad general, no podía ocurrir sino que el gobierno fuera parcial (para "el pueblo"). La autodenominada Cuarta Transformación no entiende nada del resquebrajamiento del débil Estado mexicano. Si acaso, quien más perfil tenía de estadista, Marcelo Ebrard, quedó descartado esta vez, en parte porque Sheinbaum fue fabricada por mercadotecnia.

      En materia de seguridad, la principal preocupación de la mayoría de la población mexicana, hubo algunos buenos resultados (en particular en secuestros y feminicidios, aunque no en extorsiones, a tipificar como delito grave), y no en homicidios, salvo en la Ciudad de México. Sigue sin parecer asunto directo de pobreza: las ayudas sociales llegaron con bastante efectividad a estados pobres, del sur, y al mismo tiempo se fue a incrustar entre aplausos el cártel favorito en el estado de Chiapas, que era el más tranquilo del país. Es difícil pensar que "Mi beca para empezar" sea el motivo de la reducción notoria de la violencia en la Ciudad de México, luego de que el jefe de gobierno anterior, Miguel Ángel Mancera, cerró mal, aunque sin las pifias de Alejandra Barrales.

      Quedan los proyectos estrella: un corredor interoceánico para beneficio estadounidense, un Tren Maya turístico dudoso, un AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles) poco funcional, hasta ahora, y la refinería de Dos Bocas para dejar de "exportar naranjas e importar jugo de naranja", lo que es cuerdo, aunque no lo fueran tanto los costos de estos proyectos en detrimento de funciones del Estado, es decir, más de gobierno que de Estado. El asunto podría seguir, habida cuenta de notorias diferencias regionales en el voto, habiendo arrasado el oficialismo en el sur-sureste y en parte del centro; no le fué tan bien en el Bajío (Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes y parcialmente Michoacán) ni en el norte, con excepción de Sinaloa y Sonora, además de Baja California. El problema con buena parte de la "clase media" sigue, a juzgar por lo cerrado del resultado en la Ciudad de México.

     En estos momentos, nadie plantea zafarse de la integración máxima con Estados Unidos, del que se está y parece que se estará más aún "tan cerca", mientras el país se queda "tan lejos" de Dios. Como Claudio X. González se describe "de centro progresista", debe ser el equivalente del Partido Nuevo Progresista puertorriqueño, mezcla de proDemócratas y proRepublicanos, conservador y liberal, proclive a no darle tantas vueltas a la anexión (si Estados Unidos quisiera...). En cambio, habiendo "hecho Historia" y tal vez queriendo seguir "haciendo Historia", el otro es popular, Partido Popular Democrático, más proclive al Estado Libre Asociado. No son pocos los países de América Latina partidos en dos y dándole vueltas a una noria que está afuera, aunque algo de ilusión puede crear en México el oficialismo. El actor mexicano Damián Alcázar, alguien derecho, puede apoyar exaltado a Sheinbaum porque "defiende la soberanía nacional", pero la oficialista ha afirmado que con Estados Unidos hay "un matrimonio que no puede divorciarse": quiere decir que no hay ninguna soberanía. O que Sheinbaum también va camino a no tener idea del significado de lo que dice. Eso es sinrazón. En su programa de gobierno, Sheinbaum carece -como quien se lo coordinó y "no cura ni una gripe"- de visión de Estado y de otra nación que no sea la de blusas de folclor de boutique.

      En política exterior, sin olvidar que el canciller fue Ebrard, alguien más capacitado que "la doctora", científica a fin de cuentas, López Obrador no hizo mal papel, ni ante Estados Unidos, ni ante los problemas latinoamericanos.

      Dos escollos que López Obrador no pudo franquear: los medios de comunicación masiva, a los que habría que agregar la propagación de mentiras en las redes sociales, y un aparato de Justicia que no funciona, lo que es muy grave. En lo de "Estado" Libre Asociado, habría que ir un poco más allá de lo "libre" y lo "asociado". (y seguimos con música puertorriqueña: da click en el botón de reproducción). Quedarse sin lo de “Estado” es más desintegración y descomposición, además de pugnas intestinas para beneplácito de los que están “tan cerca” o “tan dentro” de Estados Unidos. Pero para balance del sexenio, habrá sido como el anuncio: "póngale lo sabroso", así el chilito le haya resultado demasiado "picosito" a los del PRIAN. Fue un sexenio un poco rudo; el siguiente se anuncia más técnico.



FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...