Hace mucho tiempo que la izquierda ha abandonado toda teoría, lanzándose a la pura acción con creencias bastante vagas. De ninguna manera, salvo en Nicaragua con una vertiente cristiana, se hace mención del socialismo: se abandonó en Venezuela y se esquiva con frecuencia en Cuba. Tampoco se reivindica demasiado al nacionalismo, que si es entendido como patriotismo, amor a la patria, no es negativo, salvo sobre todo en Cuba con la insistencia en José Martí. No es posible mencionar al imperialismo, y la última, alentada por Cuba y Venezuela, está en hacer creer en "fascismos" y "neofascismos", en plena consonancia con los autodenominados "demócratas liberales", pero sin definición precisa del fascismo. A lo sumo ocurre en México que el hoy ex presidente Andrés Manuel López Obrador creyó en el pueblo, aunque la actual presidentA, Claudia Sheinbaum, llega a confundirse con "la gente", de tanta vaguedad y decapitación teórica. Todavía quedó en López Obrador algún resabio de la "filosofía de la liberación", en particular de Enrique Dussel, suficiente para confundir "pueblo" con "pobres" u "oprimidos". En Venezuela, Hugo Chávez saltaba de Nietzsche y el ultraderechista argentino Norberto Cerisole al "socialismo del siglo XXI" y luego a Cristo. Por antecedentes académicos, el ex presidente Rafael Correa es capaz de "concebir" algo -fue el caso del "buen vivir"-, al igual que el ex vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, del "capitalismo andino amazónico" al "socialismo comunitario". Más de uno deambula en alguna parte entre tocar lo menos posible a los de "arriba" y hacer algo por los de "abajo", del tipo "bienestar", sin el menor análisis teórico. Ni siquiera está para "concebir" alguna nueva versión de lo que se llamaba "economía mixta". Se trata ya no de cambiar ninguna estructura, sino de andar poniendo parches por aquí y por allá. No se dice "capitalismo", con frecuencia ni a la izquierda, sino "mercado". La izquierda parece haber sido la primera en creer que "comunista", "socialista", "imperialista" o "capitalista" son formas de insultar. Salvo excepciones, lo mejor parece ser la demagogia e invocaciones a la "democracia", las "libertades" y los "derechos". Pero teoría, nada: ocurre como si se hubiera tomado al pie de la letra que una cosa es lo que hay "en teoría" y otra "la realidad", como si la teoría no fuera para comprender la realidad, sino una forma de estar fuera de ella, no sin idealismo. "En teoría" tal vez, pero lo que se entiende por "realidad" es lo que cuenta, y nadie querrá quedarse fuera de la realidad ni vivir "en teoría". No queda más que ir navegando con la idea de que, después de todo, se sabe de dónde se viene pero no a donde se va. Así que a irla pasando sin perderse ninguna vivencia ni momento: el aquí y el ahora. Al máximo.
La total renuncia a la teoría es consecuencia de un viejo asunto, y de un fuerte antiintelectualismo, puesto que "intelectual" es peyorativo -sin duda, en parte por problemas de los propios intelectuales- y no se asocia con "intelecto", con capacidad para hacer las cosas "intelegibles". No se trata de descifrar la realidad ni de volverla intelegible mediante conceptos, sino que se tiene a la realidad por algo dado a lo que hay que saber adaptarse. El resto ya lo ha hecho el llamado "neoliberalismo" (y es una pena, pero un anarcocapitalista como el presidente argentino Javier Milei sí es capaz de teoría y de andar en otra cosa que no sea captar maoistamente el "sentido del viento", que se comparta o no esa teoría). Según el "neoliberalismo", el mundo, a imagen y semejanza del mercado, no está hecho más que de individuos en cuya naturaleza está ante todo sacar beneficio propio. ¿Que hablan de la nación mexicana? Pues mientras tanto hay unos cuantos robando muy a gusto. ¿Que hablan de socialismo? Pues ya se sabe hasta qué punto es capaz de llegar la burocracia con tal de convertirse en oligarquía, y hasta mafiosa. Que no se hable de "capitalismo", porque es para ricos que nada más piensan en llenarse los bolsillos y en lujos. ¿El buen vivir? No existe, es el interés de un corrupto como Correa, y el "socialismo comunitario" un pretexto para que Evo Morales quiera perpetuarse en el poder. ¿El Estado? Políticos que no atienden a quienes pagamos impuestos, sino que nada más ven por sí mismos. Así que, a final de cuentas, lo mejor es morderse la cola y no ver más que por uno mismo en vez de andar creyendo en lo que es "en teoría", pero que no sirve en la realidad. Llama la atención que se llegue al abandono de la nación y ni se diga del Estado: el trabajo ya lo han hecho los libertarios, y el Estado opresor no es más que un macho violador, etcétera. ¿El Hombre o la Humanidad? Bien decía alguno que nunca los ha visto: ha visto a un mexicano, un francés, un inglés, un alemán, pero 'cuál Humanidad? Si desde la Biblia son puras guerras y calamidades y ahorita andamos pésimo.
Así que tampoco podemos concebir el "capital" (incluso para la izquierda, tabú). En vez de que en nombre de "teorías" nos den gato por liebre, mejor es no creernos nada y estarnos en "lo que hay": nuestro yo a merced no del comunismo, ni del socialismo, ni del capitalismo, ni de la nación (me quiero largar a Estados Unidos), ni del Estado, ni de la Humanidad, sino de la tele, la Web, el celular, los videojuegos, la vida cotidiana, las pequeñas cosas, los bonitos detalles, las amenidades, el entretenimiento, un buen vinito, y todo lo que, como se sabe, o se cree saber o, es más, se quiere creer que se sabe, es ajeno al "sistema" -otra vez, el lenguaje hippie -y....¿a los grandes negocios? Ah, es que ésos, no son una creencia a ser burlada, sino una oferta para quien quiera y sepa beneficiarse, sin ver -porque ya lo concebible es inconcebible- que algunos se llevan la parte del león o la mayor rebanada del pastel. Mientras nos toque algo, hasta podemos tirarle migas al que no tiene nada. La oferta es de lo más tangible, no una invención "intelectual", y en el límite nos podemos creer que los grandes negocios no hacen más que recoger los frutos de su dedicación a la inversión y la técnica: terminemos de mordernos la cola, ni por asomo los negocios buscan el beneficio propio ante todo. O limitémonos a evitar concebir que los negocios se interesan ante todo por obtener beneficios para sí mismos. Sin ellos, no seríamos nada. Aunque haya que volverse a morder la cola cuando hay que toparse con que a una aseguradora, un banco o una empresa telefónica no les interesa más que su beneficio personal a "infinitum de velocidad" y en nombre del bien para el cliente, aunque importe bastante menos de lo que pueda parecer. Ni de qué preocuparse: el "mercado" se las arregla solo. A esperar que el "mercado" sea otra cosa- por cierto, invisible- que gente de negocios buscando como todo el mundo el beneficio propio.(da click en el botón de reproducción)