La presidentA de México, Claudia Sheinbaum, decidió dar una Pensión de Bienestar para Mujeres de 60 a 64 años. No se trata de ninguna medida de igualdad, sino de lo que se conoce como "discriminación positiva", es decir, de una preferencia (vamos a pensar que no es un privilegio) por una parte de la población, considerada además "adulta mayor". No es sino la traducción del estilo estadounidense de lo que se considera "senior", en una sociedad, la de Estados Unidos, en la que si no, se puede ser ""junior". Al ritmo que se tiene, el problema de la madurez no se plantea, ni nada sobre lo que significa, cuando en realidad de 60 a 64 años tal vez se trate más de edad madura que de "adultos mayores". Los otros a considerar son los infantes y, como no se trata de ninguna madurez, es más bien de celebrar la infancia, porque se supone que "infancia es destino", cuando no se celebra al adulto como "niño grandote" o como alguien que no superó algún trauma de infancia. "Calladito, te ves más bonito" se aplica ahora al hombre, a la persona madura y que trabaja y es productiva. Es un paréntesis entre la infancia y el "adulto mayor", que son considerados grupos "vulnerables" (de donde el "interés superior de la niñez", por ejemplo). El resultado puede ser otra de las joyas del "sistema": pór ejemplo, el "papá de azúcar" (sugar daddy) que se encuentra una pareja 30 años más joven, o por el estilo. En fin, el primer mensaje agraciado de la Pensión es que a los 60 ya se es "adulto mayor".
Como se trata de "discriminación positiva", la medida es anticonstitucional, porque establece una desigualdad entre mujeres y hombres, a favor de las primeras, lo que contraviene el artículo primero de la Constitución de México, en el sentido de prohibir toda forma de discriminación, incluidas las de género; y el artículo 4o, según el cual "la mujer y el hombre son iguales ante la ley". Pues no: resulta que las hay "más iguales que otros", por el hecho de ser mujeres, así que se trata de una excepcionalidad. Queda por saber si no fue, en parte, el resultado de una mercadotecnia bien calculada: cerca de la mitad de las mujeres en México no trabaja y las amas de casa -es decir, las mujeres que se dedican al hogar- votaron masivamente por Sheinbaum. Parte del asunto tiene que ver también con la "economía de los cuidados" que promueve Naciones Unidas. En fin: buena manera de ganarse votos entre la mitad de la población y de introducir una moda internacional más. Si de igualdad se trata, es mejor lo que también promueve Sheinbaum: igualdad de salarios entre hombres y mujeres, es decir, a mismo trabajo, mismo salario. Es igualmente correcto que una persona "trabajadora del hogar" tenga prestaciones sociales, como cualquier asalariado. Sin embargo, no hay manera de que, al menos la Web, decida que las amas de casa hacen un trabajo: hacen labores o tareas domésticas. No es nada más asunto de salario, sino de que cambiar pañales, tender camas, limpiar el piso y hacer algo de comer no representan forzosamente un trabajo, porque no implican lo que un trabajo en términos de creación, salvo si acaso en la cocina. Es por lo mismo que a veces, para colaborar "con el gasto", una que otra mujer se lanza a poner su lugar de "comida casera" o "cocina económica"". Que se sepa, nadie ofrece como trabajo cambiar pañales, limpiar los trastes de la familia, lavar el piso de la sala, tender la cama o regañar a los niños. Es más, Sheinbaum se aventó a hablar hasta de "cuidar al marido", lo que, se supone, no es ningún trabajo, al menos no que se ofrezca en el mercado ("Se cuidan maridos"). Como decía el tío Gamboín, "ojo, mucho ojo" si alguien le ofrece a un ama de casa, como trabajo, cuidarle al marido. Para los niños, existe el trabajo remunerado de niñera, pero no hay ningún anuncio de periódico que diga "Se cambian pañales", ni "Se tienden camas" (otra cosa es un hotel). Ni "se educan niños". Si, según Sheinbaum (y no es la única), hay actividades no sujetas a mercantilización (a ser tratadas como mercancías), no existe ninguna razón para recompensar monetariamente labores o tareas domésticas, salvo que ese trabajo sea de "fuerza de trabajo". Lo que se está haciendo es del tipo del novio que después de besarse con la novia, le pregunte: ¿cuánto te debo?...¿O acaso no es una forma de cuidado?
En realidad, se trata de una mercantilización más, en este caso, de las relaciones familiares. Lo peor es que es universal: la señora fifí que tiene empleada doméstica, se va al manicure, luego a cafetear con las amigas y en la tarde a clases de yoga, si tiene entre 60 y 64 años ¿hay manera de saber por qué se le va a premiar? Y que no se dude que es el ama de casa con derechos y libertades: o se las da el marido o se le recuerda quién es quién en el hogar. Si acaso, podría entenderse en los sectores más tradicionales en los que el machismo empieza por "no quiero que trabajes" o "quiero que cuando nos cásemos te salgas de trabajar". Si lo que se va a recompensar es el cuidado de la crianza de los niños, del hogar (limpieza, comida, planchadita a la ropa, etcétera) y "del marido", se trata de premiar, por simple lógica: que el señor de la casa no se ocupe de los niños (empezando por los pañales), ni de ayudarles en la tarea, por decir algo más; de que no colabore en asuntos domésticos o "del hogar", y de que sea "atendido como Dios manda", porque no puede ni servirse un café ni prepararse unos huevos. En suma, si fuera Pensión para lo que se entiende por "ama de casa", el resultado es "cría machos y échate a dormir", que al fin y al cabo al rato cae la pensión del bienestar. Ni siquiera está la gentileza de focalizar la ayuda en madres solteras o en mujeres que tienen "doble jornada", lo que sería más explicable, porque se trata en ambos casos de situaciones de desigualdad, y cabría restablecer la igualdad, a ver si el hombre deja de ausentarse de la parte que le corresponde o de tener a la mujer multiplicándose por dos. Pues no: ahora van a dar Pensión por ir a hacer la cola de las tortillas, falta por saber si es o no un trabajo.
De remate, la creencia está en que la señora tenga "autonomía financiera" y no sea víctima de "violencia económica". Perdón: ¿con tres mil pesos bimestrales?¿O sea, con mil 500 pesos mensuales alcanza para otra cosa que no sea "darse un gustito"? Es el segundo invento gracejada de Sheinbaum, después de "Mi beca para empezar": hasta de mil 180 pesos, empezando por 970, es decir que por cuidados de "toda una vida" una mujer recibirá mensualmente un poco más, no mucho, que un infante por cursar la secundaria. Aparte, gobierno codo, salvo el presidente Andrés Manuel López Obrador con la Pensión de Adultos Mayores, aunque no se explica que la reciba gente de buenos recursos y tenga el típico cinismo "clasemediero" de ir a arrancarle al gobierno hasta el último centavo. Mejor dar ayudas para algo que suene así como "Sembrando viudas" o "Jóvenes destruyendo el futuro", si lo tienen. Ah sí, decía el escritor Juan Rulfo que la vida no es muy seria en sus cosas. Salvo de que se trate de relanzar en algo el consumo, para no creerse que todo niño o toda mujer se merece sabrá Dios qué por el solo hecho de serlo, y al margen de cualquier mérito, salvo que se considere un mérito cambiar pañales, ponerse en la cola de las tortillas, tender una cama y barrer la sala: señores, si por estos asuntos les empiezan a dar "un gustito" desde los 60, piénsenlo y lléguenle. Nadie les va a dar un extra por andar todo el día trabajando como bestias de carga para, como se dice, "llevar el sustento a la casa". Ahora es que es la señora de la casa se la pasó "en chinga". Dios quiera que al llegar a casa luego de una jornada de trabajo extenuante ella no se haya ido al cine para gozar de su "autonomía financiera", dejando la cocina botada. Ni chistar, porque es "violencia económica". Y aquí más dulzura y delicadeza (da click en el botón de reproducción).