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miércoles, 16 de octubre de 2024

A FONDO, AL FONDO, ¿Y A LA DERECHA?

 Uno de los procesos llamados "progresistas" en América Latina, el de Bolivia, está de capa caída, dado el nivel al que ha llegado el enfrentamiento entre el presidente boliviano, Luis Arce, y el líder Evo Morales. En este segundo caso, es posible que Morales haya terminado por creerse algo así como una "encarnación" del poder popular, aunque ya no tiene bases con el mismo alcance de antaño. El gobierno de Arce, a su vez, pareciera haber caído en el terreno de la disputa personal, cuando lo que estuvo en juego, en principio, era otra cosa: la relación a establecer entre partido (Movimiento al Socialismo- MAS), movimientos sociales y Estado. Como lo señalara hace algún tiempo el ex vicepresidente Álvaro García Linera, el riesgo es de una fractura ya muy grave que lleve a la división de cara a las elecciones de 2025. Morales está en búsqueda de nuevos subterfugios para candidatearse. Fue una intentona de subterfugio que lo llevó, en parte, a los problemas de 2019, sin excusar en nada a la oposición. Por ahora, ya se está en el deleite de los medios de comunicación: que si Arce es un acosador sexual o si Morales el campeón del estupro. El riesgo es el de añadir al enfrentamiento personal un tipo de espectáculo que lleve a evadirse de lo que está realmente en juego, a través de las variantes de un proyecto sociopolítico. Ya llegó el estilo estadounidense de irse a tribunales para todo, por nada, porque sí, porque no y por si acaso. Cuando se planteó hace varios años el referéndum sobre la reelección, los medios pusieron el "debate" sobre una amante del entonces presidente. Ahora se discute quién y cómo se acuesta con quién. Cosas de la salida del atraso, tal vez, porque es así en Estados Unidos. Y todo a través de "Yessica" o "Cindy". 

     El problema no está en Arce ni en Morales, más allá de que, como se dice, cuando menos Morales "se la creyó". Se trata de que ese tipo de personalización atenta contra las instituciones en un país que no se ha caracterizado por la fuerza de las mismas; así, no hay la suficiente lealtad al Estado como para refrenarse en lo que se maneja en público, y es donde intervienen los medios para llevar agua a su molino y al de grandes intereses privados y foráneos, puesto que parte del asunto, como en algunos otros países de América Latina, es evitar que Bolivia se acerque demasiado a China, lo que ya estaba en juego en el referéndum constitucional de hace algunos años. Que si la amante y el "hijo secreto", pero sobre todo que la involucrada era gerente local de una empresa china, CAMC Engineering, que había logrado buenas licitaciones del Estado. Fue este asunto el que inclinó la balanza del referéndum contra Morales, como si además se estuviera discutiendo si Bolivia "debe acostarse" con China o con Estados Unidos. En vez de ir al fondo del problema, lo único que se le ocurrió a Morales fue ir a encontrar un subterfugio constitucional para lanzarse a la reelección. Como van las cosas, no hay programas a debate, sino una discusión sobre los acostones de Morales y de Arce, a cual supuestamente más "depravado", según el exótico "indigenista" vicepresidente David Choquehuanca. Era sabido, desde hace rato, que Estados Unidos iba a buscar meterse en la política boliviana.

     Lo que era más razonable era un apoyo crítico del MAS y Morales al gobierno de Arce, y el derecho del mismo MAS y de Morales a denunciar lo que considerara errores de programa o "vicios", como una potencial corrupción, en el gobierno, pero no pasar a otro tipo de demolición; Arce, a su vez, no debió hacer caso del personalismo de Morales al grado de que se tolerara una persecución con "dedicatoria" obcecada. Sobre todo que la situación económica es menos buena que antes. Simplemente, vuelve a exhibirse la fragilidad del Estado y la persistencia de resortes personalistas y clientelistas -al grado de dividir a las bases sociales-. No queda claro hasta donde la fragilidad del espacio público y ciudadano no está siendo terminada de echar abajo por los medios y por la imprudencia de los personalismos. Así que a discutir si es Yessica o Cindy, para que tal vez no sea ninguna de las dos, sino sabrá Dios qué candidato que ofrezca -igual, con los medios- restaurar una apariencia de modales. Lo de fondo, es de fondo y se fue, por ahora, muy al fondo.(da click en el botón de reproducción).




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