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domingo, 27 de octubre de 2024

NADA DE ÉSTO FUE UN ERROR

 En la actualidad, a diferencia del pasado, el sadomasoquismo no está considerado como un problema psicológico, aunque no es infrecuente que se le critique a alguien ser "masoquista". Es mucho menos frecuente que se le diga a tal o cual que es sádico, pese a que existen formas de sadismo en algunos aspectos crecientes, en particular las ligadas al uso de drogas. Se supone que, si hay consentimiento, quedan admitidas las prácticas sexuales BDSM, y se pueden encontrar videos en la Web al respecto, sin prohibición. Siglas creadas en 1990, BDSM, se supone que se incluye la dominación y la sumisión y el bondage (esclavitud o cautiverio), lo que implica la inmovilización de la otra persona. Hay gente que no aguanta demasiado este "juego con consentimiento", según el filme Cincuenta sombras de Grey. Como sea, el sadomasoquismo "libre", "informado" y "pleno" ya no es considerado en los manuales oficiales de trastornos mentales como una patología. Es decir, si la otra persona está de acuerdo, no es considerado patológico ser sádico, como tampoco ser masoquista. Resulta que es "sexualidad alternativa" y al gusto de cada uno. Debe entenderse que hay prácticas sexuales en las que quien domina obtiene placer causando dolor, y que la persona sumisa lo obtiene aceptando la situación. Es un "intercambio erótico de poder", no es algo tan nuevo y se origina en prácticas homosexuales y no admite mucho a los switch, que gustan de cambiar los roles. Pareciera que fue en el pasado algo marginal, y que por el asunto del "consentimiento" se ha tratado de volver ""normal", tal vez al grado de que lo "marginal" se "normalice" y sea tolerado, con el mismo dicho repetitivo: "mientras no se afecte a otros". Para más señas, se entiende que el crimen organizado se tolera también "mientras no afecte a otros", es decir, mientras no afecte a gente no involucrada. Después de todo, el gobernador de Sonora, en México, Alfonso Durazo, llamó alguna vez a la población a no inquietarse -por lo que ocurría en Caborca- porque era cosa de "no meterse" y ya. En la ciudad de Guadalajara y alrededores es sabido lo dicho sobre el crimen organizado: "si uno no se mete con él, ellos no se meten con otros", es decir, con "terceros", lo que tal vez quiera decir que, en asuntos de narcotráfico, por ejemplo, cabe decidir si se da o no el "consentimiento informado" para consumir o meterse a traficar. Si no, basta con mirar a otro lado y evitarse paseos innecesarios por Culiacán o ciertos antros. Para el caso de que se alegue que las prácticas sadomasoquistas son tan viejas como la Humanidad o como los samurai, puede ser, pero no quiere decir que hayan sido toleradas o que hayan ido más allá de lo "marginal".

       Es tan tolerado que no faltan sitios no prohibidos de "sodomía BDSM" en la Web. Esto quiere decir, por lo BDSM, que lo marginal ya no lo es tanto. En cuanto a la sodomía, es frecuente el alegato de que es tan antigua como Sodoma y Gomorra y que, a fin de cuentas, también es cuestión de "consentimiento", y por cierto igualmente algo que se asociaba hasta hace algún tiempo con la homosexualidad. La razón es sencilla: no se procrea "por la puerta trasera", pero la relación sexual está hoy más allá de la procreación y en el "principio de placer", por lo que parece valer entrar por la salida (vaya). Hasta hace algún tiempo, se asociaba la sodomía con humillación, en el sentido de que la parte "activa" dominaba a la "pasiva", ya fuera entre dos hombres o entre un hombre y una mujer. La sodomía era tan parte del machismo que no era considerado homosexual, entre hombre y hombre, quien llevara la parte "activa", ni bisexual. Es un tema que el feminismo no toca.

      Una psicóloga mexicana, sexóloga, ante la marejada de preguntas para saber si la sodomía es válida o no, y ante la marejada de mujeres que explican en Youtube cómo lo gozan, consideró algo morbosa la cuestión, dijo que no era lo suyo, pero dió una pista interesante, más si se toma en cuenta que la marejada mencionada es de mujeres, no de hombres. Lo que hizo la sexóloga mexicana es lo siguiente: al hombre que le propusiera muy gentilmente -en plan de obtención del "consentimiento libre, pleno e informado"- entrar "por la puerta de atrás", decirle que sí, siempre y cuando el mismo hombre estuviera de acuerdo con que, con algún juguete o equivalente, la mujer también lo hiciera, es decir, que entrara "por la puerta de atrás del señor". Pues bien, ninguno aceptó, por lo que se trataba simple y sencillamente de desconocer aquéllo de que "no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a tí", o "trata a los demás como quieres que te traten". Y éso que la sexóloga no hacía más que, formalmente, ejercer sus propios "derechos y libertades" y pedir del hombre gentilmente su "consentimiento libre, pleno e informado". Si se quiere dejar en gustos, entonces cabe decir que hay gente a la que le gusta dominar y a la que le gusta ser dominada, lo que habla maravillas del "sistema " actual en su capacidad para obtener lo que se ha llamado "servidumbre voluntaria". Al mismo tiempo, lo que encontró la sexóloga mexicana es que a muchas personas no les gusta ser dominadas ni sumisas, empezando por la horda que quiere consentimiento para dominar y someter, y terminando por quien considera de iguales una relación de pareja, por lo que no hay lugar para que alguno domine y el otro consienta en que lo dominen. Se puede si se quiere dejar en asunto de gustos, pero si en gustos se rompen géneros, hay una parte de la gente que debe respetar a quien no quiere consentir, ser dominado o sometido ni mezclar placer con dolor. En este caso, cada uno a lo suyo, pero si no, es decir, si se empieza con que "todo el mundo lo hace", se trata de intereses particulares, no generales: a muchas mujeres y hombres no les gusta verse dominados, sometidos o humillados, y no queda más que pedir que a los hombres que no les gusta verse en esta situación, se pregunten por qué se la infligen a otros u otras: ¿por qué suponen que a otros u otras les gusta lo que ellos no están dispuestos a admitir de ninguna manera? No hay ningún secreto: porque quieren dominar sin ser dominados, y es algo que está por encima de gustos, por lo que las cosas cambian de terreno, más si se considera que es homosexual -como por lo general ocurre- al hombre que acepta que se le llegue "por la puerta trasera". Si lo logrado como prueba por la sexóloga mexicana es correcto, lo único que falta es que el hombre dominador sea un feminista empedernido que se maravilla de cuánta mujer acepta -gritándolo en Youtube y aconsejando con todo el know how- feliz de la vida lo que no le está permitido a ella. A ver, o hay tabúes o se termina con "lo que callamos las mujeres": no dejen de reclamar su derecho a ir al sex shop más cercano y comprarse un pene de plástico para entrar "por la puerta de atrás" de su galán, quien sin duda lo aceptará muy gustoso. Aunque si es como dice la sexóloga mencionada, el "todo el mundo lo hace" o "existe desde tiempos de la Biblia" es como "el mercado" o como el "¿qué querían que hiciera?": si lo marginal tiende a ser parte de lo normal, y como no es ni siquiera asunto de sexo, lo anormal es no aceptar alguna forma de contrato o convenio "libre, pleno e informado" para ser tratado de manera injusta. Es decir que es anormal tener cierto carácter y un poco de criterio para discernir entre "lo que es justo" y lo que no lo es. Es cierto, desde tiempos inmemoriales hay quienes aceptan la injusticia y quienes no. Y quienes la tienen tan arraigada que la practican y la consienten. Tienen que considerar que, si es supuestamente asunto de gustos, le deben respeto a quienes no aprecian la injusticia. O entonces estamos en otra cosa, que involucra la confusión entre aparato reproductor y excretor, lugar de entrada y de salida, pero apenas como expresión de cuando mínimo el tipo de confusión mental que considera que "lo que hay que tener" es la capacidad para normalizar la injusticia y tratar como marginal a quien no la acepta. Admirable. (da click en el botón de reproducción).



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