Si a alguien le parece demasiado subdesarrollada la experiencia argelina, en Israel, un país más desarrollado y con muy buenos servicios de salud e igualmente buenos médicos, el tratamiento oficialmente recomendado (por el Ministerio de Salud) es hidroxiclorquina+azitromicina, si bien no es obligatorio, y puede haber variantes, sobre todo en la dosificación. De acuerdo con un reportaje con la doctora Dominique Neuman para la televisión francesa (Qualita), los resultados han sido muy buenos. Israel ya entró en un rápido desconfinamiento.
Alcocer respondió a pregunta sobre el Remdesivir, el antirretroviral de la empresa estadounidense (californiana) Gilead Sciences. Como en México se han adquirido hábitos de Estado Libre Asociado, cabe señalar que el doctor Anthony Fauci, el "epidemiólogo de la Casa Blanca" (director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, de Estados Unidos), declaró que el Remdesivir tiene "un claro y significativo efecto positivo al disminuir el tiempo de recuperación" en la enfermedad de la Covid 19. "Son muy buenas noticias", afirmó. Los médicos chinos tienen una opinión mucho menos buena del fármaco, al igual que el doctor francés Didier Raoult, defensor de la hidroxicloroquina, quien ha hecho notar que aquél provoca fuertes efectos secundarios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) subió a su portal un documento no muy probatorio sobre la eficacia del Remdesivir, y !tuvo que bajarlo!. Diga lo que diga Fauci, hasta ahora no es un medicamento seguro ni eficaz, no al menos como la terapia con hidroxicloroquina y azitromicina, a la cual se puede agregar zinc. Gilead tendrá más resultados probablemente para finales de mayo.
Este tipo de anuncios sobre el fármaco de Gilead Sciences provoca accesos de euforia en la Bolsa de Valores. Pese a que los desarrolla con aportes considerables de financiación pública, Gilead lanza al mercado sus fármacos con precio de monopolio. Lanzó por ejemplo un medicamento contra la hepatitis C (sofosbuvir) con un precio de venta que superó 800 veces (!) su costo de producción. En 2014, el tratamiento costaba así 84 mil dólares por persona, aunque luego la empresa tuvo la gentileza de bajarlo a 10 mil dólares. La universidad de Liverpool demostró que el fármaco podía fabricarse a un costo de entre 68 y 136 dólares (!). En México hay diputados que ya han denunciado márgenes de ganancia exorbitantes para las empresas farmaceúticas, que parecieran aprovecharse de que la salud es una de las necesidades humanas básicas. La hidroxicloroquina es un medicamento barato: en México se encontraba hasta hace poco en 25 dólares la caja (el tratamiento contra la Covid 19 con esta fórmula no es largo y dura alrededor de 10 días o un poco más, o poco menos) y existía además en similar. El Remdesivir, disponible para investigación, tiene un precio de 850 dólares, aunque Gilead se haya comprometido a venderlo a gobiernos haciéndolo "accesible" (con todo, de resultar exitoso se calcula que podría costar entre 900 y mil dólares). Anthony Fauci está entre quienes bloquearon en Estados Unidos el entusiasmo por la hidroxicloroquina. Gilead (que dona tanto al partido Demócrata como al Republicano y tiene las puertas abiertas en la Comisión Europea) colabora directamente con la OMS, con "experiencia científica" y donaciones, en el ensayo clínico Solidarity, de unos cuatro medicamentos contra la Covid 19. Por cierto, sobre el dióxido de cloro promovido por el presidente estadounidense Donald Trump, más allá de su sarcasmo sobre las inyecciones, al ser utilizado en gárgaras en la garganta -hay médicos franceses que lo utilizan- impide el paso del coronavirus a los pulmones y existen fórmulas similares que le han resultado a una que otra persona en México que prefirió no lanzarse al primer hospital que encontrara. Entre los fármacos que está explorando México para enfermos graves de la Covid 19 está el Tocilizumab, de Roche, que carece de eficacia probada: cada ampolleta cuesta 554 dólares. Es un antiinflamatorio con efecto inmunosupresor. Cabe señalar que ya en una fase grave, la Covid 19 no es un problema viral sino inmunológico y que aún hay cosas por descubrir.
Así las cosas, las esperanzas de muchos (basta ver qué medios de comunicación masiva desautorizan la hidroxicloroquina, recurriendo a una supuesta "toxicidad" de la que no se habló en décadas de uso, y que según un estudio en 900 mil pacientes es nula) está en medicamentos no probados (¿estafas tipo Tamiflú?) y en la vacuna que salve a 7 mil millones de personas...y de paso al Big Pharma. Es hasta el momento el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford de Inglaterra el que está más cerca de encontrar la vacuna y el fundador de Microsoft, William Bill Gates, siempre en busca de actos filantrópicos que se traduzcan por la apertura de mercados, ya anunció que está dispuesto a asumir los costos de producción de la vacuna en cuestión. Para producirla en gran escala y para todo el mundo, mediará la Fundación Bill y Melinda Gates. Esta mediación supone ponerse en contacto con las empresas farmaceúticas. De ser exitosa, la vacuna podría estar lista para septiembre, el tiempo suficiente para que gente como Alcocer siga repitiendo que no hay cura contra la Covid 19.
No está de más recordar que las cuarentenas con frecuencia se establecieron sobre la base de cálculos completamente errados sobre el número de víctimas posible de la Covid 19. La OMS repite los cálculos del Imperial College de Londres, capital británica, y cosas por el estilo. Así, que Estados Unidos haya rebasado el millón de contagiados puede querer decir muchas cosas (¿se están haciendo más pruebas?): con 62 mil 444 muertes al día de hoy, la superpotencia no está entre los 15 países con mayor índice de mortalidad por la Covid 19 en el mundo (la lista de mortalidad por millón de habitantes la encabeza Bélgica). La idea del confinamiento obligatorio, que no es lo mismo que la cuarentena, fue concebida alguna vez por la administración de George W. Bush (cuyo secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, es el gran accionista de Gilead y fue en el pasado su director general), con el doctor Richard Hatchett a la cabeza. Es alguien que dirige hoy una coalición para la inversión en vacunas (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations) ligada al Foro de Davos y aún más...a Bill Gates, vaya casualidad. En el pasado, Fauci, quien recomendó hace poco el Remdesivir como "tratamiento estándar", participó por su parte en discusiones sobre el "acuartelamiento" de la población civil en caso de que Estados Unidos fuera invadido. Quien sabe por quién. Hatchett fue quien empezó con que "estamos en guerra" contra el virus, algo que se apresuró a repetir el loro de Emmanuel Macron, presidente de Francia. Parte de la guerra parece estarse librando contra la cura existente en favor de grandes intereses estadounidenses, por cierto que no los de Trump.