En principio, una vacuna contra el SARS-Cov-2 no tiene mayor sentido cuando la tasa de mortalidad es de 0,05 por mil y cuando entre asintomáticos y recuperados totalizan más del 99 % de los contagiados. Sólo tiene sentido la vacuna si se mantiene un miedo constante, incluso inventando "oleadas" (lo que no existe para las epidemias), y reportando diariamente el número de contagiados y fallecidos, con poco o nada sobre los recuperados (y cómo). Lo mismo pasaría si se informara igual con cualquier otra enfermedad. Fue tan claro desde el principio que el negocio está en la vacuna que el gobierno de la Ciudad de México, por ejemplo, mandó desde hace meses a hacer pintas que rezan "Mientras no haya vacuna, quédate en casa", exactamente como si no hubiera tratamientos, y eficaces. Hoy se sabe también que es eficaz el antiparasitario Ivermectina: hay meta-análisis con por lo menos 26 estudios serios que muestran un 100 % de eficacia en profilaxis y un 87 % de resultados positivos con un tratamiento precoz (se puede ver por ejemplo el sitio c19study.com con 44 estudios, muchos de ellos revisados por pares). Si no se otorgan los tratamientos eficaces e incluso se los deja oficialmente en duda, o se llega a cancelar las cuentas de Twitter que señalan que una vacuna no es necesaria dada la tasa de recuperaciones (le sucedió al doctor neoyorquino Zev Zelenko, quien ha demostrado por lo demás la eficacia de otros dos protocolos, Quercetina + zinc y Extracto de Té Verde EGCQ + zinc), se deja al garete a los enfermos, a riesgo de que fallezcan, con tal de demostrar...que se necesita una vacuna !Vaya manera de proceder!
Otra vez, cualquiera puede ver con Google como motor de búsqueda que regiones enteras del globo están prácticamente exentas de fallecimientos, como ocurre en gran parte del Africa subsahariana y de Asia. Cabe señalar que, en el caso de la primera, la Organización Mundial de la Salud (OMS) predijo una gran catástrofe que nunca se produjo, exactamente como el gran profesor Heinz Dieterich predijo en Aporrea un apocalipsis mundial que no ha tenido lugar ni siquiera en América Latina. De pasada, habría que rebajar las cifras al distinguir, sobre todo dadas las características de los tests PCR, muertos "de" Covid de muertos "con" Covid, o pedir a los hospitales estadounidenses que dejen de recibir primas por pacientes con Covid 19.
Por lo pronto, el año próximo, nueve de cada diez personas en los países pobres no tendrá acceso a la vacuna, siendo que, teóricamente, estos países serían los más afectados, lo que tampoco es cierto (aunque en lugares como México sea efectivamente población pobre la más afectada). Hasta ahora, los más afectados han sido países ricos. Son unos 67 países (pobres) que sólo podrán vacunar a una de cada diez personas. En cambio, y para gran negocio de las empresas farmaceúticas, las naciones ricas ya han comprado dosis para vacunar casi tres veces más de lo necesario en 2021. Canadá, por ejemplo, tiene dosis para vacunar a cada canadiense unas cinco veces. O se es muy previsor, o se está en contubernio con las grandes empresas farmaceúticas. Si se fuera previsor, se habría dado luz verde a tratamientos probados. Como sea, los países más ricos, con 14 % de la población mundial, han adquirido el 53 % de las vacunas más prometedoras. Las dosis de Moderna y el 96 % de las de Pfizer/BioNTech han sido adquiridas por los países ricos. Lo que tampoco es forzosamente razonable es pedir la universalización de vacunas dudosas (el portal de Zero Hedge, por ejemplo, ya ha podido reportar miles de casos con efectos secundarios fuertes en Estados Unidos), de las que sólo se sabe por punchline marketing. Se supone que jugar a la ruleta rusa es salir a la calle sin cubrebocas, no lavarse las manos lo suficiente, y en última instancia, no quedarse en casa. Atropellarse con vacunas dudosas no es jugar a nada, ni descalificar oficialmente tratamientos probados, dejando las cosas a la arbitrariedad médica y la suerte del paciente. Basta con ver lo que sucede con el show del fast checking: tal o cual agencia decide que es falso que un medicamento probado cure la Covid 19, pero nadie pone nada sobre la ineficacia del remdesivir, probada salvo para hacer negocios en la Bolsa de Valores. Pues ya se está en el arranque de la "nueva normalidad", y con lo que falta por ver... Parece que no queda claro: se hace pasar el gran negocio por la única racionalidad posible, descalificando todo lo demás, y luego se manifiesta extrañeza por la proliferación resultante de irracionalidades, que se trata de remediar...con más negocios. ¿Qué no es lo que se llama un círculo vicioso?
Tal vez haya quien piense que son sorpresas, pero no lo son. Joseph Biden, el Demócrata estadounidense, ha seguido haciendo nombramientos que corresponden a una visión del mundo totalmente corporativa. Pero antes probablemente interese saber que no fueron Demócratas los únicos en donar para la campaña de Biden. Entre los principales donantes estuvo Michael Bloomberg, el noveno hombre más rico del mundo, que hasta el año 2007 era miembro del partido Republicano. Fue como Republicano que Bloomberg fue alcalde de Nueva York, durante tres periodos consecutivos (en la primera década de los años 2000), aunque al tercero ya no tuviera filiación política clara. Es hasta después que este multimillonario fue a dar en el partido Demócrata. El mandatario Donald Trump no tuvo que vérselas nada más con los Demócratas, sino también con Republicanos defensores del "Estado profundo", como los Bush.
Biden ya ha cedido bastante al complejo militar industrial (gente de Raytheon, por ejemplo) y a Wall Street (Anthony Blinken como secretario de Estado, habiendo sido consultor, con WestExec Advisors, de corporaciones ni más ni menos que de la tecnología, las finanzas y el armamento). Al parecer, la alta finanza es en parte lo de Biden. Se han agregado al equipo de transición Monica Maher (National Security Council), vicepresidente de inteligencia cibernética del gigante financiero Goldman Sachs, y Eric Goldstein (Department of Homeland Security), veterano de la misma empresa por 18 años y, para variar, gente de la administración del presidente Barack Obama.
De igual modo, están las concesiones necesarias a las grandes de la high tech, las empresas GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft): hay cinco personas de este grupo en el equipo de transición del Demócrata. Los progresistas se han dicho "sorprendidos", pero incluso parte del futuro gabinete de Biden está dirigido contra ellos, como en el caso de la enemiga de Bernard Sanders, Neera Tanden, gente de Hillary Clinton. A la cabeza del Departamento de Agricultura estadounidense puede quedar alguien conocido como "Míster Monsanto", Thomas Tom Vilsack, antiguo gobernador de Iowa, gente de Obama (por enésima vez) y detestado por Sanders. Queda como premio de consolación el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano para la negra Marcia Fudge, parte del Caucus Afroamericano. El asesor de Seguridad Nacional, Jake Jack Sullivan, es también gente de Obama y trabajó muy de cerca con Hillary Clinton, siendo partidario de usar drones y de mantener tropas por aquí y por allá, utilizando al mismo tiempo la cooptación en asuntos como los de Irán y Palestina. Hay quien cree que Biden remplazará el "garrote" de Trump por la "zanahoria", como es el caso de Inna Afinogenova en Russia Today, pero no parece darse cuenta de que en realidad no hubo tal "garrote" con el actual presidente, quien no le hizo la guerra a nadie. Por otra parte, considerando tener entre 35 % y 40 % del electorado Demócrata, los "progresistas" se han extrañado de no tener casi nada en los nombramientos de Biden: lo pidió Sanders sin entender al parecer qué papel le está destinado a los progressives en el negocio, que necesita una marca seductora y de apariencia transformadora. ¿Middle Class Joe? Al parecer, se olvida incluso que Biden se estuvo metiendo 450 mil dólares anuales al bolsillo por la universidad de Pennsylvania sin dar una sola clase.
Si el asunto del fraude, que existió y en grande, queda atrás, es en parte porque la Corte Suprema estadounidense parece no haber querido ahondar en lo que se perfiló como una profunda división de la sociedad en la súperpotencia. Dentro de las mismas filas Republicanas se prefirió dejar intacta la "reputación" de Estados Unidos, considerando que el país difícilmente aguantaría un escándalo como el que está implícito en la manera que tuvo de ganar Biden. Lo que no queda claro es a dónde han pensado llegar los progressives y de una manera general la izquierda, con la misma posición que los autodenominados "demócratas liberales", al serruchar a Trump y darle carta blanca a las grandes corporaciones, la alta finanza y el complejo militar-industrial. De remate, la nombrada para el Departamento del Tesoro, Janet Yellen, la mandamás económica, goza de gran aceptación...entre los Republicanos y en Wall Street. Se supone que esta "nueva keynesiana", ligada al laureado Joseph Stiglitz, querrá al mismo tiempo atacar el desempleo y congraciarse con Wall Street. Así que, encima de todo, seguramente no falte quien crea que con los Demócratas se puede conseguir un "capitalismo con rostro humano", que es a fin de cuentas lo que queda como creencia en el progreso. Lo mismo se creyó con Obama.Me alquilo para soñar. Y hazlo tú dando click en el botón de reproducción navideña.
De un tiempo a esta parte, con la idea de hacer las alianzas más amplias que se pueda, se ha dado en decir "las izquierdas" en lugar de "la izquierda". Hay quienes creen que la división pasa por una izquierda "oficial", progresista, que no es "antisistémica", y una izquierda verdaderamente radical y anticapitalista. La segunda es en realidad muy minoritaria, cuando existe (en el caso de México, por ejemplo, YoySoy132 o el movimiento de Ayotzi -sic- no existen), y en el caso de los partidos comunistas que aún subsisten, es probable que hayan cometido hace rato el error de ponerse a remolque de la Revolución Cubana, perdiendo independencia, criterio propio y capacidad de análisis. De todos modos, en la mayoría de los países latinoamericanos los partidos comunistas quedaron "fuera del orden del día" desde antes de la Revolución Cubana, y los que se salvaron fueron casi siempre objeto de una brutal represión. Lo que llama la atención es que esta izquierda que se dice "radical", e incluso la comunista, cuando queda, no dejen de estar influidos por la visión del mundo de Estados Unidos. Ahí está el ejemplo del articulista "radical" uruguayo Raúl Zibechi, que puede repetir los lugares comunes sobre los pueblos originarios y otros temas, o el curioso caso de la joven dirigente comunista chilena Karol Cariola, metida en asuntos de género, que fue a aterrizar en el muy socialdemócrata Grupo de Puebla, departiendo con el liberal ex presidente colombiano Ernesto Samper, el socialista ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero o la ex presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexicano, Beatriz Paredes Rangel. Si hay algo de "antisistémico" en alguna izquierda "radical" (por más que se diga apegada a los "movimientos sociales"), habría que saber en qué consiste programáticamente: nadie se atreve a hablar de socialismo (ni del siglo XXI ya), ni de imperialismo o de causa de los trabajadores (no es el caso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México, tampoco, y lo que espera el comandante Pablo Contreras, Pablo González Casanova, para las masas es para llorar: una "vida agradable" como la suya). Como sea, se puede insistir en que esa supuesta "izquierda radical", tanto como los indígenas de por aquí y por allá, no deja de estar influida por una visión del mundo al estilo estadounidense. Es como poner a Ilhan Omar, Alexandria Ocasio-Cortez o Counterpunch por delante. Si es una izquierda anticapitalista, lo único que propone es que "otro mundo es posible", y lo cierto es que también es posible con marihuana, por decir que no falta el tufillo hippie.
En el punto de la influencia estadounidense hay coincidencias con la izquierda progresista, o al menos una parte de ella, según los países. Llama la atención por ejemplo que alguna gente del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) mexicano diga abiertamente estar contra el mérito. Sucede en realidad que una parte no desdeñable de la izquierda, incluida la que ha estado a la sombra de la Revolución Cubana, cree por herencia señorial en el derecho adquirido, antes mismo de haber pasado por el esfuerzo. Dicho de otro modo, cree que las cosas "le son debidas" por estar "del lado bueno de la Historia" (lo que a estas alturas puede decir por igual el ex mandatario estadounidense Barack Obama) y que no tiene que ganárselas a pulso: no es una izquierda ligada al mundo del trabajo, y la Revolución Cubana misma se encargó por mucho tiempo de promover como vanguardia a la clase media, en franca norteamericanización, llegando a castigar, dentro como fuera de la isla, posturas más favorables a los trabajadores. Esa izquierda de derechos adquiridos debería dar mucho de qué hablar, al haberse servido de "su" pueblo para fines propios y extremadamente clientelares. Resulta que el pueblo se cansa. Con matices, la izquierda oficial/progresista no está exenta de influencia estadounidense, y prueba de ello está en el intento de cooptación que está sufriendo por parte de la Internacional Progresista del Demócrata estadounidense Bernard Bernie Sanders. Como sea, no es lo único: hay ingredientes populares, como en Bolivia, de inteligencia para el desarrollo, como en el Ecuador, o intuiciones magistrales, como en la lucha contra la corrupción de Andrés Manuel López Obrador en México. Lo anterior no quita que, dentro de estos procesos, estén actuando personas y corrientes con un estilo y anhelos tipo Demócratas estadounidenses. Lo que sí puede ser es que la antigua forma del "derecho adquirido" ceda el paso a una forma más moderna, si bien de influencia estadounidense, con el pueblo casi siempre de comparsa. En suma, se trata de una izquierda contradictoria. Un error frecuente consiste en creer que alguien o alguna fuerza, por ser de izquierda, están exentos de contradicciones, cuando nada en la vida lo está. No hay ni "izquierda radical" ni izquierda progresista exentas de problemas y que puedan aspirar al show medio hippie de la "autenticidad". El hecho es que se asiste, con la preferencia por la clase media y no por el mundo de los trabajadores, al paso de la izquierda de "derechos adquiridos" a la de estilo más "libertario" y light californiano, aunque también considera que mucho le es debido por adscripción ( por ser mujer, indio, etcétera...).
Un problema adicional se crea cuando sobre el "derecho adquirido" se monta el de "adscripción", preferido de los Demócratas estadounidenses, lo que da a veces en señoritos hablando de mujeres, trans, derechos LGBTTTIQA+, pueblos originarios, afrodescendientes, "latinos" y madre naturaleza: es una negación todavía más completa del mérito y, si no se trata de corporativismo a la antigua, sí se trata de una forma de cooptar y neutralizar contenidos populares que acaban difuminados. Habría que ver por ejemplo qué le sucedió al Frente Amplio en el Uruguay hasta perder las elecciones, si la legalización de la marihuana o las cuotas para las personas trans eran importantes o incluso parte de los intereses de la izquierda. El grado de norteamericanización, que no es menor, roza en este caso con lo que es posible considerar como formas de protofascismo, entre otras cosas por la manera de "saturar" el ágora pública y disuadir toda discrepancia o posibilidad de contradecir, y de "vender" ideología sin posibilidad alguna de cuestionamiento. No hay discordancia en este punto con la admiración de los autodenominados "demócratas liberales" por los Demócratas estadounidenses y la parte Republicana del establishment. Lo que debe verse es la forma fantástica en que al unísono, izquierda "radical", progresista y "demócratas liberales" prefirieron un statu quo no exento de riesgos, y no pocos, al desafío que planteaba el mandatario estadounidense Donald Trump al "Estado profundo". Es el tiempo, quiérase o no, de una izquierda muy norteamericanizada, aunque entre lo señorial antiguo y lo californiano, y que, el día en que vendió el socialismo (como experiencia de la cual aprender, para bien o para mal), se quedó sin nada alternativo qué proponer, suponiendo que haya estado a la orden del día en América Latina y que no se trate más bien de conseguir un "buen capitalismo", lo que también es posible y loable, aunque tenga límites. El resto, la venta del supuesto apocalipsis capitalista y "de civilización", no presenta mayor interés. En el pasado no funcionó la "teoría del derrumbe" y tanto Marx y Engels como Lenin señalaron que es posible un largo periodo de "putrefacción de la Historia" y de una decadencia que, decía el primero, puede "hacer palidecer la del Imperio Romano". Es por igual un fenómeno que no estaría exento de contradicciones. Lo que no existe es lo que ha pretendido casi toda la izquierda, dejando en parte de serlo: que el desplome de la experiencia socialista existente le salga gratis.
Marco Enríquez Ominami, chileno conocido como ME-O (sic), tuiteó tranquilamente en el Grupo de Puebla del que es el gestor: "desde el 'sí' chileno para sustituir la Constitución de Pinochet hasta el triunfo de Joe Biden en Estados Unidos, en América se gesta un cambio progresista". El mismo Grupo de Puebla corrió a saludar el triunfo de Biden a nombre de los afrodescendientes, los latinos, las mujeres y los jóvenes contra el racismo estructural, el patriarcado y a favor de un buen abordaje de "la pandemia" y el cambio climático. De manera todavía más vasalla, sin intereses propios, el Grupo felicitó a Biden por el triunfo de la democracia, la verdad y la ciencia (!) sobre el oscurantismo, el discurso de odio (!) y la industria de las noticias falsas. Para Biden, el "alma de Estados Unidos" es la clase media. Para una parte light de la izquierda latinoamericana, no desdeñable, "el alma" del cambio está en lo mismo y no en el mundo del trabajo, nótese bien, sea o no de clase media. La izquierda ha perdido perfil propio y ha salido derrotada de la batalla ideológica, tal vez creyendo que no existe, o a pesar de algunas advertencias aisladas. Ni siquiera la nueva dirigencia cubana se atreve a hablar de socialismo, pese a la voluntad popular. Enríquez Ominami puede hablar de "la fuerza tranquila" del progresismo latinoamericano: es tal el retroceso y la incapacidad para crear que se trata apenas de la force tranquille - un slogan de Jacques Séguela- que pregonaba el hipócrita de presidente francés Francois Mitterrand a principios de los años '80. Lo único que puede hacerse es poner atención, en cada proceso específico, a la correlación de fuerzas entre intereses de clase media y populares, si los segundos consiguen hacerse presentes, aunque sea en el miedo de los primeros y de los más acomodados. Las contradicciones no se suprimen por decreto, ni porque la clase media se crea capaz de amortiguarlas para siempre, que es lo que se cree en Estados Unidos en términos de clase y que puede ser adoptado por el protofascismo Demócrata. En suma: desde hace décadas es la hora de la clase media, siguiendo a Estados Unidos, con sus particularidades por analizar en América Latina, y no la hora del mundo del trabajo, ni siempre del pueblo. Es sobre este telón de fondo que pueden entenderse las diferencias entre la izquierda "radical" y la progresista. Aunque se grite que el capitalismo lleva al desastre, casi nadie está planteando en realidad una alternativa socialista (que no es lo mismo que "anticapitalista"), mucho menos en términos de valores y de cultura (otra cosa es la capacidad para la oratoria tan bien criticada recientemente por el candidato a la vicepresidencia del Ecuador, Carlos Rabascall).
A juzgar por revelaciones e informes desclasificados recientes, es poco probable que Manuel Antonio Noriega, líder de las Fuerzas de Defensa de Panamá en los años '80, haya sido "hombre de la Central de Inteligencia Americana (CIA)", como tampoco lo fue, por cierto, el presidente mexicano Luis Echeverría. Que una persona con un alto cargo en un gobierno tenga contactos con la CIA no quiere decir que esté en la nómina del organismo. El agente Philip Agee, quien hace mucho terminó delatando a la CIA, dijo en su momento que Echeverría tenía más bien malas relaciones con la agencia, a diferencia del presidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz. Como lo reconocieron los estadounidenses, Noriega fue un intermediario entre la CIA y dirigentes latinoamericanos. Cabe recordar que el 16 de diciembre de 1969, un golpe militar derrocó en Panamá a Omar Torrijos, quien pudo volver y retomar el gobierno gracias a la ayuda prestada por Noriega. Torrijos nombró a Noriega como enlace de Inteligencia con Estados Unidos. Digamos que es muy difícil estar en ciertos puestos y no tener contactos con la CIA. De acuerdo con lo que revelara recientemente el diplomático y analista internacional panameño Julio Yao, fue un Memorando "Secreto-Sensitivo" estadounidense del 4 de abril de 1986 el que decidió desacreditar al general panameño acusándolo "de estar al servicio de los servicios de inteligencia de Cuba y de Estados Unidos".
Ahora se saben algunas cosas más. En el verano de 1986, Noriega se reunió en Londres con el teniente coronel estadounidense Oliver North, quien jugó un papel destacado en la trama Irán-Contras. North buscó que Panamá ayudara a los contras con actos de terrorismo en Nicaragua, a cambio de dinero. Noriega se rehusó y respondió que Panamá seguiría apoyando los esfuerzos de paz regionales del grupo de Contadora.
El 18 de marzo de 1988, cuando ya estaba en marcha la ofensiva económica y política contra Panamá, donde se perfilaba un doble poder, William Walker y Michael Kozak, del Departamento de Estado estadounidense, le ofrecieron a Noriega dos millones de dólares para que se fuera de Panamá. Noriega se negó. A la cita acudió el doctor Pieczenic, psiquiatra, para analizar la conducta de Noriega, y aquél concluyó: "el general está más firme y claro que Kozak y Walker. Estos dos son los verdaderos locos". Se ha echado al olvido todo el proceso popular que buscaba otra salida para las dificultades de Panamá, y que se expresaba por ejemplo en las calles con la Federación Nacional de Empleados Públicos (Fenasep) y el Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO), enfrentados al civilismo: el poder parecía inclinarse por los intereses populares en noviembre de 1989, cuando Noriega quedó al frente de la Asamblea Nacional de Corregimientos, congelada desde 1983. Hay todo un periodo por analizar entre 1987 y 1989 y que fue bloqueado de la memoria entre quienes fueran llamados "torrijitos".
Yao ha aportado mayores datos sobre el paso de Noriega por la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Panamá, donde buscó asilo. El Nuncio traicionó a Noriega obligándolo a que se entregara a los estadounidenses, aunque Noriega había pedido asilo en España y lo había conseguido. El Nuncio no hizo que se respetara la sede del Vaticano y violó la Convención de Ginebra de 1961.
La "dictadura" de Noriega no existió. Simplemente la Asamblea Nacional de Representantes panameña, ya en pleno enfrentamiento con Estados Unidos, designó por el 15 de diciembre de 1989, 5 días antes de la invasión, a Noriega jefe de gobierno con poderes extraordinarios e indefinidos, declarando el "estado de guerra". El 7 de mayo previo habían tenido elecciones que fueron canceladas entre otras cosas por la injerencia abierta de Estados Unidos y por el típico papel jugado por la Organización de Estados Americanos (OEA). Por lo que ha dado a conocer Yao, una parte de los "torrijitos" (lo prueba a la larga la trayectoria del canciller Jorge Eduardo Ritter) estaba ya del lado estadounidense mientras que probablemente Noriega, a lo sumo dictador por cinco días, lo que no es mucho, se olvidó de la frase de Torrijos: "se juega con la cadena, pero no con el mono". La invasión del 20 de diciembre de 1989 no fue un golpe de Estado, sino una invasión, al grado que el triunvirato entrante juró en una base militar estadounidense. De todos modos, no se puede entender nada de lo ocurrido sin información lo más concreta posible y tomando en cuenta lo sucedido en la correlación de fuerzas interna en Panamá entre 1987 y 1989 (foto, arriba, miembro de los Batallones de la Dignidad panameños). Un poco de música popular para ponerle ritmo (da click en el botón de reproducción).
El llamado "binomio de la esperanza", integrado por los candidatos a presidente Andrés Arauz y a vicepresidente Carlos Rabascall, cercanos al ex mandatario Rafael Correa, está por encima de sus rivales en las encuestas de cara a las elecciones en el Ecuador en febrero próximo. La situación no deja de ser algo similar a la de Bolivia poco antes de que ganara Luis Arce Catacora: la distancia que separa a dicho binomio de sus contrincantes podría ser mayor, aunque se está tratando de forzar una segunda vuelta.
Arauz y Rabascall han puesto dos cosas de primera importancia por delante: la justicia y el trabajo, reconociendo que las familias viven del trabajo y no al revés (salvo en cuadros clientelares, ¿no?). El asunto del trabajo no es para nada menor ya que, en tres años y medio de pseudogobierno del presidente Lenín Moreno (en realidad gobernaron la embajada estadounidense y el banquero Guillermo Lasso), se perdieron, según lo dió a conocer en un programa de radio reciente Rabascall, un millón y medio de trabajos, cifra llamativa para un país de 17 millones de habitantes. El binomio en cuestión propone repartir un bono (con uso controlable mediante billetera electrónica) por una sola vez de mil dólares para un millón de familias ecuatorianas, pero no es lo de mayor relevancia. La propuesta clave es crear 800 mil puestos de trabajo formales, en un plazo relativamente breve, con seguridad social y 40 horas laborables. Se busca en particular fortalecer el trabajo formal entre jóvenes y mujeres.
En otros terrenos, si bien Rabascall, aún sin dejar casi de gritonear, tiene propuestas interesantes, no hay equivalente de la industrialización que ha ido logrando Arce en Bolivia, pese a que durante el gobierno de Correa se consiguió, gracias al encarcelado y olvidado Jorge Glas, ir cambiando la matriz energética del Ecuador. La presión y la búsqueda de alianzas han llevado a considerar entre Arauz y Rabascall asuntos como "crear la institucionalidad apropiada para la justicia indígena" o poner un énfasis excesivo en "la diversidad", incluyendo la "justicia igualitaria para las mujeres y los grupos excluidos" (sin contar con un mar de tonterías "decoloniales", contra "el universo blanco-mestizo-patriarcal", "los imaginarios de la blanquitud", etcétera...). En cambio, hay otros dos puntos interesantes en el programa de gobierno, más allá de las concesiones: fortalecer la educación y retomar la lucha contra la corrupción, algo en lo que el gobierno de Correa había tenido éxito.
Quienes detestan el "autoritarismo" de Correa, como si hubiera algo de negativo en tener autoridad (en particular moral) han buscado apostarle a la división y dispersión del voto, sin dejar de considerar la candidatura del empresario bananero ("Bonita Bananas") Alvaro Noboa, como alternativa a un Lasso que no levanta vuelo (ambos son guayaquileños). Pero quien está haciendo el mejor papel para convertir el Ecuador en un lugar exclusivo para tours es el candidato indígena (por Pachakutik) Yaku Pérez, quien en algunas encuestas llega a superar a banqueros y bananeros en intenciones de voto, sin dejar de atacar a Correa y de fracturar con ello al movimiento indígena, que no es monolítico, aunque sí tenga problemas con los cacicazgos. Yaku Pérez (su nombre es Carlos Ranulfo, pero Yaku significa "agua" en kichwa) promete una Renta Básica Universal, algo que comparte con el Papa Francisco, pero también con el Foro Económico Mundial , William Bill Gates, Mark Zuckerberg, creador y fundador de Facebook, o Elon Musk. Todo debe ser ecológico y totalmente natural, de tal modo que se debe acabar con la presencia de la minería, revirtiendo todas las concesiones, andar en bicicleta y eliminar las bolsas de plástico. Poco le falta a Pérez para dar en el "sexo de las piedras" del ex canciller y hoy vicepresidente boliviano aymará David Choquehuanca, quien, luego de haber sido por un rato marxista, sin pasar de leer un libro de filosofía de Georges Politzer, y de haberse formado como cuadro político en Cuba, optó por rematar con un indigenismo milenarista que hace las delicias de cualquier turista en busca de exotismo.
El "gobierno" de Lenín Moreno, que hasta la fecha sigue persiguiendo a Correa y prevaricando de lo lindo, parece haber logrado que la Revolución Ciudadana, de por sí de carácter bastante clasemediero y con poca presencia popular en altos cargos, se recorra más al centro, sin volver a hablar del socialismo del siglo XXI ni nada por el estilo. Propuestas como la de Yaku Pérez tampoco están muy alejadas de lo que quisieran ver los estadounidenses al sur del Río Bravo: un mundo detenido en una tarjeta postal -ya que si se mueve provoca algún cataclismo climático- para que puedan reclamar democracia incluso congresistas algo deshonestas como Ilhan Omar y Alexandria Ocasio-Cortez, ambas Demócratas. Seguimos con Paco Godoy y la música popular del Ecuador (da click en el botón de reproducción).
Quien se tome la molestia de observar con Google como motor de búsqueda las cifras de muertes por la Covid 19 en distintos países del mundo podrá darse cuenta de algunas cosas extrañas, al menos en la medida en que no han sido retomadas por los medios de comunicación masiva. No son pocos los países que tienen simplemente una curva epidémica normal, en forma de campana, y que han logrado reducir la mortalidad a niveles mínimos (se habla entonces de bastante menos de 10 muertos al día). Es el caso de varios países latinoamericanos, y no está de más preguntarse por qué motivo habría que lanzar campañas de vacunación masiva en esas condiciones. En cambio, siguiendo a Estados Unidos, y al parecer tiene que ser de esta manera, México tiene cifras de muertes diarias que hasta esta fecha superan a las de Libia, un país en ruinas y del que podría decirse que prácticamente no existe, o a las de India, con el hecho de que éste es hoy el país más poblado del mundo, con más de mil 400 millones de habitantes. Como ya se ha dicho, ni siquiera se trataría de multiplicar los tests PCR cuando está señalado que dan cualquier cantidad de falsos positivos.
Se apresta así una campaña de vacunación que se quiso desde el principio, a reserva de que haya tratamientos que incluso pueden evitar con bastante facilidad que la gente vaya a aterrizar al hospital. Hay el riesgo de que algunas vacunas, justamente las más promovidas, sean un fraude: la precipitación en utilizarlas puede tener que ver igual con las cotizaciones de las respectivas empresas farmaceúticas en la Bolsa de Valores, de tal modo que luego de haberse disparado no caigan. Dicho de otra manera, sería un criterio financiero, y no de salud pública, el que estaría llevando a la precipitación.Como lo ha recordado en Francia el doctor Christian Perrone, no se han publicado estudios sobre la eficacia o peligrosidad de ciertas vacunas: lo que se ha tenido son los comunicados de prensa de las empresas fabricantes, que de paso contribuyen al alza de las cotizaciones bursátiles. En palabras de otro médico francés, el doctor Didier Raoult, las autoridades sanitarias no han recibido los datos y estudios detallados sobre las vacunas, sino la publicidad de las empresas farmaceúticas sobre sus productos. No se les ha exigido lo que se le pidió por ejemplo a los tratamientos probados y en cambio se han otorgado autorizaciones de venta "en emergencia".
Muy en particular en los casos de las vacunas de Pfizer y Moderna, se ha buscado negar que sean terapias génicas y que el producto hecho a base de ARN mensajero pueda alterar el ADN del paciente: en otras palabras, no habría manipulación genética (la vacuna ARN no penetraría en el núcleo de la célula y no podría integrarse con el ADN). Un doctor como Perrone sostiene que se está entrando en realidad en territorio desconocido: un ARN (ácido ribonucleico) extranjero al cuerpo sí tendría la posibilidad de "codificar" para el ADN (ácido desoxirribonucleico) e integrarse en los cromosomas, mediante un mecanismo de "transcriptasa inversa". Se puede si se quiere dejar la literatura especializada, aunque quepa añadir que la vacuna contendría una "proteína espiga", la syncityn-1, vital para la formación de la placenta en la mujer embarazada : el doctor Micheal Yeadon, ni más ni menos que antiguo director de Pfizer, considera que no es necesaria una vacuna para una epidemia que en muchos lugares está terminando y solicitó a la Agencia Europea del Medicamento, a principios de diciembre, que se detuvieran los estudios sobre la vacuna, y en particular sobre la de Pfizer/BioNTech.
Pfizer ya tiene cierta experiencia en estafas (en Nigeria, por ejemplo) y la vacuna con ARN mensajero ha formado parte, lo cual no deja de ser desagradable, del programa DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency, por sus siglas en inglés) para fines militares. Pfizer, más que Moderna (aunque tampoco está excluída), es una empresa farmaceútica que lleva décadas trabajando con contratos militares y ha recibido centenares de millones de dólares del Pentágono estadounidense para hacer investigación. En 2013, la DARPA le dió un contrato millonario a Pfizer para desarrollar trabajos con el ARN mensajero, y lo mismo hizo luego con Moderna. En suma, sería bueno saber al menos que se está experimentando con tecnología militar estadounidense. No es aquí el lugar para especular más allá de lo que son datos comprobados. El hecho es que debieran motivar a precaución. Digamos nada más que, si por algún motivo vacunas de ARN mensajero nunca probadas en seres humanos llegaran a crear problemas ("inesperados", supongamos), las corporaciones habrán hecho fraude, porque ya habrán conseguido sus ganancias (tanto por el curso de las acciones en Bolsa como por las compras millonarias de distintos gobiernos) sin garantizar resultados, y de hecho en muchos de los convenios firmados no los están garantizando. Puede que no pase a mayores, pero quienes han adquirido estas vacunas lo han hecho arriesgándose a un fraude. El motivo por el que no se puede dudar de estas vacunas, de manera razonable, es que sería mal tomado -como "rumor"- por el curso de las acciones en Bolsa.
Cabe señalar que el ramo farmaceútico se caracteriza en el capitalismo actual por ser uno de los que tienen las mayores tasas de ganancia. Se puede agregar que las campañas de vacunación deberían llegar a por lo menos 3 mil 500 millones de habitantes en el planeta. Aún así, medio mundo "explica" que con todo y vacuna deberán seguir las medidas "barrera": el uso de cubrebocas, la "sana distancia", etcétera. ¿No hubiera sido mejor mantenerse a sana distancia del fraude, por ejemplo con lo ocurrido con el antirretroviral Remdesivir? Parece que la fase actual del capitalismo no está realmente bien identificada.¿Otra probadita?
Con la llegada a la presidencia de Luis Arce Catacora en Bolivia podrían redefinirse algunas cosas en el proceso histórico de ese país. Como ya se había mencionado, Arce no era el candidato de las bases del Movimiento al Socialismo (MAS) y tuvo que equilibrarse el gobierno con la presencia del vicepresidente indígena David Choquehuanca. Andrónico Rodríguez, líder del MAS y ex dirigente del Trópico de Cochabamba, hoy senador y con formación universitaria, con apenas 32 años, considerado muy próximo al ex presidente Evo Morales, había denunciado la manera que estaban teniendo algunos de escalar en el gobierno progresista: haciendo valer influencias, es decir, su amistad o su cercanía con tal o cual que ocupara un puesto. Arce pareciera inclinarse más por el mérito y por abrir la posibilidad del relevo generacional, lo que no está para nada mal, así haya mayor moderación en el discurso que en tiempos de Morales.
Seguramente no es por el lado del pachamamismo de Choquehuanca que se puede arreglar el problema señalado por Rodríguez. El asunto no es saber si "las piedras tienen sexo" o si la papaliza es el Viagra andino. En realidad, pese a ciertas derivas indigenistas, el problema mencionado arriba ya había sido visto por una pieza clave del proceso boliviano, el hoy ex vicepresidente Alvaro García Linera. En un discurso en una universidad mexicana, en febrero pasado, García Linera había advertido contra algo que no es desconocido (dicho sea para bien y para mal) por los sectores populares: la tentación de ciertos luchadores sociales de utilizar la movilización como trampolín político para llegar a cargos burocráticos, perdiendo luego los vínculos con la comunidad. García Linera había señalado que, después de todo, “un buen ministro es tan importante como un buen dirigente, y un buen dirigente es tan importante como un buen comentarista de televisión". Lo importante es que, a diferencia de antes, el clientelismo y los cacicazgos no están naturalizados en la izquierda, porque llegaron a estarlo y siguen estándolo en algunos procesos latinoamericanos. En el caso de Bolivia, se ha promovido el acceso de gente de origen popular a cargos públicos, lo que diferencia al país de otros (el Ecuador, por ejemplo, donde es bastante diferente y no existe la misma tradición de lucha popular que entre los bolivianos). Sin embargo, todavía se puede buscar garantizar que se erradique de los sectores populares algo que no es de ellos, sino que es aprendido de los más poderosos: el influyentismo ya mencionado. García Linera fue claro en advertir que ocurre que "las victorias siempre dejan sembradas las semillas de nuevas derrotas". Contra lo que suelen creer personas como el columnista guarro de Página Siete, Carlos F. Toranzo Roca, no hay "codificación en el ADN" de ciertas conductas "nacionalistas-revolucionarias": no es que "si roba y hace" el funcionario deba ser exculpado de delitos en una sociedad permisiva con la corrupción. Tampoco se piensa satisfacer criterios por "cuotas": "tendríamos que tener 149 ministerios para satisfacer los pedidos", declaró hace poco Arce.
Si bien no es Bolivia que está a la cabeza en América Latina contra la corrupción, no deja de ser positivo que se vea cómo permea a los sectores populares y, como ocurre con alguna frecuencia, a los activistas, en un contexto de equilibrio delicado -asunto también trabajado por García Linera- entre sectores populares y clases medias. Seguramente sea igualmente sano que, salvo en algunos desbarres, el proceso boliviano conducido por el MAS no entre en la órbita del Grupo de Puebla ni de la Internacional Progresista, instrumentos de cooptación a favor de la hegemonía de la clase media. Plantea problema, pero tampoco ha sido "obvia" en el actual proceso de transformación boliviano. Dicho sea de paso, tampoco han existido enriquecimientos espectaculares, ni desde tiempos de Morales, y no queda claro hasta dónde puede seguirse hablando de lo "nacional-popular" cuando el cuadro de alianzas es otro (con el empresariado agropecuario de Santa Cruz, por ejemplo).
El problema del rumbo de Bolivia no es menor. Arce está apostando por un desarrollo en serio, a partir de la industrialización de algunas materias primas, como el litio, y de producciones como el polipropileno y el polietileno (con plantas químicas), además de la siderurgia y la producción de diesel ecológico. Nadie está jugando al país bananero y ni siquiera al dependiente de la exportación de minerales como el estaño. Bolivia ha estado creciendo más por méritos propios que por coyunturas externas favorables. Hecho atractivo, Arce comenzó a sentir simpatía por la izquierda a partir de una visita a su colegio secundario en 1979 por el líder socialista boliviano Marcelo Quiroga Santa Cruz. Es un muy buen antecedente. Así que a la segundita con los primos de Yamparáez (da click en el botón de reproducción).
El hecho de que el Colegio Electoral estadounidense haya nombrado a Joseph Biden presidente electo de Estados Unidos no implica que no hubo fraude. Por lo visto, en distintos asuntos, el capitalismo actual, que no es "el mercado" ("el mercado" no quiere decir nada) se va decantando justamente por lo fraudulento. Viene siendo así por lo menos desde los fraudes espectaculares con sistemas piramidales de Bernard Madoff en la recesión de 2008, hasta llegar al modo también fraudulento de manejar la epidemia del coronavirus. Los mismos medios de comunicación masiva que lo tapan todo suelen ser fraudulentos, con columnistas que, si se observa bien, no informan, no proporcionan datos, no sacan a la luz hechos: simplemente buscan machaconamente doblarle las manos (o más bien, la mente) al lector u oyente.
Biden ha seguido haciendo nombramientos con mujeres, negros y hasta homosexuales por aquí y por allá. Algunos periodistas, como Caitlin Johnstone de Consortium News, han hecho notar que, dadas las características de los nombramientos, Biden haría mejor en nombrar directamente a directores ejecutivos de las grandes corporaciones. El próximo secretario estadounidense de la Defensa será el negro Lloyd J. Austin III. Uno podría decirse: qué bien, un negro, "el primero en la Historia que blablablablabla....". Pues bien, Austin fue partidario de la guerra contra Siria, de no retirarse de Afganistán, de la invasión a Iraq, etcétera. Pero lo más importante es que Austin es parte del equipo de directores de la corporación Raytheon, una "clásica" del complejo militar industrial a la que por cierto el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva contrató para la vigilancia por radar de la Amazonía. Raytheon es un gigante productor de armas que gasta carretadas de dinero en hacer lobby ante el gobierno estadounidense. La corporación se ha hecho rica por ejemplo con crímenes de guerra en Yemen. Como lo ha señalado Johnstone, lo que está haciendo casi Biden es poner a Boeing como secretario de Estado, Amazon en la dirección de la Central de Inteligencia Americana (CIA), Google al frente de la Dirección Nacional de Inteligencia, Goldman Sachs en el Tesoro, y así. No es un secreto que varios de los nombrados por Biden, antiguos del mandatario Barack Obama y con frecuencia egresados de la Ivy League (Havard, Yale, Princeton, Columbia...), son gente muy cercana a Wall Street y a Silicon Valley. El propio presidente electo recibió grandes sumas de Google. El secretario de Estado, Anthony Blinken, es miembro de una familia de banqueros de fondos de inversión en Wall Street. Lo que busca Biden es congraciarse con los halcones Republicanos si dominan el Senado y tienen que ratificar los nombramientos. Es el regreso abierto del establishment y del statu quo, pero con fraude: haciendo creer que lo mismo pero de color negro, con faldas, etcétera "hace la diferencia". Es decir, que "la diferencia" hará que no sea "lo mismo". Desde tiempos del presidente William Clinton, pero más con el presidente Barack Obama, se ha logrado la reconciliación protofascista entre el gran capital y los alardes "libertarios" de la izquierda sesentaiochera.
No se puede hacer nada si Occidente escoge este camino, pero es de suponer que incluso la gente de Biden, al guiarse por el cálculo costo/beneficio, sabrá al menos no llegar demasiado lejos frente a potencias que, como la Federación Rusa, tienen ahora la superioridad militar ofensiva y defensiva. Contra lo que se cree, Trump se detuvo a tiempo. Está por verse si la gente de Biden sabrá hacerlo. A pegar de alaridos como si le estuvieran pisando a uno los cojones, en vez de hacer música, pues... (da click en el botón de reproducción para sentirte Born in the Usa). En serio, ¿Está cantando o está haciendo un megaberrinche este tipo?
El de aquí arriba es el mapa de los países del mundo que han oficializado el uso de la hidroxicloroquina (HCQ) para tratar la Covid 19, con la salvedad de que en Estados Unidos se trata de algunos estados y no de todos, porque el fármaco antipalúdico ha sido vetado por Washington. En Europa, el mapa muestra el uso del medicamento en Portugal, Italia y Grecia (este país estuvo durante meses prácticamente sin muertes por la Covid 19), países donde ha tenido buenos resultados en términos de reducción de la letalidad (muertos/contagiados). Lo que el mapa no muestra es cómo algunos países, en especial de América Latina y el Caribe, tienen la epidemia controlada: es el caso notorio del Ecuador, Perú, Venezuela, Bolivia o Haití, además de Cuba. Ecuador, Perú y Haití llevan cerca de tres meses con una curva de muertes por la Covid 19 totalmente aplanada (es prácticamente una recta muy baja y no una curva, y en el caso de Haití con cero muertes casi todo el tiempo). Otro país que ha logrado aplanar la curva es El Salvador, aunque a un nivel un poco más alto que otros países mencionados. Lo que repiten la Web y los medios de comunicación masiva, en el sentido de que la HCQ es "peligrosa y tóxica", es totalmente falso: el fármaco existe desde hace cerca de 80 años, ha estado por décadas en venta libre (hasta que algunos países tomaron disposiciones contrarias), lo debe haber tomado un tercio de la Humanidad sin problema, el año pasado se habían vendido por ejemplo en Francia unos 36 millones de dosis y está probado que lo pueden recibir mujeres embarazadas y ancianos. Desde hace rato existen los estudios con ensayos randomizados (91 % de efectividad de la HCQ) y controlados (se pueden ver los resultados de unos 164 estudios) que tanto pedía "La Ciencia": la HCQ es eficaz y segura contra la Covid 19 (hcqmeta.com), sobre todo en fase temprana, pero sin descartar fases intermedias de la evolución de la enfermedad. Resulta increíble que se ignore esta cura, dejando a miles de pacientes a la experimentación y la "buena de Dios".
Existen tres medicamentos antiguos que se han mostrado eficaces contra la Covid 19 en estudios controlados y contra placebo: la colchicina, la ivermectina y la fluvoxamina. El silencio es total, pero hay más. La vitamina D, considerada la "vitamina del siglo", ha aparecido en unos 40 estudios con resultados espectaculares contra la Covid 19. Tomada de manera preventiva, dicha vitamina puede reducir a la mitad el número de infecciones por el SARS-Cov-2, y disminuir la gravedad de la enfermedad en quienes la contraen. Así lo han probado por ejemplo estudios del especialista mundial estadounidense en la vitamina, Michael Holick (con unos 191 mil pacientes, lo que no es poco). La vitamina D puede en particular evitar la llamada "tormenta de citoquinas" en el sistema inmunológico con la Covid 19, y fue recomendada para este efecto por altas autoridades médicas francesas sólo para que la sugerencia cayera en el olvido y fuera ignorada por los medios de comunicación masiva. Un estudio español contra placebo demostró que no había decesos entre quienes tomaron vitamina D (estudio sobre 191 personas). 40 % de la población mundial carece de vitamina D y el porcentaje llega a mucho más en algunos países desarrollados (80 % en Francia). Decenas de estudios han demostrado igualmente la importancia del zinc para prevenir la infección por SARS-Cov-2. Se sabe desde hace 50 años que el zinc bloquea la reproducción viral y puede incluso bloquear la penetración del virus en la célula (el zinc interfiere la división del virus). Los pacientes hospitalizados y con carencia de zinc tendrían dos veces más posibilidades de morir. 50 % de los ancianos tiene carencia de zinc. Así las cosas, la vitamina D y el zinc hubieran podido contribuir en mucho a prevenir los contagios y hacer en todo caso la enfermedad menos grave (y no mortal), pero las nuevas generaciones de médicos creen que la única forma de prevención es una vacuna.
Se pudo así haber hecho mucho más que lo siguiente: mandar al infectado a su casa con paracetamol (negándole por ende una asistencia médica inmediata crucial) hasta que eventualmente fuera a parar en la intubación, que requiere tal manejo que muchos países carecen de especialistas (en México el 80 % de los intubados muere). Siguiendo al nefasto e idiota doctor estadounidense Anthony Fauci, "epidemiólogo de la Casa Blanca" y director del NIAID estadounidense (Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas), se puso el acento no sobre la prevención ni el cuidado urgente en caso de infección (en los primeros cinco días, aproximadamente), sino en los "cuidados" hospitalarios: los médicos fuera de hospital quedaron fuera de la "jugada" y sin herramientas para prevenir y tratar a la brevedad (lo que en varios países mandó a la gente al dióxido de cloro, que tampoco funciona mal en los primeros días de infección). En los países con utilización temprana de HCQ, lo que prohibió Fauci, hubo 71 % menos muertes que en los países que no la utilizaron. Es probable que, de no ser por el bloqueo de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), miles de vidas se hubieran podido salvar. Algunos "Libros Blancos", como el de la Dra. Simone Gold, sugieren que entre 70 mil y 100 mil vidas habrían podido ser salvadas en Estados Unidos. Se sabe que el doctor neoyorquino Zev Zelenko estuvo logrando 84 % menos hospitalizaciones con HCQ+azitromicina+zinc (por lo demás, también hay buenas experiencias con azitromicina sola + zinc). Algunos países que usaron HCQ tuvieron hasta 90 % menos muertos que Estados Unidos. Hay ni más ni menos ya que 155 estudios que demuestran la eficacia de la HCQ. El autor Pasha Kamyshev demostró que el "expertismo" terminó destruyendo el trabajo científico (The American Mind, Claremont Institute, "How expert worship is ruining science"). Dicho sea de paso, Fauci está mejor pagado que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien estuvo saboteando.
México se caracterizó desde el principio por plegarse por completo a la manera de Fauci y la FDA de tratar las cosas: no hubo prevención, no se orientó oficialmente hacia ningún tratamiento útil y probado, no se paró de repetir falsedades sobre la HCQ y se terminó en la promoción de vacunas dudosas. Muchos de quienes criticaron la política oficial tampoco parecen haber leído demasiado: multiplicar las pruebas no deja de ser un riesgo cuando arrojan falsos positivos a montones y tampoco se trataba, contra lo que sugirió el biólogo Tony Lazcano, de colocarse, peor en nombre de La Ciencia, a la sombra de quienes ven en este tipo de crisis sanitarias no la posibilidad de curar, sino de llenarse los bolsillos.
Las evidencias de fraude han seguido saliendo en Estados Unidos en medio del silencio sepulcral de los medios de comunicación masiva. La novedad es que el estado de Texas, que, hay que recordarlo, se opuso en tres ocasiones a la instalación de las máquinas de conteo de votos de Dominion, ha interpuesto una demanda ante la Justicia (Corte Suprema) para que no sean reconocidas las votaciones en los estados de Michigan, Georgia, Pennsylvania y Wisconsin. La demanda texana ha sido apoyada por otros 17 estados de la Unión Americana y por el gobierno del mandatario Donald Trump. Lo que argumenta Texas es que el uso intensivo de votos por correo volvió el proceso "propenso al fraude" aprovechando la epidemia del coronavirus. De manera más concreta aún en el plano jurídico, Texas ha acusado a los cuatro estados mencionados de haber modificado la ley electoral de manera inconstitucional (para permitir el voto por correo), lo que ya ha sido demostrado punto por punto por una jueza de la Mancomunidad en el estado de Pennsylvania. Por lo demás, y siempre en relación con el alegato de Texas, nunca había sucedido en la historia de Estados Unidos que cinco estados decidieran exactamente al mismo tiempo parar el conteo de votos (a las 3:30 de la madrugada) y mandar a casa a los representantes de casilla Republicanos, para luego seguir contando sin éstos (!).La Corte Suprema está autorizada a dirimir disputas entre estados, aunque lo hace en contadas ocasiones. Esta vez falló contra el recurso interpuesto por Texas.
Entretanto, cabe señalar que se ha ido recortando la posibilidad para el público de tener acceso a diferentes fuentes de información. Youtube, en particular, anunció que suspenderá los contenidos relacionados con el fraude. Twitter pone un cintillo indicando que cualquier información ligada con el tema está en tela de juicio y las grandes cadenas televisivas y de prensa no recogen las pruebas concretas expuestas por el equipo de Trump, como si no se tratara de hechos.
Trump recibió 12 millones de votos más que en las elecciones pasadas y cerca de 75 millones de votos, el mayor número de votos para un presidente en la historia de Estados Unidos (si se deja de lado el supuesto triunfo del candidato Demócrata), por lo que no deja de resultar extraño que sea ignorado por los medios de comunicación masiva. Barack Obama, el tan popular, recibió menos votos para su segundo mandato. Curiosamente, es la primera vez en la historia de Estados Unidos que un presidente que logra más votos que para su primer mandato sale derrotado. Rarezas como ésta hay muchas: es un hecho que el candidato Demócrata Joseph Biden no era especialmente popular en vísperas de las elecciones. Así las cosas, no es descabellado sugerir, como lo han hecho algunos analistas, que de llegar definitivamente Biden habrá sido gracias a un "golpe blando". En fin, que tratándose de Texas, da click en el botón de reproducción, sin olvidar que más del 40 % de los hispanos votó por Trump:
Al parecer, el "licenciado cardenista", doctor Jorge Alcocer, secretario mexicano de Salud, corrió, como ya lo había hecho antes con el ineficaz antirretroviral Remdesevir, detrás de lo que le parece bien al doctor Anthony Fauci, del NIAID (Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas, por sus siglas en inglés) estadounidense y "epidemiólogo de la Casa Blanca": las vacunas de Pfizer y Moderna, hechas sobre la base de manipulación genética (gene editing). Con Pfizer estuvo trabajando la empresa alemana BioNTech, que recibió todo el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates. Desde el principio se sabía que la crisis sanitaria dizque "exige una vacuna" y que Gates jugaría un papel de primer orden, puesto que también está detrás de la vacuna de Oxford/AstraZeneca. Se sabe menos, por ejemplo, que Fauci es capaz de pasar por encima de lo que sea con tal de hacer negocio: promovió en el pasado junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) una vacuna contra el dengue que no había pasado por las comprobaciones correctas y se llevó la vida de 600 niños que tuvieron "reacciones paradójicas".
Con las vacunas de Pfizer y Moderna, en realidad terapias génicas, no se tienen pruebas suficientes de su seguridad ni de que sean ajenas a ciertos riegos, en particular en materia de cáncer y de efectos sobre la fertilidad humana. Lo mismo vale para la vacuna de Oxford/AstraZeneca, que utiliza adenovirus de chimpancé: tampoco hay estudios de largo plazo que aseguren contra riesgos como los mencionados. El Centro ruso de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, que creó la vacuna Sputnik V, se manifestó recientemente extrañado por el hecho de que se estén utilizando en Occidente -aunque también se haría en China vía BioNTech- vacunas no seguras, que no han sido estudiadas por mucho tiempo (y asegurarse de la eficacia de una vacuna puede tomar años). En cambio, otras vacunas, entre ellas la rusa (Sputnik V), las de China y algunas más (Johnson & Johnson) se basan en adenovirus humano, algo probado durante décadas y que ha demostrado su seguridad en millones de seres humanos. En estos casos, no hay experimentación, a diferencia de las terapias génicas y la "vacuna del mono" de Oxford/Astra/Zeneca. La vacuna de Johnson & Johnson (Janssen) podría costar 10 dólares, unos 200 pesos mexicanos. Sin embargo, el "licenciado cardenista" ha preferido Pfizer para actuar a la brevedad, al igual que Fauci. La vacuna china de CansinoBio, más segura, tendrá menor distribución en México.
Dicho sea de paso, no se trata de un asunto "ideológico", contra lo que sostiene el científico mexicano llamado ahora simpáticamente Toño Lazcano (de una vez: ¿Tony Lazcano?). La ideología, que siempre se disfraza de evidencia, consiste en creerse que Fauci es el Gran Gurú de La Ciencia y que una marca transnacional es garantía de seguridad. Hasta ahora, lo que se ha logrado bastante bien es bloquear las curas existentes contra la Covid 19, no vender antivirales probados (favipiravir/Avifavir) pero repartir a diestra y siniestra un fármaco ineficaz (Remdesivir), para lanzarse dentro de poco a vacunas no ajenas a riesgos y bloqueando las más seguras (como la Sputnik V, dado que el Centro Gamaleya, creado en 1891, tiene una experiencia de décadas con éxito con una plataforma tecnológica basada en adenovirus que se encuentran en los adenoides humanos ).
Lo más exquisito está en decir que la vacunación, que se prevé masiva, no exentará de riesgos, por lo que, según la universidad pública por ejemplo, las medidas de contingencia tendrán que prolongarse por lo menos dos años más. Tal vez no quede claro que el asunto de la Covid 19 da para varios negocios más. Falta el Great Reset. Para que nadie pierda la fe en el progreso y la nueva normalidad...(date un click en el botón de reproducción).
Por lo general, quienes se autodenominan "demócratas liberales" dicen que no les gusta "la ideología": critican a quien "está ideologizado" y aspiran a ser "transparentes". La ideología es sospechosa y la asimilan a la propaganda. Es, sin duda, lo típico de los regímenes que llaman "totalitarios".
Pues bien, estos fervientes partidarios de la transparencia se acaban de ganar, en el equipo del Demócrata estadounidense Joseph Biden, a alguien como Richard Stengel, que no tiene el menor empacho en llamarse a sí mismo propagandista: "no estoy contra la propaganda, dice. Todo país la utiliza, y lo tiene que hacer con su propia población (!). No pienso que sea necesariamente horrible". Gracias. Uno podrá pensar entonces con toda libertad que Biden no habla de "los valores estadounidenses", sino que hace vulgar propaganda, como lo hacía el mandatario Barack Obama al decir que "su" país es "excepcional". De hecho, Stengel trabajó en el Departamento de Estado bajo Obama. Contribuyó a crear una entidad específica para "combatir la desinformación rusa", el Centro de Compromiso Global (Global Engagement Center). Stengel se ocupó con mucho cuidado de supervisar qué información podía llegarle al público y cuál no. El señor es un abierto partidario de la "guerra de la información" y hasta ha escrito un libro sobre el tema. Stengel ha llegado más lejos: considera que debiera revisarse la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que garantiza la libertad de expresión. Dicho sea de paso, Stengel es parte del Consejo Atlántico (Atlantic Council), muy vinculado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y que ha recibido fondos de empresas petroleras, productoras de armas, gigantes de la high tech y monarquías del Golfo Pérsico. Stengel, quien ha trabajado en censurar medios independientes, se la pasó en MSNBC alegando sobre una colusión entre el presidente Donald Trump y Rusia. Ahora podría entenderse que era desinformación y propaganda. Stengel podría encontrarse a la cabeza del equipo de la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (United States Agency for Global Media). Fue creada por la Central de Inteligencia Americana (CIA) para generar desinformación contra los soviéticos.
Hay cosas mejores: ¿para qué cambiar la Primera Enmienda? Para sancionar y censurar a quienes hacen "discursos de odio". Se puede adivinar que quien diga que los Demócratas estadounidenses son machuchones o camajanes puede ser censurado y privado de la posibilidad de hablar, por "incitar al odio" y a la "polarización". En fin, que con el complejo-militar industrial, las grandes corporaciones de Silicon Valley y las grandes empresas farmaceúticas se tendrá aún más derecho a lo que en gran medida ya se tiene: la menor discrepancia, ya ni se diga contradicción, con lo que además se reconoce como propaganda, resultará en el mejor de los casos una "realidad alternativa", del tipo de las que se viven en un viaje con hongos de María Sabina, y en el peor una muy censurable incitación a que cuelguen a Biden de un poste. Será desde la propaganda y la desinformación desvergonzadas que se decidirá qué es la realidad y quién está en ella, y qué son en cambio fake news y posverdades. Por si no se entiende, es desde la desinformación que se decretará que lo que no conviene...pues es desinformación.
¿Acaso no es bello? Si alguien ve a las 4:30 de la madrugada un camión de basura lleno de papeletas de voto para Biden en Detroit, debe recordar que no es la realidad la que nos afecta, sino el modo en que la interpretamos. Usted, por sus zonas erróneas, está viendo mal ese camión y las papeletas porque es partidario de Trump, con lo cual se está autolastimando, así que cambie su interpretación: felicítese de que son papeletas para Biden y muy obviamente dejará de reaccionar de manera negativa e incluso de incitar al odio contra Biden. Recuérdelo: Trump desunió a los estadounidenses y Biden quiere unirlos, y usted no querrá quedarse afuera ¿o sí?¿En serio preferiría ser un odiador y amargarse cuando la vida le sonríe? En fin, ¿cómo le hago para que usted permita el fraude si no es cambiándole el chip, es decir, señalándole que su interpretación es errónea y que si acaso le están viendo la cara es por su propio bien?
No es todo. El equipazo de Biden incluye también a gente como Neera Tanden, presidenta del Centro para el Progreso Estadounidense (Center for American Progress) y amiga personal de los chicos Clinton, Hillary y Bill. Tan amiga que se encargó entre otras cosas de quitar del camino a Bernard Sanders. Tanden fue también parte del equipo de Obama, como muchos de quienes integran ahora el equipo de Biden. El Centro mencionado está ligado a John Podesta,jefe de la campaña de Hillary Clinton en 2016 y miembro de la Comisión Trilateral, quien se está asegurando de que los medios de comunicación masiva y los políticos a la mano consideren, mediante la influencia de unas 100 personalidades, las denuncias del equipo de Trump sobre el fraude como "falsedades" (recuerde: quien considera normal desinformarlo le indicará dónde está la desinformación, ¿okay folks?), a lo sumo producto de la legalización de la mariguana en Colorado o de drogas más duras en Oregon. Para éso se creó el Proyecto para la Integridad de la Transición, con políticos, académicos y periodistas, para estar seguros de que Trump se vaya "haiga sido como haiga sido". Ya habrá ocasión de hablar sobre cómo Biden tiene en mente recetarle además a Estados Unidos los experimentos del doctor Anthony Fauci, "epidemiólogo de la Casa Blanca" al que Trump le dijo lo que es: un idiota. Como sea, ya se sabe que quienes se oponen a toda forma de propaganda son los primeros en tragarse y en inculcarnos la propaganda "excepcionalista" y uber Alles de Biden y su gente. Ya es tiempo de que des click en el botón de reproducción:
El subsecretario mexicano de Salud, Hugo López-Gatell, seguramente insista en "tomarse en serio" la epidemia de la Covid 19 sin prestarle ni la menor atención a un dato curioso: México ya va por encima de los 100 mil muertos por la enfermedad, mientras que Haití, un país pobrísimo y con una infraestructura de atención médica difícilmente en buen estado contabiliza 232 muertes. Desde principios de octubre, el país caribeño se la ha pasado simple y llanamente la mayor parte de los días con cero muertos, luego de que se pronosticara un "apocalipsis", incluso desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tal vez la explicación esté en que los haitianos no comen gansitos. También podría estar en que desde un principio se agotaron en Haití en las farmacias los lotes de Nivaquine (cloroquina a secas) y el gobierno decidió luego importar de Africa una hierba utilizada contra la malaria, la artemisia. Desde agosto pasado, un comité de expertos validó remedios herbarios en el país caribeño para luchar contra la Covid 19. Ya se sabe: digan lo que digan las cifras, no se puede autorizar nada que no sea la dexametasona, porque lo demás, incluyendo el dióxido de cloro, no funciona a partir de "medicina basada en evidencias". Desde el principio, lo único que se espera es que llegue la vacuna, así las cifras de mortalidad por la Covid 19 no justifiquen una campaña de vacunación masiva.
El "licenciado cardenista" Jorge Alcocer, secretario de Salud mexicano, se movió en algún momento -casi al mismo tiempo que el doctor Anthony Fauci, "epidemiólogo de la Casa Blanca" estadounidense-, en busca del Remdesivir, antirretroviral de la empresa californiana Gilead. La Unión Europea fue más lejos: a pesar que desde casi principios de año se sabía que el Remdesivir no servía para nada, la Comisión Europea le compró a Gilead 500 mil dosis para unos 36 países. En Francia, por ejemplo, fue la gran campaña de los médicos pagados (por Gilead, entre otras empresas) para desacreditar la hidroxicloroquina, al grado de proscribirla, y luego para distribuir Remdesivir a diestra y siniestra. Entetanto, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó de emergencia el fármaco (con el nombre de Veklury), basándose en estudios "con evidencias", puesto que no faltaron los ensayos clínicos randomizados (aleatorizados: a un paciente se le da el medicamento y a otro un placebo, etcétera). El gobierno estadounidense compró sus buenas dosis de Remdesivir y con tanto éxito, pese a las advertencias de algunos, Gilead se llevó en Bolsa en un trimestre unos 100 millones de dólares (la Comisión Europea compró Remdesivir por mil millones de dólares). Un número reciente de la revista Science confirmó lo que algunos doctores habían advertido: que el Remdesivir no sirve, lo que para colmo terminó reconociendo incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de noviembre. No se sabe de ningún escándalo: Gilead pudo como quiera hacer su negocio, puesto que en Europa y Estados Unidos le compraron el fármaco.
Ahora, el "licenciado cardenista", el doctor Alcocer, firmó con la empresa estadounidense Pfizer un convenio para adquirir 34.4 millones de vacunas contra la Covid 19. La vacuna ya fue aprobada en el Reino Unido (Pfizer-BioNTech), no en productores de recetas de hierbas como Madagascar.Una maravilla, la "luz al final del túnel" -según la OMS- omitiendo otra vez las advertencias: varias de las vacunas por las que se está corriendo no son en realidad tales, sino terapias génicas, todo un experimento riesgoso - que sólo se ha hecho con legumbres (para hacer productos genéticamente modificados)- al cual se va a exponer a una parte de la población, para el caso "conejillos de Indias". Son "vacunas" que dependen de la inoculación de un ARN mensajero ("instrucciones genéticas") fabricado en un laboratorio. Por lo demás, tanto en Estados Unidos como en la UE (la Comisión Europea cerró un convenio para comprarle a la estadounidense Moderna unos 160 millones de dosis), se firmaron acuerdos con los fabricantes de vacunas que, atención, los exentan de toda responsabilidad -correrá por cuenta del Estado- si aparecen efectos secundarios o complicaciones de cualquier índole. Cabe señalar que estas terapias génicas no han sido probadas nunca a gran escala (tampoco en animales) y los propios fabricantes dicen tranquilamente que no garantizan la erradicación del virus. No se han visto los estudios necesarios que validen este tipo de terapias, sino las cotizaciones en Bolsa de las empresas farmaceúticas productoras. Asimismo, no se han hecho estudios serios de serología que indiquen qué proporción de la población podría estar ya inmunizada contra el virus, ya que si la hubiera, e importante, restaría mercados a las vacunas. No está de más rematar señalando que mientras se corre al experimento genético, que tendrá suficientes lobbystas para negar que sea tal, se le ponen trabas a vacunas más tradicionales pero más seguras (no están hechas con material genético), como la china (Sinovac) y la rusa (Sputnik V), que la Comisión Europea no incluyó en sus compras.
Ocho de cada diez mexicanos están dispuestos a vacunarse con la Sputnik V, así que era sin duda el momento de experimentar con Pfizer, después de haber negado las curas existentes y probadas, al grado que se desconozca por ejemplo un estudio internacional revisado por pares que muestra un 84 % de reducción en las hospitalizaciones y muertes gracias al uso temprano de hidroxicloroquina+azitromicina+zinc. El tema ya se cerró para beneficiar un negocio de Gilead puramente especulativo. Ahora se sincronizará el miedo de la gente sobre "La Vacuna" para los siguientes negocios, sin importar demasiado que algunos se lleguen a ofrecer incluso como fraudulentos, así sea sin decirlo directamente. Y aún falta algo de lo más suculento: Oxford/AstraZeneca. Por cierto, en el New England Journal of Medicine receta directamente Bill Gates: miles de millones de dosis de vacunas, más financiación pública y privada (¿la primera para la segunda?), etcétera. La receta no puede ser más clara: "aumentar la financiación pública minimizará el riesgo para las compañías farmaceúticas". En nombre del bien público, para lo que está el Estado -así es desde la segunda posguerra- es para garantizar los negocios privados, así terminen en fraude. ¿También van a vacunar a todos los haitianos? Desde la isla de la Guadeloupe, "Kobay" (da click en el botón de reproducción).
No queda muy claro en qué creen muchos latinoamericanos, más de izquierda, al apresurarse a gritonear contra el mandatario estadounidense Donald Trump y dar por "presidente electo" al Demócrata Joseph Biden, a reserva de que finalmente lo sea. No es muy elegante que ahora la que se presume como la gran democracia del mundo, lista a "liderar de nuevo", se haya estado dedicando en estos días a amenazar de muerte no nada más a abogados del presidente como Jenna Ellis (le llenaron el celular de amenazas), sino también a testigos comunes y corrientes del fraude electoral en Estados Unidos. Si algunos están pensando en el "bonachón" de James Carter, presidente estadounidense en los '70, resulta que advirtió en una comisión bipartidista en 2009, junto al ex secretario de Estado James Baker, que permitir el voto por correo era hacerlo con un día de campo para el fraude. Tal vez hay quien crea que algo positivo puede haber desde el momento en que Bernard Sanders es Demócrata, pero le roban las elecciones en su propio partido sin que chiste. Puede que se crea que en Estados Unidos está "el imperio de la ley", olvidando que está en todo caso el reino del negocio a ultranza, así haya que pasar, justamente, por encima de la ley.
No hubiera estado mal que algo se difundiera de la audiencia del equipo de abogados de Trump en el estado de Arizona. Rudolph Giuliani sugirió que, aunque tiene gente honesta, el partido Demócrata no es el mismo desde la época de William Clinton. Está secuestrado por gente con una gran codicia por el dinero y el poder. Agreguemos que es de esperar que no sea justamente lo que fascina en un mundo no exento de arribistas, que por definición están entonces dispuestos a dejar de lado su propia integridad. Lo siguiente es algo muy claro de la audiencia de Giuliani, y viene de un gringo, no de Karl Marx: "es el gran negocio que se beneficia del sistema en la forma en que funciona en este momento. El deseo es hacer no que Estados Unidos sea primero, sino que se ponga donde sea mientras ellos puedan hacer beneficios. Podríamos ser terceros, podríamos ser quintos, podríamos no existir siempre que estén obteniendo ganancias. No tienen ningún sentido de lo importante que es este país para la sobrevivencia de este mundo como un lugar decente". Es de esperar que algunos no se estén creyendo que el ex mandatario Barack Obama es, como lo dijo equivocadamente el presidente ecuatoriano Rafael Correa, un "buen tipo". No lo es, sino que es parte de la codicia y basta con ver la forma escandalosa en que se ha enriquecido.
Podría seguirse durante un buen rato con las pruebas: en Pennsylvania, por ejemplo, se expidieron un millón 800 mil votos para que se sufragara por correo, pero se contaron 2 millones 500 mil votos por correo. Es el tipo de cosas que se están "certificando" en los estados con gente "de ley" que, siguiendo al analista Paul Craig Roberts, no está preparada para ser imparcial, sino entrenada para favorecer a las minorías, las mujeres y este tipo de asuntos. Es de la misma manera en que, siempre siguiendo a Craig Roberts, un gringo, se han sustituido los intereses de la gente que trabaja por los de "las identidades", la misma confusión que comparte más y más la izquierda latinoamericana, al unísono con quienes se autodenominan "demócratas liberales". Si se menciona Pennsylvania, es también porque ahí la jueza de la Mancomunidad, Patricia McCullough, hizo notar que en realidad se hizo de tal suerte que se aprobara un voto por correo contrario a la Constitución, la local al menos, pero de tal forma que deja mal parados a otros estados. Se invocó un Acta para que pudieran distribuirse masivamente votos por correo, pero de acuerdo con la ley de Pennsylvania sólo se puede "votar en ausencia" a petición expresa, individual, y explicando los motivos para no presentarse, mientras que ahora se enviaron en cambio boletas masivamente so pretexto de la emergencia del coronavirus. Hasta el mismo fiscal general de Estados Unidos, William Barr, evocó los riesgos de un gran fraude electoral y se alegó que nunca se había visto un uso de las papeletas como el que se propuso, no a partir de peticiones individuales desde una dirección específica, sino del envío a todo el mundo a partir de listas de votantes conocidas por lo demás por su imprecisión. Barr había advertido contra este absurdo desde principios de septiembre. Al parecer, este fiscal cercano a George Bush padre prefiere ahora no insistir demasiado.
Giuliani debe conocer bien su país. Con tal de hacer grandes negocios, se está cerca de pasar por encima de la ley que según muchos es sagrada en Estados Unidos. No tanto: parece que las "reglas" no escritas pudieran imponerse, y que se está castigando no jugar el "juego que todos jugamos" (games people play...), al menos como lo presentan los medios de comunicación y ciertas redes sociales que han borrado (Twitter lo ha hecho) denuncias clave. En adelante se puede pensar entonces que quienes corrieron a festejar a Biden y estuvieron practicando el linchamiento de Trump no lo hicieron por nada que tenga que ver con la ley, sino con la posibilidad de lucrar y hacerse de poder. Queda "High Sierra": Emmylou Harris, Linda Ronstadt y Dolly Parton (da click en el botón de reproducción).