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jueves, 15 de diciembre de 2022

MADRUGAR NO AYUDA

 Habrá que mostrar con detenimiento qué sucedió con el mandatario peruano Pedro Castillo, acusado de "golpe de Estado" a partir de una visión muy particular de la constitucionalidad, que entre otras cosas nunca obligó al Congreso peruano a legislar. Quien salió ganando de inmediato fue la bancada fujimorista: por si no se sabe, o no se ha repetido lo suficiente, casi no hay miembro de la familia Fujimori que no esté involucrado en asuntos de corrupción verdaderos y no fabricados, a diferencia de Castillo. Alberto Fujimori se afianzó en 1992 en el gobierno con un "autogolpe" que no sólo disolvió el Congreso, sino que desembocó en una nueva Constitución de la que se sirven muchos congresistas para no dejar gobernar a nadie, y mucho menos a quien, como Castillo, tiene orígenes populares y quiere mejores condiciones de vida para el pueblo peruano. Cualquiera sea la interpretación de lo que hizo Castillo, no dijo nada falso en su más reciente mensaje a la nación, pero el problema no está aquí.

     El equipo de Castillo se había preparado para otra cosa: un discurso a un Congreso del que se sabía, a grandes rasgos, que no iba a obtener los votos suficientes para declarar la vacancia presidencial, incluidos los de Perú Libre, de izquierda. En este sentido, no parecía venir mucho al caso que Castillo se "adelantara" a algo que no tenía muchas probabilidades de suceder. Castillo estaba listo para presentarse ante el Congreso. Puede ser que se haya precipitado bajo influencia de Betssy Chávez y Aníbal Torres, ambos ligados a Peru Libre.

     Lo que no queda claro es qué pudo suceder para que hubiera un giro aparente. El problema está en la posibilidad de que el presidente peruano haya sido coaccionado: por el ministro del Interior, Willy Huerta, por alguna gente de ultraizquierda (¿qué papel jugaron en efecto Chávez y Torres?) y encima, drogado o algo parecido para lanzar un mensaje que nadie sabe bien a bien quién preparó.¿Los dictadores salen ante las cámaras temblando, como Castillo? ¿Por qué Castillo no recordaba haber dado el mensaje a la nación?¿Por qué Castillo ya detenido se negó a pasar pruebas toxicológicas?¿Qué sucedió exactamente en la mañana del 7 de diciembre, día del supuesto golpe?¿Por qué su consejero y abogado Aníbal Torres tuvo que pasar a la clandestinidad y declaró que se trata de un mensaje parlamentario para que nadie de pueblo se atreva a querer gobernar en el Perú? Pero, lo que es más: teniendo prácticamente la seguridad de que el Congreso no lo iba a "vacar", ¿por qué Castillo hizo algo tan torpe como colocarse en situación de que lo "vacaran"? Ni el dirigente de Peru Libre, Vladimir Cerrón, tiene claro qué sucedió, salvo que se haya temido erróneamente un cambio de voto del Bloque Magisterial. Dicho sea de paso, la inmunidad presidencial de Castillo no fue respetada por la policía que prácticamente lo secuestró.

     Lo que es un hecho es que no cabe comparación entre Castillo y Fujimori, si se atiende al significado de las cosas y se deja de lado el "striptís" moral para "mostrarnos los atributos constitucionales". Si a Fujimori se lo dejó hacer, a Castillo se le hizo la guerra desde antes de que venciera, se le quiso atribuir "fraude" en la victoria (desde el fujimorismo de Keiko Fujimori), se le intentaron dos vacancias -era la tercera intentona, con extrañezas sobre el modo de interpretar la denegación de confianza- y se le negó el gobierno desde las instancias legislativa y judicial, buscando fabricarle cualquier cosa -sin que gente como la empresaria Karelim López pudiera probar nada-y obstruyéndole 70 iniciativas, algo sin precedente en la historia del Perú. ¿Quién ha garantizado que las instancias parlamentaria -hoy poco representativa- y Judicial peruanas no sean corruptas? De lo que se acusa ahora a Castillo no está tipificado como delito.

     Es una auténtica pena que el progresista Grupo de Puebla se haya callado y no haya abierto la boca sobre los recurrentes intentos de "criminalización" contra Castillo, pero que además haya aceptado sin más a Dina Boluarte, que se apresuró a consultar con la embajada estadounidense- sin que se haya aclarado lo sucedido. ¿El Grupo de Puebla no quiso darse cuenta de lo que se le fabricaba a Castillo? Música peruana, mientras tanto (da click en el botón de reproducción).



LO QUE HAY QUE TENER (THE RIGHT STUFF)

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