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lunes, 5 de diciembre de 2022

MÁS DESLACTOSADO, MÁS DESCAFEINADO

 Más de un gobernante actual en el mundo, por no hablar de sus allegados, no lee. No se trata de que se pongan a las novelas de Proust o de Flaubert, sino de que conozcan los dossiers de los asuntos de los que se ocupan, pero no debe ser sencillo cuando se tiene que estar a cada rato en actos protocolarios, viajes y puestas en escena para los medios de comunicación masiva y/o las redes. Lo que sucede es que se contrata a quien haga tal o cual discurso, al que se encargue del "manejo de imagen" y a los asesores que hagan los papeles de "expertís", como se le llega a llamar al asunto. Queda por saber de dónde abrevan los asesores, máxime si las consultas se convierten en otro negocio que se vende. Tal vez no quede claro, pero no siempre hay alguien al timón del barco. No se hunde por los remeros. Entretanto, más de un gobernante, a lo mejor algo consciente de que no conoce mucho del tema que trata, considera entonces necesario envolverlo en demagogia y algo así como un "striptís" de moralina. No queda claro si hay alguien que crea que el presidente estadounidense Joseph Biden lleva el barco, y es preferible que no sea el caso. Puede no ser muy querido en algunos lugares, pero el mandatario ruso Vladimir Putin ya ha expresado sus dificultades para hablar con gente en Occidente que no distingue entre Austria y Australia.

     Es así que se termina por responder no a los problemas nacionales, sino a los organismos internacionales y a medios de comunicación masiva trasnacionalizados, que tienen su "agenda", una curiosa manera de hablar como si se estuviera entre hombres de negocios. Entre tanta "agenda", viaje y protocolo, los problemas mencionados tal vez pueden esperar (más si son "ancestrales"). Es así que, a través del Grupo de Puebla, el progresismo latinoamericano acaba de dar otro giro más a lo que debe ser el "extremo centro" o algo así. La actualización consiste en promover a diestra y siniestra el feminismo como asunto que el ex primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero considera clave,  en buscar la libre movilidad de las personas, tal vez para que puedan entrar a sus anchas en Estados Unidos, en impulsar la transición ecológica, léase las energías renovables ("alternativas") y la lucha contra el cambio climático, e incluir a "nuevos actores sociales". (la referencia al movimiento LGBTTTIQ+ es explícita), sin dejar de lado la desregulación de las drogas. Pasemos sobre la largueza en prometer, por ejemplo una moneda única latinoamericana. En general, no es muy diferente de las creencias de los Demócratas estadounidenses, así se "corte el cupón" de luchas pasadas de vez en cuando: un saludito a Palestina, otro a las Madres de Plaza de Mayo.

     No hay ninguna resonancia para quien se atreva a contradecir. Todos a una contra Nicaragua, por ejemplo, pero silencio cuando el presidente nicaraguense Daniel Ortega pregunta quién eligió al Papa Francisco. Ni la menor mención de lo que ocurre en Haití, hasta que no haya renta o ganancia a la vista, pero tampoco sobre Jamaica o Puerto Rico, que a su modo se caen a pedazos. En realidad, se ha perdido de vista qué sociedad se quiere a futuro. Lo único que se propone es la "inclusión" de los "excluídos" en el estado de cosas actual, salvo para hacer cambios al ritmo de la Agenda 2030 de Naciones Unidas o el Foro Económico Mundial. Esta gente que no está informada, ni parece pretender mayormente estarlo, no ha perdido lo que se aprendió en la segunda posguerra: digamos que, con la "sincronización del ritmo", la necesidad de estar siempre muy "in", nunca "out" -hay que tener éxito y no ser fracasados-, y el gran "sentido de oportunidad". Lo que está haciendo el progresismo es husmear las "ocasiones" para ver qué ventaja puede lograrse en el "margen de maniobra": en vez de aprovecharlo para resolver los problemas desde abajo, "hacer montón" y ruido para llegar a la fiesta. Que luego no se diga que el latino no es aprovechado, aunque haya excepciones, y más de lo que creen quienes están colgados de "lo que hay que tener" para ser un "actor" en el "nuevo escenario". Cuando no es lenguaje de negocios, es de espectáculo. Vaya con las puestas en escena. No son tiempos de harapos (da click en el botón de reproducción)





FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...