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jueves, 22 de diciembre de 2022

¿QUIÉN ES MÁS GRANDILOCUENTE?

 Argentina tiene cierto don...

      Argentino, el Papa Francisco declaró hace poco que la guerra en Ucrania es "una derrota para la Humanidad", sin que quede claro por qué. La idea de una Humanidad compartida desapareció en los años '80 y '90, con la creencia en la superioridad de un país sobre los demás. Más que de una derrota para la Humanidad, hasta ahora parece tratarse de una derrota para Ucrania y de un conflicto limitado, de los poquísimos que quedan en el mundo.

     Pero el don, compartido por otros latinoamericanos, parece ser el de la grandilocuencia. Más de un presidente y ex presidente "progresista" festejó el triunfo de Argentina en la reciente Copa Mundial futbolera de Catar. Lo hizo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (¿está realmente en sus funciones?) en un arranque verbal sobre el "compromiso social" de Diego Armando Maradona. Rafael Correa, ex mandatario del Ecuador con ciertas dificultades ocasionales para salir del "club de amigos", encontró el "lado humano" del astro argentino Lionel Messi. Todo lo anterior, sin importar mucho la forma en que Argentina llegó a la final de la Copa (quede para los "especialistas" el entender algunos penaltis o la manera argentina, muy poco deportiva, de humillar a los holandeses). Después de todo, se vale la maña: que lo diga si no la mano de Maradona.

      El lado humano de Messi consistiría en haberse mostrado contrario a la desigualdad social. Hay distintas formas de entender el asunto: se puede querer "hacer más ricos a los pobres", pero también "más pobres a los ricos" si la riqueza es insultante y debiera ser distribuida de otro modo que con promesas de inclusión. Y es que en el mundo actual es raro que indigne la riqueza extrema, o que parezca incluso inhumana. Es simpática esa costumbre de hablar del "lado humano" de tal o cual; es de suponer que hay otro lado "inhumano". Y es que con Messi lo hay.

      Vamos, lo anterior viene a cuento porque Lionel Messi gana 10,5 millones de dólares al mes y un salario semanal de 2,4 millones de dólares. ¿En qué parte alguien explotado, como lo es Messi, gana 14 mil dólares la hora? Esto es lo que está dispuesto a pagar un sistema como el capitalista no por amor al deporte, sino para servirse de éste para enajenar o alienar a la gente.

     Cuando el equipo argentino volvió desde Catar a su país, fue recibido por una cifra difícil de calcular de argentinos: cientos de miles, por lo bajo. Es el tipo de movilización que no puede ocurrir por una condena injusta contra la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, por apoyo al presidente Alberto Fernández (de popularidad por los suelos) o para protestar por las condiciones del Fondo Monetario Internacional. Se puede decir de otro modo, sin descartar los coches de lujo, las residencias de la misma índole desde España hasta Miami, en Estados Unidos, el jet privado y negocios adicionales que redondean el sueldo (porque no se trata de ganancias): las masas argentinas únicamente se vuelcan en grande a la calle para compartir un sueño de grandeza e idolatrar a quien gana 14 mil dólares la hora. No es muy entendible que la izquierda comulgue, salvo que crea que, por ser de masas y en algunos aspectos popular, la enajenación es también algo loable. Si el presidente colombiano Gustavo Petro no tuviera mayores resultados, tal vez las masas de Colombia puedan volcarse a las calles en actos multitudinarios para festejar a Shakira. No faltará quien salga con una perorata sobre la universalidad de la Patria Grande, cuando no es más que cierta universalidad de la enajenación capitalista.

     Que alguien le muestre al otro rock star - Francisco- la nueva bandera de Ucrania, al menos a juzgar por el representante de este país ante Naciones Unidas:




EL BALBOA QUIERE DÓLAR

 No queda claro por qué algunos se lanzan a anunciar triunfos imposibles: como era de prever, la candidata popular Maribel Gordón obtuvo en ...