La idea de que buena parte de América Latina está en proceso de "puertorriqueñización" no es algo en el aire. Puerto Rico no tiene presidente ni rey, sino gobernador, y depende en última instancia del Congreso de Estados Unidos.
La actual situación de inseguridad en el Ecuador poco tiene que ver con el ex presidente Rafael Correa. El aparato de seguridad local comenzó a ser desmantelado a partir de la salida de Correa y la llegada de Lenín Moreno. No fue lo único que hizo Moreno, sino que fue trasladando el "control" de la seguridad del país sudamericano a Estados Unidos. Esto quiere decir que no se trata de erradicar ciertos males, sino de "controlarlos". El actual mandatario ecuatoriano, Daniel Noboa, que estará en el cargo poco tiempo (hasta 2025), tal vez busque vender la idea de que logró "el control". Necesitaba algo para reforzarlo, y a lo mejor le dieron la oportunidad.
En concreto, de acuerdo con el portal Rebelión, Lenín Moreno le entregó la seguridad ecuatoriana en buena medida a la DEA (Agencia de Control de Drogas) estadounidense y otras "oficinas" de Estados Unidos. Para ello, y aquí cuenta la "puertorriqueñización", Moreno se reunió en agosto de 2021, en "la embajada", con Luis Almagro, líder de la Organización de Estados Americanos (OEA) pero, más aún, con Marco Rubio y Bob Menéndez, congresistas estadounidenses, uno Republicano y el otro Demócrata. Este segundo, Menéndez, hizo reiteradas visitas al Ecuador para supervisar los acuerdos alcanzados con Moreno. Al mismo tiempo que se debilitaba a la seguridad ecuatoriana, se fortaleció la presencia de la DEA y la CIA (Central de Inteligencia Americana) en el Ecuador, lo que no impidió que se disparara la violencia. El punto es que, según Rebelión, la DEA infiltró al crimen organizado local de tal modo que aquélla pudo haber estado en parte detrás de algunos hechos recientes para justificar las medidas de Noboa. De manera extraña, pese a que es una información fácilmente localizable en la WEB (y que dió a conocer la cuenta de Twitter de Correa), la jefe del Comando Sur estadounidense, Laura Richardson, corrió a apersonarse con Noboa para acordar un plan de seguridad de cinco años con el Ecuador, con una Hoja de Ruta de Asistencia de Seguridad. Luego de la entrega más o menos encubierta de las islas ecuatorianas Galápagos a militares estadounidenses, se acordó vigilancia conjunta desde el archipiélago y Key West, en Florida. Richardson se entrevistó con los encargados de la policía y las fuerzas armadas del Ecuador, en particular para invertir con el ejército local.
Richardson no ha parado de acercarse a países sudamericanos, en particular, además de Ecuador, Colombia, Perú y Paraguay, para prometer hacerlo luego en Uruguay. Noboa quedó así apuntalado como sus predecesores, Moreno y Guillermo Lasso, que salió impune: en Estados Unidos.
Una hipótesis que no es de descartar es que se dé un "perfil bajo" al crimen organizado para legitimar a Noboa y se prosiga culpando de lo que se pueda a Correa, a través del aparato Judicial. Quien se ha encargado de ello es la Fiscal General Diana Salazar, que tiene vínculos con el Fiscal General estadounidense Merrick Garland, la Fiscal General Adjunta, Nicole Argentieri y, lo que es más, con el director del FBI (Oficina General de Investigación), Christopher Wray. La idea es deslegitimar sistemáticamente a la oposición criminalizándola. Lo grave es que ésta, la Revolución Ciudadana, es, a diferencia de quienes llevaron a Noboa al gobierno, la única fuerza realmente nacional. De proseguir el actual estado de cosas y ser bloqueada dicha fuerza, lo que le espera al Estado fallido ecuatoriano es el "caos controlado", salvo que dicha organización se orille al "extremo centro" (da click en el botón de reproducción).
.