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viernes, 23 de febrero de 2024

Y ALLÁ VAMOS

 La candidata oficialista mexicana a la presidencia, Claudia Sheinbaum, ha obtenido una prueba más de su honestidad, al ser la Ciudad de México en 2022 la única entidad que no fue requerida de aclaraciones por parte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), según lo mostró aquélla con datos en su canal de Youtube. Alguien puede ser coach o gestor de buena fe y honrado. Sin embargo, Sheinbaum no tiene ni experiencia ni inteligencia comparables a las del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, entendiendo por inteligencia lo que se conoce coloquialmente como el "colmillo" que tanto disgusta a la oposición. En este sentido, se prolonga lo existente desde hace décadas: la ausencia de estadistas.

      En un mal ejercicio, Sheinbaum hizo un programa en Youtube con dos "ideólogos", si cabe llamarlos así, del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa): Rafael Barajas, conocido como "El Fisgón", y el periodista Pedro Miguel. Dijeron dos cosas sorprendentes. La primera, que MoReNa tiene proyecto de nación y la oposición no. Puede ser, pero nación, en gran medida, se tiene desde hace tiempo, y proyectos van y proyectos vienen. No se trata de "tener proyecto", sino de la nación existente y que, como tal, está descomponiéndose. Costó cerca de un siglo forjarla y se consolidó un tiempo, incluso económicamente, a raíz de la Revolución Mexicana. Empezó en parte, en algunos aspectos, a desdibujarse en la segunda posguerra, pero sobre todo a partir de los años '80. Sheinbaum no tiene en mente ninguna recuperación de la nación, porque no creció con lo que quedaba de ella, a diferencia de López Obrador. No tiene entonces nación, patria: tiene "proyecto de". Para dar cuenta de lo dicho, antes se daba por hecho que había nación y que había que desarrollarla -así existieran límites-, para lo cual se hacían planes sexenales. En fin, que los "ideólogos" de MoReNa no tienen nación, sino "proyecto de nación". Los de la oposición llevan en cambio rato confundiendo la nación con el PRI (Partido Revolucionario Institucional), que ni siquiera existía cuando nació el primer sexenio, ni el primer plan sexenal (1934).

      Como segundo asunto, Pedro Miguel afirmó que la oposición hace campaña al estilo anticomunista "de hace 100 años" cuando "ya no hay comunismo" (risotadas, como si se hubiera dicho algo muy obvio). El truco no es análisis y nunca ha existido comunismo. La ambiguedad está en tirar la piedra y decir "sobre todo no nos vayan a confundir", siendo que Pedro Miguel no tuvo inconveniente en publicar en el portal cubano Cubadebate. Ya se entendió que se trata de irse más al centro, y no está de más hacer notar lo siguiente: Sheinbaum habla menos del "pueblo" que López Obrador y más de "los pobres": altruismo, filantropía, asistencialismo o cosas por el estilo las puede hacer un empresario, por más que Sheinbaum hable de "derechos" (están consagrados en la Constitución desde 1917, por lo demás). Puede cumplir con algunas cosas, pero no tiene "concepción". Es por lo mismo que se rodea más o menos de lo que sea: ha sido activista, pero no es lo mismo que un "luchador social". Sheinbaum está puesta donde está para, según datos de Viridiana Ríos, atraer entre otras cosas a un 47 % de votantes DE DERECHA y a parte de las "clases medias" que cambiaron de bando en 2021 Por más que le haya armado un pleito al "geoanalista" Alfredo Jalife Rahme, no exento de petulancia, que ataca sin muchos miramientos, la coordinadora de voceros de Sheinbaum, Tatiana Clouthier, ya entendió hace dónde hay que empujar: energías renovables, cambio climático  y mujeres, en particular, según una declaración reciente reproducida entre otros lugares en Milenio. En ningún momento ha dicho Sheinbaum que la oposición es "antipatria" por ir a ofrecerse como lo hizo a Estados Unidos. "Patria" no quiere decir nada para Sheinbaum, y América Latina es a lo sumo una peña folclórica. Ni siquiera se propone una alternativa, palabra que nadie usa, sino que Sheinbaum ofrece vagamente "desarrollo" y "bienestar" sin que le parezca contradictorio con el nearshoring, que tal vez sea lo que Clouthier entiende por "política industrial más humana". Se está entendiendo por "más humano" lo que son las prioridades del gran capital transnacional, del Foro Económico Mundial y de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, pero no se entienden como prioridades el acceso al trabajo, la educación (destrozada en parte con la Nueva Escuela Mexicana, un dictado externo), la salud y la vivienda como lo estipula la Constitución. Hasta ahora, Sheinbaum, más allá de repetir a López Obrador, tal vez no comprenda lo que implica tener un aparato de Justicia totalmente inoperante, aunque la Ciudad de México ciertamente ha marcado algunas diferencias, no menores, por honestidad. Hay que decirlo de otra manera: López Obrador se retira, dice, "porque es partidario de la no reelección", pero no se le está preguntando por lo que decida según su opinión, sino que tiene que obedecer a la Constitución. Tampoco es que "la clase media" va a "darle derechos" a la gente, sino que es obediencia a la Constitución. Si López Obrador tiende al trato de iguales con la gente de abajo, Sheinbaum, casada con un hombre de familia acomodada de Sinaloa y financiero, dispuesta a aparecer en Coquette y a anunciarse con Martha Debayle, tiende con los de abajo a verlos entre por encima del hombro y como niños.

       El problema está en saber si alcanzará para todo. Retomando al infravalorado historiador Enrique Semo (Ideas para continuar la 4T), que recuerda el problema de "transformar culturalmente a los transformadores", habría que ver si se puede salir de la "modernización pasiva" de sexenios anteriores para darle a la gente de abajo mayor protagonismo: derechos, sí, pero también obligaciones. Un camino es el de garantizar salud, alimentación, trabajo, educación y vivienda DE CALIDAD para todos, y otro el de las energías renovables, la adaptación al cambio climático, el nearshoring y las mujeres, "agenda" Demócrata estadounidense, y mientras Estados Unidos juega a dos bandos. Cuenta con la adhesión de "duros" de MoReNa que no son sino, como los "demócratas liberales", libertarios, que juegan a la libertad sin ley. Así pues, seguimos "en proyecto" mientras otros operan en concreto; en la esperanza, mientras otros están aquí y ahora. Hablando, así, de cosas que no se pueden ver, como "proyectos de nación" o "comunismo" (risotadas). (da click en el botón de reproducción).



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 A reserva de lo que dé a conocer Ricardo Raphael, muy buen conocedor del caso, Isabel Miranda de Wallace es una mujer de antología que llev...