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martes, 13 de febrero de 2024

VIEJO BARRIO QUE TE VAS...

 Lejos de "la Suiza de América", el gobierno uruguayo de derecha se ha visto envuelto en uno que otro escándalo criminal, de tráfico de droga, para ser más precisos.

      No es algo que importe demasiado a la jefe del Comando Sur estadounidense, Laura Richardson, que estuvo de visita reciente en el Uruguay. Hay cosas que funcionan, como la de golpear por la derecha, sin que importe que sea delincuencial, para orillar a la izquierda a recorrerse al "extremo centro". La dizque izquierda, después de haber renegado de su propia historia, considerando que "no era su historia", según llegó a declararlo alguna vez un diplomático panameño, ahora tampoco tiene sentido de patria. Es así que Richardson se entrevistó con la intendente de Montevideo,  capital uruguaya, Carolina Cosse, precandidata del Frente Amplio (se supone que de izquierda). Cosse decidió compartir con Richardson un programa que incluye a Bloomberg y las universidades de Harvard y Johns Hopkins. Para variar, Cosse es afín al Movimiento de Participación Popular, que dentro del Frente Amplio  representa a los ex guerrilleros Tupamaros, de los que formó parte el presidente José Mujica.Este tipo de cosas no debiera extrañar: gobiernos progresistas como el de Gustavo Petro, pese a ser golpeados sistemáticamente, no dudan en irse a arrojar en brazos de Estados Unidos y de la señora Richardson. Asidua de Colombia, es la segunda vez que se apersona en el Uruguay. La "izquierda" no tiene modo de defenderse porque, además, ha optado por el lema de la primera ministra Margaret Thatcher: "there is no alternative" (no hay alternativa). Alguien debió poner atención a lo que declaró, palabras más, palabras menos, la candidata oficialista Claudia Sheinbaum sobre la relación entre México y Estados Unidos: "es un matrimonio que no puede divorciarse". La "izquierda" participa activamente en el sabotaje de cualquier alternativa o incluso "variante", como el presidente salvadoreño Nayib Bukele o el Republicano estadounidense Donald J. Trump.

      Mujica, muy conocido en el exterior (fue traído a México por el oficialismo y agasajado por el canciller Marcelo Ebrard), alguien que no ha dudado en entrevistarse con el magnate húngaro-estadounidense George Soros (el de muchas "revoluciones de color") no dijo nada de la visita de Richardson, al menos nada recogido visiblemente en la Web.  Yamandú Orsí, precandidato "pollo" favorito de Mujica,  intendente de Canelones, la segunda ciudad más populosa del Uruguay, ya fue de visita a Estados Unidos (Orsí es líder en las encuestas del Frente Amplio y es también parte del movimiento de ex tupamaros). Para regocijo de un portal no muy amable con la izquierda como Infobae, Orsí se entrevistó con Diálogo Interamericano y dijo querer atraer más inversión estadounidense al Uruguay. En su momento, Mujica ya había corrido a entregarse al presidente estadounidense Barack Obama. Estados Unidos juega tranquilamente a dos tableros con los Demócratas.

     Según lo explicara hace poco el portal de Rebelión, el Uruguay del actual presidente Luis Lacalle Pou las acumula: exceso de mortalidad por vacunación COVID (considerando la fecha de inicio del registro de sobremortalidad anual), un campo con problema serio de agrotóxicos, fragilidad en el suministro de agua potable,  aumento del consumo de droga, de los homicidios, mayor presencia de transnacionales y CESIÓN DE LA ENSEÑANZA (como la que tiene en mente en la universidad pública mexicana el Instituto de Estudios para la Transición Democrática, que entiende por "democracia" el "consensuar" las imposiciones), aumento de obesidad por comida chatarra, deterioro de los servicios municipales y las conductas cívicas, etcétera. Lo de la COVID debería llamar la atención por la manera en que el subsecretario mexicano de Salud, Hugo López-Gatell, de la generación de Sheinbaum, se entregó a las versiones estadounidenses predominantes sobre la crisis sanitaria; por su parte, el ex rector Juan Ramón de la Fuente, que hace las veces de "chapulín" y está ligado al Instituto Aspen, ha sido el encargado del programa de nación (?) de Sheinbaum. La vicepresidente de Colombia, Francia Márquez (la del "vivir sabroso") no ha tenido empacho en ser patrocinada por Soros. En suma, todo un espectro político, de derecha a izquierda, se ha colocado de una u otra manera bajo tutela estadounidense. Es así que Richardson busca recuperar posiciones en Sudamérica: Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Uruguay, sin contar con la manera de Javier Milei, presidente argentino, de haber corrido a Washington, capital estadounidense, apenas electo. A este ritmo, lo más uruguayo que hay, por lo pronto, es lo que sigue, más considerando que Richardson alabó en el Uruguay "las playas más bonitas de la región"(da click en el botón de reproducción):



TIEMPO DE....¿SEÑORAS?

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