Mi lista de blogs

viernes, 7 de marzo de 2025

YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Constituciones, la estadounidense incluida. El "pueblo bueno" es algo propio del populismo y su herencia desvirtuada en demagogia, ya que del mismo "pueblo" puede salir cualquier cosa, desde una persona honesta hasta el peor de los sicarios. Lo propio del populismo y de la demagogia de izquierda, que llega a incluir a comunistas, es hablar de un "nosotros" que es el del "pueblo" y quienes lo quieren, con frecuencia en las capas medias, aunque no todas. Marx detestaba esta vaguedad de "pueblo"", que da a entender algo así como "los de abajo", los necesitados, por oposición al "ellos", los "ricos", los que "lo tienen todo", "los de arriba"", o "los que roban", como si en el "pueblo" no se robara. No se trata de los trabajadores, porque de ellos ya casi nadie se ocupa, ni de los obreros -menos-, ni de quienes trabajan en el campo. De alguna manera, el nosotros es el "nosotros los pobres", con cierta tendencia a identificar "pueblo" con "pobreza" o "precariedad". Es tan vago que puede recordar al jefe de Televisa en México, el viejo Emilio Azcárraga, refiriéndose a "los jodidos". Algunas dicen "los que no tienen" (sin decir qué) contra "los que tienen”, según alguna moda anglosajona (have, have not). Un mar de creencias de un centímetro de profundidad. El "ellos"" se identifica a veces con "la oligarquía", como acaba de hacerlo en México el líder francés Jean-Luc Mélenchon.

        Es raro que gente "de pueblo" acceda a cargos de dirección de asuntos "populares". Suele tratarse más bien de sectores de clases medias, de cierta apariencia radical, o libertarios, que encabezan "la causa del pueblo". En México, por ejemplo, raramente hay gente "de pueblo" -venida de abajo- en cargos de dirección o en el gabinete, aunque hay excepciones, en la autodenominada Cuarta Transformación o su "segundo piso". En América Latina, el "pueblo" es frecuentemente llevado de la mano por un extraño "nosotros", ya que se supone que éste es la suma de quienes se oponen a "ellos", los "ricos", la "oligarquía", o la "élite". En esta suma, sin embargo, suele haber en el pasado gente para la cual lo normal son las costumbres oligárquicas, incluso a la izquierda: en nombre del "pueblo", de "nosotros", se vive como rey, con estilo de hacienda, "casa poblada", dependientes, etcétera. Habría que ver el tipo de vida que se dieron muchos intelectuales latinoamericanos de la "cosa nuestra", Nuestra América: vida de oligarcas, en más de un aspecto, aunque hablaran a nombre de "nuestros pueblos". Se corrompieron esos intelectuales, en grande, desde los años '70, en México en particular con el lópezportillismo. "Nuestro pueblo" no mejoró: en realidad, pese al "nosotros", el "pueblo" siempre fue visto como algo extraño, ajeno, folclórico, de miseria, es decir, no como parte de la buena vida oligárquica de las direcciones de izquierda, sino como un "ellos", con una distancia insalvable. Y ello pese al discurso de unidad frente al extranjero, el imperialismo. Podía irse pasando del populismo a la demagogia con la guayabera y el agua de jamaica de la "compañera María Esther", e incluso a fomentar algunas instituciones populares; pero se vivía como oligarca. En ese "nosotros, el pueblo", hubo quienes se quedaron donde siempre, abajo, y quienes en nombre de los de abajo vivieron como "ellos", los de la oligarquía, y no en la honrada medianía. El atacarlos a "ellos" se hacía desde el "nosotros" oligárquico con el "pueblo" como masa de maniobra, para ser maniobrado. ¿Quiénes eran entonces "nosotros"? El "pueblo"" maniobrado y quienes, diciendo querer su bien, se daban una vida parecida a la de "ellos": en la política, fuera casa en San Jerónimo o "colina del perro", entre intelectuales y universitarios. En el ademán de ser parte de un "nosotros", eran en realidad parte de "ellos", los del modo de vida oligárquico. "Ellos" eran los del "pueblo" supuestamente "profundo" y muy digno de una mirada antropológica. Es tal la confusión que, en ocasiones, la presidentA de México, Claudia Sheinbaum, en una de sus derrapadas en vez de "el pueblo" dice "la gente".

      ¿Y "ellos"? Si eran los extranjeros, los de afuera, contra quienes se movilizaba el "nosotros", "pueblo" incluido, las cosas fueron cambiando desde los '80, al verse el nacionalismo, que hacía un "nosotros", como obstáculo para la integración "en el mundo que está cambiando". Se puede criticarles a "ellos" sus extravagancias, pero se les obedece, por ejemplo mandándoles una remesa de más de dos decenas de narcos por paquetería rápida. Hay mejor, propio de pases a la torera. La presidentA mencionada se lanza a defender la soberanía panameña cuando el presidente Donald Trump, parte de lo que son "ellos", quiere cambios en el Canal de Panamá: !está atentando contra "nosotros" y "nuestra soberanía", o contra "nuestros pueblos"!. Otra vez: "nosotros" contra "ellos". Acto seguido, el "niño héroe" presidente de Panamá, José Raúl Mulino, hace lo que le ordenan "ellos": audita a una empresa china (Panamá Ports Company), resulta que otra, la CK Hutchinson, hongkonesa, venda sus puertos de Panamá (Balboa y Cristóbal); y sale ganando el gigante estadounidense BlackRock. 

      Aparentemente, por cuestiones de dependencia, "nosotros" perdimos (?) frente a "ellos", ahora que los conservadores se disfrazan de libertarios. Después de todo, salvo algunos antiextractivistas de la última hora detrás de Maribel Gordon, más de uno de izquierda en Panamá, parte de la "cosa nuestra", dejó de denunciar la invasión de 1989, porque era "la libertad" contra "el autoritarismo": a este ritmo, como se ha recordado, Mulino, parte del "gobierno" panameño colocado en 1990 por los estadounidenses, representaba "la libertad" contra "la represión". ¿Y "nosotros"? El "pueblo" panameño está, como se dice en México, de "florero" que, para el caso, adorna la "nosotrosidad". El Canal está administrado entre otros por Elemente y Deloite; Galindo, Arias y López; Global Bank /Merryl Linch, como parte de una Junta Directiva, ayudada por el mismo Mulino, que fija los ingresos del Canal en medio de la corrupción, incluidos los contratos públicos, y la evasión fiscal. Desde 1994, como parte de un conjunto de acuerdos luego de la invasión, Panamá tiene la obligación de que el control de la administración del Canal sea por parte de gente "confiable para Estados Unidos" (título constitucional de 1994, adicionado al Acuerdo de Donación, y acuerdos de seguridad). ¿Quién es ese "nosotros" que se alza a gritar que lo que dice Trump es inadmisible, y que no se hará como "ellos" dicen? En realidad, son "ellos", los oligarcas locales, no desligados del extranjero. "Ellos" ven al "pueblo"" como se ve a un "ellos" más, que no tiene que decir gran cosa en "la cosa nuestra", que es "entre nosotros", la oligarquía local y el extranjero, a reserva de que algunos prefieran Demócrata. ¿Quién es el "nosotros" de Mélenchon si "ellos" no son Bruselas y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)?¿Quiénes somos "nosotros" en México, si se incluye una parte de "ellos", o Slim, Soros, BlackRock, Bloomberg son parte de "nosotros"?¿O "ellos" son Trump y Elon Musk? Es demagogia hacer pasar por "lo nuestro", político y empresarial, lo del "pueblo", y designar un "ellos" nada más para tener un chivo expiatorio del globalismo. Mélenchon calcula que "ellos"" son una minoría financiera frente a la cual podemos trepar "nosotros" (nosotros los politiqueros) si "el pueblo" nos echa una mano. Ahora resulta que, para LFI (La Francia Insumisa), "ellos" son los que quieren la paz en Ucrania, como Trump y Putin. Si vamos a estar a esta clase de demagogia, "ellos" son los soberanistas y "nosotros" los globalistas cobardemente atrincherados en los medios y respondiendo a los grandes intereses de "ellos", los que se hacen pasar por "nosotros" con promesas de "inclusión" o remiendos. Para "yo no me llamo Javier" (da click en el botón de reproducción).



miércoles, 5 de marzo de 2025

ASÍ SE HACEN LOS CHISMES

 Hace poco se presentó en la universidad pública el líder político francés de LFS (La Francia Insumisa), de izquierda, hasta donde haya algo que entenderle a ésta: Juan Lucas (Jean-Luc) Mélenchon. En su acostumbrada demagogia, este amigo de los progresismos latinoamericanos, henchido de vanidad y al mismo tiempo con mueca de "fuchi", salió a proponer la hora del "nosotros" contra "ellos" y del "pueblo" contra la "oligarquía".

       Lo primero es un mal refrito de un marxismo-leninismo que alguna vez intentó inculcar conciencia de clase, siendo la "obrera" el "nosotros" contra el “ellos" de la burguesía. En algunos países europeos sí llegó a existir este sentimiento de pertenencia a una clase propia, diferenciada en muchas cosas de "ellos". En América Latina, era más difícil: el "nosotros" dirigente del "nosotros", entienda quien pueda, estaba cerca de los valores de "ellos", al mismo tiempo que veía a parte del "nosotros"" como a "ellos": es decir, estaba cerca de valores oligárquicos y veía a una parte de "lo nuestro" como un extraño "ellos", folclorizado y en pleno miserabilismo. Eran los peones de la causa que fue dando en "la cosa nuestra", Nuestra América. Esto era así también para compartir el "nosotros" oligárquico contra el "ellos" extranjero e imperialista:: servía para crear la creencia de unidad interna frente al extranjero, y para no ver nunca al que, haciéndose pasar por parte de "nosotros", prefería en realidad lo de "ellos", es decir, la clase dominante interna que, aún sirviéndose del "nosotros", se repartía el pastel con "ellos", los del extranjero, si acaso tirando migajas a una parte del "nosotros" para hacer creer en una insoportable "nosotrosidad".

       Lo anterior tiene que ver con lo  que Juan Lucas vino a recoger, "pueblo" contra "oligarquía", se supone que lo típico del populismo, aunque tenía algo de inexacto. Al menos en Brasil y en Argentina, fue en buena medida retórica, porque la oligarquía no fue molestada en sus propiedades, a diferencia de México, siendo Cuba otro asunto. Mezclado con un "nosotros" en plena era de masas, se convirtió en "nosotros los pobres" contra "ustedes los ricos". A falta de verdadera conciencia de clase, con obreros en relativa minoría y poca claridad sobre los campesinos, el asunto terminó en imposición de "ellos", pero en un "nosotros" que, al no reivindicar el trabajo, se prestó para otra cosa, aunque muy atemperada en México hasta finales de los '60 o principios de los '70: la libertad y el derecho de extorsionarlos a "ellos", y a reivindicarlo porque "éramos muy pobres". El "nosotros" del "pueblo", ya mezclado con el anonimato de la masa, se convirtió en un lugar para permitirse desde temprano el rumor, la maledicencia, la calumnia y el muy poco religioso "falso testimonio". Eso sí, compartido con una parte de las clases medias.

       Algunos ejemplos. Cuando ocurrieron los hechos de "la noche de Iguala", con la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, no podía faltar el taxista "de pueblo" que jurara y rejurara que los estudiantes habían sido llevados al Campo Militar No. 1, sin que existiera siquiera un indicio, uno solo, de que hubiera podido ser así. Cuando estuvo en la presidencia Andrés Manuel López Obrador, no faltaba el antiguo militar testigo de que, cuando tiempo atrás se negoció con López Obrador en la Chontalpa la indemnización de daños por el petróleo, se le entrego a aquél el dinero. ¿Alguna prueba o indicio de que se lo hubiera quedado? Ninguna, salvo la insinuación, la insidia, el veneno dosificado porque, decía quien lo contaba, "yo estuve ahí cuando se le entregó el dinero". "Me consta". Lo vió todo tan claro que nunca le constó qué hizo con ese dinero el futuro mandatario. Un testigo de su propia insinuación, basado en fragmentos de opinión pública sobre "de qué vive López Obrador". Yo fui testigo de lo que no fui testigo, pero "se" dice, así que aquí me impongo yo escudado en un rumor. Cuando asesinaron a José Francisco Ruiz Massieu, una secretaria de la universidad pública lo había visto en la cama con un guarura. No faltará el que diga que tiene un primo en la policía que es conocido de un militar que fue testigo presencial de cómo el seductor de la patria entró al antro "Pompeya" con Adela Noriega, ya que el cadenero de la entrada era un infiltrado del CISEN (Centro de Investigación y Seguridad Nacional) y le sacó una foto que le entregó al militar en cuestión. La cosa es que, con tal de no "quedar fuera", por si algo fuera a ser repartido como botín, se vale echar montón y dar falso testimonio o no quemar, pero sí cuando menos una tiznadita, que algo queda. Para algo "somos familia", al menos hasta el momento del reparto del botín. Se vale porque somos "nosotros" y "ellos", puros ladrones (o "blancos"), con lo que tenemos licencia para la bajeza. "Nosotros" y "el pueblo" no es ni la parte bonita que asegura que vió a Emiliano pasar por Anenecuilco después de ser ejecutado en Chinameca.

       El "pueblo" no es garantía de nada, y por cierto que no deposita en él la soberanía Francia, sino en la nación. La "nosotrosidad" se ha dado con frecuencia, en el otrora Tercer Mundo, para en nombre del rechazo al "ellos" de afuera para crear la ilusión de unidad adentro, así sea con un "pueblo"" de boutique. Tampoco faltan las recuperaciones colectivas de la vista: como "nosotros" es la "evidencia", de ser necesario por encima de cualquier verdad, clarito se ve que el presidente estadounidense Donald J. Trump "se las trae" y que los globalistas, al fin y al cabo conservadores/libertarios, deben hacerse pasar por fanáticos "de la causa" de la soberanía e incluso del "antiimperialismo", puesto que es "libertad" y debe seguirse al infinito en la libertad de que los más fuertes hagan su ley, como los empresarios "nacionales". Porque no faltará quien le cuente a Juan Lucas que fue migrante allá por Mar-a-Lago y vió cuando Trump entraba a un motel con una actriz porno. Si viera usted cómo me quedé con los ojos cuadrados. Estaba de lo mejor. Ella, no el tipejo ése. Sobre todo cuando yo mismo le puse a esa señora y Trump ni en cuenta. (da click en el botón de reproducción).





domingo, 2 de marzo de 2025

EJE CENTRAL NIÑA PERDIDA

 La presidentA mexicana, Claudia Sheinbaum, encabezó hace poco un acto de conmemoración por los 500 años de la ejecución del último tlatoani mexica, Cuauhtémoc. De modo extraño, algunos titulares dijeron que era un "funeral de Estado", cuando no había ningún funeral de nada. Se puso al tal tlatoani como ejemplo de "soberanía del pueblo", se sacó un video con un Cuauhtémoc de tez blanca y se remató con la "grandeza de México". En parte, no se han perdido las costumbres de una parte del antiguo régimen: el presidente José López Portillo (1976-1982) se las dragoneaba de Dios Quetzalcoátl para darle ese tipo de circo a los mexicanos, cuando el país estaba "administrando la abundancia", el mandatario el nepotismo y el gobierno una corrupción galopante, algo de lo que no se estila recordar en la llamada "Cuarta Transformación". Lo de Cuauhtémoc es algo antiguo, por lo que hay por ejemplo un Cuauhtémoc Cárdenas (o un Cuauhtémoc Blanco). Parte de la ideología postrevolucionaria se volvió doctrina José Alfredo: según José Alfredo Jiménez, el hijo del pueblo es "descendiente de Cuauhtémoc/mexicano por fortuna". Aunque el apellido más mexicano sea Hernández, "hijo de Hernán".

        Gran parte de la unidad de lo que hoy es México la cimentaron los españoles, por la unidad de idioma y religión (español y catolicismo), lo que significa por lo demás que el mismo México es más parte de América Latina que de Norteamérica, porque el predominio en Estados Unidos y Canadá -salvo en Québec- es anglosajón y protestante, pese a que el francés de izquierda Jean-Luc Mélenchon diga tonterías sin que nadie se lo haga notar: en los territorios hoy de Estados Unidos que le fueron arrebatados a México, mientras Antonio López de Santa Anna se preocupaba más por su propia grandeza (al grado de hacer enterrar su pierna mutilada con honras), NO hay ninguna mayoría hispana, ni siquiera contando los "hispanos" no mexicanos. En Nuevo México, por ejemplo, donde menos del 50 % de la población es "hispana" (pese a ser el estado más "hispano" de Estados Unidos),  la mayoría de los "hispanos" no se considera descendiente de ningún país latinoamericano. Mélenchon, un demagogo, no parece tener idea de lo que son Colorado, Utah o Wyoming. Ni siquiera hay mayoría "latina", no "hispana", en California o Texas, aunque se trate del casi 40 % de la población. Ser el grupo más grande no quiere decir que se sea mayoría, ni que todos sean mexicanos. Aún así, hay quienes creen que la grandeza de Estados Unidos la hacen los mexicanos y que, como lo deja entrever Mélenchon para "quedar bien", México está a punto de recuperar lo que perdió en el siglo XIX.  Los "latinos" son habitantes de Estados Unidos procedentes de América Latina. Los "hispanos" incluyen a población estadounidense de ascendencia española, pero no forzosamente latina ni mexicana. Es decir, gente "hispana" que no se siente para nada mexicana, por el poco tiempo que le duró el gusto en el siglo XIX. Por lo demás, México está también más cerca de América Latina por Mesoamérica y el maíz, aunque no abarca todo el territorio mexicano.

         Así, el norte mexicano es en parte (y nada más en parte) más español porque al maíz, prefiere el trigo. Antes de la llegada de los españoles, el imperio azteca estaba muy lejos de abarcar todo el actual territorio mexicano: era sobre todo el centro, y los grupos originarios eran distintos en el sur-sueste y en el Occidente y el llamado "Septentrión". No había unidad idiomática, ni de tipo de vida (sedentario o nómada), y el estado de guerra era más o menos frecuente, aunque cierta tendencia al sedentarismo hace la diferencia con los pueblos originarios de Norteamérica. Es archisabido que no nada más los tlaxcaltecas se unieron a los españoles. Y luego, hubo aztecas vencidos que también se unieron con los españoles, por ejemplo contra los purépechas o contra los chiapanecas. A muchos pueblos originarios de México les llegó de oídas lo de la caída de Tenochtitlán, y Cuauhtémoc no les incumbe en lo más mínimo, salvo que se quiera hacer algo peor: un problema racial. Para el caso, tampoco Cortés es el único Conquistador. Lo que trajeron los españoles fue la mitomanía y la pasión por el árbol genealógico. El emperador Moctezuma, dicho sea de paso, era totalmente errático. Salvo en algunas regiones del actual México, como gran parte del norte y Tabasco, los españoles unificaron el tipo de propiedad predominante y de relaciones sociales asociadas, aunque llegando a coexistir con resabios prehispánicos, que no estaban ellos unificados, puesto que existieron desde comunidades primitivas diversas hasta imperios despótico-tributarios como el azteca. En lo descrito, los españoles sentaron las bases en el idioma, la religión y con frecuencia el tipo de propiedad para el futuro México. Por lo demás, el mestizaje empezó muy pronto y, a diferencia de Guatemala, y en bastante menor medida, México es un país predominantemente mestizo, por lo que es no sólo mezcla de indio y español, sino de negros traídos de África y luego, además, de la llegada de muchas otras culturas que no se reducen al exilio republicano y al sudamericano como pretextos para hacer fund raising.

         El acto circense sobre Cuauhtémoc es un asunto racial, mezclado con la mitomanía española y para consumo de gente que tal vez haya heredado del tal Cuauhtémoc la costumbre de ser idólatra. La "grandeza" de México tiene su origen en un texto novohispano, del obispo Bernardo de Balbuena, del siglo XVII (1604), para Doña Isabel de Tobar y Guzmán, más allá de una borrachera de José José. Y es que la Nueva España era "la joya de la Corona", la capital, la "ciudad de los palacios", y la ostentación de opulencia, algo frecuente en la misma ciudad. La mitomanía de ciertos posrevolucionarios, sin excluir a José Vasconcelos, hizo el resto, aunque sucede que México es una nación joven, con grandes dificultades en el siglo XIX, megalómanos como el emperador Agustín de Iturbide o el mismo Santa Anna, y que logró lo mejor de su unidad gracias al vaivén de habitantes a través del proceso revolucionario, para el que los pueblos originarios (salvo en parte los yaquis de Obregón) no tuvieron mucho que ver. La "revolución institucionalizada" terminó en "cornucopio de abundancia orientado hacia Estados Unidos". No se puede hacer gran cosa si desde 1992, cuando  culminaron 500 años de resistencia, resulta que "estábamos a todo dar" antes de que llegaran los españoles. Si van a cantar "El hijo del pueblo", que sea completa: no nada más el "descendiente de Cuauhtémoc" para antropólogos gringos y políticas también gringas de discriminación positiva. Muy desafortunadamente, más mexicano era quien supo ver la desgracia de estar "tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos". Porque Cuauhtémoc debió haber estado algo lejos de Dios y muy cerca de arqueólogos y antropólogos para los cuales la periferia es cosa de ruinas. Ahora se van a vender hasta las antiguedades de museo -ah, junto con el gran embarque de ex narcos, por "libres, soberanos, independientes" y extraditables en bola (da click en el botón de reproducción).



viernes, 28 de febrero de 2025

AQUÍ NO HAY NOVEDAD

 Hasta los años '70 del siglo pasado, existía en el entonces Tercer Mundo la idea de que la soberanía política, muchas veces de reciente conquista en África y Asia, debía acompañarse de soberanía económica y también cultural, tema sobre el que se escribió bastante. En América Latina, había cierta influencia del desarrollismo, con rectoría del Estado en una economía mixta (como la de México o más tarde la de Nicaragua), de la Revolución Cubana (que nacionalizó y estatizó todo lo estadounidense) y de Chile (donde Salvador Allende también hizo algunas expropiaciones, como la del cobre). Hoy ni siquiera se habla de "economía mixta" porque no se piensa en un Estado con cierta autonomía, sino garante de intereses privados, los que ahora llevan la batuta. En algunos casos, como el de México, se ha demostrado que el Estado en los '70 era menos intervencionista de lo que se hizo creer.

          En materia cultural, se trataba de privilegiar la creación y la producción nacionales frente al riesgo de extranjerización, y se crearon instituciones para el propósito, aunque no sin cierta visión "folclorizante". En materia económica, los países del Tercer Mundo buscaban, en particular, un comercio internacional más justo, con mejores precios para la venta de productos agrícolas o materias primas, a partir de la experiencia de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y que la inversión extranjera transfiriera tecnología, para ir aprendiendo y produciendo lo propio, un poco al modo en que en algún momento lo hizo Japón o, mucho más tarde, China a su manera. Se buscaba igualmente una mayor ayuda oficial al desarrollo. Hoy casi no se habla de desarrollo o no se lo entiende, sino apenas de "países emergentes".

        Lo que suele omitirse, para América Latina al menos, es que al mismo tiempo, desde los '70, cambió la casa con el creciente endeudamiento externo: llegado el momento de pagar, lo que a la vuelta de los años se convirtió en el Consenso de Washington, los acreedores, desde los países centrales, pusieron las condiciones para lo que estaba hipotecado. Se trataba de ir vendiendo los bienes de la casa, lo que llegó a conocerse como "venta de garage"; de vender para ir comprando más al extranjero, para lo que se pensó igualmente en el libre comercio; y sobre todo, de darle "una pintadita" a la casa trayendolo todo desde el exterior bajo la forma de inversión extranjera; con una que otra "remozadita" se podía además sacarle más al turismo extranjero. La clase dominante dejó de ser rectora, así conservara el título de propiedad de la casa y, con ello, el derecho a rentarla o alquilarla, pero todo lo demás pasó a decidirse desde afuera, dada la hipoteca, previa a la "venta de garage". Se pasó no sólo a la total confusión cultural, sino a la pérdida de soberanía económica. Como encima comenzó la creencia de que la riqueza la crean los ricos, se creyó que salir adelante pasaba a depender de la capacidad para "traer riqueza" desde afuera. Se acabó el Tercer Mundo, entre otras cosas al no haber Segundo, y empezó la rebatinga por atraer recursos desde el exterior bajo la forma de importaciones y de inversiones, directas o indirectas. Como en la casa aparecieron productos de importación y gente para ofrecer "detonar" y "derramar", se volvió open house. Algunos de la familia tuvieron que irse, porque lo extranjero importado destruyó empresas y fuentes de trabajo, y porque los inversores no alcanzaron a llenar el vacío; se empezó a vivir, en parte, del trabajo de una parte de la familia en el exterior. Nada más quedó el título de la casa y alguno que otro dependiente. De soberanía económica y cultural no se volvió a hablar.

      Los "países emergentes" o "mercados emergentes" fueron lo que siguió como consecuencia, no como novedad: para los países centrales y sus empresas, el modo de encontrar dónde invertir y de poner a varios del Sur a rivalizar por las inversiones; y para las exportaciones (importaciones del Sur), encontrarse nuevos mercados de consumo un poco por doquier: en suma, "emergentes" para exportar mercancías (importadas por quienes en la casa se hicieran de "un dinerito") y capitales (inversión directa e indirecta). Sin ninguna novedad: es lo característico de lo que no se puede nombrar, el imperialismo, a cambio de algún nichito de una que otra curiosidad en el mercado del país central. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) fueron por lo mismo en el origen una idea "emergente" de negocios (de Goldman Sachs), aunque Rusia haya buscado convertirlos en fuente de alguna soberanía más efectiva. China, la clave, puso el ejemplo de cómo abrir el mercado a la inversión extranjera y el truco contable en el comercio intra firma (la empresa estadounidense que exporta desde China a Estados Unidos) y en el comercio (la exportación de un bien desde una empresa estadounidense en China hacia Estados Unidos). La diferencia está en parte en lo logrado desde el punto de vista tecnológico, a diferencia del Sur Global. Algunos habían advertido que, en los '80, se abría una era de mayor control informal de países y empresas del centro sobre la periferia, y se consiguió. Es lo que hay. Con el hecho de que la integración económica en la Unión Europea ((UE) comenzó a limitar la soberanía económica de algunos miembros, entre otras cosas al no tener moneda propia; y de que Japón, como la UE, carece de elementos para tener mayor autonomía, dada ((en ambos casos) la subordinación militar. Como sea, son potencias económicas, desde este punto de vista con motor propio. No pasa lo mismo con China ni por cierto con Estados Unidos, por motivos distintos a merced del exterior, en el caso Chino por el comercio y las inversiones y en el estadounidense, por depender del dólar para vivir por encima de los propios medios: es la otra cara de tantos países que viven de los medios de otros, no de los propios. Parasitaos los unos a los otros: por si a alguien le extraña, Estados Unidos ya casi termina de parasitar al "huésped" ucraniano, mientras hay todavía quienes creen que es Ucrania la que tiene "el derecho y la libertad" de parasitar a cuanto occidental se deje. Mucho bichito suelto y soberanías económicas y culturales carcomidas, queda por saber hasta qué grado (da click en el botón de reproducción).



sábado, 22 de febrero de 2025

SINO EL QUE LO HACE COMPADRE

 Parte de algunas actitudes gubernamentales -como ocurre en México desde el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y ahora con la presidentA Claudia Sheinbaum- hacia los pueblos originarios es comprensible, aunque no son los únicos constitutivos de la nacionalidad: se trata, sin duda, de pueblos con frecuencia vulnerables, discriminados y tendientes a vivir en gran pobreza, aunque hay excepciones. El mundo indígena es muy diverso, y en algunos países, como Guatemala y el Ecuador, existe lo que se llama una "burguesía indígena" o, si se quiere, gente de pueblos originarios que vive de manera acomodada y hace negocios. Al respecto, desde hace tiempo son conocidos los otavaleños (de la ciudad de Otavalo, provincia de Imbabura, al norte de Quito) en el Ecuador (Imbabura es por lo demás la única provincia serrana ecuatoriana donde gana la Revolución Ciudadana, de izquierda). Tampoco es un secreto que la tan llevada y traída guatemalteca Rigoberta Menchú ha incursionado en los negocios.

       Al mismo tiempo, desde hace mucho los pueblos originarios han estado en la mira de Estados Unidos para dividir a los Estados latinoamericanos, como llegó a suceder gravemente en la costa Atlántica nicaraguense, aunque el gobierno sandinista encontró a la par el modo de asegurar autonomías e integrar la región al conjunto de la nación. Como parte del interés estadounidense, está una preeminencia de la visión antropológica y el acento sobre el "comunitarismo" -la toma de decisión comunitaria en los pueblos originarios. Lo anterior no impide que los liderazgos indígenas tengan un trato complicado fuera y dentro de la comunidad, al convertirse en cacicazgos y, en más de una ocasión, venderse al mejor postor. Organizaciones estadounidenses y luego no gubernamentales (ONGs) han incursionado desde hace rato entre los pueblos originarios, acentuando en ellos cierto sentimiento de excepción a la regla ciudadana: primero son indígenas, y luego, si cabe, son ciudadanos y personas. Esto lleva también a opacar su pertenencia a un Estado en el que todos debieran ser formalmente iguales: más de un pueblo originario demanda entonces, so pretexto de que ha sido víctima de discriminación, un trato de excepción, lo que es distinto de un trato de igualdad. En este sentido, se contribuye a la idealización de la excepción y la comunidad, olvidando las contradicciones internas de los pueblos originarios y, también, sus jerarquías. Esto hace que más de uno pierda la cabeza, como se dice coloquialmente.

       En Bolivia, ya sucedió con Evo Morales, ex presidente y refugiado en su "feudo" cocalero de El Chapare. Sin esperar a mediaciones, Morales anunció su candidatura a la presidencia de Bolivia por el partido Frente para la Victoria, al margen del oficialismo y el MAS (Movimiento al Socialismo), a riesgo de dividir con personalismo a la izquierda. En principio, Morales está legalmente impedido para postularse, y es la segunda vez que incurre en una artimaña, ya que alguna vez perdió un referendum para reelegirse y buscó un subterfugio. Por lo visto, Morales se creyó lo que "sus" bases en el trópico de Cochabamba y algunos ambientes internacionales le hicieron creer, con un problema: es poco probable que Morales tenga alcance nacional, y está confundiendo el elemento indígena con el nacional mismo, por más que Bolivia sea "Estado plurinacional". Dicho de otro modo, Morales no tiene visión de Estado y está contrariándolo con la creencia de que es "excepcional". Por más buen organizador sindical y presidente que haya sido, Morales, como se dice coloquialmente en México, "se la creyó", además de que está asesorado por ONGs que no alcanzan a ver más allá de sus propios intereses: Bolivia no es ni siquiera un país de mayoría indígena. Y para más señas, han sido señaladas ONGs vinculadas al magnate estadounidense George Soros, por más que el mismo Morales haya hecho declaraciones alguna vez contra las ONGs. También están hacia la derecha, tratando supuestamente de llenar el "vacío" del Estado desde "la sociedad civil", a partir de los años '80. El orquestamiento de "causas indígenas" es, en parte, un negocio ONGs para que éstas se llenen los bolsillos con la misma "causa". Ya ha habido ocasión aquí de hablar de la "operadora" Kathryn Ledebur de Open Society, y en Bolivia desde hace décadas, a través de la Red Andina de Información y la radio cocalera Kausachum Coca. Ledebur ha estado ligada a un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que ha sonado en México en el caso Ayotzinapa. La conexión de Ledebur pasó por un ministro de la presidencia de Morales, Ramón Quintana, y pasa por otra "causa", la despenalización de la coca. También la antigua encargada de negocios de Estados Unidos en Bolivia, Clarisse Philips (Demócrata), fue en algún momento a meter las manos por Morales, defendiendo a Ledebur.

         El Ecuador no tiene una situación tan distinta, como lo mostrara hace algún tiempo el candidato indigena Yaku Pérez. Hace rato que los pueblos originarios son un negocio ONG. El actual líder indígena ecuatoriano, Leonidas Iza, tiene en sus manos una situación difícil: es proclive a la izquierda, rechaza al presidente derechista Daniel Noboa, pero las bases indígenas serranas y en parte amazónicas no quieren a la RC (Revolución Ciudadana), de izquierda, con el liderazgo histórico de Rafael Correa, quien trató de limitar las ONGs y la infiltración extranjera entre los pueblos originarios, a reserva de que sea acusado de "extractivista", lo que es un error. El problema está en el riesgo de un "voto nulo" -como ya sucedió con Yaku Pérez-, en dejar a las bases hacia la derecha y dar entrada a los votos de Andrea González, cercana a gente de la CIA (Central de Inteligencia Americana), llámese el asesinado Fernando Villavicencio o Lucio Gutiérrez (Sociedad Patriótica). Pareciera que Iza no entiende que está en juego el Estado, a estas alturas fallido, sino que cree que hay que ver hacia qué patrón inclinarse para obtener qué como dádiva. Tal vez llegue el día en que los pueblos originarios dejen de asumirse como se los muestra desde el exterior, los "diferentes y de excepción", para bien o para mal, y se asuman como ciudadanos y como personas, no como parte del "grupo" con tendencias excluyentes y como si se quisiera, como en la Colonia, tener el reconocimiento de "república de indios". Como ciertamente son discriminados, no se les dice nada y se les permite comportarse como "señores" y coercionar (da click en el botón de reproducción).



jueves, 20 de febrero de 2025

LA PRÓXIMA POTENCIA

 De una manera general, América Latina, pese a la riqueza de sus expresiones culturales, no es una región particularmente interesada en la educación y en lo que se conoce como ""investigación y desarrollo". No se trata de educación en el sentido de "maneras" o de cortesía, que en más de un país latinoamericano está muy desarrollada, al igual que la amabilidad, sino de educación en otro sentido, para el civismo (la convivencia en sociedad) y para el desarrollo de la personalidad, en diferentes facetas. Ni los argentinos se salvan: el español José Ortega y Gasset dijo alguna vez que rimaban con "soberbia e ignorancia", al mismo tiempo. Como sea, ningún país ha dejado de ser periférico sin atender en serio la educación y la investigación y desarrollo (I&D). Los estadounidenses suelen ser majaderos, pero no descuidan la I&D, sobre todo que son fanáticos de la técnica, lo que "se aplica". Los rusos tampoco escapan a la falta de consideración o amabilidad, pero son muy buenos en ciencia. Algunos asiáticos, por cuestión de educación, empiezan imitando la tecnología extranjera y creando una propia, que puede ser muy buena, sea sudcoreana, japonesa o china.

       No es que en América Latina falten talentos, pero no son conocidos o no logran desplegar su potencial por dos motivos: la carga de parásitos dispuestos a aprovecharse, "matando al huésped", y el desinterés de un "pueblo" más acostumbrado al ingenio o la maña, pero no al saber. Si lo hubo en tiempos prehispánicos, en parte desapareció, más allá de algunas sobrevivencias limitadas; españoles y portugueses, por su parte, se centraron en la religión y las armas, y con frecuencia con poco interés en una verdadera evangelización, aunque hubo excepciones. Es el precedente histórico de clases dominantes que no se han interesado en educar a la gente, ni en "dirigir" realmente, sino que muy rápidamente se colocaron como intermediarios con el exterior para sacar alguna ventaja de esta intermediación, bajo la forma frecuente de RENTAS. No convino educar si se esperaba, al igual que el inversionista extranjero, mano de obra barata y, por ende, de muy baja calificación, además del consabido saqueo de los recursos naturales. Los intermediarios locales esperan su alquiler de "rentar la casa", con recursos y personas, al exterior. Es de sobra conocido que lo exterior es, de entrada, preferible a lo interno. El exterior se imita y nunca falta el "milagro sin futuro"", la "coyuntura externa" mala como explicación de las disfunciones y las taras. "Educarse", más allá de las maneras de Carreño, es hasta hoy, seguir el último grito de la moda extranjera: sea británico, francés o estadounidense.

      No es que no hayan existido iniciativas internas: por mencionar un solo caso, la creación en México del Instituto Politécnico Nacional (IPN) para acompañar la expropiación del petróleo. Argentina logro en su momento desarrollo editorial y Brasil, durante las dictaduras, universitario. En México, el "pueblo"" pudo creer en la educación como modo de sortear los obstáculos de una frecuente discriminación. Al mismo tiempo, más allá de lo que demostró por ejemplo Hernán Gómez Bruera sobre "el empresario inconsciente", basta ver al liderazgo empresarial mexicano: vulgar, como el líder de Grupo Azteca, o partidario de rebajar todo lo posible la educación, como Carlos Slim. Contra la Ley Federal del Trabajo, es con frecuencia llamativo que el empresario visiblemente no ha hecho nada por capacitar a un personal que improvisa. En las condiciones descritas, el interés por la ciencia y la tecnología es mínimo. Las grandes casas de estudio no se interesan en divulgar lo que hacen; y, a su vez, "la sociedad a la que se deben" no existe, porque es escaso el interés de la gente por la ciencia. Para hacer un símil, es, en México al menos, como en el deporte:: teniendo talento, hay que luchar contra intereses parasitarios enormes y, si luego algún deportista (con frecuencia, de deportes de resistencia) llega a un cargo, no es raro que se acabe como deportista y, a la vuelta, se corrompa como funcionario.

       Existe la idea extraña de que con los científicos no es así. Los hay buenos, pero también muchos que, como no puede ser de otra manera, llevan los hábitos sociales dominantes a la academia, por más que se crea "impoluta": uno que otro esfuerzo, con frecuencia con título extranjero, crear la fama y echarse a dormir, en términos de trabajo, y a hacer relaciones para asegurarse ""una reputación", tener si es posible una clientela, abusar del principiante y, mediante esas relaciones, tejidas en privado y de espaldas al "público", lograr "las indulgencias": desde un científico social hasta uno de la ciencia "dura" o "exacta", con la indulgencia del "grupo", las relaciones y algo de vedettismo ya es posible decir cualquier tontería sin que siquiera se note el grado de ignorancia. Igual, es la falta total de educación propia de tantos universitarios. Creyéndose "conciencia" de "la sociedad", no parecen darse cuenta de que ésta no tiene interés en lo que digan. El interés está en reproducir PRIVILEGIOS porque, gracias a la bien asimilada costumbre de ACAPARAR (y el aprendido hábito exterior de monopolizar), los emolumentos llegan y encima, hacen un puñado que tuerce las cosas: se la pasa pidiendo más dinero "porque el futuro está en la ciencia y la tecnología", sin precisar lo que se destina al despilfarro en crear y asegurar reputaciones (incluidos fiestonones a costa del erario) y por lo demás a apersonarse en el extranjero del que se espera por lo demás que diga el último grito de la moda. Cierto que se destina muy poco a I&D, pero lo peor es el modo de algunos centros de estudio de hacer gala de dispendio o, a veces mejor, de hacer ademanes austeros...desde burocracias doradas. Por extraño que parezca, hay estructuras académicas en las cuales no hay academia y es tabú hablar de ella, aunque encima haya pirámides, catedrales y rascacielos de "personal" parasitando, y haciendo férrea oposición a la eliminación de todas estas estructuras de intermediarios. No es cosa exclusiva de la academia, mientras un "pueblo" ignorante cree que las universidades están llenas de profes buscando la fórmula del Carburex o de bohemios vagos; pasa igual en el deporte, en el rudo mundo del espectáculo local, etcétera. Lo erróneo o de mala fe es dar a entender que se está trabajando de sol a sol en lo alto de una torre de marfil, cuando se está en el chisme, las comilonas, los acostones, las fiestas, los viajes y los cargos, las movidas, etcétera, en medio de gente que a veces intenta trabajar con sueldos precarios. Simplemente, la "sociedad" o el "pueblo" creen en "la academia" religiosamente, como si fuera un "apostolado" (!), y algunos académicos vivales se hacen pasar por "la evidencia científica" mientras la gozan como alguno que otro cura.

       En un país como México, casi no se lee: la población lectora, que por lo demás fluctúa por edades, está por abajo de 70 % y no pasa de tres libros al año, queda por saber de qué, estando las librerías y los kioscos inundados de autoayuda y negocios. Es de las cifras más bajas de América Latina y, para tener un orden de comparación, en Alemania son 12 libros al año. El motivo principal de lectura en México NO es el aprendizaje, sino el entretenimiento (y éso sí, alguna vez se fue campeón en lectura de cómics, desde Rius hasta Borjita y La Calaca Tilica y Flaca), aunque sea un país de los más atiborrados de celulares. No falta la burla hacia la docencia, en programas televisivos, cuando pareciera que de lo que se trata es de un interminable cotorreo. No se "gasta" en I&D (debiera ser más bien una "inversión"), hay secretarías que no hacen nada, como Cultura, y fuera de amarrarse a lo que viene del exterior, lo que es también una forma de amarrarse a los fondos, ni siquiera hay mayor conciencia de nación ni de Estado, salvo para estar ordeñando la vaca gubernamental. La ciencia es un lugar de tantos y no algo de algún supuesto Olimpo, ni siquiera porque alguno se lo crea porque sus amigotes se lo hacen creer. Y el país, al mismo ritmo: cada vez más, con la falta de educación hecha pasar por expresión cultural "mi gusto es", para desdoro o desfiguro del charro, hoy lumpenizado  (da click en el botón de reproducción).





domingo, 16 de febrero de 2025

AH SÍ, EL CASTILLO DE LA PUREZA

 Cuando, para sorpresa de la mayoría, incluso de países centrales, se desplomó la Unión Soviética (salvo una excepción, la de Emmanuel Todd, no era algo previsto), alguna gente de izquierda consideró que no pasaba nada y, como requería de algo "en grande", fue a agarrarse de China. Pasó todavía un tiempo hasta que China terminara de despuntar, pero había otro antecedente: desde 1956, fecha del XXavo Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y el informe "secreto" contra Stalin, ya había desencanto y desde los '60, China -junto a Cuba- apareció como "la" alternativa, al menos para parte de la intelectualidad. En los '90, irse a agarrar de China como de un clavo ardiendo era, en parte, seguir en "lo" que estaba de moda desde los '60, y que influyó por lo demás en los 68. La gente que creció en esa moda ha llegado a creer que Rusia es objeto de encono porque debe ser destruida "para entrar por la parte norte" a China. Otros creen que el actual presidente estadounidense, Donald J. Trump, quiere la paz en Ucrania para ir a armarla con China. El asunto es no zafarse de historias "en grande".

        China se hizo amiga de Estados Unidos desde principios de los '70, al ser visitada por el presidente Richard Nixon y atendida por el "amigo" Henry Kissinger, hasta hoy elogiado por el presidente chino Xi JinPing. En 1978 comenzó la apertura de China al exterior, atrayendo inversión extranjera, en particular a las zonas costeras. Era tal el interés en el negocio que no hubo sanciones contra China por lo sucedido en Tiananmen (1989), aunque fue en parte una provocación del exterior que atajó Deng Xiaoping. Hasta la fecha, no hay indignación por el tipo de régimen que hay en China. Pareciera que da igual que sea rojo, amarillo, azul, verde o blanco. Apenas muy de vez en cuando se habla del "comunismo chino", y no lo hacen ni siquiera...los líderes chinos, que a lo sumo hablan de "socialismo con características chinas" (¿con qué otras?). Estudios de detalle, como los de Myléne Gaulard, muestran bien que hay burguesía en China, y un fuerte nacionalismo, a veces de "gran Han". Es lo de menos: gracias a una creciente apertura, China se apartó por completo, desde hace mucho, de ciertos principios comunistas, y fue a colocar a disposición del "mercado internacional" millones de trabajadores sin mayores derechos Lo que es más, esto contribuyó a la movilidad del capital, desde los '80, y a la sempiterna amenaza de "si no estás contento, me voy a China": una derrota monumental para la clase trabajadora internacional, puesta a competir con la de China en condiciones de desigualdad. Nada de "internacionalismo proletario". Para decirlo de otra manera, China, pensando en términos ante todo de dinero y de nacionalismo, contribuyó a desbaratar la capacidad de lucha o negociación de los trabajadores, obligados a condiciones más precarias, salvo que se quiera salir con que no era más que ""aristocracia obrera". A China no le importó el mundo del trabajo, que contribuyó a resquebrajar, como después el derrumbe del sovietismo europeo, para beneficio en particular alemán en parte del Este europeo; más millones lanzados a "competir". Lo grave es que China lo hiciera a nombre del "socialismo". Todavía en los '90, el chiste decía que había que competir con chinos que se conformaban con ""una taza de arroz con cucarachas". Un trabajador de alguna otra parte podía saber que, si reclamaba sindicalmente y en salarios o prestaciones, la empresa podía chantajear con irse a China, como ahora incluso a Vietnam, más barato todavía...o a México, más barato a estas alturas que China en "costo" de la mano de obra, porque la vida de un trabajador es un "costo". Pese a la gran "modernización pasiva" -desde arriba y sin participación de la gente como sujeto-, y pese a la liquidación de la pobreza extrema, entre otros logros no menores, gran parte de la población china no se la pasa demasiado bien.

      Lo segundo que hizo China fue exportar en grande, sin dejar de considerar que en gran parte desde empresas transnacionales instaladas en China, para ir colocando en el mercado internacional productos baratos que significan también para los trabajadores otra amenaza: que la empresa quiebre. No es que todo lo chino sea malo, ya que hay productos chinos buenos, bonitos y baratos; pero también hay dos cosas más: algo de saturación de porquerías, incluso a veces de apariencia japonesa o sudcoreana;; y una inversión que, si bien tiene la ventaja de no ser condicionante, no quita cierta vocación china por la grosería y la explotación con los trabajadores. En perspectiva, China ha hecho un daño grave a la clase trabajadora, aunque lo compense a medias permitiéndole el consumo barato, y a veces de calidad. Otra contradicción, como si algunos se hubieran quedado en la creencia soviética de la segunda posguerra de que el socialismo exime de toda contradicción. Llegó el comandante y mandó a parar.

       Es el "topón" que le dió China a muchos estadounidenses: no mejoras salariales o de prestaciones, eventual quiebra de empresas, pero la posibilidad "make China great forever" consumiendo barato. ¿Taller del mundo o capital de la sobreproducción transnacional que desembocó, como lo mostró Gaulard, en sobreacumulación? China ha hecho otro daño. La nueva moda es estar contra el proteccionismo y aventurar que los aranceles, después de todo, no sirven para gran cosa y son otra extravagancia de Trump, porque los estadounidenses, los "muy tontos", se van a meter un autogol, "autoencareciéndose" el consumo. No es seguro que sea tan sencillo, pero tanto la política china como la estadounidense parece un regreso a los albores semifeudales del capitalismo. A reserva de saber si aranceles y proteccionismo son lo mismo, no está probado que el libre comercio sea la gran y única panacea, y gente con buen conocimiento de la economía, desde el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa hasta el sudcoreano Ha-joon Chang han mostrado que ningún país atrasado o periférico sale del atolladero con libre comercio: lo que se abarata no se alcanza si con la apertura quiebran empresas y no hay poder de compra, por lo que se puede ir al súper o al centro comercial en chino, "nomás milando". Pues resulta que China es campeona del libre comercio, es decir, partidaria de que se coloquen más productos y más baratos en el mercado para arruinar a más empresas y más trabajadores de otras naciones, y para colarse a otros mercados, como por ejemplo desde México al de Estados Unidos. A final de cuentas, a todo ésto se le conoce como "la anarquía de la producción" propia del capitalismo, pero algunos creen que con Yoyoso, Miniso y Mumuso ya están en la gloria. Trump ciertamente está metido en contradicciones, y es poco probable que América sea great again, pero lo anterior no quiere decir que, más allá de cierto punto, China sea no sé qué panacea, ni que haya que seguir colocando cualquier cosa en el mercado internacional sin siquiera discernir lo bueno de lo malo, por más que, por cierto, ya se haya dejado de hablar de "calidad de vida". Peor para algunos comunistas que creen que Trump se va arreglar con Rusia para tirarle la bomba a China, porque sin guerra no hay héroes; para quienes creen que el globalismo es el equivalente de la Orquesta Amor Ilimitado, y para quienes creen que lo in es disfrazarse de californiano con GAP, American Eagle, gorras con la visera al revés. y chanclas.  Con la pena, tampoco caben todos en el Arca de Noé. "Chimérica" tampoco es. Es más bien del tipo de cuando cierras todas las salidas creyendo que cierras por seguridad...o por control. (da click en el botón de reproducción).









miércoles, 12 de febrero de 2025

SOLTARON A BARRABÁS

 De entrada, no se trata de ser pro-Trump, de idealizarlo ni de tomar partido: es el estado actual del "público", mediado por los grandes medios de comunicación masiva (que implican privatización de lo público), el que ya no busca alguna verdad a través del debate, sino el que apuesta a ganar, así sea descalificando. Los globalistas han decidido que cualquier cosa que haga Donald J. Trump es más que una extravagancia o una majadería: ahora resulta que es una "amenaza" o un "peligro". Lo sorprendente no es este grado de deterioro de la esfera pública, sino la manera en que la izquierda, incluida parte de la comunista, está en lo mismo. Es decir, del lado globalista, por principio de cuentas.

        No está de más decir que esta izquierda ya no tiene historia propia. Digamos que, en Estados Unidos, del lado de los Republicanos, el "viejo gran partido", anti-esclavitud, el de Abraham Lincoln, no es novedad cierta proclividad al proteccionismo y cierta forma de aislacionismo, salvo en una parte de América Latina. Tampoco es novedad, según lo demostró Dwight Eisenhower, el distanciamiento del "complejo militar-industrial", nombrado así por el mismo Eisenhower, ni el rechazo a China. Tampoco es una novedad que Trump se haya visto influenciado por Rockefeller, para quien Venezuela era su "rancho". Lo propio de Trump es su declarado poco gusto por matar, así haya hecho su excepción en su primer mandato, con el iraní Qassem Soleimani. Es igualmente muy de Trump su preferencia por Israel, pero fue con los Demócratas que sucedió lo más reciente en la Franja de Gaza. Algunas declaraciones de Trump son las de quien juega algo de Monopoly: habla de tragarse Gaza por interés en el gas de la Franja, que tal vez es también el de Israel; y de "comprar" Groenlandia por no dejarle la ruta del Ártico a China. Por ahora, Trump llegó a calmar las guerras, no a avivarlas: así ocurrió en Gaza y ocurre en Ucrania, a pesar de los chantajes del ucraniano Volodímir Zelenski y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El primer mandato de Trump estuvo exento de guerras; cabe ver si también será el caso del segundo. Eisenhower logró alguna vez ser un presidente muy aprobado en Estados Unidos, aunque a una parte de América Latina no le vaya bien con los Republicanos (y tampoco le fue bien con Eisenhower). Con todo y sus "halcones", Eisenhower buscó poner fin a la guerra de Corea, al macartismo y acercarse a la Unión Soviética, hasta el incidente del U-2. Por cierto, parece que hay quien no desdeña becas de la Fundación Rockefeller: lo borran, pero se trata de la presidentA mexicana, Claudia Sheinbaum, aunque sea globalista.

      Aquí se ha sugerido como fuente de consulta el portal de izquierda Rebelión, por su capacidad informativa. Pero no puede al parecer salir de "la lucha de las especies", por lo que requiere sumarse a la que parece la "humana". Es así que es posible leer que la alianza entre Trump e Israel es "nazisionista", tal vez dejándole el lugar de "nazi" a Estados Unidos. Hay títulos aún mejores, como #el Reich de Trump y la solución final". A ver: "la arremetida antiinmigrante en un país edificado por migrantes tiene hondas similitudes al programa nazi de la solución final", y "como Hitler promete la solución final". Ah, el Reich de Trump. Los migrantes, en éxodo. Ya se acerca "a la primera deportación nazi de 20 mil judíos y seis mil gitanos". Qué prisa: el número de indocumentados mexicanos en Estados Unidos es de poco más de cinco millones, y es poco probable una deportación de esa magnitud, que ni México se espera, aunque sería una cifra parecida a la de seis millones de judíos muertos a manos nazis. Es tan simpático que se vale agarrarse de una convención sobre refugiados que prohíbe repatriarlos si corren peligro de muerte o para su libertad. No es el caso. Hasta se les va a revalidar estudios que no tienen, porque la inmigración mexicana más reciente es de pésima escolaridad y cualificación, y de negativa al inglés. Duele tanto como un gringo en Cancún incapaz de decir siquiera "hola" en español. Ese es el mundo globalista: de John Lennon, sin fronteras, para cada uno con su Imagine. Así son los fariseos: con gran moral para "causar sensación" después de haber soltado a Barrabás, un ladrón hecho pasar por inocente. Es la izquierda que queda: nunca dijo nada sobre los laboratorios biológicos de Hunter Biden, entre otros, en Ucrania; sobre los batallones neonazis Aidar y Azov -patrocinados entre otros por el oligarca judío Igor Kholomoiski- también en Ucrania, o sobre los "banderistas" ucranianos herederos de colaboradores con los nazis. Alguien peligroso como Zelenski no amerita ningún pronunciamiento, aunque sugiera, porque lo hizo, lanzarle un ataque nuclear "preventivo" a Rusia.

         La izquierda de ahora cree que "imperialismo" es asunto de tiros, por lo que Rusia es la imperialista y, según el ex presidente uruguayo, José Mujica, el mandatario ruso, Vladimir Putin, un "hijo de puta" (no, no Zelenski). Ahora resulta que Trump quiere "la hegemonía mundial", no los que declararon que Estados Unidos es "la nación indispensable" o "excepcional" y, por ende, por encima de otras. En plena confusión, el ex de Harvard y hoy argentino de Cuba, Atilio Borón, cree que fue entre finales del siglo XIX y 1901 que, con el presidente William McKinley, Estados Unidos  "se convirtió en una potencia de alcance mundial", confundiendo el mundo con Cuba y Filipinas (ah, y Hawai). Borón escribe que "Trump representa un peligro para la convivencia internacional (!, un aguafiestas, vaya) y "un retorno a la fase más brutal y descarada del imperialismo" (ay, descarado). No es Trump quien ha hablado de "american superiority" (ni de ningún unipolarismo), pero por cuestiones de conveniencia había que callar sobre "la nación indispensable" o ""excepcional".

     El globalismo, también económico y cultural al grado de poner en tela de juicio la viabilidad de Estados nación enteros, no es el imperialismo de las grandes empresas de la Tríada, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón; el matón de Henry Kissinger fue el "amigo de China", incluyendo Xi Jinping, presidente chino, como Bill Gates; ah no, el problema son Elon Musk o Jeff (Jeffrey) Bezos. La especialidad del fariseo es la paja en el ojo ajeno, no la viga en el propio, pero según el gastado David Brooks, de Rebelión, es sólo ahora que Estados Unidos está cerca de ser un ""manicomio". Del imperialismo cultural o del económico, el que le importa a Trump, nada, ni siquiera para reparar en las metidas de pata del mismo Trump en su Monopoly. Trump no es más que un pretexto para seguir ""causando sensación", prolongar la excitación (it´s so exciting) y, en vez de razonar o argumentar, para colgarse una medalla de presunto héroe antifascista, lo que se conoce coloquialmente en México como "saludar con sombrero ajeno". Quedar bien con los amigos, "hacer la ola" y "tener lo que hay que tener": la majadería de Trump como coartada para "seguir haciendo Historia" o, como decía el presidente estadounidense Barack Obama, tan modesto él, "estar en el lado correcto de la Historia". Y además, reivindicar, como otros en Rebelión, las "teorías críticas de la raza", la "ideología de género" (Obama terminó debatiendo sobre la gran importancia de los baños neutros) y las "culturas" woke y cancel. Si no es más que ""asunto de perros", hasta entre los perros también hay razas. Diferentes (da click en el botón de reproducción).



lunes, 10 de febrero de 2025

LA BELLA Y EL BESTIA

 Lo mismo: el Ecuador se partió en dos en las recientes elecciones presidenciales y legislativas, no nada más por la escasa diferencia entre el "derechista" Daniel Noboa y la candidata de la Revolución Ciudadana (RC), Luisa González, sino por la más completa división entre la costa y la sierra; la primera, a favor de la RC, y la segunda en un papelón, a favor de Noboa. "Derechista" es un entrecomillado porque Noboa simplemente cree que el país es una empresa y no gobierna, por lo que no ha resuelto gran cosa. Es muy difícil de ver cómo Noboa consigue votos terminando de hundir al país, antes mismo de que haya cuajado plenamente como Estado nacional, pese a la migración de la sierra a la costa, ya de larga data, y de la sierra "al oriente a trabajar", la Amazonía (salvo en el norte fronterizo con Colombia, a favor de la RC). (Las grandes ciudades -Quito, la capital; Guayaquil y Cuenca, tienden al empate). Dado el número de votos que obtuvo, poco más del cinco por ciento, es otra vez un indígena, en este caso Leonidas Iza, que pareciera ser el "fiel de la balanza", sin que se entienda por lo demás por qué los medios de comunicación masiva se apresuran a llamar "importante" una votación con poco más del cinco por ciento de los sufragios.

     La violencia que azota gravemente al Ecuador se concentra en la costa, por lo que el voto de la sierra parece consistir en no considerar al país en su conjunto, aunque Quito lleva mucho tiempo haciéndose de la vista gorda ante el evidente lavado de dinero, un tema que los quiteños, serranos, eludieron, hasta que el Ecuador dejó de ser sólo lugar de lavado para pasar a ser de intenso tránsito y tal vez de un poco más de narcomenudeo, ningún secreto en Quito y entre su fauna intelectual hace rato en descomposición, y que jura y perjura que no hace más que gozar del petróleo. La sierra no vota por ningún petróleo (está en la Amazonía), sino por un Noboa hijo de una gran fortuna bananera (la de Álvaro Noboa), mientras tampoco es completamente desconocido que la droga llega a salir junto con cargamentos de banano. Más allá del problema de la terrible inseguridad, Luisa González es de la costa y del bastión -de antiguo cuño liberal- de la provincia de Manabí, sin que al parecer haya surtido efecto que fuera en binomio con Diego Borja, quiteño. No hay modo: La violenta provincia de Esmeraldas, de población negra, se fue con la RC (52 %); Manabí, sin duda (62 % para González); e igual Los Ríos (55 %). En la Amazonía, Sucumbíos y Orellana, al norte, con González. Más atrasados, ignorantes y "brutos" son algunos, y más quieren al patrón, véase si no lo patético del voto en la sierra centro, especialmente indígena, incluyendo los feudos de Iza:  Cotopaxi, Tungurahua (un auténtico escándalo), Bolívar, Chimborazo (otros tantos) y el sur (Loja), ABRUMADORAMENTE por Noboa, sin contar con los amazónicos del centro sur, también pronunciadamente por Noboa en altísimos porcentajes), como si no se quisiera patria, sino el refugio del feudo regional, con el agravante de que Iza, más bien "medio" de izquierda, tiene que decidir contando con la muy poco honrosa votación de la sierra central indígena. Lo demás (incluyendo al poco más del dos por ciento de Andrea González) no es más que "patria del tongo" -del reparto- hasta llegar al ridículo de puros porcentajes apenas por arriba del cero por ciento. No sin riesgos, como el de la misma Andrea González, alguna vez cercana al asesinado agente de la CIA (Central de Inteligencia Americana), Fernando Villavicencio. No está de más considerar el casi tres por ciento de la misma Andrea González. Por lo pronto, Iza afirmó que "no endosará el voto a nadie", porque tampoco ubica quién es patria y quién lo está terminando de hundir todo. Iza alega por lo demás problemas constitucionales: como es el gran señor, Noboa  no pidió licencia del cargo, como lo marca la legislación ecuatoriana.. Luisa González, pese a todo (incluyendo el Consejo Nacional Electoral) se llevó la mejor votación en primera vuelta de la historia de la RC ((incluso por encima de Rafael Correa en 2006). La manera de los medios de hablar de la candidata no es de lo mejor: no es "de Correa".

      Mientras Iza se decide, sucede en realidad que hay que tomar en cuenta las tres grandes ciudades, más allá de la polarización costa/sierra: ventaja algo significativa para Noboa en Quito (48 % contra 37 %RC), Cuenca (Azuay: 45 % Noboa contra 38 % RC) y Guayaquil, donde ganó Luisa González (48 % contra 44 % Noboa, pese a ser éste guayaquileño, pero...nacido en Miami). No todo está escrito, pese a que Andrea González e Iza no auguran mucho de bueno. Las provincias definitorias están por la RC (Manabí, Guayas), salvo Quito (Pichincha), con dos lugarcitos para Cotopaxi (feudo de Iza) y Azuay.  La grandiosa lucha de Noboa contra la violencia tiene hoy al Ecuador con un asesinato por hora. Esto es por lo que vota poco más del 40 % de los ecuatorianos y parte de lo que Iza no discierne, porque se siente él también "gran señor": "vengan a verme". Grandes señores que, después de todo, consideran a la RC como el club de advenedizos de Rafael Correa: ni de "raíces milenarias", ni de dineros "millonarios". (da click en el botón de reproducción). PD: a ver si es posible aprenderse el truco de falsear encuestas, incluyendo las de salida, para orientar el voto. Vaya.









viernes, 7 de febrero de 2025

PARA VARIAR: EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE LA PALABRA...HARÁ USO DE LOS MEXICANOS

 Cuando los Demócratas violan la ley, no parece extravagante: lo hicieron por ejemplo -a instancias de Hillary Clinton, que se lo "sopló" a su marido, William Clinton- al bombardear en 1999 Yugoslavia, contra lo que estipula el artículo 5 de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte); nadie había atacado a ningún país de la organización. Se repitió en 2011, en Libia, para regocijo -otra vez- de Hillary Clinton, cuando nadie resolvió matar a Muamar El Qadafi; la misma OTAN, sin que parezca extravagante, viola los acuerdos de la OSCE (Organización para la Seguridad y  la Cooperación en Europa), lo que está en el origen de lo sucedido en Ucrania desde 2014, sin que se cumplieran por lo demás los Acuerdos de Minsk; al parecer, se tolera la transgresión en los hechos y el intento de dominación, naturalizado, pero basta con que el actual presidente estadounidense, Donald J. Trump, salga con alguna extravagancia DE PALABRA para que el globalismo se despierte a la izquierda, como defensor de las soberanías nacionales que transgrede de facto. De entrada, el proyecto de cambiar el nombre del Golfo de México por "Golfo de América" es "asunto de golfos" -sin que sea necesario recurrir a Google- siempre y cuando se respeten las delimitaciones territoriales (de aguas marítimas). La idea no es nueva y es, por lo demás, de origen Demócrata (de Steve Holland), desde 2012, como lo ha mostrado el analista de geopolítica Alfredo Jalife Rahme. El tema se volvería "un tema" si Estados Unidos se tomara a la mala hidrocarburos de otros, que es lo que hay TAMBIÉN en el Golfo de México. Cuando el presidente Barack Obama le cambia el nombre al Monte McKinley (por "Denali"), ni quien chiste. Sin hablar del espectáculo de ponerle al puente de Alvarado, calzada México-Tenochtitlan, o al Árbol de la Noche Triste, "de la Victoriosa", en la creencia totalmente errónea de que la nación mexicana desciende de los pueblos prehispánicos. Para ello, como sea, ya hay monumento de la "glorieta a Cuauhtémoc" y el monumento a Cuitláhuac. Lo de "Rita Cetina" es tan arbitrario como el espectáculo del insulso Catarino Erasmo Garza Rodríguez.

      Como en el mandato anterior, al presidente Donald Trump no le faltan golpeadores, como el secretario de Estado, Marco Rubio, que no es "gusano" (exiliado cubano), y que se hizo camino a la sombra de los Bush, siendo Texas y Florida proclives a los Republicanos. La heroica defensa de la soberanía de Panamá, que el presidente panameño José Raúl Mulino, se pasó por el Arco del Triunfo en 1989, terminó en la palabra en gritos y sombrerazos, como se dice coloquialmente en México, y en la renuncia de Panamá a participar en el acuerdo antes firmado con China de la Ruta de la Seda (Iniciativa de la Franja y la Ruta). Rubio pasó por Panamá a golpear: la Enmienda DeConcini (Demócrata) permite que Estados Unidos intervenga en el Canal "en caso de amenaza", pero "amenaza" no hay ninguna, salvo la que entendió Mulino: "bajar el perfil" de China en Panamá antes de que sea declarado ""amenaza". De paso, Mulino, hace poco tiempo objeto de firme apoyo de la presidentA mexicana, Claudia Sheinbaum, optó por auditar a la empresa China Panamá Ports, que opera dos puertos a la entrada del Canal, para ver si se renueva o no la concesión. Para más señas, México anda por un camino parecido en materia de migración y tráfico de drogas: cediendo con la frente muy en alto, antes de que Ecuador suba aún más los aranceles. Dejando de lado el golpeteo de Rubio, ya que Panamá es libre de asociarse con quien quiera si es soberano, se ha ganado la enésima batalla EN LA PALABRA y no parece nada francamente extravagante que en los hechos se ceda: lo de siempre, se entrega el cuerpo, se guarda el alma propia y no se puede ni aludir al desempeño de este oficio, ya que da de comer a la familia y es "por necesidad" -puesto que de recursos propios no hay modo de vivir, y se admira en el fondo al de afuera.

      Ya hubo antes golpeadores, como John Bolton o Mike Pompeo. Rubio mintió sobre su origen y causó con ello problemas en los propios Estados Unidos; Logró con todo el apoyo de la Fundación Nacional Cubano Americana, de pésima reputación y ligada a actos terroristas contra Cuba, y más tarde, de Jeb (es John Ellis) Bush. Por lo demás, Rubio fue contrincante de Trump en 2016, cuando se insultaron de lo lindo. Extravagante, que Trump, además de considerar a Rubio un "guerrero intrépido" (Desde Los cuadros acuerdos el mundo está lleno de guerreros resilientes), haya vuelto sobre la acusación a Cuba como país que acoge al terrorismo. Es por la cercanía con Cuba del ELN (Ejército de Liberación Nacional) colombiano. Ningún gran defensor de Cuba dijo ni pío, tal vez porque el presidente de Colombia, Gustavo Petro, considera que el ELN no es ya más que una partida de narcos. Ninguna sorpresa: Trump es de lo que se llama "anticomunismo primario", si hay de algún otro. Porque el promotor del terrorismo está en la Fundación que ha respaldado a Rubio.

        La poca gente que hay en Groenlandia ya ha expresado no querer ser parte de nada. Como tampoco es secreto que es pro-Israel, Trump cree que este país le entregará Gaza a Estados Unidos. Lo cierto es lo siguiente: Trump pidió cesar hostilidades, se rehusó a cualquier despliegue militar estadounidense en el lugar y Benjamín Netanhayu, luego de "hacer a Israel great again", bajó la presión...tal y como lo pidió Trump. Es mejor aprender del cómico ucraniano Volodímir Zelenski, quien va a intentar un deal ahora que es más trumpista que Trump, para ver si logra que Ucrania sea "great again" y seguir sirviendo a la Unión Europea (UE) y la OTAN, sin ser ya siquiera presidente electo, sin que tampoco haya nadie para reclamárselo. 

     Tal vez sea difícil de entender el estilo de negociar en Trump, pero es abierto y no "en lo oscurito", a diferencia de las transgresiones Demócratas, que absolutamente nadie ha descrito como "amenazas", como la del Euromaidán ucraniano de 2014, totalmente ilegal -lo demostró por ejemplo en un documental Oliver Stone, estadounidense- y en el origen de la situación actual. Pareciera que Trump es el de las ocurrencias "cochinas", pero también que las cochinadas son de lo más toleradas mientras no hagan escándalo: hábitos "de familia", y reproches a Trump porque "sólo se sabe una posición" (!). Ocurrencias como las de Trump son a cada rato "de mal gusto"; hechos consumados de transgresión, como los de los Demócratas, son en cambio tolerados, por ejemplo los desmanes de Hunter Biden. Como lo es que el Pepe Mujica diga del presidente ruso, Vladimir Putin, que es un "hijo de puta" (tan sencillito que es el Pepe), o que Petro afirme que la cocaína no es peor que el whisky. Pues que pase a la prohibición alcohólica, o se vale transgredir y proponer "pericazos para todos": Trump es el que está realmente mal. Ni siquiera su "halcón" Rubio. Ya nada más falta la parte en la que sale Altagracia a decir que va a hacer a México great again, convocando por ENÉSIMA vez a los empresarios. Darwinismo, como lo ha sugerido Jalife-Rahme, quien recuerda por lo demás que el asunto de Groenlandia data más o menos de cuando el mismo Darwin(da click en el botón de reproducción).



martes, 4 de febrero de 2025

A LO BUITRE

 Dos procesos progresistas en Sudamérica han entrado en crisis: el de Ecuador y el de Bolivia, aunque por motivos diferentes.

     En Bolivia, Evo Morales no ha negado los cargos por los cuales lo busca la Justicia local. Cabe decir que el hecho de que Morales haya podido tener relaciones sexuales y un hijo con una menor, de 15 años, no debe sorprender demasiado en el mundo campesino, en el que este tipo de cosas ocurren. Morales evadió la Justicia y se encuentra refugiado en su feudo cocalero de El Chapare, sin que nadie en la izquierda hable de lawfare. El presidente boliviano, Luis Arce, aún no se ha postulado, pero Morales está arriesgando la unidad al pretender lanzarse por cuenta propia, sin salir del personalismo. Si acaso, dos cosas podrían evitar un grave descalabro por división en el MAS (Movimiento al Socialismo): una negociación entre "facciones" a favor de Andrónico Rodríguez, y el hecho de que la derecha, pese a tener una gran oportunidad enfrente, no logra salir de su mezquindad, también por personalismos -ya se adelantó el hombre de la CIA (Central de Inteligencia Americana), Jorge Tuto Quiroga-, mientras otros están ligados a la intentona golpista de 2019 contra Morales -Luis Fernando Camacho y Carlos Mesa (aunque se hizo a un lado), además del millonario Samuel Doria Medina. No queda claro qué hay contra Arce, más allá de ciertos casos de corrupción: es entendible que el actual mandatario boliviano haya buscado acercarse a las clases medias, mal estudiadas, y que no son homogéneas. Resulta poco probable que el actual mal funcionamiento de la economía boliviana sea cosa de Arce, el artífice del buen desempeño anterior, ya que el presidente no tendría interés en sabotear sus propios logros. Ante la ausencia o el bajo perfil del ex vicepresidente Álvaro García Linera, el MAS da la impresión de estar dividiéndose sin "cabeza pensante" visible, y sin que se haya entendido que "lo indígena" no está exento de problemas, por si alguien cree que es lo principal de "Evo" y no su capacidad organizativa. Más allá de personalismos, no es sencillo saber qué está en juego como proyecto en la disputa entre Morales y Arce -que no es el equivalente de Lenín Moreno en el Ecuador, quien traicionó. Morales ya tiene el antecedente de haber manoseado la ley para presentarse en 2019 y su "mística" no sirve de gran cosa. El problema está en saber si la izquierda puede proseguir sin personalismos y sus respectivas clientelas, lo que no logra la derecha, salvo que se vaya a un estado de resquebrajamiento más o menos crónico, lo que se expresa por lo demás en la vaguedad de las plataformas y su empeño en no remitir a nada que no sea demagogia ("Primero la gente", "Bloque de Unidad", etcétera). Los lemas son cada vez más propios de la mercadotecnia y no de la política.

        Lo que ocurre en el Ecuador es lo de siempre: la dispersión del voto que perjudica a la Revolución Ciudadana (RC), que lanza a Luisa González, y beneficia a Daniel Noboa, en medio de un auténtico carnaval de siglas y 16 candidatos  ("Construye", "Amigo", "Creo", "Avanza", "Suma", etcétera), a reserva de ir a segunda vuelta, y a pesar de que González encabeza la que es en realidad la única fuerza nacional. Noboa no ha sabido gobernar y el Ecuador sigue en gran medida como Estado fallido, con violencia e inseguridad y precariedad económicas, y en parte con sectores -empujados por los medios de comunicación masiva -obtusos en su ánimo contra el ex presidente Rafael Correa, en un rencor reconcentrado y envidioso propio de no pocos ecuatorianos: irse al diablo llevándoselo todo consigo, no sin crueldad. 

      En los dos casos, el de Bolivia y el del Ecuador, Estados Unidos, antes de que asumiera Donald J. Trump, hizo labor de zapa, y no ha salido tan mal. En el Ecuador, parte de lo lamentable es la buena cantidad de grupúsculos de izquierda metidos a dividir el voto (Partido Socialista Ecuatoriano, Izquierda Democrática, Pachakutik), además de los habituales de la CIA (Sociedad Patriótica, Democracia Sí). Repiten la misma y algunos no se la saben, o es que ya es disco rayado. Oportunidades de tener Estado nación no las habrá a cada rato, o es que para más de uno "Estado" y "nación" no son más que "la patria del tongo", entiéndase del reparto, así sea de los restos.- (da click en el botón de reproducción).



viernes, 31 de enero de 2025

Y NO VOY A LLORAR...¿O SÍ?

 A raíz de que el presidente estadounidense, Donald J. Trump, inició con su política de deportación de inmigrantes ilegales, el mandatario colombiano, Gustavo Petro, volvió a mostrar que la izquierda ya no tiene rumbo y vive de rentas. Pasemos sobre el hecho de que, en este tema, cuando se critica a Trump, incluso por esposar a los deportados, se llega a la reivindicación del derecho a la transgresión, puesto que la ilegalidad supone una situación de delito, y se pide, muy al estilo Demócrata, que sea tolerado, como con los estupefacientes. Normalmente, quien se encuentra fuera de la ley no puede ser tratado con las consideraciones para quien, como se dice, "está en orden". Después de todo, es sabido que más de un patrón estadounidense se aprovecha, a sabiendas, de que tiene trabajadores fuera de la ley, para no pagar lo debido y sí en cambio por debajo de lo que debiera ser. Lo simpático es que Petro dijo que las deportaciones hechas por Estados Unidos recuerdan la política nazi de deportaciones hacia campos de exterminio: ya no importa en lo más mínimo el sentido de lo que se dice, sino "causar sensación", lo que como viene se va. Petro es, en gran medida, politiquería o, si se quiere llamar de otro modo, demagogia, una forma de degeneración de la democracia que se ha vuelto frecuente.

        Sería menos llamativo si Petro se precaviera de darse abrazos con alguien como Salvatore Mancuso, líder paramilitar brutal, confeso de cientos de crímenes, que actuará durante varios años en el norte de Colombia, a partir del departamento de Córdoba, y convertido curiosamente en "gestor de la paz" (por decisión de Petro, en medio de más de una irregularidad ), mientras los líderes de las antiguas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), como Rodrigo Londoño, se dedican a pedir perdón por lo que sea. En esta perspectiva, simplemente Petro está del lado de la impunidad: en Colombia no se ha juzgado a nadie por los crímenes masivos de décadas, ni por narcotráfico, cargo que cayó sobre Mancuso, mitad italiano, mitad colombiano, ligado a la mafia italiana, en concreto la n'drangheta calabresa, para el tráfico de cocaina. El mensaje es de despolitización y de cooptación; ya a su manera lo había mandado un lugarteniente del narcotraficante Pablo Escobar, Popeye, Jhon Jairo Velásquez, convertido no en "gestor de paz", sino en guía de turistas para ufanarse de sus propias atrocidades. En esa "potencia de la vida" que ofreció la "Colombia humana" de Petro, por fin se está en el agringamiento: como un criminal confeso y brutal es una vida, no pasa por inhumano, y ni siquiera importa que mencione lo que sí cuenta, los vínculos entre paramilitarismo, narcotráfico y política, o incluso con empresas transnacionales, carboniferas, bananeras y otras . El turismo es trabajo de sicario y la paz, algo para gestión de un asesino de cientos de personas con frecuencia inocentes, como en el bestial caso de El Salado(100 personas).El abrazo de Petro a Mancuso hace pasar lo que tanto le gusta al primero, "la voluntad de poder", por encima de cualquier consideración humana, defecto no tan difícil de encontrar en la manera latinoamericana de servirse de la gente Viene a cuento porque resulta que el inhumano, al hacer valer la ley, es Trump, y el humano es Mancuso si entra en complicidades, sirve para fines electoreros (restarle gente al uribismo) y creerse la conciliación entre los vivos y los no vivos, que para el caso no tienen mucho que decir.

     Como lo hiciera notar el portal Rebelión, el abrazo entre Petro y Mancuso se dió sin que medie ningún proceso de paz. Alguna vez extraditado a Estados Unidos, Mancuso volvió a Colombia para ser dejado en libertad, pese a que debió ser juzgado. El mismo portal señala que no se está separando justicia de política. Lo que importa no son las víctimas, sino las elecciones de 2026, para quitarle votos al sempiterno Álvaro Uribe Vélez a través de Juan Manuel Santos. 

        Mandar aviones de deportados por ilegales desde Estados Unidos a otro país no es ninguna novedad, por cierto, y a veces ha sido pésimo para el país receptor, como ocurriera en el pasado con pandilleros a El Salvador, para volver a la tolerancia: pedir no combatirlos con dureza en el territorio salvadoreño, así se tratara de miles de homicidas peligrosos. No es exactamente que Petro no sepa lo que dice, sino que lo hace anteponiendo su "voluntad de poder", entiéndase la politiquería, a la justicia que supone no tolerar migrantes ilegales, pero tampoco grandes criminales paramilitares y narcotraficantes (da click en el botón de reproducción).























miércoles, 29 de enero de 2025

PONTE ÁGUILA, PONTE TRUCHA

 Como ya se había señalado anteriormente, desde los años '80 la escritora Elena Poniatowska llamó la atención sobre la cantidad de cosas que ya para entonces se encontraban en inglés en el Distrito Federal, capital mexicana (hoy Ciudad de México), al mismo tiempo que, desde 1986, con la Copa Mundial de Fútbol, los juniors se tomaban desafiantemente las calles, lo que antes estaba reservado más bien a unas cuantas carreras de coches en Picacho, que igual dejaban uno que otro saldo rojo de vez en cuando. Ese "tomarse la calle" era parte de un nuevo ambiente "festivo" que se fue creando desde finales de los '70 con "la disco" y la "fiebre del sábado por la noche". El mundo de los ricos en México ya tocaba a un incipiente narcotráfico. Desde los '80, era posible verlo en algunas colonias acomodadas de la capital mexicana, sin demasiado ocultamiento. Al mismo tiempo, se había creado ya un mayor privilegio para parte del empresariado que decidió emprenderla contra el presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), coincidiendo con los "libertarios" del 68.

       El atractivo por Estados Unidos venía formándose desde antes, como lo mostraban las estrellas del rock en español. Desde el presidente Adolfo Ruiz Cortines, pese a discrepancias entre empresarios, México venía abriéndose a la inversión extranjera (1952-1958), que se benefició del sólo a medias nacionalista proceso ISI (Industrialización por sustitución de importaciones). Gran parte de la música estadounidense ya estaba en boga en México en los '70 y principios de los '80, al menos en la capital. No por nada, fue en los '80 que el escritor Carlos Fuentes dijo que ya había nacido la primera generación de ""chicanos de este lado". Era antes de la llegada de Carlos Salinas de Gortari al gobierno (1988-1994), a reserva de que, como ya ha sido documentalmente probado, en el 68 Estados Unidos no se privó de meter las manos. No era nada más asunto de tecnócratas que "al fin llegaban", como creía Raúl Salinas Lozano. Además de las manos de Estados Unidos en el 68, ya estaban en marcha otras cosas turbias, como las de ciertos círculos ligados al estado de Sinaloa, que no sólo aparecieron en el 68, según la sorpresa de Cuauhtémoc Cárdenas, sino desde un poco antes. Lo anterior iba a coincidir por lo demás en los '70 con un traslado de los polos de atracción económica en Estados Unidos desde la costa Este hacia el "cinturón del sol", de Florida a California, el estado "libertario", pasando por Texas. Ocurría al mismo tiempo que el impulso de la Revolución Mexicana no había terminado de irse en los '70. José López Portillo (1976-1982) se dijo "el último presidente de la Revolución", que en todo caso remataba con el gran festín de la corrupción. Ya se iba fortaleciendo el crimen organizado, según lo ejemplificó el jefe de la policía capitalina, Arturo "El Negro" Durazo. Es erróneo decir que todo empezó en 1988, porque las cosas venían ya descomponiéndose en la sociedad y, también, "americanizándose" cada vez más, con antecedentes en la segunda posguerra. Fue un largo camino a la instauración de lo que se conoce como "neoliberalismo", que se remonta así a su forma más abierta a los '80, cuando por lo demás iba creciendo la industria maquiladora en la frontera norte del país. Por ideología, la dupla "conservadora (empresarial)-libertaria" se fue a cebar sobre Luis Echeverría, no tanto por éste, sino con el ánimo de hacer del 68 el Gran Parteaguas, colocándose por lo demás en el lugar de la "Revolución traicionada". En 1994, el escritor y periodista Gregorio Ortega constaba el fin del ciclo de la Revolución Mexicana, pero también es cierto que López Portillo ya había dicho lo suyo. El asunto no es que se fuera la "revolución"", porque desde John Lennon la hace todos los días el capitalismo. El asunto es que, salvo por Benito Juárez, en circunstancias de invasión, la única referencia de apariencia mexicana que podía quedar era "don" Porfirio Díaz, luego de un inicio difícil a la vida Independiente. De manera contradictoria, la mejor expresión de México fue producto de la Revolución.

         Entretanto, el surgimiento de la televisión, desplazando a la radio, y el auge de Televisa, en particular, contribuyeron a deformar la idea del "pueblo mexicano", para aniquilarlo moralmente y convertirlo en caricatura de sí mismo, por lo demás, con la vulgaridad, notoriamente capitalina, como forma de querer hacer creer lo que llegó a decirse: "la corrupción somos todos". Para más señas, desde finales de los '60 el actor Mario Moreno "Cantinflas" se quejaba de una creciente descomposición moral, sin poder hacer ya mucho en películas a color gastadas que ya mostraban desde el crimen organizado hasta los desmanes de la "alta sociedad". Salvo excepciones, los '70 ya eran putrefacción en las expresiones artísticas (y un presidente se tomó muy en serio el cine de ficheras...). Se puede ir incluso al pésimo gusto, desde Miguel Alemán (1946-1952), de "la guayaba y la tostada", hasta llegar a "Chon y Chano", el "Chompiras y la Chimoltrufia", el mundo urbano de "la vecindad" y, a la vuelta, la licencia para alguien como Eugenio Derbez, no desligado de Estados Unidos, de mostrar lo "mexicano" y, sobre todo, "lo popular", como lo propio del idiotismo, todo al mismo tiempo que empezó a resquebrajarse el sistema educativo. Poco antes de que se echara a andar el libre comercio, en 1994, no sólo ya no quedaba nada de la Revolución, sino que la extranjerización crecía -junto con los centros comerciales-, el "pueblo" aparecía como lo "grotesco y sucio" y apenas si cabía cierta burla para los "fresas" y pirrurris que se fueron igualmente tomando la televisión para "mostrárnosla" obscenamente. México para entretenerse -"la risa en vacaciones"-, cotorrear sin fin, "echar relajo", "pasarla bien", a condición, desde 1994, sino desde antes (con asesinatos reiterados de miembros del PRD -Partido de la Revolución Democrática), de no estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, cuando menos desde principios de los '80, cuando por lo demás apareció el estilo pandillero ("Los Panchitos").

        Alguien de aparente ojo "avizor" había visto un talento por lo demás nacido en Puerto Rico, y que habría de reciclar en versión light la "mexicanidad", hasta con Sinfónica: no Juan Gabriel, que no sobrevivió a su desmadre, sino el playboy Luis Miguel (qué desmaye...), hasta el grado de confundir al populachero Carlos Monsivaís. El libre comercio entró sin "agua va" con Selena. Hasta que, en el repertorio capitalino, no quedara ya nada del pasado propiamente mexicano popular: o música en inglés, porque en algunos aspectos la capital política es más pochita que la frontera; o para un sector de clase media, mexicanidad Luis Mirrey descafeinada y deslactosada, para no hacer fuchi, o "el pueblo" como caricatura estruendosa de sí mismo creyéndose "buchón" y con la banda (de preferencia La Arrolladora): gringo, lumpen o descafeinado/deslactosado. Si alguna vez estuvo en el centro, como referencia, el "pueblo" pasó al margen, y lo que estaba en los márgenes de la sociedad se amaneció en el centro con la descomposición social. Cosas de la "grandeza" que para mas señas se refiere al esplendor colonial o al agradecimiento de José José por haber sido destrozado por una capital que todo se lo traga: esplendor de estilo californiano, esplendor del 68, esplendor de "la polaca", esplendor de Universal Estéreo y las 40 principales, hasta llegar al insufrible esplendor de la desfachatez en radio y televisión, esplendor de casi un cuarto de siglo de banda y esplendor de agringamiento, todo sin mucho pudor, como "lo" enseñara Juanga  (da click en el botón de reproducción).



domingo, 26 de enero de 2025

CORE CORRE CORRE POR EL BULEVAR

 Poco se menciona en México el Memorándum Negroponte, pero sí lo hace por ejemplo el periodista Carlos Ramírez, en El Independiente. Poco se quiere creer, igualmente, las advertencias que algunos diplomáticos y analistas hicieron en su momento sobre la "puertorriqueñización" de México. Tal vez hay quien crea que alguna defensa hay en "la grandeza milenaria de México", pero no existe, porque México no es ningún país milenario, sino de poco más de dos siglos de existencia. Al mismo tiempo, dicha "grandeza" se ha convertido en "patrimonio" para el turismo: actual grandeza, más allá de algunas inmensas torres financieras (muchas veces ni siquiera mexicanas, como la Torre Mayor en la Ciudad de México), la de los gigantes hoteles en la misma ciudad o durante kilómetros y kilómetros en Cancún, sin que el turista estadounidense tenga que darse siquiera el trabajo de balbucear una que otra palabra en español; los precios y los pagos pueden hacerse por lo demás en dólares. En algunos países, es lo que se llama "proceder como en país conquistado", aunque Estados Unidos no sea un país colonial. En los márgenes, sobrevive en parte, más allá de un sector pequeño de capas medias, población marginal feliz de venderle lo que sea al gringo, desde una artesanía hasta un narcótico. Y el mexicano que, como el puertorriqueño, en su propio país sirve al extranjero, trata con un dejo de desprecio al compatriota que no trae el billete verde. ¿Potencia turística? Habría que saber si importan los números o lo que se genera en la estructura de un país deforme.

         Si se prefiere, se puede emplear la palabra "patriotismo" en vez de "nacionalismo". Se acabó. No tiene el menor sentido gritar a voz en cuello que se es un país "libre, soberano e independiente" cuando encima se defiende el libre comercio con Estados Unidos con uñas y garras, y más que los propios estadounidenses. A grandes rasgos, el Memorándum Negroponte decía que, con la firma del TLC (Tratado de Libre Comercio), se aseguraba que se acabarían las veleidades de nacionalismo en México. "Y fue así". Nadie repara, por ejemplo, en el "año de Francisco Villa", en el de Leona Vicario, en el muy exagerado "de la mujer indígena" (¿por qué no el "año del muxe"?), o en qué rayos hizo Felipe Ángeles, mientras al mismo tiempo muchos lugares siguen llevando el nombre ya semi vacío de "Benito Juárez". Al seductor de la patria y a los millenials les viene mejor Don Porfirio ("don"): fachada de modernidad teniendo a la gente controlada. Nunca hubo "buena economía" con Porfirio Díaz, sea por el malpago de la tienda de raya o porque quienes tenían salario lo veían bajar en el poder de compra.

    El Memorándum en cuestión, por lo demás de un John Dimitri Negroponte con una historia siniestra en Vietnam, la Central de Inteligencia Americana (CIA), Centroamérica (Honduras) y Siria/Irak, y un gran cinismo, data de 1991 y ya proponía el libre comercio (antes de 1994) también como forma de someter políticamente, para beneficio de la seguridad nacional estadounidense. Es algo que no sólo no ha cambiado con la llamada "cuarta Transformación", sino que ahora, para colmo, busca "arrancarle" al presidente estadounidense Donald J. Trump la renovación del TMEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá). Claro que México "no es colonia de nadie", pero sí, en buena medida, dependencia estadounidense, sin sistema productivo propio, como lo ha recordado Carlos Ramírez. México no logró crearlo y es uno de los fracasos del antiguo régimen. Es una tema más importante que el de la "bocota" del presidente Gustavo Díaz Ordaz o la creencia en algún milagro del presidente Adolfo López Mateos. El gobierno mexicano, que no es Estado pleno, es algo por entender: sectores de capas medias, no del tal "pueblo", que a su manera lo cooptan mientras sigue matándose de trabajo y lo reducen a folclore de boutique. Si es "el año de la mujer indígena", podría serlo "de la mujer indígena lesbiana y de raíces africanas", tipo Pinotepa, para "ponerle lo sabroso" a lo que llega, también, de universidades estadounidenses. "Siéntase como en su casa" se volvió "pásele a lo barrido" y a explotar a la gente y los recursos de México hasta el bochorno. Cuando menos, con el nuevo liderazgo, MoReNa (Movimiento de Regeneración Nacional) debería cuidar que el ostensible viraje hacia el acercamiento con los empresarios no sea para alguna "prosperidad compartida"...entre ellos y Estados Unidos, dando migajas a la gente en México. También la ostentación puede ser insultante, como la pobreza de la mayoría de los mexicanos.

Cuando se lee el memorándum Negroponte, que reprodujo El Independiente, sorprende que muchos de sus puntos de vista sea compartidos por mexicanos que seguramente confunden el patriotismo con "demagogia tercermundista", que creen en lo fundamental de la "confianza empresarial" y la inversión extranjera, en el libre comercio como "palanca útil para que la apertura de la economía mexicana sea aún mayor", en el "pragmatismo" y en los empleos estadounidenses "que dependen de las exportaciones a México", sin centrar exclusivamente el debate "en preocupaciones legítimas ((o ilegítimas) sobre desplazamientos de los trabajos", etcétera. Aunque "se habla español", las conexiones en la mente se hacen en inglés. (da click en el botón de reproducción).






domingo, 19 de enero de 2025

BECERROS DE ORO

 El presidente electo Donald J. Trump ha tenido ocasión de manifestar su poco interés en las guerras "a secas", aunque no renuncia a la parte que le toca al complejo militar-industrial en la economía de Estados Unidos En este país no hay mucho de dónde escoger, pero lo cierto es que con los Demócratas se va de guerra en guerra, mientras que no las hubo en el primer mandato de Trump. Recientemente, en septiembre, el presidente electo se opuso "a los belicistas del Estado de Seguridad Nacional(...)", ofreciendo hacer "(...) una limpieza muy necesaria del complejo militar-industrial para detener la especulación con la guerra y poner siempre a Estados Unidos en primer lugar". Se esté o no de acuerdo, Trump es un hombre de negocios y, para él, lo ideal sería que Estados Unidos vuelva a "ser negocio", fundamentalmente desde el punto de vista económico. Trump, electo por última vez por cuatro años, tiene prácticamente dos para echar a andar lo que desea.

       Parte de las lecturas erróneas de Trump lo reducen a un Republicano más, pero fue de Republicanos que, en su primer mandato, Trump recibió volteretas y traiciones, como del "halcón" John Bolton. El Departamento de Justicia, el Pentágono y las agencias de seguridad e Inteligencia le estuvieron haciendo a Trump la vida imposible. Para tratar de evitarlo y sortear el problema de los Republicanos recalcitrantes en el Congreso, esta vez Trump ha buscado rodearse de gente más leal. No son un secreto los problemas sistemáticos de Trump con la CIA (Central de Inteligencia Americana) y el FBI (Oficina Federal de Investigación, por sus siglas en inglés). La directora nombrada para la Inteligencia Nacional es un antigua Demócrata considerada "progresista", Tutsi Gabbard. Después de haber competido por la presidencia mediante el partido Demócrata, Gabbard, quien entre otras cosas se opuso a sacar por la fuerza al líder sirio Bashar al-Assad y es contraria a la especulación financiera (pidiendo la restauración de la Ley Glass-Steagall, destruida por los Demócratas), cambió de partido acusando a los Demócratas de ser "una camarilla elitista de belicistas impulsados por una conciencia cobarde". Gabbard está contra la intolerancia woke, y es por cierto hija de una madre hinduista, habiendo nacido por lo demás en la Samoa Americana. La misma Gabbard es hinduista. Gabbard es sensatamente partidaria de la protección ante el embarazo no deseado y no es especialmente homofóbica. De la manera más extraña, nada se ha dicho de esta persona, como tampoco de la nominación, ya señalada, de Robert Kennedy Jr., una cachetada a la CIA. Lo que significa la "conciencia cobarde" es que, mientras considere que esté bien económicamente o que tiene posibilidad de estarlo, hay gente totalmente indiferente al sufrimiento de otros y a que haya guerras por aquí y por allá. Eso sí, quienes no se oponen a la destrucción de países enteros se amanecen como grandes defensores de Groenlandia o el Canal de Panamá, en lo que se conoce como fariseísmo: la ultramoralidad en el sacrificio del inocente y la libertad para Barrabás.

     Para dirigir el FBI, el propuesto es Kash Patel. Para Patel, el "Estado profundo" se ha vuelto algo gangsteril. Patel es firme opositor al "Estado profundo", como alguna vez lo llamó Peter Dale Scott. Patel trabajó en deshacer la patraña de la "injerencia rusa" en la anterior elección de Trump. En su momento, Rudolph Giuliani, como abogado de Trump, argumentó en una audiencia que los Demócratas no son los de antaño, sino una parvada de trepadores dispuestos a mucho en su ambición. Patel, por cierto, es hijo de inmigrantes de la provincia india de Gujarat. Ya ha habido aquí ocasión de hablar de Robert Kennedy Jr. Las propuesta de Gabbard y Patel echan por tierra la creencia de que Trump es especialmente partidario de algún "supremacismo blanco" Lo dicho no quita que haya concesiones como la del "halcón" Marco Rubio.

     Dos equivocaciones son de lamentar: de los latinoamericanos progresistas, que están mareados por los medios de comunicación globalistas, y de la izquierda, incluida la comunista, que no ha resuelto el problema de la república: Trump reúne un abanico de posturas entre las cuales cabe considerar, como en  el mismo Trump, lo sensato de buscar terminar con los belicistas. En este momento, de manera concreta, se están silenciando varias propuestas de Trump, porque la pasión es la de escandalizar retratando al presidente estadounidense electo como alguien de escándalos, majadería aparte. ¿Qué no era "esa" gente give peace a chance? No, no era (da click en el botón de reproducción).




YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...