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lunes, 19 de agosto de 2013

COMPA-ÑEROS DE RUTA

En la confusión, al líder con raíces auténticamente populares lo han convertido en otra cosa en la clase media.
     Si le juegan con maña, el líder parece que se las sabe de todas todas y que alcanza a darse la vuelta para salir con una sorpresa. De hecho, el líder -el del gallo al que no le quitan ni una pluma- tiene ahora una estampa de "no contaban con mi astucia".
     Si los que juegan con maña le ganan, en su República Amorosa el líder parece decir: "se aprovechan de nuestra nobleza".
     Y si lo invitan ante los medios, hace rato que ha perdido a la vez fuerza y comedimiento: se lanza con facilidad al "yo opino...", aunque no le hacen mucho caso, menos si hay retórica y demasiado amor.
     Cuando se asoma un peninsular blanquiazul o un criollo tricolor, el líder alerta a las masas y a las musas: "silencio, mis antenitas de vinil están detectando la presencia del enemigo".
     ¿Cual es la consigna? "Síganme los buenos"...
     ¿Qué le dicen en el mitin? "Qué bueno que viniste..."
     Para que las masas no se desborden, el líder, aunque no es el violento, cree ahora  necesario insistir en su República Amorosa: "calma, que no panda el cúnico", en un estilo Gandhi o Luther King que encanta a las buenas conciencias "muy nuestras".
     Algún intelectual tal vez se haya creído que el líder tiene todos sus movimientos fríamente calculados.
     Y si peninsulares y criollos siguen en el saqueo, el líder insiste y persiste: "lo sospeché desde un principio".
     Extraña coincidencia en algunos colores -¿qué tal rojo y amarillo?. Los de la República Amorosa sueñan con el líder:
     -más ágil que una tortuga
     -más fuerte que un ratón
     -más noble que una lechuga
     -su escudo es un corazón
Gracias, compañeros del pueblo.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...