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viernes, 23 de agosto de 2013

EL OTRO FISGON

Es un auténtico disparate.
    El líder llega a la entrevista como lo que es, un líder político, que además aspira a velar por el interés público. Pasado un momento, los representantes mediáticos de la clase media y su condesa le preguntan:
    -los jóvenes están preocupados por la diversidad sexual. ¿qué piensas hacer?
    La pregunta es pornográfica. El porno no es libertad, sino que ilustra "cómo hacerlo". Es fácil probar que aún tratándose de sexo, el porno no es libre, porque hay guión y todo está estereotipado (como dicen algunos, no se deja nada a la imaginación). Casi no hay palabras, cuando las hay, salvo una de la mujer (!yes, yes, yes!), y el hombre suele proferir un sonido (!ou, ou, ou!). "Cómo hacerlo" equivale a "cómo actuarlo", así que el asunto está formateado. Hay autores que han demostrado que en materia de pornografía no hay sujetos, menos libres.
    ¿Por qué es pornográfico el barbudo de la cámara? Porque, simplemente, si el líder contesta que no le interesa la diversidad sexual o que no le dará cabida, la reacción no puede ser inesperada. También está formateada: "!ah, es intolerante y autoritario!". Para no ser descalificado, el líder tiene que dar mil y un rodeos, aunque está incómodo. La pregunta es tramposa: para no ser descalificado, el amoroso líder debe decir que desde luego, él también "lo" hará (lo hará "todo", digamos que por la diversidad sexual).
    Interviene la otra e insiste en el movimiento LGBT. Y provoca: "tú vetaste la ley de convivencia..."
    El líder se defiende: él no la vetó. Pero no quiere contestar y remite a una consulta a la sociedad.
    Parte de lo "porno" está en mostrar un asunto privado en lo público. Hay algo de ridículo: si las preferencias sexuales son asunto público o de Estado, quiere decir que: 1) "hay que" legislar sobre el asunto, por lo que ya está formateado (digamos que "regulado"), y 2) que son de "utilidad pública", es decir que el Estado puede expropiar (!qué tal!), nada más que no sabemos aquí "qué cosa". ¿"La cosa" es asunto de utilidad pública, como el petróleo? Mientras un grupo de ignorantes cree que está reivindicando "sus derechos", en realidad hace como el porno: da derecho de mirada (tal vez con tal de ser mirado).
    El líder simplemente es normal: considera que el sexo es un asunto libre, por lo que no parece entender por qué el gobierno tendría que tomar cartas en el asunto.
    El camarógrafo y su condesa, con la más completa falta de libertad, ni siquiera se percatan del ridículo que hay en preguntarle a un líder político:
    -Andrés Manuel, ¿piensas que los mexicanos pueden coger de diferentes maneras?
    O si se quiere,
    -Andrés Manuel, ¿los mexicanos podemos coger como queramos?
   O más aún:
   -¿Los jóvenes tienen derecho a hacerlo como Brando y la Schneider en...?
    (n'hooooombre, el condón tiene que decir "Monex" o "Soriana", o tener una figurita que diga "sonríe, vamos a ganar"...).
    En realidad, la pregunta que solo admite una respuesta es: ¿Andréj Manuel, cómo piensas que hay que "hacerlo"? El interrogado debe mostrar que "sí sabe cómo hacerlo" -y ser políticamente correcto. Si no está in, está out. Pregunta: ¿eres un ganador que está "in" o un perdedor que está "out"? La típica pregunta del ejecutivo de negocios.
    Cabría preguntarse si los entrevistadores pensaron que el líder iba a negar la diversidad sexual, o hacerla de diputada ucraniana, ya que hay una que quiso legislar para proscribir la posición del misionero.
    Ah, la bajeza está en los sesos de quien quiere mirarlo todo (obviamente, la pregunta al líder es "de control", no es de opción, puesto que el interrogado no puede optar por "solo heterosexual"); la bajeza de quienes entrevistan no está por debajo del ombligo. Vamos: el tema no es el sexo, ni lo es la preferencia, aunque parezca tratarse de "éso". La pregunta es: ¿oye tú, estás dispuesto a "hacerlo todo"? Si lo estás, es "ganar-ganar". Qué viva mi empresa de Argonauta.
 

ESCOGER ENTRE INCONVENIENTES

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