Al encontrarse muy por debajo de su contrincante en las encuestas, sucedió que Johnny Araya, candidato del Partido Liberación Nacional a la presidencia costarricense, prácticamente dejó de hacer campaña, algo inédito. Luis Guillermo Solís, el favorito, del Partido Acción Ciudadana (PAC), luego de triunfar en el Valle Central decidió ir en la segunda vuelta por los votos del mundo atrasado de la costa (Limón, Guanacaste, Puntarenas).
El ascenso de Solís se suma al de otros que han destronado a las partidocracias, como ha sucedido en Venezuela y el Ecuador, pero también en Bolivia y en el Perú. El fin de esas partidocracias no ha significado que el electorado cambie de clientela, salvo en Venezuela, ni un vuelco a la izquierda tal y como era conocida hasta hace poco. En Costa Rica por lo menos -y algo parecido hay en parte en el Ecuador-, existe cansancio ante la corrupción que se sostuvo por su capacidad para "rotar" grupos y redistribuir. Lo que propone Solís en Costa Rica es otra cosa: en la lucha contra la corrupción, despolitizar la gestión estatal, de tal modo que los funcionarios sean reclutados por mérito en la función y no por ser los incondicionales de una persona (algo de ésto hubo en el pepefiguerismo) o de una facción disfrazada de partido político, pero sin siquiera una doctrina clara. Liberación Nacional perdió prestigio por la corrupción en los gobiernos de Laura Chinchilla y el de un Oscar Arias sobre el que hay mucho qué contar en Centroamérica. Liberación Nacional, además, perdió vocación nacionalista al permitir una mayor injerencia estadounidense en Costa Rica. Despolitizar la gestión estatal no es volverla "tecnocrática": es simplemente crear mecanismos que erradiquen la costumbre de tener funciones que hacen de todo (como saltar de un rubro presupuestal a otro), menos funcionar. El programa de Solís llama así a que el servidor público sea éso, servidor del interés general, y con vocación de servicio. Para lo anterior, el servidor en cuestión debe rendir cuentas y el ciudadano estar en capacidad de pedírselas.
En la economía, ante las dificultades del café -exportación tradicional y conocida de Costa Rica- y algunas en el turismo, Solís se propone reactivar el mercado interno, fortaleciendo a pequeñas y medianas empresas nacionales, recuperando la agricultura (para garantizar soberanía y seguridad alimentarias) y permitiendo la inversión extranjera si crea encadenamientos productivos, en vez de instalarse como simple maquila. Solís buscará igualmente erradicar la pobreza extrema.
A diferencia de la izquierda, el programa de Solís no hace de asuntos secundarios -las mujeres y los animales- la prioridad, aunque no los desatenderá. Y a diferencia de Sánchez Cerén en El Salvador, Solís no tiene un programa de corte asistencialista condicionado -así sea mentalmente- por organizaciones gubernamentales que, en Guatemala y en territorio salvadoreño, hicieron de las armas y la pobreza un folclor y otro motivo hippie más (del tipo dígale "compañerita" a la primera dama). El programa de Sánchez Cerén es "soplado", no creado, por más que haya buscado una tenue alianza en El Salvador Adelante, por si acaso fuera posible rescatar el mercado interno en un país de remesas.
En el PAC, no pocos vienen de las tradiciones positivas de Liberación Nacional; se puede ir para adelante con más institucionalidad, no con menos, que es, dicho sea de paso, lo deseable para un país como México.
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lunes, 31 de marzo de 2014
domingo, 30 de marzo de 2014
IZQUIERDA: CON ESTOS BUEYES HAY QUE ARAR...
La izquierda no democrática de América Latina, así siga procedimientos democráticos, es fácilmente reconocible.
-en primer lugar, no habla desde abajo, sino desde arriba, en el mejor de los casos como portavoz de los próceres de la patria. Una discrepancia se vuelve así potencial traición a la patria, y desde luego que a sus portavoces. Estos tienen el monopolio de la patria. Y a veces, de la renta de la patria.
-en segundo lugar, esa patria, además convertida en parte de "nuestra" América, es tan nuestra que se vuelve "cosa nuestra" (en italiano es llamada de un modo un poco distinto). Como tal, no es "cosa pública" y la "cosa nuestra" queda en familia (el líder es el padre, el que le sigue es "el hijo de Chávez", Fidel al decir de Evo es "abuelito", y así). La familia se entromete en los asuntos públicos y éstos, que en principio son de todos, se convierten en "asunto de familia", con prerrogativas.
-y en tercer lugar, en esa familia extendida unos pocos suelen decidir "en petit comité", siempre al borde de la conspiración y en todo caso en el conciliábulo que suele terminar en marrullería.
El problema está en que, si la política se va en maniobras, en mucha familiaridad -hasta en el habla, pero también en la designación de herederos- y en asuntos de fe, la izquierda no ha salido culturalmente hablando del mundo dominante, el oligárquico. Con frecuencia, los valores son parecidos, aunque sin duda la oligarquía le pone la mala fe, mientras que la izquierda le pone, en verdad, las mejores intenciones del mundo, muy generales eso sí.
La confusión es tal que el actual presidente venezolano Nicolás Maduro ganó con poco margen (lejos de la victoria apabullante que previó el chavismo) y que en El Salvador sucedió más recientemente lo mismo con Salvador Sánchez Cerén, también de origen popular. No hay lugar para triunfalismos y sí para líos (a falta de análisis, que no abundan), aunque haya que apoyar seguramente al proyecto más redistributivo. No es la izquierda la que debiera ser el principal blanco de crítica, sino una oligarquía que, retrógrada, lo permea todo y encima se da hoy el lujo de hacerse pasar por demócrata y popular, bajo cobertura civilista. Parece que el disfraz se vuelve hábito, aunque no haga al monje, como no lo hace en la izquierda. Si Maduro tiene que definir la palabra "socialismo", lo hará tan mal como la opositora María Corina Machado la palabra "democracia". Tiene algo de pleito de clientelas en un pueblo que no se asume como tal, sino que por momentos ve quién le da más. La realidad de los votos dice que están partidos en dos.Venezuela y El Salvador -en este segundo caso, lamentable luego de las alianzas logradas con el presidente saliente Mauricio Funes-
Ni Venezuela ni El Salvador tienen tradición democrática y ésta no es nada más asunto de "repartir mejor". El materialismo no es asunto de marxistas: es lo único que tiene en mente la oligarquía (por algo se alía con el país que "tiene la plata"), y no habría que correr a imitarla en esa creencia absurda de que lo material lo es absolutamente todo (!y que solo es cuestión de que todos "lo" tengan!). Ni Venezuela ni El Salvador están en un camino distinto al desarrollista.
-en primer lugar, no habla desde abajo, sino desde arriba, en el mejor de los casos como portavoz de los próceres de la patria. Una discrepancia se vuelve así potencial traición a la patria, y desde luego que a sus portavoces. Estos tienen el monopolio de la patria. Y a veces, de la renta de la patria.
-en segundo lugar, esa patria, además convertida en parte de "nuestra" América, es tan nuestra que se vuelve "cosa nuestra" (en italiano es llamada de un modo un poco distinto). Como tal, no es "cosa pública" y la "cosa nuestra" queda en familia (el líder es el padre, el que le sigue es "el hijo de Chávez", Fidel al decir de Evo es "abuelito", y así). La familia se entromete en los asuntos públicos y éstos, que en principio son de todos, se convierten en "asunto de familia", con prerrogativas.
-y en tercer lugar, en esa familia extendida unos pocos suelen decidir "en petit comité", siempre al borde de la conspiración y en todo caso en el conciliábulo que suele terminar en marrullería.
El problema está en que, si la política se va en maniobras, en mucha familiaridad -hasta en el habla, pero también en la designación de herederos- y en asuntos de fe, la izquierda no ha salido culturalmente hablando del mundo dominante, el oligárquico. Con frecuencia, los valores son parecidos, aunque sin duda la oligarquía le pone la mala fe, mientras que la izquierda le pone, en verdad, las mejores intenciones del mundo, muy generales eso sí.
La confusión es tal que el actual presidente venezolano Nicolás Maduro ganó con poco margen (lejos de la victoria apabullante que previó el chavismo) y que en El Salvador sucedió más recientemente lo mismo con Salvador Sánchez Cerén, también de origen popular. No hay lugar para triunfalismos y sí para líos (a falta de análisis, que no abundan), aunque haya que apoyar seguramente al proyecto más redistributivo. No es la izquierda la que debiera ser el principal blanco de crítica, sino una oligarquía que, retrógrada, lo permea todo y encima se da hoy el lujo de hacerse pasar por demócrata y popular, bajo cobertura civilista. Parece que el disfraz se vuelve hábito, aunque no haga al monje, como no lo hace en la izquierda. Si Maduro tiene que definir la palabra "socialismo", lo hará tan mal como la opositora María Corina Machado la palabra "democracia". Tiene algo de pleito de clientelas en un pueblo que no se asume como tal, sino que por momentos ve quién le da más. La realidad de los votos dice que están partidos en dos.Venezuela y El Salvador -en este segundo caso, lamentable luego de las alianzas logradas con el presidente saliente Mauricio Funes-
Ni Venezuela ni El Salvador tienen tradición democrática y ésta no es nada más asunto de "repartir mejor". El materialismo no es asunto de marxistas: es lo único que tiene en mente la oligarquía (por algo se alía con el país que "tiene la plata"), y no habría que correr a imitarla en esa creencia absurda de que lo material lo es absolutamente todo (!y que solo es cuestión de que todos "lo" tengan!). Ni Venezuela ni El Salvador están en un camino distinto al desarrollista.
jueves, 27 de marzo de 2014
CHINA EN LA ESTRATEGIA DE EU
A diferencia del "palo" utilizado contra Rusia, a China se le reserva en Estados Unidos la "plata", o si se quiere, la zanahoria. No hay ante China nada comparable a la expansión occidental en las fronteras de Rusia mediante la Organización para el Tratado del Atlántico Norte. Prueba de ello es que no ha aumentado la beligencia de Taiwan (Formosa) contra China.
Basta ver la cuenta de twitter del halcón estadounidense Zbigniew Brzezinski ("Zbig", para los amigos), considerado el titiritero del presidente estadounidense Barack Obama, para constatar lo afirmado. En esa cuenta, Brzezinski se jacta de haber participado en las negociaciones secretas que llevaron en 1972 al restablecimiento de relaciones entre Washington y Beijing, con Deng Xiaoping en el poder. Ahí está la foto de "Zbig" con Deng. En la misma cuenta, Brzezinski celebra por ejemplo la abstención de China en Naciones Unidas cada vez que el interés ruso está en juego. No hay ni una sola palabra de agresividad contra Bejing. Y por lo demás, es a la muralla china que la esposa de Obama, Michelle, acaba de ir a relajarse.
En 1997, al dar a conocer su estrategia para Eurasia, Brzezinski se mostró partidario de dejarle un importante papel regional a China en Asia. "Zbig" señala que difícilmente puede China convertirse en un poder militar global antes de dos décadas, suponiendo que pueda conseguirlo, y tampoco es China un gran poder nuclear. Brzezinski observa que China no tiene con qué ser un poder global.
Para Brzezinski, "la influencia geopolítica de una China más grande no es incompatible con el interés de Estados Unidos en una Asia estable y pluralista". "Zbig" hace una clara invitación a que los chinos consideren a los estadounidenses como "aliados naturales".
Frente a quienes creen en un futuro chino, "Zbig" afirma: "el deseo convencional de que China sea el próximo poder global está creando paranoia fuera de China y fomentando la megalomanía dentro de China". Desde 1997, el halcón estadounidense señala que las tasas de crecimiento chinas no podrán ser mantenidas indefinidamente.
"Cooptar" es la línea que sigue Estados Unidos, y funciona bastante bien. Ahora, Estados Unidos calcula utilizar el hipotético "boom" del gas pizarra o "shale gas" para exportarle este recurso a los asiáticos y explotarlo en China, de tal modo que ésta no tenga la tentación de recurrir a los energéticos de Rusia.
Al menos en la visión estadounidense, China no es la potencia del mañana, ni hay motivos para hacerle la vida imposible. Los antecedentes de este enfoque están en la ruptura sino-soviética de 1960, una oportunidad que poco más de diez años después Washington supo aprovechar tan bien como los chinos, todo a espaldas de Rusia. Tampoco es para mañana la gran alianza Rusia-China. No es muy realista cambiar una megalomanía -la de Estados Unidos como poder unipolar, de los ricos- por otra -la de China, el poder de los "condenados de la Tierra". "Ricos" contra "pobres" es una versión Pedro Infante de las relaciones internacionales, o la creencia de que mañana serán "pobres venidos a más" y "ricos venidos a menos". Esto no es un análisis.
Basta ver la cuenta de twitter del halcón estadounidense Zbigniew Brzezinski ("Zbig", para los amigos), considerado el titiritero del presidente estadounidense Barack Obama, para constatar lo afirmado. En esa cuenta, Brzezinski se jacta de haber participado en las negociaciones secretas que llevaron en 1972 al restablecimiento de relaciones entre Washington y Beijing, con Deng Xiaoping en el poder. Ahí está la foto de "Zbig" con Deng. En la misma cuenta, Brzezinski celebra por ejemplo la abstención de China en Naciones Unidas cada vez que el interés ruso está en juego. No hay ni una sola palabra de agresividad contra Bejing. Y por lo demás, es a la muralla china que la esposa de Obama, Michelle, acaba de ir a relajarse.
En 1997, al dar a conocer su estrategia para Eurasia, Brzezinski se mostró partidario de dejarle un importante papel regional a China en Asia. "Zbig" señala que difícilmente puede China convertirse en un poder militar global antes de dos décadas, suponiendo que pueda conseguirlo, y tampoco es China un gran poder nuclear. Brzezinski observa que China no tiene con qué ser un poder global.
Para Brzezinski, "la influencia geopolítica de una China más grande no es incompatible con el interés de Estados Unidos en una Asia estable y pluralista". "Zbig" hace una clara invitación a que los chinos consideren a los estadounidenses como "aliados naturales".
Frente a quienes creen en un futuro chino, "Zbig" afirma: "el deseo convencional de que China sea el próximo poder global está creando paranoia fuera de China y fomentando la megalomanía dentro de China". Desde 1997, el halcón estadounidense señala que las tasas de crecimiento chinas no podrán ser mantenidas indefinidamente.
"Cooptar" es la línea que sigue Estados Unidos, y funciona bastante bien. Ahora, Estados Unidos calcula utilizar el hipotético "boom" del gas pizarra o "shale gas" para exportarle este recurso a los asiáticos y explotarlo en China, de tal modo que ésta no tenga la tentación de recurrir a los energéticos de Rusia.
Al menos en la visión estadounidense, China no es la potencia del mañana, ni hay motivos para hacerle la vida imposible. Los antecedentes de este enfoque están en la ruptura sino-soviética de 1960, una oportunidad que poco más de diez años después Washington supo aprovechar tan bien como los chinos, todo a espaldas de Rusia. Tampoco es para mañana la gran alianza Rusia-China. No es muy realista cambiar una megalomanía -la de Estados Unidos como poder unipolar, de los ricos- por otra -la de China, el poder de los "condenados de la Tierra". "Ricos" contra "pobres" es una versión Pedro Infante de las relaciones internacionales, o la creencia de que mañana serán "pobres venidos a más" y "ricos venidos a menos". Esto no es un análisis.
martes, 25 de marzo de 2014
SOBRE TIEMPOS CONSERVADORES
El análisis de las relaciones internacionales no ha creado casi nada nuevo desde la Guerra Fría.
Tan es así que el tono de la Guerra Fría sigue intacto, aunque lo utilizan los mismos que dicen que la Guerra Fría terminó -lo utilizan para amenazar con la vuelta de la Guerra Fría, como si se hubiera ido (si acaso, estuvo un tiempo ausente en los años Yeltsin). Si el extinto Ronald Reagan decía que la Unión Soviética era el "imperio del mal", quienes supuestamente "analizan" los sucesos de estas semanas se lanzan a decir que "el oso despierta", que "un Putin nos vigila" o que "el imperio contraataca", en la misma incapacidad -la de Reagan- para distinguir entre realidad y ficción, por ejemplo la de una serie televisiva o la de Star Wars. A la izquierda -la que queda- le agrada mucho todo ésto, pues Crimea le recuerda Checoslovaquia o Afganistán y, la verdad, no hay nada malo en la eterna juventud (con un mensaje "primaveral", por añadidura). Seguimos en los años maravillosos, cuando podíamos estar contra un imperio.
Que China es la potencia del mañana, mientras que Rusia no pasa de "capitalismo mafioso" (aunque sea demostrable incluso para un trotskista que las mafias no tienen el poder en Moscú), tampoco es del todo nuevo. En los años '60, luego de la ruptura entre Moscú y Beijing, intelectuales europeos y próceres tercermundistas se inclinaron casi todos por China, el cuello mao y la Revolución Cultural, sobre todo si era para hablar desde la ardiente Gran Marcha contra el frío Palacio de Invierno. La Gran Marcha sigue imperturbable hacia el luminoso porvenir económico y China es la gran promesa, como lo fue cuando denunció la coexistencia pacífica soviético-estadounidense. La izquierda no "redescubrió" a China con la caída del Muro ni la del sovietismo: China siempre fue la querida de la izquierda desde los años '60.
En cuanto al tercermundismo, multiplica las potencias para tener mayores "márgenes de maniobra" y sacarle algo a la que se deje. Los estudios internacionales se uncen un día al carro globalizador estadounidense, el día anterior al toyotismo japonés, el posterior a la Unión Europea (con su pedigrí), luego a China y, como va, a ese nuevo tercermundismo que son los BRICS (Brasil, Rusia, India y China, con un "plus" de Sudáfrica), con una Rusia que "calladita se ve más bonita" (el truco BRICS es incluir como tercermundista a un país que no lo es).
Así siguen los análisis de relaciones internacionales en los temas favoritos de los años '60: molesta a un soviético (o a un ruso) y dile imperial, ponte amarillo con los pobres del Yangtsé y ponte sobre todo a ver qué le sacas a quién, o a ver quién te mantiene. Grandes cambios, lo que se llama grandes, no los hay. Más bien hay una inercia completa de quienes al mismo tiempo ven en cada coyuntura un "nuevo orden mundial", como quien se cree el anuncio ése que insiste: "tú haces el cambio". Ah claro, !Yo! Créenme cualquier acontecimiento que me permita protagonizarlo.
Tan es así que el tono de la Guerra Fría sigue intacto, aunque lo utilizan los mismos que dicen que la Guerra Fría terminó -lo utilizan para amenazar con la vuelta de la Guerra Fría, como si se hubiera ido (si acaso, estuvo un tiempo ausente en los años Yeltsin). Si el extinto Ronald Reagan decía que la Unión Soviética era el "imperio del mal", quienes supuestamente "analizan" los sucesos de estas semanas se lanzan a decir que "el oso despierta", que "un Putin nos vigila" o que "el imperio contraataca", en la misma incapacidad -la de Reagan- para distinguir entre realidad y ficción, por ejemplo la de una serie televisiva o la de Star Wars. A la izquierda -la que queda- le agrada mucho todo ésto, pues Crimea le recuerda Checoslovaquia o Afganistán y, la verdad, no hay nada malo en la eterna juventud (con un mensaje "primaveral", por añadidura). Seguimos en los años maravillosos, cuando podíamos estar contra un imperio.
Que China es la potencia del mañana, mientras que Rusia no pasa de "capitalismo mafioso" (aunque sea demostrable incluso para un trotskista que las mafias no tienen el poder en Moscú), tampoco es del todo nuevo. En los años '60, luego de la ruptura entre Moscú y Beijing, intelectuales europeos y próceres tercermundistas se inclinaron casi todos por China, el cuello mao y la Revolución Cultural, sobre todo si era para hablar desde la ardiente Gran Marcha contra el frío Palacio de Invierno. La Gran Marcha sigue imperturbable hacia el luminoso porvenir económico y China es la gran promesa, como lo fue cuando denunció la coexistencia pacífica soviético-estadounidense. La izquierda no "redescubrió" a China con la caída del Muro ni la del sovietismo: China siempre fue la querida de la izquierda desde los años '60.
En cuanto al tercermundismo, multiplica las potencias para tener mayores "márgenes de maniobra" y sacarle algo a la que se deje. Los estudios internacionales se uncen un día al carro globalizador estadounidense, el día anterior al toyotismo japonés, el posterior a la Unión Europea (con su pedigrí), luego a China y, como va, a ese nuevo tercermundismo que son los BRICS (Brasil, Rusia, India y China, con un "plus" de Sudáfrica), con una Rusia que "calladita se ve más bonita" (el truco BRICS es incluir como tercermundista a un país que no lo es).
Así siguen los análisis de relaciones internacionales en los temas favoritos de los años '60: molesta a un soviético (o a un ruso) y dile imperial, ponte amarillo con los pobres del Yangtsé y ponte sobre todo a ver qué le sacas a quién, o a ver quién te mantiene. Grandes cambios, lo que se llama grandes, no los hay. Más bien hay una inercia completa de quienes al mismo tiempo ven en cada coyuntura un "nuevo orden mundial", como quien se cree el anuncio ése que insiste: "tú haces el cambio". Ah claro, !Yo! Créenme cualquier acontecimiento que me permita protagonizarlo.
lunes, 24 de marzo de 2014
EU-RUSIA: EL ASUNTO NO ES LA MAD
A lo único que se refirió hace poco un periodista televisivo ruso es al sistema que los occidentales llaman "mano muerta" (o "Perímetro"), por el cual, si la Federación Rusa fuera destruida en un ataque nuclear, quedaría de todos modos un sistema de represalia automático (así estén muertos sus operadores). Este sistema enviaría misiles estratégicos al territorio estadounidense, y seguiríamos en la destrucción mutua asegurada (MAD). No es conveniente para Estados Unidos, pues aquí no hay ganancia.
Sin embargo, este no es el tema de actualidad, ya que la aspiración de Estados Unidos es otra. Hoy, Estados Unidos tiene una nueva doctrina militar por la que calcula ganar cualquier guerra, en cualquier parte del mundo, y en cualquier nivel de violencia, el nuclear incluido. Obviamente, es el sueño del control total del planeta. Esta doctrina fue hecha pública en 2006, cuando en la revista Foreign Affairs se dió a conocer que Estados Unidos no descarta la "primacía nuclear" como principal objetivo a lograr en el periodo actual. Se pasa así de un asunto "defensivo" a uno ofensivo, que es por lo demás lo que ha venido haciendo desde la guerra de Yugoslavia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Decía la revista Foreign Affairs: "si Estados Unidos lanzara un ataque nuclear contra Rusia (o China), el país que fuera el blanco quedaría con un arsenal de sobrevivencia mínimo, o con ninguno". Y así: "hoy, por primera vez en cerca de 50 años, Estados Unidos se encuentra ante la posibilidad de alcanzar la supremacía nuclear". Se ha abierto la posibilidad de una guerra nuclear con ganancia en un sistema que se rige por la ganancia. Por lo mismo, el balance nuclear de poder ya no está calculado como en la época de la MAD. Y para lograr la supremacía, Estados Unidos está desplegando su escudo antimisiles en Europa.
Los países que se han estado sumando, desde España hasta Turquía, pasando por Polonia, Rumania y Bulgaria, se arriesgan a ser objeto de un golpe preventivo o una represalia rusa. El asunto es que distintos países se prestan porque esperan que la ganancia sea repartida -es decir, sacar su parte "prorrateada" de este negocio. Estados Unidos calcula que los costos se repartan entre socios. Con tal de tener su parte, hay países dispuestos a asumir su parte de la "inversión", así se arriesguen a recibir un golpe ruso. Como a finales de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos calcula la ganancia casi gratis (como sucedió en Europa Occidental y con las bombas atómicas en Japón), y que sean otros quienes paguen los costos. Todos los que creen que hay que sumarse al ganador porque "es una buena inversión" no razonan. Calculan, esperan su parte de ganancia en automático, repiten lo que hay que repetir y ni siquieran piensan que pudieran recibir un golpe militar ruso por un asunto que no es el suyo. Así, los que creen que el mundo es cosa "de intereses" no saben ni cuáles son los suyos. Todo el cálculo está basado en que el chantaje es la ley de toda relación humana y que no hay más razón que la del más fuerte, bajo el supuesto erróneo de que Rusia es débil y puede ser reducida al caos. Aquí no existe ya la igualdad de condiciones que suponía la MAD, y es un poco raro que algunos estén dispuestos al cálculo estadounidense -que supone golpear, "pasar al acto"- creyendo que, ya en los golpes, no recibirán ni uno, mucho menos de peligro. Es el sueño muy difundido de la ganancia gratis, aunque no está probado que la realidad funcione así. Ya no es asunto de que "moriremos todos": es cosa de que algunos han calculado que dar un paso al frente es una ganancia. Esperan "un plus" y creen que ser VIP protege de pagar y de cualquier consecuencia de un acto. Parece que ha nacido un Hombre Nuevo, el irresponsable "total".
Sin embargo, este no es el tema de actualidad, ya que la aspiración de Estados Unidos es otra. Hoy, Estados Unidos tiene una nueva doctrina militar por la que calcula ganar cualquier guerra, en cualquier parte del mundo, y en cualquier nivel de violencia, el nuclear incluido. Obviamente, es el sueño del control total del planeta. Esta doctrina fue hecha pública en 2006, cuando en la revista Foreign Affairs se dió a conocer que Estados Unidos no descarta la "primacía nuclear" como principal objetivo a lograr en el periodo actual. Se pasa así de un asunto "defensivo" a uno ofensivo, que es por lo demás lo que ha venido haciendo desde la guerra de Yugoslavia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Decía la revista Foreign Affairs: "si Estados Unidos lanzara un ataque nuclear contra Rusia (o China), el país que fuera el blanco quedaría con un arsenal de sobrevivencia mínimo, o con ninguno". Y así: "hoy, por primera vez en cerca de 50 años, Estados Unidos se encuentra ante la posibilidad de alcanzar la supremacía nuclear". Se ha abierto la posibilidad de una guerra nuclear con ganancia en un sistema que se rige por la ganancia. Por lo mismo, el balance nuclear de poder ya no está calculado como en la época de la MAD. Y para lograr la supremacía, Estados Unidos está desplegando su escudo antimisiles en Europa.
Los países que se han estado sumando, desde España hasta Turquía, pasando por Polonia, Rumania y Bulgaria, se arriesgan a ser objeto de un golpe preventivo o una represalia rusa. El asunto es que distintos países se prestan porque esperan que la ganancia sea repartida -es decir, sacar su parte "prorrateada" de este negocio. Estados Unidos calcula que los costos se repartan entre socios. Con tal de tener su parte, hay países dispuestos a asumir su parte de la "inversión", así se arriesguen a recibir un golpe ruso. Como a finales de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos calcula la ganancia casi gratis (como sucedió en Europa Occidental y con las bombas atómicas en Japón), y que sean otros quienes paguen los costos. Todos los que creen que hay que sumarse al ganador porque "es una buena inversión" no razonan. Calculan, esperan su parte de ganancia en automático, repiten lo que hay que repetir y ni siquieran piensan que pudieran recibir un golpe militar ruso por un asunto que no es el suyo. Así, los que creen que el mundo es cosa "de intereses" no saben ni cuáles son los suyos. Todo el cálculo está basado en que el chantaje es la ley de toda relación humana y que no hay más razón que la del más fuerte, bajo el supuesto erróneo de que Rusia es débil y puede ser reducida al caos. Aquí no existe ya la igualdad de condiciones que suponía la MAD, y es un poco raro que algunos estén dispuestos al cálculo estadounidense -que supone golpear, "pasar al acto"- creyendo que, ya en los golpes, no recibirán ni uno, mucho menos de peligro. Es el sueño muy difundido de la ganancia gratis, aunque no está probado que la realidad funcione así. Ya no es asunto de que "moriremos todos": es cosa de que algunos han calculado que dar un paso al frente es una ganancia. Esperan "un plus" y creen que ser VIP protege de pagar y de cualquier consecuencia de un acto. Parece que ha nacido un Hombre Nuevo, el irresponsable "total".
jueves, 20 de marzo de 2014
PARA RUSIA, LA LEY DE HERODES...
Un analista de izquierda constataba recientemente en un portal Web (también de izquierda) que, luego de lo sucedido en Ucrania, a Rusia no le queda más que sacar una conclusión: "Occidente no respeta a los débiles". El analista, como muchos de sus compadres europeos y como otros más tercermundistas, latinoamericanos incluidos, se lanzó a dar por supuesto lo que para muchos rusos no es tan obvio: que Rusia es un país débil. Suponerlo es adelantarse a los deseos de quien quiere debilitar a Rusia. ¿Desde qué punto de vista está "débil" Rusia?¿Desde el militar?¿Desde el económico? Si estuviera débil, no habría razón para querer debilitarla, salvo que se trate al estilo latinoamericano de golpear al débil, es decir, de humillar. Pero sucede que Rusia no es la Alemania de Versalles y que Estados Unidos tiene cosas más importantes que tratar -negocios- que el honor de los países. Decir sobre Rusia que no es respetada por "débil" es creerse que ese país es una banana-republic (y claro, con un presidente tiránico, algo también frecuente en el trópico y en las plantaciones, o cañaveral adentro).
Los estadounidenses, que sí saben de negocios, consideran -lo ha dicho por ejemplo el analista Stephen Kinzer- lo siguiente: una pérdida para Rusia es una ganancia para Estados Unidos, y cualquier cosa que gane Rusia, una pérdida para Occidente (es fácil de traducir a costo-beneficio). Es cosa de cálculo ante cualquiera que entre a competir, y no cosa de lamentarse entre galletitas y té o cafeteando: "ay, la pobrecita Rusia. Pues ni modo, es que ya le tocaba,si ya me lo había dicho mi tía Maru, la que no se casó".
Que sea negocio y competencia no quiere decir que se trate de algo limpio, y el "libre mercado" o la "libre competencia" son para quienes quieran creerse el cuento. El truco es declarar perdedor al competidor, de antemano, o hacerlo pasar como éso: aquí, como que la cosa ya es de tahúres, puesto que se abre el juego con las cartas marcadas.
Quienes vayan a pasarse estos tiempos jugando a la baraja geopolítica, al naipe geoestratégico o al póker mundial en la cantina global, reparen al menos en lo que está siendo pregonado en la mesa de juego: !hagan sus apuestas, señores, ahorita que ya perdieron!
Como error de cálculo -de entrada- del tahúr gringo, no está mal. Y a los analistas alrededor de la mesa no queda más que decirles: !picarones!
Ya vayan trayendo a los músicos, que en la prensa y la televisión no faltan. Y que gane el mejor (otra de estos tahúres del "libre" mercado, puesto que se creen de entrada los mejores).
Yo invito.
Los estadounidenses, que sí saben de negocios, consideran -lo ha dicho por ejemplo el analista Stephen Kinzer- lo siguiente: una pérdida para Rusia es una ganancia para Estados Unidos, y cualquier cosa que gane Rusia, una pérdida para Occidente (es fácil de traducir a costo-beneficio). Es cosa de cálculo ante cualquiera que entre a competir, y no cosa de lamentarse entre galletitas y té o cafeteando: "ay, la pobrecita Rusia. Pues ni modo, es que ya le tocaba,si ya me lo había dicho mi tía Maru, la que no se casó".
Que sea negocio y competencia no quiere decir que se trate de algo limpio, y el "libre mercado" o la "libre competencia" son para quienes quieran creerse el cuento. El truco es declarar perdedor al competidor, de antemano, o hacerlo pasar como éso: aquí, como que la cosa ya es de tahúres, puesto que se abre el juego con las cartas marcadas.
Quienes vayan a pasarse estos tiempos jugando a la baraja geopolítica, al naipe geoestratégico o al póker mundial en la cantina global, reparen al menos en lo que está siendo pregonado en la mesa de juego: !hagan sus apuestas, señores, ahorita que ya perdieron!
Como error de cálculo -de entrada- del tahúr gringo, no está mal. Y a los analistas alrededor de la mesa no queda más que decirles: !picarones!
Ya vayan trayendo a los músicos, que en la prensa y la televisión no faltan. Y que gane el mejor (otra de estos tahúres del "libre" mercado, puesto que se creen de entrada los mejores).
Yo invito.
LOS RICOS TAMBIEN LLORAN
Hace poco, en medio de la crisis de Crimea, un presentador ruso de televisión, Dmitri Kisselev, ya encarrerado, afirmó algo que no es mentira: "Rusia es el único país en el mundo capaz de reducir a Estados Unidos a cenizas radioactivas". De inmediato, la opinión pública le cayó a Kisselev como si no supiera lo que estuviera diciendo, algo frecuente entre los borrachos. "Se" le recordó a Kisselev que Rusia también quedaría reducida a cenizas, por la destrucción mutua asegurada (MAD, por sus siglas en inglés, que gustan a muchos porque parece el título de algún hit de Queen o de Pink Floyd). Si Rusia se atreve, debe saber que nos vamos a morir todos. Así que mejor ni atreverse. Esto, por lo demás, lo creen muchos rusos.
El mundo actual no es el de la MAD. Es el de Estados Unidos que quiere dar un golpe -nuclear- contra Rusia, si la ocasión se presenta, para quedarse con el control de todo, con la doctrina del Full Spectrum Dominance. Y el escudo antimisiles está hecho para buscar que la Federación Rusa no pueda contestar. En realidad, lo que dijo Kisselev es que, si Washington lo intenta, quedarán en automático las órdenes de reducir a Estados Unidos a nada.
Sarah Pahlin, ex candidata republicana a la vicepresidencia estadounidense, dijo poco antes de Kisselev: "las armas nucleares son la mejor estrategia para enfrentar a Vladimir Putin". La exgobernadora de Alaska dijo lo anterior en un programa de entretenimiento y entre chistes. Es lo que sucede entre gente que se pone "alegre" porque está de algún modo "un poco subida de copas" o "un poco subida de tono". Vamos, nadie salió a recordarle a Pahlin la MAD, ni los efectos que podría tener su propuesta si los rusos alcanzan a responder. Y es que los ricos pueden permitirse todo, que para éso son libres: una guerrita nuclear sin crítica de la opinión pública. Lo que en el presentador ruso es una espantosa borrachera, como para sacarlo ya del escenario, en la estadounidense es el tipo de chistes de quien simplemente está un poco "alegre", casi inmejorable.
Es decir que una guerrita nuclear para los ricos es tolerable, un pecadillo de familia (al que todos los ambiciosos de la corte se plegarán entre risitas), mientras que palabras iguales o parecidas en un esclavo ruso son, mire usted, inaceptables: "éso" NO se hace, menos delante del G-8. ¿Pahlin dijo "nuclear"? Ay qué linda, la muy atrevida (desde chiquita se le conocía que iba a jugar con fuego, la coqueta)...
Y encima, se supone que son los comunistas que meten su lucha de clases en todo, impidiendo a los ricos gozarla y chantajear si no los dejan hacerlo ("nos vamos a morir toditos"). Ciertamente, la situación en Ucrania es muy chistosa. Como dijo la Pahlin, "la única cosa que puede detener a un tipo malo con un arma nuclear es un tipo bueno con un arma nuclear" (parafraseando un lema de la Asociación Nacional del Rifle). Que entretenidos son nuestros patrones.
¿Oye, ya te enteraste de que en Kíev hubo una revolución? Estuvo de lo más top, hubo muertos y toda la cosa.
El mundo actual no es el de la MAD. Es el de Estados Unidos que quiere dar un golpe -nuclear- contra Rusia, si la ocasión se presenta, para quedarse con el control de todo, con la doctrina del Full Spectrum Dominance. Y el escudo antimisiles está hecho para buscar que la Federación Rusa no pueda contestar. En realidad, lo que dijo Kisselev es que, si Washington lo intenta, quedarán en automático las órdenes de reducir a Estados Unidos a nada.
Sarah Pahlin, ex candidata republicana a la vicepresidencia estadounidense, dijo poco antes de Kisselev: "las armas nucleares son la mejor estrategia para enfrentar a Vladimir Putin". La exgobernadora de Alaska dijo lo anterior en un programa de entretenimiento y entre chistes. Es lo que sucede entre gente que se pone "alegre" porque está de algún modo "un poco subida de copas" o "un poco subida de tono". Vamos, nadie salió a recordarle a Pahlin la MAD, ni los efectos que podría tener su propuesta si los rusos alcanzan a responder. Y es que los ricos pueden permitirse todo, que para éso son libres: una guerrita nuclear sin crítica de la opinión pública. Lo que en el presentador ruso es una espantosa borrachera, como para sacarlo ya del escenario, en la estadounidense es el tipo de chistes de quien simplemente está un poco "alegre", casi inmejorable.
Es decir que una guerrita nuclear para los ricos es tolerable, un pecadillo de familia (al que todos los ambiciosos de la corte se plegarán entre risitas), mientras que palabras iguales o parecidas en un esclavo ruso son, mire usted, inaceptables: "éso" NO se hace, menos delante del G-8. ¿Pahlin dijo "nuclear"? Ay qué linda, la muy atrevida (desde chiquita se le conocía que iba a jugar con fuego, la coqueta)...
Y encima, se supone que son los comunistas que meten su lucha de clases en todo, impidiendo a los ricos gozarla y chantajear si no los dejan hacerlo ("nos vamos a morir toditos"). Ciertamente, la situación en Ucrania es muy chistosa. Como dijo la Pahlin, "la única cosa que puede detener a un tipo malo con un arma nuclear es un tipo bueno con un arma nuclear" (parafraseando un lema de la Asociación Nacional del Rifle). Que entretenidos son nuestros patrones.
¿Oye, ya te enteraste de que en Kíev hubo una revolución? Estuvo de lo más top, hubo muertos y toda la cosa.
miércoles, 19 de marzo de 2014
CRIMEA, LOS TARTAROS Y LAS "ETNIAS" DE VLADIMIR EL GRANDE
Queriendo congraciarse con los tártaros de Crimea (es suficiente con tratarlos como a todos, sean rusos o no), el presidente ruso, Vladimir Putin, se creyó y repitió la tesis de que la Unión Soviética era la "cárcel de los pueblos" o "cárcel de las nacionalidades". Es lo que sucede cuando uno desayuna huevos a la solzhenitsin en salsa trotski.
En plan malamente "étnico", sin entender lo que estaba diciendo, Putin dijo que "los tártaros fueron tratados injustamente" en la época soviética de las "represiones", que afectó a "millones de personas", "especialmente a los rusos" (!!!!). Putin remató llamando a la "rehabilitación de los tártaros de Crimea", a restituir sus "derechos" y a "limpiar su buen nombre". Cierto, lo mejor para no ofender demasiado a esos tártaros sería bajar el tono del paneslavismo, la gloria a Rusia y cosas por el estilo, considerando que los tártaros estaban en Crimea antes que los rusos.
Especialista de la época de la guerra mundial, el historiador Igor Pyhalov escribió en el portal de Odnako que no es necesario ir tan lejos. Los tártaros fueron deportados de Crimea al Asia Central en 1944. ¿Por qué? Simplemente, porque desertaron en masa durante la guerra. En cualquier ejército del mundo, la deserción se castiga. En algunos ejércitos, la deserción en tiempos de guerra se castiga con la muerte (es traición a la patria). Si los tártaros desertaron -frente a los nazis, además-, el castigo de ser deportados fue, como lo sugiere Pyhalov, una "medida suave", salvo que se crea que "estaban en su derecho" al no considerar a la Unión Soviética como su patria. Fue justamente la conciencia de que por algo los tártaros habían hecho éso que no fueron a dar directo al paredón o al más invernal de los gulags. Tampoco se los podía premiar y fue elegida una solución intermedia.
Así, los tártaros fueron castigados por desertores, no por tártaros (es decir, no hubo ningún pogrom al estilo del zarismo ruso). Lo mismo sucedió con muchos rusos (puesto que los hubo que desertaron, incluso en Stalingrado), incluyendo el héroe de Putin, el fallecido escritor Alexander Solzhenitsin, cuyo papel durante la guerra -el motivo de que fuera objeto de represión- ya debería ser tan conocido como sus obras. Si el extraviado presidente ruso -al que le cayó en Rusia la península de Crimea casi por algo de suerte de lotería- sigue en "plan étnico", no parará de encontrar quien, sí, quiera rehabilitar a los tártaros. De hecho, la rehabilitación de los ucranianos occidentales ya ha sido todo un éxito, tanto que, creyendo ganar, la Federación Rusa tiene un nuevo enemigo en puerta. Y es uno de los muy malos.
En plan malamente "étnico", sin entender lo que estaba diciendo, Putin dijo que "los tártaros fueron tratados injustamente" en la época soviética de las "represiones", que afectó a "millones de personas", "especialmente a los rusos" (!!!!). Putin remató llamando a la "rehabilitación de los tártaros de Crimea", a restituir sus "derechos" y a "limpiar su buen nombre". Cierto, lo mejor para no ofender demasiado a esos tártaros sería bajar el tono del paneslavismo, la gloria a Rusia y cosas por el estilo, considerando que los tártaros estaban en Crimea antes que los rusos.
Especialista de la época de la guerra mundial, el historiador Igor Pyhalov escribió en el portal de Odnako que no es necesario ir tan lejos. Los tártaros fueron deportados de Crimea al Asia Central en 1944. ¿Por qué? Simplemente, porque desertaron en masa durante la guerra. En cualquier ejército del mundo, la deserción se castiga. En algunos ejércitos, la deserción en tiempos de guerra se castiga con la muerte (es traición a la patria). Si los tártaros desertaron -frente a los nazis, además-, el castigo de ser deportados fue, como lo sugiere Pyhalov, una "medida suave", salvo que se crea que "estaban en su derecho" al no considerar a la Unión Soviética como su patria. Fue justamente la conciencia de que por algo los tártaros habían hecho éso que no fueron a dar directo al paredón o al más invernal de los gulags. Tampoco se los podía premiar y fue elegida una solución intermedia.
Así, los tártaros fueron castigados por desertores, no por tártaros (es decir, no hubo ningún pogrom al estilo del zarismo ruso). Lo mismo sucedió con muchos rusos (puesto que los hubo que desertaron, incluso en Stalingrado), incluyendo el héroe de Putin, el fallecido escritor Alexander Solzhenitsin, cuyo papel durante la guerra -el motivo de que fuera objeto de represión- ya debería ser tan conocido como sus obras. Si el extraviado presidente ruso -al que le cayó en Rusia la península de Crimea casi por algo de suerte de lotería- sigue en "plan étnico", no parará de encontrar quien, sí, quiera rehabilitar a los tártaros. De hecho, la rehabilitación de los ucranianos occidentales ya ha sido todo un éxito, tanto que, creyendo ganar, la Federación Rusa tiene un nuevo enemigo en puerta. Y es uno de los muy malos.
martes, 18 de marzo de 2014
PUTIN: UN DISCURSO ARRIESGADO
El discurso mediante el cual el presidente ruso, Vladimir Putin, justificó la adhesión de Crimea a la Federación Rusa (lo que supone un largo proceso de ratificación constitucional en Rusia), no estuvo exento de algunos desvaríos que los occidentales se apresuraron a recoger, magnificándolos.
Al principio de ese discurso, Putin hizo alusiones a la "gran Rusia" y al carácter "sagrado" de Crimea para los rusos. "En Crimea, dijo Putin, casi todo está compuesto de rusos". Sin embargo, el problema fundamental no está aquí, y el mismo Putin se encargó de señalar cómo lo ocurrido con Crimea se originó en buena medida por el desorden constitucional existente en Kíev, capital ucraniana.
Que Crimea "siempre ha sido rusa" no lo dijo Putin. Crimea fue durante tres siglos parte del Imperio Otomano, lo que explica entre otras cosas la presencia de tártaros en la península. Crimea y Sebastopol son rusos desde bastante tarde en la Historia, 1783, finales del siglo XVIII. Por lo demás, guste o no, Crimea fue por décadas parte de Ucrania. Putin fue claro al asegurar que Crimea tendrá, nótese bien, tres idiomas oficiales: ruso, tártaro y ucraniano.
Pertrecharse en el argumento de que Kosovo es independiente no fue lo mejor. Si Crimea es "muy rusa", Kosovo era siempre "muy serbio". La diferencia está en que Rusia recupera por "razones históricas" lo que Serbia debió conservar por esas mismas "razones históricas", pero perdió. El argumento esgrimido por Moscú es algo así como una puñalada de gran potencia contra la razón que en el pasado asistía a Belgrado: Rusia debe ganar por la misma razón por la cual Serbia debió aceptar una derrota que es una ofensa a la cultura y un culto al derecho de sangre ("Kosovo para los albaneses étnicos").
Dmitri Rogozin, funcionario de la industria rusa de defensa sancionado ahora por Estados Unidos, agregó: "actuaremos como conviene a una gran potencia", para referirse a la eventual ayuda a los rusoparlantes de Ucrania. Esta es la línea en la que conviene no insistir: Occidente, que lo ve todo en términos de potencia, de grandes y chiquitos, está a la espera de que Rusia haga lo mismo para verla como competidor y caerle encima, no por ser rusa, sino por ser competidora. Muchos dirigentes e intelectuales rusos, crecidos bajo la ignorancia brezhneviana, no entienden mayor cosa del capitalismo al que siguen imitando (que si los intereses, que si las grandes potencias, que si el derecho de sangre....).
Igual de desafortunado fue el pasaje del discurso sobre la "Rus de Kíev" ("Kíev es la madre de las ciudades rusas"), como lo fue el reconocimiento del derecho del oeste alemán a tragarse el Este (lo que se hizo en nombre del derecho de sangre). una Rusia que se crea "gran potencia" no hará más que excitar a quienes creen que es una prerrogativa estadounidense y mezclan sangre con dinero (tiene derecho de sangre el que puede comprárselo). Ideológicamente hablando, a veces Moscú es un monumento al desastre.
Al principio de ese discurso, Putin hizo alusiones a la "gran Rusia" y al carácter "sagrado" de Crimea para los rusos. "En Crimea, dijo Putin, casi todo está compuesto de rusos". Sin embargo, el problema fundamental no está aquí, y el mismo Putin se encargó de señalar cómo lo ocurrido con Crimea se originó en buena medida por el desorden constitucional existente en Kíev, capital ucraniana.
Que Crimea "siempre ha sido rusa" no lo dijo Putin. Crimea fue durante tres siglos parte del Imperio Otomano, lo que explica entre otras cosas la presencia de tártaros en la península. Crimea y Sebastopol son rusos desde bastante tarde en la Historia, 1783, finales del siglo XVIII. Por lo demás, guste o no, Crimea fue por décadas parte de Ucrania. Putin fue claro al asegurar que Crimea tendrá, nótese bien, tres idiomas oficiales: ruso, tártaro y ucraniano.
Pertrecharse en el argumento de que Kosovo es independiente no fue lo mejor. Si Crimea es "muy rusa", Kosovo era siempre "muy serbio". La diferencia está en que Rusia recupera por "razones históricas" lo que Serbia debió conservar por esas mismas "razones históricas", pero perdió. El argumento esgrimido por Moscú es algo así como una puñalada de gran potencia contra la razón que en el pasado asistía a Belgrado: Rusia debe ganar por la misma razón por la cual Serbia debió aceptar una derrota que es una ofensa a la cultura y un culto al derecho de sangre ("Kosovo para los albaneses étnicos").
Dmitri Rogozin, funcionario de la industria rusa de defensa sancionado ahora por Estados Unidos, agregó: "actuaremos como conviene a una gran potencia", para referirse a la eventual ayuda a los rusoparlantes de Ucrania. Esta es la línea en la que conviene no insistir: Occidente, que lo ve todo en términos de potencia, de grandes y chiquitos, está a la espera de que Rusia haga lo mismo para verla como competidor y caerle encima, no por ser rusa, sino por ser competidora. Muchos dirigentes e intelectuales rusos, crecidos bajo la ignorancia brezhneviana, no entienden mayor cosa del capitalismo al que siguen imitando (que si los intereses, que si las grandes potencias, que si el derecho de sangre....).
Igual de desafortunado fue el pasaje del discurso sobre la "Rus de Kíev" ("Kíev es la madre de las ciudades rusas"), como lo fue el reconocimiento del derecho del oeste alemán a tragarse el Este (lo que se hizo en nombre del derecho de sangre). una Rusia que se crea "gran potencia" no hará más que excitar a quienes creen que es una prerrogativa estadounidense y mezclan sangre con dinero (tiene derecho de sangre el que puede comprárselo). Ideológicamente hablando, a veces Moscú es un monumento al desastre.
lunes, 17 de marzo de 2014
NO AL CHOVINISMO GRAN RUSO...
Más de un ruso ha tomado la costumbre occidental de hacerlo todo en grande, con un "zoom" que muestre más de lo que hay (sic).
Claro, la prensa y la televisión occidentales están para cualquier cosa que sea "en grande", incluso una guerra, con quien sea, o casi. El resultado es que las metidas de pata también son en grande: durante horas, el periódico español "de mayor venta en el mundo" estuvo hace unos días con un encabezado que alertaba sobre movimientos militares en Belarus, "al sur de Ucrania". ¿Por qué no? Al sur de Ucrania está el Mar Negro y Belarus está al norte de Ucrania, pero contaba más el muy lúdico anuncio de una "guerra" en ciernes. Metidos a lo libidinal, en el mismo rotativo anunciaron el movimiento militar occidental en Polonia "para proteger" a este país. ¿Protegerlo así como de qué?¿O es que las tropas rusas van camino a Varsovia? Otros de izquierda decidieron que fue Putin quien declaró a Crimea "soberana e independiente": aquí es lúdico -!atínale a tu Putin, como en las maquinitas!- y libidinal ("yo deseo que caiga la autoridad"). Pues no, no fue Putin, fue Crimea la que se declaró soberana e independiente, por cierto que con un argumento legal desafortunado, pero válido en el derecho internacional "de nueva generación" (el de Kosovo). Hasta el lunes 17 de marzo, Putin no había firmado nada que integre, anexe o adhiera Crimea a la Federación Rusa. La gracia de todos estos asuntos lúdicos es que cualquiera sea libre de hacer lo que le dé la gana: proteger a Polonia de amenazas inexistentes, situar a Belarús donde más se nos antoje en el mapa y, desde luego, desconocer cualquier ley o cualquier cosa estatal que estorbe nuestra imaginación.
Unos cuantos comunistas rusos se metieron a lo mismo. No faltó el que festejara el regreso de la gente de Crimea a su "patria natal": esta ocurrencia de Vladimir Kashin, vicepresidente del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, supone que la gente de Crimea vuelva al lugar donde nunca nació, la actual Federación Rusa. Mijaíl Gorbachov. luego de alegar que "todo ésto es por culpa de quienes no permitieron la perestroika" (¿por qué me habeís dejado sin puesto, súbditos míos?), le siguió con que los "crimeos han corregido error de la época soviética" (el error de Jrushov, quien le regaló Crimea a Ucrania). He aquí a quien creció a la sombra del estancamiento con Brezhnev, pensando que Rusia es "un triunfador", según lo aprendió de la Segunda Guerra Mundial: !ya es hora de que Rusia recupere su grandeza!!Qué vivan Catalina la Grande y el zar Mijaíl 1ero!
En pleno azote, otro granruso, el líder comunista Guennadi Ziuganov, vió boleto y quiso viaje: ahora, que el grueso del Este de Ucrania siga el camino de Crimea. !Más para la Gran Rusia! Resulta que en realidad no es el camino, no sin decisión del Este ucraniano (que no tiene estatuto autónomo): aunque la población en esta región hable ruso, está en territorio de Ucrania y es por ende ucraniana. Desde el principio de esta crisis, el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, dijo que "Rusia quiere ver una Ucrania fuerte y estable" (lo que no parece el caso de los relajientos de Kíev). Los hay que le echan leña al fuego creyendo que es leña al juego. ¿Es que se trata de ver qué ventaja se saca del caos? No todos tienen por qué imitar a Estados Unidos.
Claro, la prensa y la televisión occidentales están para cualquier cosa que sea "en grande", incluso una guerra, con quien sea, o casi. El resultado es que las metidas de pata también son en grande: durante horas, el periódico español "de mayor venta en el mundo" estuvo hace unos días con un encabezado que alertaba sobre movimientos militares en Belarus, "al sur de Ucrania". ¿Por qué no? Al sur de Ucrania está el Mar Negro y Belarus está al norte de Ucrania, pero contaba más el muy lúdico anuncio de una "guerra" en ciernes. Metidos a lo libidinal, en el mismo rotativo anunciaron el movimiento militar occidental en Polonia "para proteger" a este país. ¿Protegerlo así como de qué?¿O es que las tropas rusas van camino a Varsovia? Otros de izquierda decidieron que fue Putin quien declaró a Crimea "soberana e independiente": aquí es lúdico -!atínale a tu Putin, como en las maquinitas!- y libidinal ("yo deseo que caiga la autoridad"). Pues no, no fue Putin, fue Crimea la que se declaró soberana e independiente, por cierto que con un argumento legal desafortunado, pero válido en el derecho internacional "de nueva generación" (el de Kosovo). Hasta el lunes 17 de marzo, Putin no había firmado nada que integre, anexe o adhiera Crimea a la Federación Rusa. La gracia de todos estos asuntos lúdicos es que cualquiera sea libre de hacer lo que le dé la gana: proteger a Polonia de amenazas inexistentes, situar a Belarús donde más se nos antoje en el mapa y, desde luego, desconocer cualquier ley o cualquier cosa estatal que estorbe nuestra imaginación.
Unos cuantos comunistas rusos se metieron a lo mismo. No faltó el que festejara el regreso de la gente de Crimea a su "patria natal": esta ocurrencia de Vladimir Kashin, vicepresidente del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, supone que la gente de Crimea vuelva al lugar donde nunca nació, la actual Federación Rusa. Mijaíl Gorbachov. luego de alegar que "todo ésto es por culpa de quienes no permitieron la perestroika" (¿por qué me habeís dejado sin puesto, súbditos míos?), le siguió con que los "crimeos han corregido error de la época soviética" (el error de Jrushov, quien le regaló Crimea a Ucrania). He aquí a quien creció a la sombra del estancamiento con Brezhnev, pensando que Rusia es "un triunfador", según lo aprendió de la Segunda Guerra Mundial: !ya es hora de que Rusia recupere su grandeza!!Qué vivan Catalina la Grande y el zar Mijaíl 1ero!
En pleno azote, otro granruso, el líder comunista Guennadi Ziuganov, vió boleto y quiso viaje: ahora, que el grueso del Este de Ucrania siga el camino de Crimea. !Más para la Gran Rusia! Resulta que en realidad no es el camino, no sin decisión del Este ucraniano (que no tiene estatuto autónomo): aunque la población en esta región hable ruso, está en territorio de Ucrania y es por ende ucraniana. Desde el principio de esta crisis, el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, dijo que "Rusia quiere ver una Ucrania fuerte y estable" (lo que no parece el caso de los relajientos de Kíev). Los hay que le echan leña al fuego creyendo que es leña al juego. ¿Es que se trata de ver qué ventaja se saca del caos? No todos tienen por qué imitar a Estados Unidos.
SERBIA: VUCIC PASA A COBRAR
En las elecciones parlamentarias serbias ganó con bastante el viceprimer ministro Aleksandar Vucic. Algunos se dicen sorprendidos porque, en el pasado, Vucic fue partidario de la "Gran Serbia".
Y lo fue. Vucic militó en el Partido Radical Serbio de Vojislav Seselj, alguien que nunca tuvo simpatía por Yugoslavia. A principios de los años '80, Seselj había sido condenado a cárcel por las autoridades yugoslavas. El líder del partido mencionado había estudiado en Estados Unidos, a donde regresó en 1989 para ser nombrado "jefe de los chetniks" (monarquistas serbios). Quien fuera presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, describió alguna vez a Seselj como "personificación de la violencia y el primitivismo". En 1994-95, Seselj volvió a la cárcel por oponerse a Milosevic, aunque luego tuvo que ser tomado en cuenta como parte de una política de "unidad nacional" en Belgrado. Cuando Seselj fue capturado y llevado al tribunal de La Haya, Vucic lo defendió. Seselj habría estado ligado al grupo paramilitar Aguilas Blancas, que se dedicó a la limpieza étnica en Croacia -contra los croatas.
Seselj y su partido prestaron un gran servicio a Occidente al complicarle la vida a Milosevic y a cualquier intento por mantener a Yugoslavia unida. Como Milosevic tampoco vió con buenos ojos la República Serbia de Bosnia, no hay pruebas de que sea él quien estuvo patrocinando la "Gran Serbia". Lo hicieron gente como Seselj y como Vucic.
Vucic se dice hoy "arrepentido" y se da golpes de pecho, aunque en el pasado sirvió a Occidente para deshacerse de Milosevic. Vucic es ahora un ferviente partidario de la integración en la Unión Europea y de esas "reformas difíciles y dolorosas" para "sanear la economía" que exige Bruselas. Y así, es la segunda vez que Vucic le brinda un servicio a Occidente: la primera fue golpeando, la segunda es plegándose. Hasta podría pensarse que pasa a cobrar por golpear, igual que otros extremistas, de izquierda, que hicieron poco por defender a Yugoslavia y mucho por creerse que la nacionalidad se lleva en la sangre, como los privilegios (los reales y los supuestos) y como la inteligencia que Vucic no tiene, puesto que lo suyo no es razonar: en el pasado, como hoy, simplemente "negocia su precio" con quienes se lo ponen -los europeos que le sacan su pasado-, y peleará contra cualquiera que no vea la existencia de un país como un negocio más (!los privilegiados son los burócratas de Milosevic!). Serbia ya es una "economía de mercado" que premia a quien sabe "cómo venderse" y calcular los "costos de oportunidad". El puesto lo vale.
Y lo fue. Vucic militó en el Partido Radical Serbio de Vojislav Seselj, alguien que nunca tuvo simpatía por Yugoslavia. A principios de los años '80, Seselj había sido condenado a cárcel por las autoridades yugoslavas. El líder del partido mencionado había estudiado en Estados Unidos, a donde regresó en 1989 para ser nombrado "jefe de los chetniks" (monarquistas serbios). Quien fuera presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, describió alguna vez a Seselj como "personificación de la violencia y el primitivismo". En 1994-95, Seselj volvió a la cárcel por oponerse a Milosevic, aunque luego tuvo que ser tomado en cuenta como parte de una política de "unidad nacional" en Belgrado. Cuando Seselj fue capturado y llevado al tribunal de La Haya, Vucic lo defendió. Seselj habría estado ligado al grupo paramilitar Aguilas Blancas, que se dedicó a la limpieza étnica en Croacia -contra los croatas.
Seselj y su partido prestaron un gran servicio a Occidente al complicarle la vida a Milosevic y a cualquier intento por mantener a Yugoslavia unida. Como Milosevic tampoco vió con buenos ojos la República Serbia de Bosnia, no hay pruebas de que sea él quien estuvo patrocinando la "Gran Serbia". Lo hicieron gente como Seselj y como Vucic.
Vucic se dice hoy "arrepentido" y se da golpes de pecho, aunque en el pasado sirvió a Occidente para deshacerse de Milosevic. Vucic es ahora un ferviente partidario de la integración en la Unión Europea y de esas "reformas difíciles y dolorosas" para "sanear la economía" que exige Bruselas. Y así, es la segunda vez que Vucic le brinda un servicio a Occidente: la primera fue golpeando, la segunda es plegándose. Hasta podría pensarse que pasa a cobrar por golpear, igual que otros extremistas, de izquierda, que hicieron poco por defender a Yugoslavia y mucho por creerse que la nacionalidad se lleva en la sangre, como los privilegios (los reales y los supuestos) y como la inteligencia que Vucic no tiene, puesto que lo suyo no es razonar: en el pasado, como hoy, simplemente "negocia su precio" con quienes se lo ponen -los europeos que le sacan su pasado-, y peleará contra cualquiera que no vea la existencia de un país como un negocio más (!los privilegiados son los burócratas de Milosevic!). Serbia ya es una "economía de mercado" que premia a quien sabe "cómo venderse" y calcular los "costos de oportunidad". El puesto lo vale.
sábado, 15 de marzo de 2014
HUBO UNA VEZ UNA SERBIA GRANDOTOTA...
No está probado que haya sido el extinto Slobodan Milosevic, alguna vez presidente yugoslavo, quien empujó a la creación de una "Gran Serbia". Durante la guerra en Yugoslavia, Occidente contó lo que quiso sobre los "odios ancestrales" y asuntos por el estilo, que la mayoría de los occidentales se tragaron.
Los partidarios de esa "Gran Serbia", o "panserbios", estaban en otra parte, por ejemplo en la derecha serbia, cuyo líder fue por un buen rato Vojislav Seselj. No pocos serbios, creyéndose que una "Gran Serbia" bien valía deshacerse de Milosevic, empujaron junto con Occidente contra el ex presidente que murió en La Haya. Y entre quienes empujaron, además de gente como Radovan Karadzic (el mismo que cayó en la trampa de Holbrooke), Vuk Draskovic (Movimiento de Renovación Serbio, considerado de centro-derecha) y Vesna Pesic, estuvo alguien de nombre Tomislav Nikolic.
Nunca hubo ninguna "Gran Serbia" y los serbios, además de ser sacados a patadas de Croacia (en particular de Krajina), terminaron por perder Kosovo, algo en lo que no cedió Milosevic, quien ni siquiera perdió la guerra contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Es en 2013 que Serbia y Kosovo normalizaron relaciones y en 2008 que Kosovo declaró su independencia (Milosevic falleció en 2006). Digamos que casi por milagro el asunto no llegó a la pérdida del norte de Serbia (Voivodina), aunque Sandzak (al sur) no está bajo control y, encima, se rompió la alianza con Montenegro. La "Gran Serbia" terminó en un muy pequeño territorio. Hoy, también la República Serbia en Bosnia está bajo presión, y hace poco hubo incidentes en Sarajevo -previos desmanes en Tuzla- para desestabilizar al gobierno de esa república (con sede en Banjaluka), encabezado por Milorad Dodik, y someterlo a Bosnia. La pequeña gran Serbia está destinada por lo visto al achicamiento.
Uno de los partidarios -incluso a punta de pistola- de esa "Gran Serbia" (además, con sesgo monarquista-chetnik), Tomislav Nikolic, tiene hoy un cargo sorprendente: es el presidente de Serbia. Y como tal, declara sin problemas: "Serbia ha atado su futuro a la Unión Europea". Sí, se puede en el pasado ser fanático de la "Gran Serbia" y luego partidario de la Gran Europa, sin que a los occidentales les incomode. Nikolic, si tiene que pedir perdón por los sucesos de Srebrenica, lo hace, sin considerar siquiera los testimonios de la Haya que tienden a exonerar de la masacre al serbio Ratko Mladic (entregado por odio al ejército yugoslavo del "demócrata" y "progresista" Boris Tadic) y a responsabilizar a Alija Izetbegovic. ¿Qué dicen las pruebas en La Haya? Importan poco, incluso para Nikolic o para quienes entregaron a Milosevic o a Mladic.
Lo que Estados Unidos nunca consiguió por la política (en la diplomacia) y por la guerra (bombardeando Yugoslavia), lo logró, sin violencia, con el cálculo económico: la ganancia para el poder serbio -aunque no pase de Belgrado y alrededores- se puede lograr vendiendo a Yugoslavia, sus políticos y sus militares. Es el mismo tipo de cálculo de quienes, luego de vender al soviético, venden al ruso, incluso siendo rusos. Y funciona: es posible ser un día partidario de la Gran Serbia y al otro día tocar con lo que sea a la puerta de la Gran Europa, ya que lo que cuenta en los extremos es ganar, siempre... Aunque en realidad, la "Gran Serbia" haya terminado por ser casi negocio bananero. Por este rumbo quisiera más de un astuto negociante occidental tratar con la "Gran Rusia", hasta reventarla. En Yugoslavia, el asunto no era religioso, ni "étnico" (si lo hubiera sido, Nikolic estaría castigado), pero Occidente supo ganarlo con la ayuda de los extremos de siempre: los de la "derecha de sangre" ("donde hay un serbio, está Serbia", y también la monarquía se transmite por la sangre) y la extrema izquierda antiburocrática ("todo socialismo es burocrático"). Lo que sea, con tal de tener poder y ser "alguien" en la vida (al menor precio, por cierto).
Los partidarios de esa "Gran Serbia", o "panserbios", estaban en otra parte, por ejemplo en la derecha serbia, cuyo líder fue por un buen rato Vojislav Seselj. No pocos serbios, creyéndose que una "Gran Serbia" bien valía deshacerse de Milosevic, empujaron junto con Occidente contra el ex presidente que murió en La Haya. Y entre quienes empujaron, además de gente como Radovan Karadzic (el mismo que cayó en la trampa de Holbrooke), Vuk Draskovic (Movimiento de Renovación Serbio, considerado de centro-derecha) y Vesna Pesic, estuvo alguien de nombre Tomislav Nikolic.
Nunca hubo ninguna "Gran Serbia" y los serbios, además de ser sacados a patadas de Croacia (en particular de Krajina), terminaron por perder Kosovo, algo en lo que no cedió Milosevic, quien ni siquiera perdió la guerra contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Es en 2013 que Serbia y Kosovo normalizaron relaciones y en 2008 que Kosovo declaró su independencia (Milosevic falleció en 2006). Digamos que casi por milagro el asunto no llegó a la pérdida del norte de Serbia (Voivodina), aunque Sandzak (al sur) no está bajo control y, encima, se rompió la alianza con Montenegro. La "Gran Serbia" terminó en un muy pequeño territorio. Hoy, también la República Serbia en Bosnia está bajo presión, y hace poco hubo incidentes en Sarajevo -previos desmanes en Tuzla- para desestabilizar al gobierno de esa república (con sede en Banjaluka), encabezado por Milorad Dodik, y someterlo a Bosnia. La pequeña gran Serbia está destinada por lo visto al achicamiento.
Uno de los partidarios -incluso a punta de pistola- de esa "Gran Serbia" (además, con sesgo monarquista-chetnik), Tomislav Nikolic, tiene hoy un cargo sorprendente: es el presidente de Serbia. Y como tal, declara sin problemas: "Serbia ha atado su futuro a la Unión Europea". Sí, se puede en el pasado ser fanático de la "Gran Serbia" y luego partidario de la Gran Europa, sin que a los occidentales les incomode. Nikolic, si tiene que pedir perdón por los sucesos de Srebrenica, lo hace, sin considerar siquiera los testimonios de la Haya que tienden a exonerar de la masacre al serbio Ratko Mladic (entregado por odio al ejército yugoslavo del "demócrata" y "progresista" Boris Tadic) y a responsabilizar a Alija Izetbegovic. ¿Qué dicen las pruebas en La Haya? Importan poco, incluso para Nikolic o para quienes entregaron a Milosevic o a Mladic.
Lo que Estados Unidos nunca consiguió por la política (en la diplomacia) y por la guerra (bombardeando Yugoslavia), lo logró, sin violencia, con el cálculo económico: la ganancia para el poder serbio -aunque no pase de Belgrado y alrededores- se puede lograr vendiendo a Yugoslavia, sus políticos y sus militares. Es el mismo tipo de cálculo de quienes, luego de vender al soviético, venden al ruso, incluso siendo rusos. Y funciona: es posible ser un día partidario de la Gran Serbia y al otro día tocar con lo que sea a la puerta de la Gran Europa, ya que lo que cuenta en los extremos es ganar, siempre... Aunque en realidad, la "Gran Serbia" haya terminado por ser casi negocio bananero. Por este rumbo quisiera más de un astuto negociante occidental tratar con la "Gran Rusia", hasta reventarla. En Yugoslavia, el asunto no era religioso, ni "étnico" (si lo hubiera sido, Nikolic estaría castigado), pero Occidente supo ganarlo con la ayuda de los extremos de siempre: los de la "derecha de sangre" ("donde hay un serbio, está Serbia", y también la monarquía se transmite por la sangre) y la extrema izquierda antiburocrática ("todo socialismo es burocrático"). Lo que sea, con tal de tener poder y ser "alguien" en la vida (al menor precio, por cierto).
viernes, 14 de marzo de 2014
CRIMEA: LA SITUACION ACTUAL
Que Rusia haya supuestamente invadido Crimea en defensa de los "rusos étnicos" no es un argumento sólido. Más bien parece una trampa para ir metiendo a Rusia en el camino yugoslavo, aunque no es seguro que Moscú caiga, pese a la intoxicación que sufren incluso algunos medios oficiales rusos, tentados por una "Gran Rusia", pretexto ideal para que los occidentales lo utilicen.
No toda la población de Crimea es "rusa étnica", y la que lo es constituye una mayoría (58%), pero tampoco abrumadora. Hay un 24 por ciento de "ucranianos étnicos" y un 12 por ciento de tártaros: juntos, son un nada desdeñable 36 por ciento la población de la península. Hasta el momento, no parece que los ucranianos en Crimea hayan ofrecido una gran resistencia; tampoco los tártaros. Y no parece que los rusos tengan prisa por expulsar a los otros dos grupos. No existe ni una imagen de resistencia al supuesto "invasor", ni una "masacre" del invasor contra alguna de las dos minorías. De hecho, la única invasión que se ha producido en Crimea es la un dron estadounidense tipo MQ-5B que pertenece a una brigada militar de espionaje con sede en Baviera, Alemania. La brigada fue llevada a principios de marzo a la región ucraniana de Kirovograd, que se encuentra así, para decirlo suavemente, con una "presencia extraña", una de las tantas de los occidentales en suelo ucraniano.
La declaración de independencia de la República Autónoma de Crimea y Sebastopol la define como "multiétnica" y la compromete -textualmente- a "preservar la paz entre las etnias y las confesiones dentro de su territorio". No hay nada que defina a esa república como "rusa", aunque la idea sea sumarse a la Federación Rusa, donde habita mucha gente que no es "rusa étnica". Por lo demás, bastantes ucranianos viven en Rusia y, que se sepa, nadie ha ido a molestarlos. El argumento jurídico para Crimea es un derecho reconocido por la Corte Internacional de Justicia sobre Kosovo, en 2010.
Quienes esperan una "Gran Rusia" en Moscú no hacen bien, si esa grandeza es la del "ruso étnico". Estados Unidos le tendió esa trampa al fallecido Slobodan Milosevic en Yugoslavia, y está probado que la potencia se sirvió de serbios como Radovan Karadzic, a quien el diplomático estadounidense Richard Holbrooke prometió impunidad con tal de que siguiera atizando el fuego en Bosnia-Herzegovina. El entorno de Milosevic cayó en otra trampa cuando, bajo la presidencia de Dobrica Cosic, el millonario serbio-californiano Milan Panic ocupó el cargo de primer ministro yugoslavo. Toda concesión yugoslava en aras de la paz fue tomada en Occidente como debilidad y se le atribuyó a Milosevic el deseo de crear una "Gran Serbia", como se habla hoy del regreso de la "Gran Rusia", algo que algunos rusos deberían parar.
Aunque en un principio llamó al auxilio de Occidente, el líder de los tártaros de Crimea, Mustafá Dzhamilev, finalmente dió por buena la decisión de la República. En cuanto a los ucranianos que viven en Crimea, no hay informes de un éxodo masivo a Ucrania; sí los hay en cambio de los muchos -militares incluidos- que se cambiaron de bando y no están contra Rusia, aunque sí contra el gobierno actual instalado en Kíev.
No toda la población de Crimea es "rusa étnica", y la que lo es constituye una mayoría (58%), pero tampoco abrumadora. Hay un 24 por ciento de "ucranianos étnicos" y un 12 por ciento de tártaros: juntos, son un nada desdeñable 36 por ciento la población de la península. Hasta el momento, no parece que los ucranianos en Crimea hayan ofrecido una gran resistencia; tampoco los tártaros. Y no parece que los rusos tengan prisa por expulsar a los otros dos grupos. No existe ni una imagen de resistencia al supuesto "invasor", ni una "masacre" del invasor contra alguna de las dos minorías. De hecho, la única invasión que se ha producido en Crimea es la un dron estadounidense tipo MQ-5B que pertenece a una brigada militar de espionaje con sede en Baviera, Alemania. La brigada fue llevada a principios de marzo a la región ucraniana de Kirovograd, que se encuentra así, para decirlo suavemente, con una "presencia extraña", una de las tantas de los occidentales en suelo ucraniano.
La declaración de independencia de la República Autónoma de Crimea y Sebastopol la define como "multiétnica" y la compromete -textualmente- a "preservar la paz entre las etnias y las confesiones dentro de su territorio". No hay nada que defina a esa república como "rusa", aunque la idea sea sumarse a la Federación Rusa, donde habita mucha gente que no es "rusa étnica". Por lo demás, bastantes ucranianos viven en Rusia y, que se sepa, nadie ha ido a molestarlos. El argumento jurídico para Crimea es un derecho reconocido por la Corte Internacional de Justicia sobre Kosovo, en 2010.
Quienes esperan una "Gran Rusia" en Moscú no hacen bien, si esa grandeza es la del "ruso étnico". Estados Unidos le tendió esa trampa al fallecido Slobodan Milosevic en Yugoslavia, y está probado que la potencia se sirvió de serbios como Radovan Karadzic, a quien el diplomático estadounidense Richard Holbrooke prometió impunidad con tal de que siguiera atizando el fuego en Bosnia-Herzegovina. El entorno de Milosevic cayó en otra trampa cuando, bajo la presidencia de Dobrica Cosic, el millonario serbio-californiano Milan Panic ocupó el cargo de primer ministro yugoslavo. Toda concesión yugoslava en aras de la paz fue tomada en Occidente como debilidad y se le atribuyó a Milosevic el deseo de crear una "Gran Serbia", como se habla hoy del regreso de la "Gran Rusia", algo que algunos rusos deberían parar.
Aunque en un principio llamó al auxilio de Occidente, el líder de los tártaros de Crimea, Mustafá Dzhamilev, finalmente dió por buena la decisión de la República. En cuanto a los ucranianos que viven en Crimea, no hay informes de un éxodo masivo a Ucrania; sí los hay en cambio de los muchos -militares incluidos- que se cambiaron de bando y no están contra Rusia, aunque sí contra el gobierno actual instalado en Kíev.
jueves, 13 de marzo de 2014
UCRANIA: PUTIN SE PONE RIJOSO...
Los aliados, socios o cómplices occidentales, como quiera que se los llame, están más que dispuestos a defender "la integridad territorial de Ucrania".
En los últimos años, el ejército estadounidense ha venido realizando en el occidente de Ucrania ejercicios militares, conocidos con el nombre de Rapid Trident. En el año 2013, por ejemplo, en estos ejercicios que concluyeron en la localidad ucraniana de Yavoriv participaron mil 300 soldados, originarios de 17 países (Armenia, Azerbaidján, Bulgaria, Canadá, Dinamarca, Georgia, Alemania, Reino Unido, Moldova, Noruega, Polonia, Rumania, Serbia, Suecia, Turquía y los propios Estados Unidos). Estos ejercicios están destinados a facilitar el acercamiento entre Ucrania y la Organización del Tratado del Atlántico Norte. En las maniobras, con un "enemigo simulado", se supone que se trata de "mantener la paz y estabilidad internacionales", aunque hay elementos bélicos "tacticos". En nombre de esa paz, el ejército estadounidense crea así una fuerza multinacional -una más- y prepara a ucranianos para participar en ella.
Digamos que esta es la forma en que Estados Unidos le mete mano a Ucrania. Este año 2014, los ejercicios Rapid Trident, previstos para dentro de pocos meses en Lviv (también en el occidente ucraniano), no han sido suspendidos.
Si en nombre de la "integridad territorial" Occidente le mete militares de 17 países a Ucrania, cada año, las críticas contra Vladimir Putin pueden interpretarse como lo que pretenden ser, un mensaje contundente al presidente ruso:
-¿bueno y ultimadamente, qué le ves a mi vieja?
En los últimos años, el ejército estadounidense ha venido realizando en el occidente de Ucrania ejercicios militares, conocidos con el nombre de Rapid Trident. En el año 2013, por ejemplo, en estos ejercicios que concluyeron en la localidad ucraniana de Yavoriv participaron mil 300 soldados, originarios de 17 países (Armenia, Azerbaidján, Bulgaria, Canadá, Dinamarca, Georgia, Alemania, Reino Unido, Moldova, Noruega, Polonia, Rumania, Serbia, Suecia, Turquía y los propios Estados Unidos). Estos ejercicios están destinados a facilitar el acercamiento entre Ucrania y la Organización del Tratado del Atlántico Norte. En las maniobras, con un "enemigo simulado", se supone que se trata de "mantener la paz y estabilidad internacionales", aunque hay elementos bélicos "tacticos". En nombre de esa paz, el ejército estadounidense crea así una fuerza multinacional -una más- y prepara a ucranianos para participar en ella.
Digamos que esta es la forma en que Estados Unidos le mete mano a Ucrania. Este año 2014, los ejercicios Rapid Trident, previstos para dentro de pocos meses en Lviv (también en el occidente ucraniano), no han sido suspendidos.
Si en nombre de la "integridad territorial" Occidente le mete militares de 17 países a Ucrania, cada año, las críticas contra Vladimir Putin pueden interpretarse como lo que pretenden ser, un mensaje contundente al presidente ruso:
-¿bueno y ultimadamente, qué le ves a mi vieja?
martes, 11 de marzo de 2014
UCRANIA: LA BUENA ONDA DEL UCRANIANO...
El fascismo nunca fue solamente asunto de grupos de choque. Fue un fenómeno colectivo muy curioso, porque, según confesó más de un alemán al final de la última guerra mundial, "no se dio cuenta" de lo que pasaba,y tampoco "supo nada". ¿Qué, salía humo de la chimenea por aquí cerca?¿Ah sí?
En Ucrania occidental y central está ocurriendo un fenómeno colectivo. No sirve de mucho adelantarse a llamarlo "fascismo". Que haya grupos de choque extremistas alentados desde Occidente, tampoco es muy nuevo: al fin y al cabo, se sabe qué potencias (con un auténtico papelón de Francia en Munich) se hicieron las que "no veían" el ascenso del fuhrer.
Como Occidente (incluyendo al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional) anuncian que ayudarán a Ucrania, los ucranianos están a la expectativa, claro está, desinformados del contenido concreto de lo que supone recibir esa "ayuda" o incluso de ser parte de la Unión Europea. En el occidente ucraniano, alguien promedio piensa que habrá "algo qué agarrar", y es muy lógico: si hay ayuda, es que podrá existir la posibilidad de "agarrar", desde viajar a Occidente o moverse ahí libremente hasta recibir dinero como caído del cielo para hacer algún negocio. Nadie está hablando de costos. Simplemente, sucede que papi es espléndido y, con hacer como él, nos dará nuestro domingo.
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno ucraniano no tiene prisa por pagarle a la empresa rusa Gazprom adeudos que están ahí desde febrero. No es la primera vez que tiene lugar esta situación, ya que provocó una "guerra del gas" al poco tiempo de la Revolución Naranja ucraniana. Y es que los naranjas, como los pardos, parecen creer que Gazprom pudiera ser como papi, el espléndido: !gratis! !Un revolucionario no paga!¿Desde cuándo? Por lo demás, Gazprom es rusa, Rusia perdió y a los perdedores, como a los débiles, no se los protege: deben cargar con los costos, algo que incluso una buena parte de la izquierda encuentra muy normal. !Que pague el perdedor, que por algo es loser!¿De cuándo acá pagan los ganadores?
Lo ideal sería que Rusia asegure gratuidad (hay quien dice que los naranjas de Kíev prolongan de algún modo el sovietismo) y que Occidente permita agarrar, es decir, que se subsidie el negocio privado (¿qué hay de nuevo, viejo?) o, también, que cualquiera pueda "agarrar" y obtener a su favor sin pagar. La mentalidad de papi, la de la ganancia, está ya bastante bien difundida, tanto que los oligarcas se están repartiendo el gobierno ucraniano de hoy. Lo nuevo es que los hijos de papi -hijos ucranianos, aunque papi está en otra parte- creen que se puede hacer ganancia sin ningún costo, algo formidable que no se le ocurriría a ningún empresario productivo, pero sí a un especulador que vive de lo ajeno, como los hijos de papi, que quieren su dinerito por andar de "ociosos" y bohemios en la Revolución del Maidán, . Este es uno de los resultados más sorprendentes de una transición donde muchos quieren sovietismo más negocio, el mejor de los mundos (!todo gratis!), sin dar absolutamente nada. Ante la perspectiva de ganar sin pagar nada, más de uno se cree sin problema que no hay nada qué ver, nada qué saber y, francamente, nada de qué darse cuenta. La única pregunta que cuenta es: ¿y a mi, cuánto me toca?
En Ucrania occidental y central está ocurriendo un fenómeno colectivo. No sirve de mucho adelantarse a llamarlo "fascismo". Que haya grupos de choque extremistas alentados desde Occidente, tampoco es muy nuevo: al fin y al cabo, se sabe qué potencias (con un auténtico papelón de Francia en Munich) se hicieron las que "no veían" el ascenso del fuhrer.
Como Occidente (incluyendo al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional) anuncian que ayudarán a Ucrania, los ucranianos están a la expectativa, claro está, desinformados del contenido concreto de lo que supone recibir esa "ayuda" o incluso de ser parte de la Unión Europea. En el occidente ucraniano, alguien promedio piensa que habrá "algo qué agarrar", y es muy lógico: si hay ayuda, es que podrá existir la posibilidad de "agarrar", desde viajar a Occidente o moverse ahí libremente hasta recibir dinero como caído del cielo para hacer algún negocio. Nadie está hablando de costos. Simplemente, sucede que papi es espléndido y, con hacer como él, nos dará nuestro domingo.
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno ucraniano no tiene prisa por pagarle a la empresa rusa Gazprom adeudos que están ahí desde febrero. No es la primera vez que tiene lugar esta situación, ya que provocó una "guerra del gas" al poco tiempo de la Revolución Naranja ucraniana. Y es que los naranjas, como los pardos, parecen creer que Gazprom pudiera ser como papi, el espléndido: !gratis! !Un revolucionario no paga!¿Desde cuándo? Por lo demás, Gazprom es rusa, Rusia perdió y a los perdedores, como a los débiles, no se los protege: deben cargar con los costos, algo que incluso una buena parte de la izquierda encuentra muy normal. !Que pague el perdedor, que por algo es loser!¿De cuándo acá pagan los ganadores?
Lo ideal sería que Rusia asegure gratuidad (hay quien dice que los naranjas de Kíev prolongan de algún modo el sovietismo) y que Occidente permita agarrar, es decir, que se subsidie el negocio privado (¿qué hay de nuevo, viejo?) o, también, que cualquiera pueda "agarrar" y obtener a su favor sin pagar. La mentalidad de papi, la de la ganancia, está ya bastante bien difundida, tanto que los oligarcas se están repartiendo el gobierno ucraniano de hoy. Lo nuevo es que los hijos de papi -hijos ucranianos, aunque papi está en otra parte- creen que se puede hacer ganancia sin ningún costo, algo formidable que no se le ocurriría a ningún empresario productivo, pero sí a un especulador que vive de lo ajeno, como los hijos de papi, que quieren su dinerito por andar de "ociosos" y bohemios en la Revolución del Maidán, . Este es uno de los resultados más sorprendentes de una transición donde muchos quieren sovietismo más negocio, el mejor de los mundos (!todo gratis!), sin dar absolutamente nada. Ante la perspectiva de ganar sin pagar nada, más de uno se cree sin problema que no hay nada qué ver, nada qué saber y, francamente, nada de qué darse cuenta. La única pregunta que cuenta es: ¿y a mi, cuánto me toca?
lunes, 10 de marzo de 2014
UCRANIA: MR. GRANDE GUEULE...(¿FACHITOS? MANDALOS POR BHL)
Bernard Henri Lévy, el nuevo filósofo francés, declaró a la televisión en Kíev, capital ucraniana, que no había visto a nadie antisemita ni a neonazis en la protesta. ¿A quién vió BHL, como es conocido este intelectual, en la plaza Maidán de Kíev?
Napoleón Bonaparte, que no hacía las cosas en pequeño, se plantó alguna vez ante sus soldados en Egipto y les dijo, previo ataque ante los mamelucos: "Soldados, desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos de Historia os contemplan".
BHL hizo un alegato un tanto parecido en Maidán. BHL es un gran filósofo y, como tal, tenía que hacer un gran alegato. Lo hizo ante una gran multitud, congregada en la gran capital de un gran país ("para una gran ciudad, grandes acciones"). BHL arrancó entonces dirigiéndose "a todos los pueblos de Ucrania" y terminó ridiculizando al presidente ruso Vladimir Putin, el "matasiete de Sochi, ese Tarzán que no llega a Popeye" (sic), un presidente de caricatura, muy chiquito. El filósofo estuvo discurriendo sin necesitar en ningún momento espinaca soviética, ni una liana para descolgarse en Crimea. !Ah non non, jamais! Que al fin y al cabo, a este "personaje" lo estaban protegiendo los mismos a quienes dijo no haber visto.
Desde luego, BHL no dijo nada propio, sino que estuvo hablando por la Historia y por Europa, la gran Europa. No le habló a personas, sino "a los nietos de los sobrevivientes del Holodomor, aquella hambruna asesina orquestada por Stalin, y los de Babi Yar, ese terrorífico símbolo de la Shoah". Desde el palco de la Historia, BHL se estuvo dirigiendo un buen rato a una multitud gigantesca: "somos millones -dijo- los que hemos comprendido que nuestro destino se decide aquí, en esta plaza de la Independencia que habeís rebautizado 'plaza de Europa'". Acto seguido, con un pie en la oratoria de izquierda ("contra el Estado de los oligarcas"), otro en el antisovietismo y una lengua de "síganme los buenos" (lo que le permitió a este Chapulín filósofo una andanada de ataques contra Putin), BHL se autonombró algo así como representante de la "excelencia de las civilizaciones", y estuvo perorando sobre la Bastilla, el ágora ateniense y otros lugares: ¿soldados de la democracia, desde lo alto de esta plaza Maidán, siglos de Historia os contemplan? Algo así, porque BHL agregó: "Ucrania y Kíev ya resplandecían antes de que Rusia existiera" (y yo, BHL, pues ya estaba echado a andar con la causa de la libertad).
¿Como Napoléon? No tanto. Ferviente, apasionado, heroico y rodeado de algunos grupúsculos antisemitas y neonazis a los que -insistamos- nunca vió (pero que lo acompañaron en el reiterado grito de "No pasarán" contra Putin, el 2 de marzo pasado en Maidán), Bernard Henri-Lévy, ya en plan de "lo que sea, con tal de trascender", quería decir muy modestamente lo siguiente: Yo, Bernard Henri Lévy, he intercedido ante Bernard Henri Lévy para que os contemple! !Pueblos de Ucrania, miradme: c'est moi!!
Napoleón Bonaparte, que no hacía las cosas en pequeño, se plantó alguna vez ante sus soldados en Egipto y les dijo, previo ataque ante los mamelucos: "Soldados, desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos de Historia os contemplan".
BHL hizo un alegato un tanto parecido en Maidán. BHL es un gran filósofo y, como tal, tenía que hacer un gran alegato. Lo hizo ante una gran multitud, congregada en la gran capital de un gran país ("para una gran ciudad, grandes acciones"). BHL arrancó entonces dirigiéndose "a todos los pueblos de Ucrania" y terminó ridiculizando al presidente ruso Vladimir Putin, el "matasiete de Sochi, ese Tarzán que no llega a Popeye" (sic), un presidente de caricatura, muy chiquito. El filósofo estuvo discurriendo sin necesitar en ningún momento espinaca soviética, ni una liana para descolgarse en Crimea. !Ah non non, jamais! Que al fin y al cabo, a este "personaje" lo estaban protegiendo los mismos a quienes dijo no haber visto.
Desde luego, BHL no dijo nada propio, sino que estuvo hablando por la Historia y por Europa, la gran Europa. No le habló a personas, sino "a los nietos de los sobrevivientes del Holodomor, aquella hambruna asesina orquestada por Stalin, y los de Babi Yar, ese terrorífico símbolo de la Shoah". Desde el palco de la Historia, BHL se estuvo dirigiendo un buen rato a una multitud gigantesca: "somos millones -dijo- los que hemos comprendido que nuestro destino se decide aquí, en esta plaza de la Independencia que habeís rebautizado 'plaza de Europa'". Acto seguido, con un pie en la oratoria de izquierda ("contra el Estado de los oligarcas"), otro en el antisovietismo y una lengua de "síganme los buenos" (lo que le permitió a este Chapulín filósofo una andanada de ataques contra Putin), BHL se autonombró algo así como representante de la "excelencia de las civilizaciones", y estuvo perorando sobre la Bastilla, el ágora ateniense y otros lugares: ¿soldados de la democracia, desde lo alto de esta plaza Maidán, siglos de Historia os contemplan? Algo así, porque BHL agregó: "Ucrania y Kíev ya resplandecían antes de que Rusia existiera" (y yo, BHL, pues ya estaba echado a andar con la causa de la libertad).
¿Como Napoléon? No tanto. Ferviente, apasionado, heroico y rodeado de algunos grupúsculos antisemitas y neonazis a los que -insistamos- nunca vió (pero que lo acompañaron en el reiterado grito de "No pasarán" contra Putin, el 2 de marzo pasado en Maidán), Bernard Henri-Lévy, ya en plan de "lo que sea, con tal de trascender", quería decir muy modestamente lo siguiente: Yo, Bernard Henri Lévy, he intercedido ante Bernard Henri Lévy para que os contemple! !Pueblos de Ucrania, miradme: c'est moi!!
viernes, 7 de marzo de 2014
UCRANIA: LA CIA NEGO LA "INVASION RUSA"
Nadie pudo detectar la invasión rusa a Ucrania porque nunca se desplazaron tropas, ni pertrechos, ni aviones, ni tanques desde el territorio ruso al ucraniano. Los efectivos y el material rusos que están en la península de Crimea no son nada nuevos: se localizan ahí por un acuerdo entre Ucrania y Rusia. Hay algo más.
Dejemos de lado el peligro de tener líderes que no saben donde está Crimea. No importa. El congresista Peter King, por ejemplo, declaró: "es evidente que no pudimos prever ese nivel de ataque y ese nivel de intervención". Representantes estadounidenses en ambas cámaras del Congreso se quejaron ante el Pentágono y la CIA (Central de Inteligencia Americana) de no haber sido avisados con antelación de la invasión rusa.
Como que las agencias de seguridad estadounidenses no sabían ni de qué se trataba, algo extraño para una potencia que espía todo en el planeta entero. Sin embargo, "Los Angeles Times" recogió observaciones del director de la CIA, John Brennan, a unos cuantos legisladores: según el funcionario, Rusia está autorizada para tener 25 mil efectivos de tropa en Crimea de acuerdo a un tratado de 1997 con Ucrania (la cifra coincide con la de las fuentes rusas), y Moscú actuó de acuerdo con esas obligaciones. Así, en ningún momentó subió el número de efectivos rusos destacados en Crimea. Encima, Brennan afirmó que en Crimea "el número de soldados rusos movilizados durante la reciente crisis fue inferior a esa cifra". Fueron a lo sumo "reorganizaciones" o "reaglomeraciones" permitidas por los acuerdos entre Kiev y Moscú. LA CIA, en suma, no podía detectar una invasión porque no se estaba produciendo.
El "ciudadano" occidental se ha vuelto por lo general tan desvergonzado en sus cálculos que, haciendo cuentas, concluyó que lo mejor era sumar un ucraniano y restar un ruso para obtener una ganancia, aunque sea en una conversación. Hacer un cálculo no es tener uso de razón, ni parece que se quiera tener, puesto que "un ucraniano menos un ruso" sale más barato que un mínimo esfuerzo mental y de lógica. En esta desverguenza, el "ciudadano" de Occidente ni siquiera está al tanto de quienes lo gobiernan.
En efecto, Barack Obama, presidente estadounidense, aseveró que, en lo de Crimea, "Putin no engaña a nadie". Obama está en lo cierto y el presidente ruso también, puesto que no engañó a nadie. Se dan clases de lógica gratis.
Dejemos de lado el peligro de tener líderes que no saben donde está Crimea. No importa. El congresista Peter King, por ejemplo, declaró: "es evidente que no pudimos prever ese nivel de ataque y ese nivel de intervención". Representantes estadounidenses en ambas cámaras del Congreso se quejaron ante el Pentágono y la CIA (Central de Inteligencia Americana) de no haber sido avisados con antelación de la invasión rusa.
Como que las agencias de seguridad estadounidenses no sabían ni de qué se trataba, algo extraño para una potencia que espía todo en el planeta entero. Sin embargo, "Los Angeles Times" recogió observaciones del director de la CIA, John Brennan, a unos cuantos legisladores: según el funcionario, Rusia está autorizada para tener 25 mil efectivos de tropa en Crimea de acuerdo a un tratado de 1997 con Ucrania (la cifra coincide con la de las fuentes rusas), y Moscú actuó de acuerdo con esas obligaciones. Así, en ningún momentó subió el número de efectivos rusos destacados en Crimea. Encima, Brennan afirmó que en Crimea "el número de soldados rusos movilizados durante la reciente crisis fue inferior a esa cifra". Fueron a lo sumo "reorganizaciones" o "reaglomeraciones" permitidas por los acuerdos entre Kiev y Moscú. LA CIA, en suma, no podía detectar una invasión porque no se estaba produciendo.
El "ciudadano" occidental se ha vuelto por lo general tan desvergonzado en sus cálculos que, haciendo cuentas, concluyó que lo mejor era sumar un ucraniano y restar un ruso para obtener una ganancia, aunque sea en una conversación. Hacer un cálculo no es tener uso de razón, ni parece que se quiera tener, puesto que "un ucraniano menos un ruso" sale más barato que un mínimo esfuerzo mental y de lógica. En esta desverguenza, el "ciudadano" de Occidente ni siquiera está al tanto de quienes lo gobiernan.
En efecto, Barack Obama, presidente estadounidense, aseveró que, en lo de Crimea, "Putin no engaña a nadie". Obama está en lo cierto y el presidente ruso también, puesto que no engañó a nadie. Se dan clases de lógica gratis.
jueves, 6 de marzo de 2014
UCRANIA, O "PREXTALAS"...
Occidente ya ha anunciado que le dará dinero al nuevo gobierno de Ucrania.
Al mismo tiempo, Occidente ha anunciado que se quedará con el dinero del ex presidente Viktor Yanukovich y de 15 ex altos funcionarios ucranianos. Los activos de todos estos funcionarios serán congelados durante un año por la Unión Europea. El argumento es que Yanukovich y demás malversaron fondos estatales y, encima, que no respetan los Derechos Humanos. Si se encuentran otros responsables de estas violaciones a los DH, también serán congelados sus fondos. De igual modo, están anunciadas sanciones contra Rusia, que incluyen sanciones "económicas y monetarias". La Unión Europea ha anunciado el congelamiento de activos bancarios rusos. El Departamento estadounidense del Tesoro probablemente vaya a "congelar" otros tantos fondos de funcionarios rusos que tal vez sean acusados de violar las leyes internacionales.
De este modo, y como nadie ha dicho que "el dinero de Yanukovich le será devuelto al pueblo ucraniano" o que se le dará a los rusos demócratas, el guión seguido es el libio (como ya había ocurrido en Yugoslavia y Panamá, también, según lo demostró en su momento el economista panameño Juan Jované): Occidente prácticamente confiscará sin devolver el dinero de todos estos delincuentes, los Yanukovich y asociados.
Acto seguido, Occidente, por esos milagros de los circuitos monetarios internacionales, le prestará a Ucrania "su dinero suyo de los ucranianos": prestará, no "devolverá". Así, los aliados, como se llaman entre sí mismos, habrán juntado dinero ucraniano para prestarles a los ucranianos su propio dinero, bajo la forma de crédito (Fondo Monetario Internacional, organismos y agencias similares). Como es crédito, los ucranianos tendrán que pagarlo (intereses, por lo menos, sin contar con el eventual desmantelamiento de lo que queda de la economía ucraniana) y devolver con creces su propio dinero a los "socios" que se lo quedaron. Para decirlo más claro: los ucranianos tendrán que pagar por el dinero que les robaron.
Los aliados otorgarán este dinero llamándolo "ayuda", y una de las cosas más bonitas -siente uno algo así como ternurita- está en que los ucranianos y las ucranianas creen que este dinero les será regalado. Ni siquiera les ha pasado por la cabeza que lo tendrán que devolver, y por si fuera poco, pagándole a un ladrón por haberles robado.
Si alguien cree que Estados Unidos no sabe hacer negocios, está equivocado: es el mejor país del mundo para hacerlos, y lo hacen de tal modo que, por momentos, hasta dan ganas de saber "cómo lo hacen" -o cómo le hacen. Bien decían algunos argentinos: "gringos, go home. !Llévenos!".
Los ucranianos, así se crean príncipes polacos (en la parte occidental, al menos), se precipitan a estos negocios, que se hacen al estilo del Far West, con la algarabía y la preciosa inocencia del sioux que se acerca a fumar la pipa de la paz con Custer. Que al fin y al cabo, el tonto es el de la tribu de más atrás, hacia los Urales.
I want to live in America!
Al mismo tiempo, Occidente ha anunciado que se quedará con el dinero del ex presidente Viktor Yanukovich y de 15 ex altos funcionarios ucranianos. Los activos de todos estos funcionarios serán congelados durante un año por la Unión Europea. El argumento es que Yanukovich y demás malversaron fondos estatales y, encima, que no respetan los Derechos Humanos. Si se encuentran otros responsables de estas violaciones a los DH, también serán congelados sus fondos. De igual modo, están anunciadas sanciones contra Rusia, que incluyen sanciones "económicas y monetarias". La Unión Europea ha anunciado el congelamiento de activos bancarios rusos. El Departamento estadounidense del Tesoro probablemente vaya a "congelar" otros tantos fondos de funcionarios rusos que tal vez sean acusados de violar las leyes internacionales.
De este modo, y como nadie ha dicho que "el dinero de Yanukovich le será devuelto al pueblo ucraniano" o que se le dará a los rusos demócratas, el guión seguido es el libio (como ya había ocurrido en Yugoslavia y Panamá, también, según lo demostró en su momento el economista panameño Juan Jované): Occidente prácticamente confiscará sin devolver el dinero de todos estos delincuentes, los Yanukovich y asociados.
Acto seguido, Occidente, por esos milagros de los circuitos monetarios internacionales, le prestará a Ucrania "su dinero suyo de los ucranianos": prestará, no "devolverá". Así, los aliados, como se llaman entre sí mismos, habrán juntado dinero ucraniano para prestarles a los ucranianos su propio dinero, bajo la forma de crédito (Fondo Monetario Internacional, organismos y agencias similares). Como es crédito, los ucranianos tendrán que pagarlo (intereses, por lo menos, sin contar con el eventual desmantelamiento de lo que queda de la economía ucraniana) y devolver con creces su propio dinero a los "socios" que se lo quedaron. Para decirlo más claro: los ucranianos tendrán que pagar por el dinero que les robaron.
Los aliados otorgarán este dinero llamándolo "ayuda", y una de las cosas más bonitas -siente uno algo así como ternurita- está en que los ucranianos y las ucranianas creen que este dinero les será regalado. Ni siquiera les ha pasado por la cabeza que lo tendrán que devolver, y por si fuera poco, pagándole a un ladrón por haberles robado.
Si alguien cree que Estados Unidos no sabe hacer negocios, está equivocado: es el mejor país del mundo para hacerlos, y lo hacen de tal modo que, por momentos, hasta dan ganas de saber "cómo lo hacen" -o cómo le hacen. Bien decían algunos argentinos: "gringos, go home. !Llévenos!".
Los ucranianos, así se crean príncipes polacos (en la parte occidental, al menos), se precipitan a estos negocios, que se hacen al estilo del Far West, con la algarabía y la preciosa inocencia del sioux que se acerca a fumar la pipa de la paz con Custer. Que al fin y al cabo, el tonto es el de la tribu de más atrás, hacia los Urales.
I want to live in America!
miércoles, 5 de marzo de 2014
MOSCU: SALE PUTIN EN AMBULANCIA
En Ucrania, ya hemos tenido derecho a "prohibido prohibir", ese lema tan querido de los sesentayocheros. Si nuestros vástagos en Kíev quieren tomarse el gobierno a punta de pistola, no hay que prohibirles nada, ni resistir. Pueden desafiar y transgredir: su pulsión manda.
Entretanto, los rebeldes del rock que ofician en Washington con declaraciones tipo "!hola, soy Elvis la Pelvis!", demuestran, día tras día, que tienen toda la intención de llevar "la imaginación al poder", otro deseo del 68. La esposa de William Clinton, el ex presidente que toca el "sexofun" tan bien como el "saxofón", llamada Hillary para más señas, aprovechó en Long Beach (California) un encuentro en un Club de Boys and Girls para comparar al presidente ruso, Vladimir Putin, con Adolf Hitler. ¿Y por qué no?
El argumento de la loca de la casa es que, al igual que Hitler, Putin defiende a sus "compatriotas étnicos". "Hitler -según la Hillary- siempre sostuvo que no se trataba bien a los alemanes étnicos, los alemanes de origen que estaban en localidades de Checoslovaquia o Rumania (¿uh?). Tengo que ir a proteger a mi pueblo, dijo". El "debo proteger a mi pueblo", agregó la ex secretaria de Estado, es "lo que ha puesto a todo el mundo nervioso".
Ahí está el resultado de tragarse las tesis de Hannah Arendt, más otras -como las mexicanas de "Yo, el francés"- que auguraron una alianza "roji-parda" en una Rusia revanchista. Que Adolfito haya librado una guerra ofensiva -cada vez más lejos de Alemania-, mientras que Putin se defiende como puede, ni nos va, ni nos viene. Si Putin es como Adolfito, entonces está lo suficientemente loco para hacer explotar en la puerta de su casa, Rusia, una bomba de tiempo llamada Ucrania.
En dos guerras previas, la de Chechenia y la de Osetia del Sur, Putin no actuó en defensa de rusos étnicos que no hay, por lo que Hillary dice cualquier tontería -pero de marca, éso sí. Y nadie se pone especialmente nervioso.
A la siguiente, estos baby-boomers saldrán con "seamos realistas, pidamos lo imposible", que es el tipo de demandas que plantean por ejemplo las Pussy Riot donde las dejen ("queremos echar a Putin").
Entretanto, los rebeldes del rock que ofician en Washington con declaraciones tipo "!hola, soy Elvis la Pelvis!", demuestran, día tras día, que tienen toda la intención de llevar "la imaginación al poder", otro deseo del 68. La esposa de William Clinton, el ex presidente que toca el "sexofun" tan bien como el "saxofón", llamada Hillary para más señas, aprovechó en Long Beach (California) un encuentro en un Club de Boys and Girls para comparar al presidente ruso, Vladimir Putin, con Adolf Hitler. ¿Y por qué no?
El argumento de la loca de la casa es que, al igual que Hitler, Putin defiende a sus "compatriotas étnicos". "Hitler -según la Hillary- siempre sostuvo que no se trataba bien a los alemanes étnicos, los alemanes de origen que estaban en localidades de Checoslovaquia o Rumania (¿uh?). Tengo que ir a proteger a mi pueblo, dijo". El "debo proteger a mi pueblo", agregó la ex secretaria de Estado, es "lo que ha puesto a todo el mundo nervioso".
Ahí está el resultado de tragarse las tesis de Hannah Arendt, más otras -como las mexicanas de "Yo, el francés"- que auguraron una alianza "roji-parda" en una Rusia revanchista. Que Adolfito haya librado una guerra ofensiva -cada vez más lejos de Alemania-, mientras que Putin se defiende como puede, ni nos va, ni nos viene. Si Putin es como Adolfito, entonces está lo suficientemente loco para hacer explotar en la puerta de su casa, Rusia, una bomba de tiempo llamada Ucrania.
En dos guerras previas, la de Chechenia y la de Osetia del Sur, Putin no actuó en defensa de rusos étnicos que no hay, por lo que Hillary dice cualquier tontería -pero de marca, éso sí. Y nadie se pone especialmente nervioso.
A la siguiente, estos baby-boomers saldrán con "seamos realistas, pidamos lo imposible", que es el tipo de demandas que plantean por ejemplo las Pussy Riot donde las dejen ("queremos echar a Putin").
UCRANIA: ¿QUIEN TIRO EN MAIDAN?
Maidán, la plaza rebelde en Kíev, la capital ucraniana, es fashion. Yo soy Maidán, tú eres Maidán. Todos somos Maidán.
Durante las protestas, en Occidente fue mostrado un vídeo de una joven y hermosa ucraniana pidiéndole ayuda al mundo. La joven dijo: "somos gente civilizada", agregó que no quería nada soviético y que los políticos de ese entonces en Ucrania eran "bárbaros". Poco faltó para que la joven fuera declarada "la novia del Maidán" (algo así como la Larissa Riquelme de la rebeldía), o algo parecido que permita "consumir Revolución".
Como es sabido, en Maidán hubo trifulcas y balaceras. La versión de Urmas Paet, ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, es la siguiente (le fue transmitida a Catherine Ashton, Alta Comisionada para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, vía telefónica): los francotiradores que dispararon contra la multitud y contra policías fueron contratados por líderes opositores. La conversación entre Paet y Ashton fue grabada y ya ha sido reproducida en Internet. En la conversación, Paet agregó: "ahora queda claro que no fue Yanukovich, sino que fueron miembros de la coalición nueva quienes contrataron a francotiradores".
Urmas Paet ya ha confirmado que la grabación es auténtica. Paet supo de lo ocurrido porque había estado en Kíev para el 25 de febrero.
John Kerry, secretario estadounidense de Estado, fue a depositar flores y a persignarse delante de una ofrenda a las víctimas en Maidán. En cuanto al presidente ruso, Vladimir Putin, declaró ayer que Estados Unidos "experimenta con los países como si fueran ratas".
Así, Kerry rindió un sentido homenaje a las ratas.
Durante las protestas, en Occidente fue mostrado un vídeo de una joven y hermosa ucraniana pidiéndole ayuda al mundo. La joven dijo: "somos gente civilizada", agregó que no quería nada soviético y que los políticos de ese entonces en Ucrania eran "bárbaros". Poco faltó para que la joven fuera declarada "la novia del Maidán" (algo así como la Larissa Riquelme de la rebeldía), o algo parecido que permita "consumir Revolución".
Como es sabido, en Maidán hubo trifulcas y balaceras. La versión de Urmas Paet, ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, es la siguiente (le fue transmitida a Catherine Ashton, Alta Comisionada para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, vía telefónica): los francotiradores que dispararon contra la multitud y contra policías fueron contratados por líderes opositores. La conversación entre Paet y Ashton fue grabada y ya ha sido reproducida en Internet. En la conversación, Paet agregó: "ahora queda claro que no fue Yanukovich, sino que fueron miembros de la coalición nueva quienes contrataron a francotiradores".
Urmas Paet ya ha confirmado que la grabación es auténtica. Paet supo de lo ocurrido porque había estado en Kíev para el 25 de febrero.
John Kerry, secretario estadounidense de Estado, fue a depositar flores y a persignarse delante de una ofrenda a las víctimas en Maidán. En cuanto al presidente ruso, Vladimir Putin, declaró ayer que Estados Unidos "experimenta con los países como si fueran ratas".
Así, Kerry rindió un sentido homenaje a las ratas.
UCRANIA: I LOVE GOEBBELS
Joseph Goebbels, un "oldie but goodie" de la propaganda, decía que una mentira que se repite cien veces puede convertirse en verdad. Este clásico nazi sabía que una mentira es una mentira y una verdad, una verdad. Hoy, muchos occidentales no pueden entender la diferencia, en parte gracias a la costumbre de afirmar que no hay verdad, o que cada quien debe vérselas con la suya. Así tuvo lugar en Crimea una ocupación rusa que nunca ocurrió.
En el peor de los casos hubo en Crimea algunos movimientos de "spetnazGRU", algo así como agentes rusos encubiertos, pero las pruebas son escasas. Hay otros argumentos: frente al envío de provocadores desde Kíev, la capital ucraniana, una parte de la población de Crimea, que suele ser de origen ruso, habría creado autodefensas (tal vez apoyadas en las Berkut locales) y paralizado la provocación.
Los medios de comunicación masiva occidentales no entienden de pruebas, ni les interesa, porque lo suyo es libidinal: si les excita afirmar que Rusia invadió Crimea, es que ahí está la verdad, en el éxtasis de la afirmación. Desde luego, pudieron haber mostrado a las tropas y los tanques rusos entrando en Crimea. No hay ni una fotografía. Si no pueden sacar fotos, podrían mostrar imágenes satelitales (un poco menos manoseadas que las de Colin Powell cuando inventó armas de destrucción masiva en Iraq). Tampoco. El quid es el orgasmo que se consigue atribuyéndole al presidente ruso, Vladimir Putin, lo que sea (quien no le entre seguramente que no sabe qué es un orgasmo y es un reprimido). El frígido Putin, por cierto, afirmó que Moscú ni siquiera estudia la posibilidad de anexarse Crimea (entre otras cosas, sería un acto ilegal en este momento).
Incluso un bloguero francés en Moscú que destaca por su objetividad estaba listo a festejar la llegada de los tanques rusos a Crimea. Viacheslav Titiokin, diputado comunista en la Duma rusa, igual de perdido, se puso a celebrar el envío de tropas rusas a Crimea, como si estuviéramos en tiempos del mujeriego Leonid Brezhnev.
Occidente quería la invasión. Esto se llama provocación. Lo que hay en Crimea es la Flota Rusa del Mar Negro, por un acuerdo legal entre Ucrania y Rusia. El personal de la Flota está ubicado en Sebastopol y Feodosia (25 mil hombres). También esta flota tiene dos aeródromos (Gvardeiski en Kacha, Sebastopol) arrendados. De estos lugares no salió nadie a tomarse ninguna Crimea.
Muy simplemente, Occidente quiere a esa Flota fuera para ir metiendo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte en la región y paralizar los movimientos rusos hacia el Mediterráneo (si se trata de restarle capacidad defensiva a Rusia, esto se llama una agresión). La recién liberada ex primera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, ya declaró lo que Occidente quería oír: "la Flota del Mar Negro -dijo-, especialmente tras todos los acontecimientos que están teniendo lugar, ha de ser calificada como foco de inestabilidad militar en territorio de Ucrania, una fuente de guerra. Por lo tanto necesitamos retirarla de Ucrania cuanto antes". A esta declaración se le llama "clímax". Y al modo occidental de excitarse, "Sex and the city", algo mucho más atractivo que el viejo Goebbels.
martes, 4 de marzo de 2014
UCRANIA: ESTUVO TODO BIEN PADROTE...
Durante varios días, los medios de comunicación masiva occidentales entraron a cubrir la crisis ucraniana como quien entra a un espectáculo de table dance y pide que ellas "lo den todo", si es necesario en lo oscurito. Sin que Crimea haya sido invadida, como tampoco ninguna otra región de Ucrania, por los rusos, esos medios hicieron todo lo que estaba a su alcance para llamar al conflicto. Parte de esta valentía podría resumirse así: "nosotros, los estadounidenses, pelearemos por la libertad hasta el último polaco".
Lo que hay en Occidente no son ciudadanos, sino voyeurs, listos al aquelarre bélico en cualquier lugar del planeta que esté a una distancia prudente del domicilio donde se ve el espectáculo por TV, en la comodidad del hogar. Al fin y al cabo, son asuntos lejanos, y si los ucranianos se matan entre sí, "por algo será". Ya entrados al antro bélico, los medios parecían competir por tener su guerrita -calculando además pasarle la factura a los rusos- al grito de "!mesa que más aplauda, mesa que más aplauda!", con tal de ganar rating con sensacionalismo.
Si el dizque ciudadano occidental está hecho todo un voyeurcito, los aliados o socios en Ucrania parecen haberse lanzado al exhibicionismo. Poco a poco, se fueron despojando en el antro Maidán de sus calzoncitos democráticos para dejar verle al respetable (público) un buen número de armas y propaganda fascista, al grado de llegar, en Naciones Unidas, a la muy obscena declaración del representante ucraniano, quien, ya en plan de "fuera ropa" (democrática), alegó que los cargos presentados por los soviéticos en el proceso archiconocido de Nuremberg fueron falsificados.
Como en altas horas de la madrugada se estila pasar a cosas mayores, los demócratas ucranianos, ya en paños menores o en cueros, destrozaron cuanta estatua de Lenin encontraron en el occidente ucraniano, y, ya entrados en puntos "p", liquidaron una de Mijaíl Kutuzov, un militar ruso que venció a Napoleón -sucedió para colmo en una localidad cercana a Lviv llamada "Brodi". En Kíev fue saqueado el Museo de Historia, y desde la capital ucraniana, estos juniors-marginales de Maidán se disponían a seguir la juerga -con todo y destrozos- por los rumbos de Sebastopol, donde está la Flota rusa del Mar Negro. Así que Occidente tomó como ofensa que no pudiera seguir la fiesta, que amenazaba con prolongarse por días y a toda máquina -ni faltó el ucraniano que quisiera sumar a unos chechenos buscapleitos.
La idea de Obama, el presidente estadounidense, es que Rusia pague la cuenta del table y por las teiboleras y prestarles a los juniors-marginales de Maidán una feria para seguirle en la próxima, siempre y cuando se le devuelva lo prestado -y con intereses- a papi (quien pagará de su bolsillo, aunque luego de clavarse la billetiza rusa mediante algún tipo de sanción económica). Porque, como sucede en este tipo de "eventos", como los llaman nuestros comentaristas de prensa y radio, quienes se la pasan a full suelen quedarse sin un quinto, en ninguno de los sentidos. Las teiboleras, ellas, deberán mocharse con su parte para el jefe: que a fin de cuentas, si Putin no entra en Ucrania, es porque, creen algunas, a ésa nada más la padrotea el chulo mulato.
Lo que hay en Occidente no son ciudadanos, sino voyeurs, listos al aquelarre bélico en cualquier lugar del planeta que esté a una distancia prudente del domicilio donde se ve el espectáculo por TV, en la comodidad del hogar. Al fin y al cabo, son asuntos lejanos, y si los ucranianos se matan entre sí, "por algo será". Ya entrados al antro bélico, los medios parecían competir por tener su guerrita -calculando además pasarle la factura a los rusos- al grito de "!mesa que más aplauda, mesa que más aplauda!", con tal de ganar rating con sensacionalismo.
Si el dizque ciudadano occidental está hecho todo un voyeurcito, los aliados o socios en Ucrania parecen haberse lanzado al exhibicionismo. Poco a poco, se fueron despojando en el antro Maidán de sus calzoncitos democráticos para dejar verle al respetable (público) un buen número de armas y propaganda fascista, al grado de llegar, en Naciones Unidas, a la muy obscena declaración del representante ucraniano, quien, ya en plan de "fuera ropa" (democrática), alegó que los cargos presentados por los soviéticos en el proceso archiconocido de Nuremberg fueron falsificados.
Como en altas horas de la madrugada se estila pasar a cosas mayores, los demócratas ucranianos, ya en paños menores o en cueros, destrozaron cuanta estatua de Lenin encontraron en el occidente ucraniano, y, ya entrados en puntos "p", liquidaron una de Mijaíl Kutuzov, un militar ruso que venció a Napoleón -sucedió para colmo en una localidad cercana a Lviv llamada "Brodi". En Kíev fue saqueado el Museo de Historia, y desde la capital ucraniana, estos juniors-marginales de Maidán se disponían a seguir la juerga -con todo y destrozos- por los rumbos de Sebastopol, donde está la Flota rusa del Mar Negro. Así que Occidente tomó como ofensa que no pudiera seguir la fiesta, que amenazaba con prolongarse por días y a toda máquina -ni faltó el ucraniano que quisiera sumar a unos chechenos buscapleitos.
La idea de Obama, el presidente estadounidense, es que Rusia pague la cuenta del table y por las teiboleras y prestarles a los juniors-marginales de Maidán una feria para seguirle en la próxima, siempre y cuando se le devuelva lo prestado -y con intereses- a papi (quien pagará de su bolsillo, aunque luego de clavarse la billetiza rusa mediante algún tipo de sanción económica). Porque, como sucede en este tipo de "eventos", como los llaman nuestros comentaristas de prensa y radio, quienes se la pasan a full suelen quedarse sin un quinto, en ninguno de los sentidos. Las teiboleras, ellas, deberán mocharse con su parte para el jefe: que a fin de cuentas, si Putin no entra en Ucrania, es porque, creen algunas, a ésa nada más la padrotea el chulo mulato.
lunes, 3 de marzo de 2014
"GENTE AMABLE" DE CRIMEA LLEGA A PANAMA
Hace algún tiempo, en Paris, Ciudad Luz, un grupo de árabes y bereberes, con un ruido escandaloso de tambores, agredió en Beaubourg (Centre Pompidou/Les Halles) a cuanto transeúnte pasaba por el lugar. La agresión, completamente gratuita y además ostentosamente pública, por ende humillante, se debió a la imaginación de los tercermundistas quienes, como suelen hacerlo, llenaron un sentimiento de inferioridad (aunque no habían sido atacados) con un arranque de prepotencia.
No hacía falta mucho para sospechar que los agresores "moros", con un curioso cristiano al mando, venían desde la ciudad española de Valencia.
Así que, para calmarlos, un buen día fue despachado a Valencia un destacamento paracaidista de "gente amable" al mando del mariscal Moncey. En la Ciutat Vella, con su río Turia y su calle Colón, Xátiva al sur y Guillem de Castro al oeste, lugares llenos de arrabales indefendibles y gente "ídem", se apersonaron el padre Rico, el conde de la Conquista y el Arzobispo Company para organizar la defensa. El torero Juan Bautista Moreno "Sabateret" en las torres de Quart, y el mesonero Miguel García (dos padrecitos, un torero y seguramente que algún comerciante o abarrotero entre los ilustres), buscaron repeler lo que consideraron un ataque, creyendo en la impunidad del suyo. El pueblo de Valencia siguió jurándole fidelidad a todos éstos y a las tropas que desplegó un tal don Pedro Adorno, quien aún con este nombre y creyéndose águila, con huevos por si fuera poco, tomó posiciones en las Hoces del Cabriel.
Bon Adrien Jeannot de Moncey, viendo lo que ocurría en los encontronazos de El Pajazo, Las Cabrillas y San Onofre, mandó un mensaje amable en Quart de Poblet: la Junta de estos agresivos valencianos fue conminada amablemente a dejar de lado sus escaramuzas contra "los europeos" -como si la península ibérica estuviera vaya usted a saber dónde, en cualquier parte menos en Europa- y a replegarse hasta su hábitat natural, donde nadie los había ido antes a incomodar, por lo que no se había producido incursión extraña ninguna que llevara a los hechos de Beaubourg. Hecho ésto, la gente amable de Moncey se retiró sigilosamente -y con toda amabilidad- al otro lado de los Pirineos.
No hacía falta mucho para sospechar que los agresores "moros", con un curioso cristiano al mando, venían desde la ciudad española de Valencia.
Así que, para calmarlos, un buen día fue despachado a Valencia un destacamento paracaidista de "gente amable" al mando del mariscal Moncey. En la Ciutat Vella, con su río Turia y su calle Colón, Xátiva al sur y Guillem de Castro al oeste, lugares llenos de arrabales indefendibles y gente "ídem", se apersonaron el padre Rico, el conde de la Conquista y el Arzobispo Company para organizar la defensa. El torero Juan Bautista Moreno "Sabateret" en las torres de Quart, y el mesonero Miguel García (dos padrecitos, un torero y seguramente que algún comerciante o abarrotero entre los ilustres), buscaron repeler lo que consideraron un ataque, creyendo en la impunidad del suyo. El pueblo de Valencia siguió jurándole fidelidad a todos éstos y a las tropas que desplegó un tal don Pedro Adorno, quien aún con este nombre y creyéndose águila, con huevos por si fuera poco, tomó posiciones en las Hoces del Cabriel.
Bon Adrien Jeannot de Moncey, viendo lo que ocurría en los encontronazos de El Pajazo, Las Cabrillas y San Onofre, mandó un mensaje amable en Quart de Poblet: la Junta de estos agresivos valencianos fue conminada amablemente a dejar de lado sus escaramuzas contra "los europeos" -como si la península ibérica estuviera vaya usted a saber dónde, en cualquier parte menos en Europa- y a replegarse hasta su hábitat natural, donde nadie los había ido antes a incomodar, por lo que no se había producido incursión extraña ninguna que llevara a los hechos de Beaubourg. Hecho ésto, la gente amable de Moncey se retiró sigilosamente -y con toda amabilidad- al otro lado de los Pirineos.
WHAT A WONDERFUL WORLD...
Una de las cosas mejor logradas en este parque temático que es Estados Unidos está, además de en tener ante Naciones Unidas una embajadora llamada Samantha Power (un apellido del tipo "!golpe avisa!"), en haber conseguido que Barack Obama, presidente estadounidense, hable como Nikita Jrushov, o como si acabara de leer "Dialéctica de la naturaleza", de Federico Engels.
Ante lo que ocurre en Ucrania, Obama declaró: "Rusia está del mal lado de la Historia".
Como Occidente está del buen lado, puede seguirse derechito. Follow us.
Ante lo que ocurre en Ucrania, Obama declaró: "Rusia está del mal lado de la Historia".
Como Occidente está del buen lado, puede seguirse derechito. Follow us.
domingo, 2 de marzo de 2014
WHAT THE FUCK?
Esa es la pregunta que parece haberse hecho el sorprendidísimo secretario estadounidense de Estado, John Kerry, ante la crisis ucraniana.
Kerry criticó en el programa "Face the Nation" la "agresión rusa", dijo que es un "acto impresionante" e "increíble", para declarar enseguida: "Simplemente uno no se comporta en el siglo XXI al estilo del siglo XIX al invadir otro país sobre la base de pretextos completamente inventados".
Mejor, imposible.
Solo cabe agregar, en solidaridad con el funcionario: Johnny, la gente está muy loka...
Kerry criticó en el programa "Face the Nation" la "agresión rusa", dijo que es un "acto impresionante" e "increíble", para declarar enseguida: "Simplemente uno no se comporta en el siglo XXI al estilo del siglo XIX al invadir otro país sobre la base de pretextos completamente inventados".
Mejor, imposible.
Solo cabe agregar, en solidaridad con el funcionario: Johnny, la gente está muy loka...
sábado, 1 de marzo de 2014
ALERTA MAXIMA EN MOSCU
El día viernes por la mañana, el presidente ruso, Vladimir Putin, salió de su residencia para dirigirse a su despacho.
En una llamada urgente, Barack Obama, presidente estadounidense, le advirtió a Putin que salir por las calles de Moscú "tiene un costo". "Washington -agregó el mandatario estadounidense- ya ha trazado una línea roja"
Angela Merkel, Francois Hollande y David Cameron llamaron a Putin a respetar "la integridad y soberanía de los moscovitas".
En conferencia en la Plaza Roja, Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, negó cualquier plan de ataque contra Rusia y reiteró que el escudo antimisiles europeo es puramente defensivo.
Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, llamó a Putin a regresar a su domicilio y a un diálogo constructivo entre el presidente ruso y los moscovitas, aunque descartó por lo pronto el envío de cascos azules a las murallas del Kremlin, ya que es un tema que deberá ser analizado "por el Consejo de Seguridad".
Nadezhda Tolokonnikova declaró a la televisión británica que Putin "carece de bases legales" para salir de su domicilio, por lo que es "ilegítimo".
Los principales titulares de hoy en Madrid, París y muchas otras capitales del mundo alertaron: "Camina Putin por las calles de Moscú".
En Kíev, los rebeldes de la plaza Maidán se preparaban para repeler la agresión.
En Washington, un senador republicano por Wyoming propuso "una represalia nuclear" contra la Catedral de San Basilio, para evitar "que huya el tirano".
Interrogado sobre la tensión en Moscú, el presidente chino declaró a Xinhua: "solo sé que no se nada".
Expertos en geopolítica mundial han llamado la atención sobre el "vacío geoestratégico"peligroso que impera en el barrio moscovita de Arbat.
Historiadores de distintos países del mundo consideraron que "el Reino de Moscovia vive sus últimos momentos".
Fidel escribe hoy en sus "Reflexiones del Comandante" que la Humanidad debe evitar el fin del mundo, ya que sería un suicidio colectivo, y llamó a tener en cuenta los intereses de Irán. También exigió la "liberación de los cinco".
Politólogos latinoamericanos explicaron en conferencia de prensa que asistimos a un importante reacomodo mundial en el que China tiene un papel protagónico.
En diversas encuestas, la opinión pública mundial ha manifestado su esperanza de que Putin regrese lo más pronto a su domicilio y se abstenga de usar la fuerza.
En una llamada urgente, Barack Obama, presidente estadounidense, le advirtió a Putin que salir por las calles de Moscú "tiene un costo". "Washington -agregó el mandatario estadounidense- ya ha trazado una línea roja"
Angela Merkel, Francois Hollande y David Cameron llamaron a Putin a respetar "la integridad y soberanía de los moscovitas".
En conferencia en la Plaza Roja, Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, negó cualquier plan de ataque contra Rusia y reiteró que el escudo antimisiles europeo es puramente defensivo.
Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, llamó a Putin a regresar a su domicilio y a un diálogo constructivo entre el presidente ruso y los moscovitas, aunque descartó por lo pronto el envío de cascos azules a las murallas del Kremlin, ya que es un tema que deberá ser analizado "por el Consejo de Seguridad".
Nadezhda Tolokonnikova declaró a la televisión británica que Putin "carece de bases legales" para salir de su domicilio, por lo que es "ilegítimo".
Los principales titulares de hoy en Madrid, París y muchas otras capitales del mundo alertaron: "Camina Putin por las calles de Moscú".
En Kíev, los rebeldes de la plaza Maidán se preparaban para repeler la agresión.
En Washington, un senador republicano por Wyoming propuso "una represalia nuclear" contra la Catedral de San Basilio, para evitar "que huya el tirano".
Interrogado sobre la tensión en Moscú, el presidente chino declaró a Xinhua: "solo sé que no se nada".
Expertos en geopolítica mundial han llamado la atención sobre el "vacío geoestratégico"peligroso que impera en el barrio moscovita de Arbat.
Historiadores de distintos países del mundo consideraron que "el Reino de Moscovia vive sus últimos momentos".
Fidel escribe hoy en sus "Reflexiones del Comandante" que la Humanidad debe evitar el fin del mundo, ya que sería un suicidio colectivo, y llamó a tener en cuenta los intereses de Irán. También exigió la "liberación de los cinco".
Politólogos latinoamericanos explicaron en conferencia de prensa que asistimos a un importante reacomodo mundial en el que China tiene un papel protagónico.
En diversas encuestas, la opinión pública mundial ha manifestado su esperanza de que Putin regrese lo más pronto a su domicilio y se abstenga de usar la fuerza.
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