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martes, 25 de marzo de 2014

SOBRE TIEMPOS CONSERVADORES

El análisis de las relaciones internacionales no ha creado casi nada nuevo desde la Guerra Fría.
     Tan es así que el tono de la Guerra Fría sigue intacto, aunque lo utilizan los mismos que dicen que la Guerra Fría terminó -lo utilizan para amenazar con la vuelta de la Guerra Fría, como si se hubiera ido (si acaso, estuvo un tiempo ausente en los años Yeltsin). Si el extinto Ronald Reagan decía que la Unión Soviética era el "imperio del mal", quienes supuestamente "analizan" los sucesos de estas semanas se lanzan a decir que "el oso despierta", que "un Putin nos vigila" o que "el imperio contraataca", en la misma incapacidad -la de Reagan- para distinguir entre realidad y ficción, por ejemplo la de una serie televisiva o la de Star Wars. A la izquierda -la que queda- le agrada mucho todo ésto, pues Crimea le recuerda Checoslovaquia o Afganistán y, la verdad, no hay nada malo en la eterna juventud (con un mensaje "primaveral", por añadidura). Seguimos en los años maravillosos, cuando podíamos estar contra un imperio.
     Que China es la potencia del mañana, mientras que Rusia no pasa de "capitalismo mafioso" (aunque sea demostrable incluso para un trotskista que las mafias no tienen el poder en Moscú), tampoco es del todo nuevo. En los años '60, luego de la ruptura entre Moscú y Beijing, intelectuales europeos y próceres tercermundistas se inclinaron casi todos por China, el cuello mao y la Revolución Cultural, sobre todo si era para hablar desde la ardiente Gran Marcha contra el frío Palacio de Invierno. La Gran Marcha sigue imperturbable hacia el luminoso porvenir económico y China es la gran promesa, como lo fue cuando denunció la coexistencia pacífica soviético-estadounidense. La izquierda no "redescubrió" a China con la caída del Muro ni la del sovietismo: China siempre fue la querida de la izquierda desde los años '60.
     En cuanto al tercermundismo, multiplica las potencias para tener mayores "márgenes de maniobra" y sacarle algo a la que se deje. Los estudios internacionales se uncen un día al carro globalizador estadounidense, el día anterior al toyotismo japonés, el posterior a la Unión Europea (con su pedigrí), luego a China y, como va, a ese nuevo tercermundismo que son los BRICS (Brasil, Rusia, India y China, con un "plus" de Sudáfrica), con una Rusia que "calladita se ve más bonita" (el truco BRICS es incluir como tercermundista a un país que no lo es).
    Así siguen los análisis de relaciones internacionales en los temas favoritos de los años '60: molesta a un soviético (o a un ruso) y dile imperial, ponte amarillo con los pobres del Yangtsé y ponte sobre todo a ver qué le sacas a quién, o a ver quién te mantiene. Grandes cambios, lo que se llama grandes, no los hay. Más bien hay una inercia completa de quienes al mismo tiempo ven en cada coyuntura un "nuevo orden mundial", como quien se cree el anuncio ése que insiste: "tú haces el cambio". Ah claro, !Yo! Créenme cualquier acontecimiento que me permita protagonizarlo.

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...