China es un país que está cambiando y alejándose de lo "milagroso", para entrar en problemas similares a los de muchas otras sociedades.
Un buen consejo es quitarse de la cabeza la creencia de una China exclusivamente fabril, repleta de obreros y obreras maquilando para empresas transnacionales. El trabajador chino explotado hoy tiende a ser otro, sin descartar a los mencionados: es el repartidor a domicilio, en moto, o el trabajador de oficina tecleando hasta la extenuación, gracias a la tecnología y a lo que se ha dado en llamar la "uberización" del trabajo.
China ya no tiene las grandes tasas de crecimiento de antaño. Un problema particular es el que afecta a la juventud con títulos universitarios: el desempleo. Uno de cada cinco jóvenes de 16 a 24 años en China no tiene trabajo. Ocurre como en las sociedades occidentales: mayores exigencias de títulos, pero menores posibilidades de encontrar un buen empleo, lo que, para decirlo un poco en broma, da titulados universitarios repartiendo comida. Sobre una población económicamente activa de 733 millones de personas, 200 millones tienen un empleo "flexible". El número de jóvenes desempleados se calcula en 54 millones, entre los que se encuentran migrantes y jóvenes diplomados con tres años de no encontrar lugar en el mercado laboral. Entretanto, ha aumentado el número de candidatos al posgrado, de dos millones en 2017 a casi cinco millones en 2022. Al mismo tiempo, y es igual que en bastantes otros países, hay gente que ya no quiere trabajar: en el sector manufacturero hay 30 millones de puestos de trabajo sin cubrir. Lo que quieren los graduados ahora es entrar al servicio público: un millón y medio de candidatos para...!37 mil puestos! En los últimos años, en realidad, por cada punto ganado en el PIB (producto interno bruto), las empresas públicas han creado casi dos millones de empleos, pero las privadas seis millones 300 mil.
Pese a que China se dice socialista, hay que considerar, ligado a las dificultades del empleo, que éste lo crea sobre todo el sector privado, que representa el 80 % de los empleos urbanos del país y el 90 % de la creación de empleo. Ante esta situación urbana, también sucede como en otros países: la tentación de irse a buscar algún trabajo menor en provincia. La población china nunca ha sido tan numerosa como ahora (aunque India es el país más poblado del mundo), pero el número de trabajadores urbanos ha comenzado a disminuir, por primera vez desde 1962, para pasar de poco más de 467 millones a poco más de 459 millones. Pese a los números absolutos, la población china ha comenzado a envejecer y, por primera vez desde 1961, ha disminuido.
No deja de resultar curioso que un país como China viva estos problemas tan parecidos a los de países occidentales: "uberización" del empleo, graduados sin trabajo, envejecimiento demográfico, saturación urbana y ocasional partida a provincia, puestos de trabajo que nadie quiere...Entretanto, el máximo líder chino recibe no nada más a empresarios estadounidenses, sino al centenario Henry Kissinger, el "viejo amigo", artífice del acercamiento entre Estados Unidos y China y de hechos tan poco loables y bastante matonescos como el golpe de Estado de 1973 en Chile contra el presidente democráticamente electo Salvador Allende. Los roces entre Estados Unidos y China probablemente sean menos de cuidado de lo que se cree, a diferencia de la arremetida contra Rusia. Esta es tratada como si fuera el país comunista que no es, mientras que China, que empieza a tener otros problemas económicos, es tratada como lo que es. Queda por saber qué es. Adivina adivinador (da click en el botón de reproducción).