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martes, 29 de agosto de 2023

SÓLO LOS USA OS HARÁN LIBRES

 Las reivindicaciones feministas actuales, no sin influencia estadounidense, ponen el acento en el particularismo, la diferencia. No se colocan demasiado en los zapatos del hombre, cuando no resulta que éste es apenas un potencial violador. Atribuir, como lo hace un anuncio de la candidata mexicana a la presidencia, Claudia Sheinbaum, el "milagro de la vida" a las mujeres, por el hecho de parir, es negar el origen del parto, la fecundación. Otra cosa es que el hombre sea desde siempre el encargado de hacer la guerra y dar muerte, lo que explica que el grueso de la violencia física se ejerza de los hombres hacia las mujeres y entre hombres, lo que, efectivamente, no es "el milagro de la vida". En todo caso, habría que ligar la vida a la paz. No es nada más que la mujer sea víctima: el hombre también lo es, aunque sólo sea porque, así como da la muerte, es matado, lo que suele olvidarse. <el hombre suele quitar la vida, pero es también quien, no siempre por algún gusto especial, se arriesga a perderla, y muchas veces, pronto. No se trata de erradicar nada más la violencia contra las mujeres, salvo que no se vea lo explicado en la violencia entre hombres.

      No se trata, en rigor, de igualdad, aunque debiera haberla, sino de un apenas disimulado trato preferencial y de privilegio, más si se presenta a la mujer como la que tiene el "privilegio de la vida", empezando por el dar a luz. En este caso, poco faltaría para oponer la vida-mujer a la muerte-hombre. No es así: el hombre suele participar en "adentrar en la vida", y es necesario diferenciar entre machismo y patriarcado. El hombre del machismo suele ser alguien ausente, esporádico, que delega en la mujer la educación de los hijos y, además, llega a sentirse desplazado por ellos. En el patriarcado original, la mujer que da a luz el fruto -no "el producto"- de la fecundación lo "ofrenda" al hombre para que lo eduque y lo guíe, lo que contribuye a "dar vida", salvo que se crea que la vida ya es un hecho total por el solo hecho de nacer. Lo dicho no exculpa que se atribuya en el patriarcado la educación de los hombres al padre y la de las mujeres a la madre. En el sistema machista, habida cuenta del "invisible de la foto", el padre ausente, no es raro que la educación del hombre corra a cargo de la madre, que "llena" la ausencia del cónyuge con el hijo, al grado de idolatrarlo y, si acaso, preparar otro macho endiosado más.

       El hecho es que, trátese de diferencias biológicas (retomadas en el machismo y en el patriarcado) o de "construcciones sociales" (de roles e identidades), el feminismo actual no atina a poner algún acento en lo que hace la similitud entre hombres y mujeres, similitud fuente de la verdadera igualdad: muchas similitudes físicas, de emociones y sentimientos y de inteligencia, cuando no de capacidades físicas. Las mujeres pueden servir en el ejército y la policía; destacar "cognitivamente" en los mismos trabajos que los hombres; así reaccionen de distintas maneras, ambos sexos sufren, se angustian, se ponen contentos y vaya, ambos son capaces de infidelidad, por más que se codifique de manera diferente según las sociedades. Hombres y mujeres tienen pelo, dos ojos, una nariz y una boca, un ombligo y dos pies, y para qué seguir. Ambos se enferman; ambos crecen, maduran, envejecen y mueren, y a ambos, hay que decirlo finalmente así, la muerte les recuerda su común pertenencia al género humano. Hay hombres que lloran derrotas y mujeres que lloran pérdidas ("el hombre que no llora" en el machismo es otro en la cantina); hay hombres y mujeres deportistas. En estas condiciones, es mucho lo que empuja a la similitud señalada, en vez de, a la estadounidense, estar poniendo el énfasis poco disimulado en lo que es, a fin de cuentas, competencia en el mal sentido, el de rivalidad. Gran parte de la "paridad" o incluso de las preferencias en nombre de la "igualdad" son una forma de rivalidad, no exenta de revanchismo y resentimiento, ni de utilización del lugar de víctima para extorsionar. La paridad de género es una aberración, y la preferencia, reversible; la equidad, deseable. Decimos "a la estadounidense" por la rivalidad que las europeas supieron muy bien detectar detrás del puritanismo MeToo, Ni el menor compañerismo, ni la menor complementariedad: competencia de lo peor, y con lo que sea, en el mercado, creándose una marca y algo que venda. Vende porque así lo decidió la "acción afirmativa"/discriminación positiva en Estados Unidos. Si antes el privilegio o la preferencia era el reprobable "por ser hombre", ahora es "por ser mujer", pero igual privilegio y preferencia, a costa de la igualdad y de la humanidad. "Ser mujer" es el nuevo nicho de mercado: es el valor de uso a valorizar, para lo que se necesita ser propietario (a), hablar del cuerpo como mercancía (si no compra, no mallugue) y esperar el "plus", importando más el "ser mujer" que el "ser humano".

     Es una lástima, pero, al menos en México, la orientación mediática parece haber decidido una competencia entre mujeres en cierta medida "por ser mujeres". Entonces, "tiempo de mujeres", sin que llegue el tiempo de ser humanos: es que tal vez no es de humanos poner al género a destrozarse en la rivalidad a muerte y en la capacidad para venderse. Pareciera que hay diferencia, pero no tanto: Estados Unidos es la promoción de Hillary Clinton -que tanto entusiasmó en México-, pero también de las luchas de mujeres en el lodo, como espectáculo, sin que sea prohibido por denigrante. Si es, en general, libertad, de hacer lo mismo, entonces que sea parejo: libertad de la alcaldesa de tratar con narcos, libertad de la jueza de soltar a delincuentes, libertad a la pseudoperiodista de calumniar, libertad a la deportista de ser corrupta, libertad a la doña de mostrar que "se las puede", libertad de tener privilegios por el solo hecho de "ser", libertad de ordenar asesinatos (como la señora Hillary), etcétera... Claro: sólo la libertad os hará libres. Los tiempos que siguen ya pasaron (da click en el botón de reproducción):




FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...