Un Premio Nobel, como en particular el de la Paz, no es forzosamente garantía, ni aunque lo reciba alguien de izquierda, como ocurrió en el pasado con la guatemalteca Rigoberta Menchú, de quien se demostró fehacientemente que tendía a problemas de memoria que la hacían inventar testimonios, aunque no es algo que a la propia izquierda le guste recordar: antes que persona, Menchú es una "esencia" originaria y una víctima que, por lo mismo, no podría equivocarse. En su momento, en el hoy desaparecido portal La Insignia el también guatemalteco Mario Roberto Morales recreó la "polémica Menchú". Tal parece que medio mundo, desde una guerrilla (Ejército Guerrillero de los Pobres) y los cubanos hasta los del Nobel, se sirvieron de la ignorancia de Menchú. Para más rareza, Alfred Nobel (acentuado en la "e") era un fabricante de cosas tan poco relacionadas con la paz como la dinamita y cañones. No quiere decir que el premio esté siempre sesgado: probablemente no lo estuvo cuando le tocó por ejemplo al mexicano Alfonso García Robles, muy poco recordado. ¿Había hecho algo Menchú por la paz? No. Era útil para empezar con el tema de los pueblos originarios, a principios de los '90. ¿Había hecho algo García Robles? Sí. Por cierto, otro laureado, el presidente colombiano José Manuel Santos, no parece haber entendido el premio, puesto que asoció a Colombia con la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), en el sentido opuesto a lo buscado por García Robles, para que América Latina, además de libre de armas nucleares, fuera "región de paz". El ex presidente ecuatoriano Rafael Correa le reprochó a Santos lo hecho. Desde luego, cualquiera es libre de preferir a Menchú o a Santos si es cuestión de opciones en el menú para el consumo y los hechos no cuentan, sino servirse del nombre "Nobel" para lo que "se ofrezca". Es un poco penoso que en México se recuerde más a Mario Molina (premio Nobel de Química) o a Octavio Paz (premio Nobel de Literatura) que a García Robles.
Se entiende que no es sencillo pronunciarse sobre un premio Nobel cuando tiene sesgos, aunque no sea siempre el caso. ¿Tiene algún caso lanzarse a convertir a María Corina Machado en heroína y mártir? Es muy difícil separar el premio de su contexto, como ocurrió con Menchú o Santos. Primero, no es un secreto la antigua cercanía del presidente estadounidense Donald J. Trump con la familia Rockefeller, que por el petróleo consideró su "rancho" a Venezuela, y tampoco es un secreto que, en su mandato anterior, Trump se inventó un presidente alterno de Venezuela, Juan Guaidó, para intentar un cambio desde dentro que tumbara al gobierno de Nicolás Maduro. Algo similar parece lo de Machado. Parte de los republicanos, tipo Marco Rubio, son "duros" en América Latina. Lo que queda por ver es si la flamante Nobel de la Paz puede convertirse en alternativa a Maduro y tumbarlo, de preferencia sin apelar, como en el pasado, a llamados a una intervención foránea, tipo fuerza multinacional (que es entre otras cosas lo que muy poco pacíficamente intentó Machado). Como sea, no es un partido de fútbol en el que haya que correr apuestos por el gobierno o por la oposición en Venezuela. Lo que sí es posible es establecer un paralelismo entre la fabricación de Guaidó y el empujoncito a María Corina Machado. En vez de ponerse a adjetivar, sería preferible tener en mente qué propone la oposición venezolana y qué Vente Venezuela, la agrupación de Machado, que se reivindica como liberal.
Es poco sencillo obviar que, en su momento, el líder venezolano Hugo Chávez fue usado por una Cuba urgida de petróleo luego del derrumbe soviético de 1991. Chávez no tenía mayor claridad ideológica, y fue creando una versión populista local, esto por ciertas formas de corporativización de las masas. Al chavismo le gustan "las masas", no los trabajadores, como lo ha demostrado el anticomunismo gubernamental, que enfiló contra el PCV (Partido Comunista de Venezuela). Ya se abandonó el "socialismo del siglo XXI" y, por lo demás, el hábito no hace al monje. Nicolás Maduro no brilla por su inteligencia, aunque fue designado por el "dedazo" de Chávez. Hay de corrupto en el proceso venezolano, como lo hubo en su momento en Nicaragua, y en particular por la llamada "boliburguesía", no carente de privilegios, así que Venezuela se desenvuelve en un "capitalismo político", de origen rentista, no exento recientemente de uno que otro buen resultado. La capital venezolana, Caracas, ya no está entre las ciudades más peligrosas del mundo, entre las cuales, en 2024, no había en las 50 ninguna venezolana. La importancia del dato es la siguiente: indica baja presencia del narcotráfico, a diferencia de México y Colombia, y también del país que podría estar siendo utilizado como ruta para sacar droga: Brasil. Por lo demás, cosa interesante para un país de costumbres rentistas por el petróleo, Venezuela ha alcanzado la autosuficiencia alimentaria. Así que, en hechos, en algunas cosas Venezuela está mejor que México.
Venezuela, como ya se ha dicho, no tiene nada que ver con socialismo ni comunismo, y es costumbre de distintos gobiernos venezolanos agarrarse cada uno de "su" Simón Bolívar sin siquiera leerlo. No es de descartar que, a ciertos niveles, pueda haber contubernios del aparato con el crimen organizado, como lo ha habido con el contrabando ("bachaqueros") y en la corrupción de la mencionada "boliburguesía", que incluye "narcosobrinos" entre los nepotismos de la "primera comandanta", Cilia Flores. Y para abreviar, Maduro no tiene el apoyo de mucho más de la mitad de la población. Fraudes aparte, Maduro ganó con casi 52 % de la votación, con una abstención no menor, y el opositor Edmundo González logró un significativo 43 %. Venezuela está cerca de ser un país partido en dos, como muchos de América Latina, y es probable que sea algo tomado en cuenta en el empujoncito a Machado. ¿Que es el petróleo? Sólo en la medida en que es antigua cosa de los Rockefeller. Es más probable que el gobierno estadounidense sí quiera cortar ciertos flujos de droga, pero también que no vea para nada con buenos ojos la cercanía de la Venezuela actual con China. Guaidó fue utilizado y desechado. Falta por ver qué ocurre con Machado. Una cosa es no tener especial simpatía por el gobierno de Maduro, en lo que tiene de corrupto y/o de hablador. Otra cosa es usar las palabras no por su significado, sino por la "utilidad" que tengan para "resonar" en la audiencia, en cuyo caso criticar a Maduro es para ganar audiencia (así como Maduro puede hacer demagogia) y "quedar bien": un gobierno no puede ser "autocracia" y "dictadura" a la vez, por ejemplo, pero desde que hubo "giro linguístico", no hay realidad, sino lo que a cada uno se le ocurra para el "efecto". Como querer asociar al gobierno de México con el de Venezuela. Chance y es chicle y pega . Que sea verdadero o falso no importa, y lo cierto es que casi no hay en la autodenominada "Cuarta Transformación" nada mayormente asociado a los venezolanos (da click en el botón de reproducción).