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miércoles, 1 de octubre de 2025

CORRE VIDEOTAPE

 Parte de lo que interesa a las potencias centrales es la división de la "élite" rusa. Algo de ésto se dió hace algNord Streamún tiempo con el oligarca Evgueni Prigozhin, quien, antes de rebelarse, puso al servicio del gobierno del presidente Vladimir Putin el grupo paramilitar (de mercenarios) de élite Wagner, como ya había sucedido en otros lugares, en particular en África. Había sido una actitud ambigua de Putin, ya que se suponía que política y economía debían estar separados: los políticos a la política, y los oligarcas, a los negocios. Pese a la unidad en torno a Rusia Unida y frente al cerco extranjero, no es raro que parte de la población rusa se la pase hablando mal del gobierno y, como es costumbre en este tipo de capitalismo (capitalismo político), más mal del gobierno que de los oligarcas, que en cambio han logrado en parte propagar su visión del mundo.

         Los oligarcas surgieron originalmente del saqueo del Estado soviético, en un tipo de proceso que se conoce como de "acumulación originaria", que es de pillaje, y en este sentido, con contubernio gubernamental, en grande durante los '90, con Boris Yeltsin como presidente ruso. Los recién enriquecidos orientaron de una u otra manera una apertura de Rusia en grande y, como es costumbre, en posición subordinada y sin saber bien a bien a qué santo encomendarse, si alemán, italiano, inglés o francés. Toda la primera política de Putin estuvo orientada a "jalar" a la Unión Europea (UE) fuera de la órbita estadounidense, mediante el petróleo y el gas. Para no andarse con rodeos, Putin se equivocó y fracasó, a riesgo de mantener a Rusia en la dependencia de los energéticos. El símbolo del fracaso es el sabotaje al Nord Stream que corría del Báltico a Alemania. Si "Occidente" y ahora "Europa" no son más que un colectivo de colonialistas, genocidas, belicistas y lo que se quiera, como lo dice el "ideólogo" Serguei Karagánov, ¿por qué haber ido a tratar de colgarse de ellos, siguiendo los hábitos de la antigua nobleza, que quería hablar francés, orden a la alemana, inversiones británicas y así? "Occidente" y "Europa" no quieren decir nada, salvo convenciones para interminables "escenarios" geopolíticos. A raíz de las sanciones a partir de 2014, China astutamente le lanzó un pequeños salvavidas a Rusia. Parte del gobierno ruso, según lo demostró recientemente el canciller Serguei Lavrov en Naciones Unidas, sigue esperando la solución del exterior, creyendo en la multipolaridad como nueva manera de colgarse de afuera, sólo que de nuevos amiguis, a los que se les manda oligarcas para que aquéllos se enseñen a los negocios, como Boris Titov a Cuba u Oleg Deripaska a Vietnam. No se trata de "imperialismo", sino de despiste: nacidos muchos en los '50, los dirigentes rusos se cuelgan ahora de un sucedáneo de "Tercer Mundo", como algunos en en el "Sur global" (contradicción en los términos) se cuelgan de un sucedáneo de Unión Soviética. Lo único nuevo, por lo pronto, es el ascenso chino. No queda claro si los amiguis son de verdad o están haciendo lo de siempre, que se llama "buscar márgenes de maniobra". A reserva de que no hay amiguis para condenar en serio el cerco contra Rusia o las provocaciones de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Como para una parte no tan desdeñable de la población, la cosa es de "ser de mundo", pero con exotismo. Otra versión de "la globalización". Después de todo, el Grupo Wagner igual andaba por la República Centroafricana o en el Sahel. La versión de la globalización es "pueblos del mundo", tipo World Music, y andanadas contra "Occidente" del tipo de las de Nikolai Pátrushev. Otros más también imitan "en espejo", como el "ideólogo" Alexander Duguin y sus historias de "civilizaciones". Deripaska no falla a la hora de decir tonterías, como la de proponer un mundo multipolar basado en el yuan, que ni incumbe sino al tres por ciento del comercio internacional. Encima, pese a la supuesta separación entre política y economía, el gobierno de Putin se mete a confundir ambas cosas y a lanzar a la "amistad con China" a otro "titán" de los negocios, Títov, quien declara que "el mundo" ya no está dependiendo del mercado estadounidense. Dicho sea de paso, Deripaska o Títov son gente de los '60.

        Parte de lo que se trata de saber es si los oligarcas, ya menos mafiosos, se pueden convertir en la burguesía que Rusia no tuvo. Es parte de la intención de Putin, al reivindicar al reformista Piotr Stolypin y a Iván Ilyn, ambos de principios del siglo XX. Uno fue partidario de la propiedad privada en el campo. En cuanto a Ilyn, veía mal que el ser ruso tendiera a creer que hacerse de propiedad era pasar por el robo en el gobierno, lo que correspondía por lo demás a una nobleza no siempre "noble". Está por verse si, luego del saqueo desde arriba, pudiera haber desenvolvimiento empresarial desde abajo, y en el marco de lo que Ilyn llamaba "conciencia de la ley". Hasta hace poco, en todo caso, el gobierno de Putin tuvo problemas con más de un oligarca, como sucedió con Boris Berezovski, campeón del "capitalismo del robo" y que se inmiscuyó en Chechenia para crearle problemas a Rusia. Era la época mafiosa -la que perduró gloriosamente en el saqueo de Ucrania y su venta al extranjero, desde el cual se ha solicitado que en lo posible los oligarcas se abstengan de saquear, simplemente porque no se sabe a dónde van a parar los recursos provenientes del exterior. Entretanto, una parte de los rusos está más preocupada por la amante de Lavrov en el Reino Unido, las hijas del ex ministro de Defensa Serguei Shoigú en Dubai. Crítica "de mundo" a gente con ciertos aires "de mundo".

       Otra parte del gobierno de Putin tiene ideas diferentes, en el sentido de hacer de Rusia un país autosuficiente (y no viendo de a quién se cuelga), "siberizado" (Karagánov), y fortalecido en la producción industrial-tecnológica propia (el economista Andrei Belousov al frente de la Defensa para hacer "keynesianismo militar", como en parte en el pasado Dmitri Rogozin). Esto supondría "recentrar" a Rusia, y en este sentido pueden influir involuntariamente nuevas sanciones si apuntan a las redes transnacionales de comercialización de los energéticos de Rusia. El Partido Comunista de la Federación Rusa es el único que se cree que hay que imitar a China. Así que ni todos los de negocios son iguales, ni faltan corrientes diferentes de enfoque en el gobierno ruso y "allegados", y como ya se ha señalo, Karagánov y Belousov se encuentran entre quienes creen en una eventual guerra en Europa -como Belousov en disminuir la corrupción, ejército incluido. Hasta ahora, luego de los primeros "emprendedores" -mafiosos o imprudentes como Mijaíl Jodorkovski, que cerca estuvo con Yukos con arrancar la enajenación energética a empresas extranjeras, siendo otro más de los 60-, el pacto, parcial al menos, pareciera ser no salirse demasiado del país, tal vez porque ayuda el manto protector del gobierno, más allá de saber si se consolida el arranque desde abajo y desde adentro, pesadilla seguramente de los "globalistas". Corre tiempo (da click en el botón de reproducción)



A DIOS GRACIAS

 Parte de la afición por China es un resabio del pasado, puesto que ese país comenzó a ponerse de moda después del deshielo soviético de 195...