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miércoles, 22 de octubre de 2025

VOLARE

 Enrique Semo es uno de los historiadores más serios y rigurosos de México, sino el mejor, pese a caer por momentos en cierta tendencia -no mayor- a la maquila. No se trata aquí de calificar (¿desde dónde?) o descalificar, aunque la edad avanzada del autor no entra en juego. Semo es nacido en 1930. Es prácticamente el único en haber captado ciertos problemas de México que no permite hoy la falta de autorreflexividad o de distancia. Para lo que atañe a este espacio, no tiene importancia decisiva la larga militancia comunista de Semo. La tiene para quienes lo quieren “deschongar”, como se dice coloquialmente en México.

        A partir de cierto momento, en México se considera natural homenajear a tal o cual, que es lo sucedido con el historiador, y hay formas de homenajear que, al adular, "comprometen" al adulado, en lo que se conoce coloquialmente como "manita de puerco", movimiento de lucha libre destinado a paralizar. ¿Cómo negarse cuando se quiere tener "amigos"? El problema está en que, para corresponder, se llega a considerar que hay que otorgar el favor que el adulador espera, para engrandecerse a sí mismo. Y empieza lo conocido: en vez de "Platón es mi amigo, pero más amiga es la verdad", es preferible quedar bien con Platón, así sea a costa de la verdad. Como se dice, se gana un mundo, pero se pierde el alma (y Semo ha tenido un ligero aspecto seductor mundano). Y éso que pareciera que, con tanto homenaje sugiriendo "trascendencia", el alma está asegurada. Eso lo decide el tiempo. No lo decide el grupo de cuates. Pues bien, entonces hay que ver si ciertamente la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. No queda del todo clara la aparente necesidad de Semo de ir en sentido contrario de sí mismo y de no incomodarse con formas de delirio.

        Semo, como algunos otros nacidos en los 30, parece haber considerado que podía pasarse finalmente por alto sus propios atributos, los ya mencionados de rigor y seriedad, para pasar a reivindicar el "espíritu libertario" y la "memoria del 68", considerado entonces "un año memorable", pero además, "en todo el mundo", por la "revolución estudiantil y juvenil". 

    No hubo ninguna revolución de nada, porque la palabra "revolución" tiene un significado que no es el de la "rebeldía". La revolución genera en diversos órdenes cambios estructurales, y no sucedió. En ningún lado. Ni en México, ni en Mayo en París, ni en Tokio, ni en Berlín, ni en Roma, y no viene al caso mencionar la Revolución Cultural china, porque fue un desastre. Un año antes, en 1967, Ernesto "Che" Guevara fracasó estrepitosamente en Bolivia, donde encontró la muerte. Los estudiantes mexicanos cayeron en un "juego" que no era el de ellos. El mayo francés desembocó en la caída de Charles de Gaulle, único líder en Europa Occidental capaz de ponerle límites a Estados Unidos. Pese a que cabe sumar las protestas estadounidenses contra la guerra de Vietnam (y no el delicado problema de la lucha por los derechos civiles), no hubo nada "mundial", tampoco por la "Primavera de Praga" checoslovaca, envuelta en provocaciones. La "rebeldía" significa lanzarse contra la autoridad, y el mito del 68 (limitado en Alemania e Italia), en "querella o guerra", llevó a que los "libertarios" coincidieran, en nombre del "antiburocratismo", en dar rienda suelta a las fuerzas capitalistas contra el Estado. 

       El líder estudiantil alemán Rudi Dutschke, Rudy el Rojo, fue a parar en el ecologismo, y no está de más ver el belicismo actual de Los Verdes en Alemania. Hablando de supuesta "revolución en la moral sexual", el líder estudiantil del Mayo francés, Daniel Cohn-Bendit, por su parte, se convirtió en propulsor de la pedofilia, así fuera, según él, para "provocar". Hay que ver, por ejemplo, en qué pararon los maoístas: en Francia (y sus hijos, como el del "nuevo filósofo" André Glucksmann), son también ultrabelicistas. 

      Entre las personas más belicistas hoy en la Unión Europea (UE) está la alemana Verde Annalena Baerbock, la presidente de la Comisión Europea, la también alemana Ursula von Der Leyen, o la “canciller “ europea, Kaja Kallas, de Estonia, que no se justifica por haber tenido un padre soviético.

      En cuanto a las protestas estadounidenses, no llegaron muy lejos y no detuvieron la escalada en Vietnam. He ahí lo que sucede cuando se dice "!la imaginación al poder!". El capitalismo lo supo captar muy bien con el deseo e incluso la fantasía como "anzuelos" para "incluir" y empoderar para mercantilizar. Semo habla de "lucha contra la guerra", pero actualmente no la hay, salvo en organizaciones comunistas aisladas. Tampoco "contra el calentamiento global": salvo Greta Thunberg, ni quien se mueva, y Thunberg obedece a intereses de dinero. Con la pena, pero el 68 fue contra la autoridad del Estado, y el "mercado" lo entendió bien, aunque no se trate de reivindicar la represión del pasado, ni "la razón de Estado" a toda costa. No era entonces necesario perder la autoridad frente a los nuevos "lobitos" que no la tienen, pero que entendieron que sin ella y minimizado el Estado, a lo que se pasa es a la lucha sorda y sin reglas  por el poder y el protagonismo. Así, Semo estaría siendo eventualmente visto por su "corte" como alguien de "poder" y con un "protagónico". Como parte del "intercambio", dió en la demagogia, por lo simplista y emocional.

      Apenas una década media entre finales de los '60 y la reacción conservadora que se inicia con Juan Pablo II en el Vaticano y la premier Margaret Thatcher en el Reino Unido. A lo fallido se debe agregar en 1970 el fracaso del voluntarismo cubano en la zafra de los 10 millones (1970), al poco tiempo de la muerte del "Che" Guevara. No se puede, sin delirar, alabar la Revolución Cultural -destinada en China contra los "elementos burgueses"- y a China como potencia emergente, con todo su capitalismo. Delirar puede ser afirmar una cosa y su contrario sin incomodarse. Por lo demás, no parece que nadie se haya atrevido a decirle a Semo que la invasión de Irak en 2003 no fue contra China.

       Parte de la demagogia, en lo simplista y destinado a la audiencia (las amistades, vaya confusión) por encima de la verdad, es ir a pegarse de Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela, entre otros "mensajeros del cambio en la paz" (junto a los muy poco importantes Anwar el-Sadat e Isaac Rabin), sin pasar por reconocer que se estuvo previamente, sobre todo al ser arrastrado el comunismo por la Revolución Cubana, por la lucha armada, y después por "todas las formas de lucha", por más que ya no sea algo de actualidad. Delirio es también fallas serias de la memoria: antes de que el antiguo PCM (Partido Comunista Mexicano) en el que Semo tuvo un papel importante se extinguiera en 1981, los "Festivales de Oposición" incluían stands de organizaciones armadas, de lo que era parte la OLP (Organización para la Liberación de Palestina). Del mismo modo en que no es ningún análisis insinuar "Auschwitz y el Gulag", sino "quedar bien", tampoco cabe la imprudencia de celebrar el "prohibido prohibir": el 68 incluyó un buen inicio de la droga en la juventud, aunque, ciertamente, pareciera contribuir a "la imaginación al poder", el de la cabeza propia y no más allá. "Las libertades no se dan, se toman": es lo que ha venido haciendo el capitalismo, para dar rienda suelta a lo pulsional -de muerte- y por lo demás incluso a fauna y flora de izquierda de origen hippie. El 68 no tiene que ver con 1848.

       ¿Qué memoria si quienes recurren a ella pretenden reiterar en lo que no es más que la suya, a riesgo de delirar?¿Qué "reinventarse constantemente" si de las derrotas o errores no se habla sino al pasar, y apenas como gesto, salvo cuando son las derrotas y los errores ajenos? El 68 sí, "transformó al mundo", pero como parte de transformaciones más amplias, y que entre otras cosas, marcaron el inicio de una larga crisis que no ha terminado (el Fondo Monetario Internacional vuelve por estas fechas sobre "el mundo está en crisis"). No se trata, como tampoco en el caso de alguno que otro diplomático mal recompensado y un poco sobrado, de nada que sea traición, pero sí -igual, de La Otra, entre los que adulan a diestra y siniestra mientras se crean un "personaje"- de un dejo de autosatisfacción que da la gracia suficiente -aunque no sea eficaz- para acomodarse al social-darwinismo, "quedar bien" y "seguir" linealmente -fuera de toda dialéctica- demarcándose del "dogmatismo", "librándola" "de panzazo" y pasándole la estafeta a quienes son, a su vez, adulados, aunque no hayan hecho ninguna revolución, salvo en la moda. Homenajear, entonces (y además, en exceso), como moda, sin considerar el trabajo del homenajeado y, como el capitalismo, creyendo a la menor cosa "hacer Historia". Aunque sea delirando, porque es sólo ex post que se sabe por dónde pasó la Historia. Parte del problema está en ser homenajeado de tal modo que, incluso en un acto sinvergüenza, en el más reciente libro de Semo (en realidad, de Obras escogidas) se hace una contraportada para relaciones públicas y vender, que es lo del poeta de La Otra, si fue él.. Es decir que cabe saber si es del 68 que surgieron generaciones dispuestas a la deshonestidad con tal de trepar, incluyendo los servicios a la derecha que “quiere seppuku” -harakiri. Por cierto que más de un nacido en los '70 (hacia la segunda mitad, en particular), como Kjallas, Alito Moreno el condecorador, el "presidente" ucraniano Volodímir Zelenski, el presidente francés Emmanuel Macron, todos a menos de diez años del "memorable 68", son gente con patología de personalidad seria, al igual que entre los cuarentones, pese a los límites de las aproximaciones generacionales (da click en el botón de reproducción).




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