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lunes, 4 de agosto de 2025

A TOUR DE FORCE, SEÑORA MABEL MORAÑA

 Aquí se transmite, en parte, un pensamiento ajeno, pero es poco probable que sea bueno servirse de una persona para complacer al poder y pasar, de ser necesario, por encima de alguien, así se lo adule.

         La Revolución Cubana, ya ha habido ocasión de decirlo, ha tenido, contra lo que suelen decir los autodenominados "demócratas-liberales", mucho de anticomunista, empezando por el hecho de que dicha Revolución NO fue hecha por comunistas, que eran parte del PSP (Partido Socialista Popular) y tenían una política errática. Fidel Castro pudo haber dicho que en el biberón le dieron "marxismo-leninismo", pero no es para nada cierto. Castro, en 1953, estaba más cerca del Partido Ortodoxo. Creó el Movimiento 26 de Julio, y luego del triunfo de la Revolución, tuvo roces con el PSP, aunque también se apoyó en él para tener cuadros, algunos muy buenos, como Carlos Rafael Rodríguez. Ya se ha dicho, también, que la Unión Soviética no vió con buenos ojos el "guevarismo" con sus guerrillas, que en casi todos los casos, fracasaron. Una parte de la intelectualidad cubana, en el mundo de la cultura, no se esforzó demasiado por esconder su anticomunismo y, como parte de él, su antimarxismo. El daño para los partidos comunistas latinoamericanos fue grave, al tener que colocarse a remolque de un proceso no comunista, sino en más de un aspecto "nacionalista-revolucionario": primero José Martí, luego vemos, y Martí no quería especialmente a Marx, al hacerlo pasar por "odiador" (entre clases). Y a pesar de todo, Cuba se metió a su manera en el socialismo de Estado y está hoy en sus atolladeros. La opinión comunista fue que el proceso cubano era de "clases medias" (se decía en la época "pequeño-burgués"), y en la dirección, lo fue, no sin cierto temor a la iniciativa desde abajo. Cuando se tiene tolerancia, se puede escuchar a Carmelo Mesa-Lago o a Rafael Rojas sin descalificar de entrada. Como ya ha habido ocasión de decirlo, el menor de los Castro, Raúl Castro, fue el único en el 26 de Julio en saber de marxismo-leninismo. Y no el más cerrado, sino el "disidente", como lo llamara Salim Lamrani. Si se trata aquí de reproducir, en parte, una voz ajena, consideraba que el cubano era un proceso de "clases medias" y que sigue siéndolo, por lo que, agreguemos, se "congelaron" las clases sociales en Cuba, aunque las hay, o cuando menos una fuerte estratificación. El "fidelismo", de más de medio siglo, acalló la discrepancia comunista tildando el desacuerdo de "estalinista", un recurso del "mundo libre" que no sirve sino para descalificar si no se reconstituye el punto de desacuerdo. Y seguramente deba suponerse "limitada tolerancia ideológica".

        El asunto no vale mucho para quien no haya tenido militancia comunista y mucho menos haya tenido que ver con el "estalinismo", o ni siquiera haya comenzado una trayectoria en los '60, sino hasta los '70, cuando el marxismo ya buscaba por otro lado que el "dogmático" (en Gramsci, por ejemplo, antes de que lo recuperara Estados Unidos en el Comité de Santa Fe). Es muy difícil saber si, en los '70, quedaba en la atmósfera intelectual alguien de "limitada tolerancia ideológica" (hasta Nuestro Tiempo iba a la zaga en México). No era así porque la Revolución Cubana, de 1959, siendo posterior a 1956 (fecha del "deshielo"), pretendía ser lo que hoy queda claro que no es, y en muy poco fue: VANGUARDIA. Otra gente prefería la "retaguardia" para trabajar en paz. Los comunistas estaban fuera, pese al PCC (Partido Comunista de Cuba), nido de "26 de Julio", porque ya no eran la vanguardia, al haberse colocado a remolque. Pero se asoció poder y vanguardismo. Y así se procedió en Cuba, en la cultura, hasta el desastre: buscando alianzas con cualquiera que no fuera comunista aunque, al poco rato, le plantara a Cuba una puñalada por la espalda. Lo que los comunistas prácticamente no hicieron. Eso se llama no saber discernir, de parte y parte, o no tener amigos.

       El poco icónico llamado (por Pablo Neruda) "sargento" Roberto Fernández Retamar, al margen de sus cualidades literarias reales o supuestas, fue el eterno de Casa de las Américas, y un gran anticomunista y antimarxista, como tal desleal a los principios de la Revolución, y tolerante con lo que llamaba "su" imperialismo: el estadounidense. Era alguien, entonces, de "limitada tolerancia", pero de avezado sentido del poder, hecho sentir como "familiar" no para los amigos, sino para los incondicionales Casa de las Américas no era casa común, sino la casa de "Roberto", su feudo, con licencia para desconocer hasta sus propios jurados de concurso y sus Premios, e irlo a gritar...a Estados Unidos, además de hacer gala de machismo y de necedad a la española. En "su" Casa, "Roberto" era capaz de las peores ruindades humanas, a sabiendas de que la Revolución daba impunidad o patente de corso, como se quiera llamar. Parte del mundo cultural cubano fue una sarta de gente aprovechada, aunque hubo excepciones. Nunca fue secreto, y así lo dijo Raúl Castro alguna vez, que en caso de que se hundiera el barco, la intelectualidad estaría entre los primeros en abandonar el barco. Otros más adivinaron el vanguardismo y arrastraron a la intelectualidad cubana en las ocurrencias de campi estadounidenses, de donde surgieron algunas vedettes. Para volver sobre una voz ajena, Santiago Castro-Gómez es la excepción, tal vez por no estar en un campus estadounidense. Es difícil pensar que otros puedan "hacer un poco más": en algunos casos, encontraron en las "relaciones" desde Estados Unidos una compensación, de poder, como la que ofrecía Cuba, si los "post", lo "trans" y demás es lo suficientemente oscuro para hacer creer que se es "interesante". The right stuff.

LLAMANDO A TORRE DE CONTROL

 En 2021, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pidió a España que, a su vez, pida perdón por la Conquista. La solicitud, que...