La actual presidentA de México, Claudia Sheinbaum, ha tenido aciertos y desaciertos, y es probable que más de uno crea que, por ser mujer, es más influenciable o manipulable, lo que podría tratarse de un error. Con todo, algunas áreas fallan: de Cultura es como del dinero y de Camelia, que no parece saberse nada. El canciller es un ex rector elegante señor de los besitos, "transexenal" desde tiempos del presidente Ernesto Zedillo, no exento de amiguismo en la universidad pública y ligado al Instituto estadounidense Aspen, al igual que el obispo de Copilco y gran corruptor. En dicho Instituto están intereses empresariales, incluyendo de Grupo Azteca (del que se fue a colgar otro zedillista, Esteban Moctezuma Barragán), y gente del ITAM (Instituto Tecnológico Autónoma de México), además de Walmart. Es el ex rector quien inauguró esa presencia de Aspen en México, en 2014. El ex rector, que dejó la universidad pública en pésimas manos y para uso político no disimulado, fue un opaco representante de México en Naciones Unidas y ha sido un igualmente opaco canciller que no secunda a la presidentA.
Otra falla está en donde se encuentra hoy la señora Alfonso XII, sin que se sepa si se puede hablar o no. Se trata de una amistad familiar de la presidentA y de su señora madre, aparentemente. Además de no destacar, es una persona que, desde tiempos de la universidad pública, impone dictados de organismos internacionales, a rajatabla, en otra síntesis libertaria-conservadora más.
Como sea, al menos en parte del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), que es una institución del Estado mexicano, es posible probar un uso clientelista, en particular en Historia con el tal "Juanito", Jean Meyer Barth, que de entrada se maneja con una biografía falsificada y con una lápida sobre su pasado familiar temprano, además de considerar, como ya se había hecho notar, que decir el nombre del cónyuge es algo propio de un CV. Se trata de la clase de extranjero que, en deshonor completo a su origen y sabrá Dios si con temor alguna vez a la xenofobia, ha sabido ganarse padrinazgos, jugar las reglas clientelistas y hacer los favores esperados de él. De manera notoria, este elogiado de Enrique Krauze y capaz de erudición a la francesa manejó la revista Istor a su antojo y como club de amigos, del mismo modo en que apoyó en el CIDE a uno que otro vividor francés. No queda excluido que la erudición cierta haya al mismo tiempo deslumbrado a más de un malinchista. Además de las redes clientelistas, Meyer jugó las familiares.
A estas alturas, lo que ha hecho Meyer debe parecerle a más de uno normal, porque le pone erudición y estilo a lo que está en boga en los medios de comunicación masiva. Meyer es un campeón del anticomunismo, del antisovietismo y, además, de la actual rusofobia, a un grado cerril, y no exento de la más refinada mala fe y de jugar con ventaja, a sabiendas de lo que hacen el mundo mediático y sus mercenarios y golpeadores. Que se haga con alardes de erudición y estilo no cambia el fondo del asunto. Meyer tiene de psicópata narcisista. Para quien conozca de sus temas, fuera de algunos aportes, lo que hace "Juanito" es en realidad pura ideología, por lo que es tan funcional. Y al menor reparo, recurre como sus "correligionarios" a decirse víctima !de la ideología!. Ese es un tipo de proceder frecuente que desplaza e invierte las cosas. Meyer, "transexenal", hace persecución ideológica, y es algo que se puede probar, aunque sea hábil para sus propósitos y agarrarse de las debilidades de otros. Por cierto, alguno que otro portal festeja que este señor, premiado por el gobierno de Felipe Calderón, haya escrito "ochenta libros en ochenta años" (Literal Magazine), según Adolfo Castañón. Hay, desde luego, una que otra generación intermedia, crecida a la sombra del llamado "neoliberalismo", que sin ser tan prolífica (un libro por año desde la salida del vientre materno), ha buscado escudarse en la adulación de este tipo de "capos" para granjearse beneficios personales. Las ínfulas no quitan lo subdesarrollado, y se entiende que haya intereses que quieran reproducir el atraso, que consiste entre otras cosas en dos pasos: querer acaparar a escala nacional y monopolizar la intermediación con el exterior, sin el menor asomo de "libre competencia" (favor de dejar de hablar de "mercado" y "pluralidad") ni de querer soltar inmensos y endogámicos privilegios. Ya fue mucho neoporfirismo. (da click en el botón de reproducción).