Tal vez sea difícil entender por qué Israel acaba de reconocer a Somalilandia, un país escindido de Somalia en 1991, y que corresponde a la antigua delimitación colonial británica somalí. Hace rato que fracasó el intento estadounidense por hacerse presente en Somalia, con una intervención a principios de los '90 (1992, operación "Restaurar la esperanza"): al primer estadounidense muerto con escarnio, George Bush padre optó por la retirada, lo que está retratado en el filme "La caída del halcón negro". El país escindido, Somalilandia, está a la entrada del Mar Rojo, por el golfo de Adén y el pequeño Estrecho de Bab el Mandeb. Se trata de una ruta marítima comercial muy importante en el mundo, ligada a Djibutí y Eritrea, Sudán y Egipto por el canal de Suez. El reconocimiento israelí a Somalilandia hace contrapeso a Yemen, también a la entrada del mar Rojo. En la región, Egipto es el único país con buenas relaciones con Rusia, desde hace mucho tiempo, por el nacionalismo egipcio de Gamal Abdel Nasser (1954-1970). China tiene una base militar en Djibutí. Se trata por ende de una lucha por el control de la ruta comercial y por relativizar cualquier influencia rusa o china en esta vía de acceso a Europa, a través del Mediterráneo.
Lo anterior lleva a preguntarse si Israel actúa nada más por cuenta propia. Israel tuvo un papel importante en el cambio de régimen en Siria, llevando a la caída de "Bashar", y en limitar los intereses de Irán en Oriente Medio, tanto en Siria -con la alianza con los alauitas de "Bashar"- como en el Líbano contra Hezbolá. No se trata nada más del "gran Israel" ni del "Medio Oriente ampliado" de los "halcones estadounidenses". Limitar a Irán es tener acceso al golfo Pérsico y en la disputa por el estrecho de Ormuz, otra ruta marítima comercial clave, en especial para el petróleo. Suez, Ormuz o Panamá son como "llaves", y es importante saber quién puede abrirlas o cerrarlas. Es por lo mismo que, a pesar del gran adelanto de los Tratados Torrijos-Carter de 1977 para Panamá, Estados Unidos se reservó el derecho (Enmienda De Concini) de intervenir en el Canal. El otro punto clave es en Asia el Estrecho de Malaca y su salida al mar de China meridional. No es necesario atacar directamente a nadie, sino que basta con tener la capacidad para cerrar estas "llaves" o cambiarles las reglas del juego para crearle un problema a un competidor.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta china ("nueva ruta de la seda") pasa entre otros lugares por Ormuz y por el mar Rojo, y tenía rutas por Siria. Israel está así contribuyendo a debilitar las posibilidades de rutas de comercio marítimo de China hacia Europa, a través de Oriente Medio. Las rutas siria y del mar Rojo debían desembocar en Grecia e Italia. Una más debía pasar por el Caúcaso ex soviético donde, salvo en Georgia, en Armenia y Azerbaiyán la influencia estadounidense es fuerte.
Para conectar a China con Europa, uniendo a Eurasia (pavor de los anglosajones), varias rutas debían pasar por Rusia, sólo que este país está ahora desconectado de la UE (Unión Europea). UNa ruta debía pasar por Ucrania. Otra por el Báltico, donde fue volado el Nord Stream.. Del proyecto chino, no queda más que una posible ruta por Turquía, pero a través de Irán (Teherán-Estambul). La entrada Atenas-Venecia-Rotterdam puede ser bloqueada desde el mar Rojo. Esa entrada pensó en una escala en Djibutí. La ruta Moscú-Madrid ya no será (partiendo de Astaná, en Kazajistán). En suma, contando con el obstáculo luego de Gawar (Pakistán), el control israelí va bloqueando poco a poco a China, como el de Ucrania (salvo el Donbás), no quedando más que una vuelta por el Ártico -que interesa a Estados Unidos, de donde el asunto de Groenlandia.
Asimismo, el Grupo de los 20 (G20) acaba de anunciar un proyecto Europa-Oriente Medio-India (IMEC, por ser un corredor económico). La Cumbre del G 20 tuvo lugar en Nueva Delhi, capital india, y no es secreto que se trata de rivalizar con una de las rutas chinas. Se trata de un proyecto de enlaces de transporte, apoyado por lo demás por Estados Unidos. Europa tiene además el proyecto Global Gateway para contrarrestar la Iniciativa china de la Franja y la Ruta, de la que se habla menos hoy. Una cosa es desafiar a la Tríada (Estados Unidos-UE-Japón), y otra que la Tríada se queda a no hacer nada, y no es así.
Hasta ahora, el presidente Donald J. Trump, de Estados Unidos, no ha optado por apoyar a Israel en el reconocimiento de Somalilandia y sí por tratar de calmar a Israel en la Franja palestina de Gaza. No se trata nada más de un enfrentamiento entre Israel y los hutíes de Yemen, a la entrada del mar Rojo, como algo puramente regional. Israel tiene buenas relaciones con India. Tampoco se trata nada más de una eventual relocalización de habitantes de Gaza a Somalilandia, país que tiene bastante de existir de facto y que es por lo demás estable, a diferencia de Somalia. En el pasado, ya a nivel regional, y siguiendo antiguas delimitaciones coloniales, Eritrea, en la costa del mar Rojo, se separó de Etiopía. Eritrea fue reconocida desde 1993.
Considerando lo ocurrido igualmente con la separación de Sudán del Sur, se ha tratado, desde el fin de la Guerra Fría, de la "balcanización" del Cuerno de África, para beneficio de la Tríada, de Israel y en detrimento de Rusia -cercana a Egipto y Etiopía, que perdió su salida al mar y estaba tratando de negociar una con Somalilandia- y sobre todo de los proyectos de China. Como ocurre siempre con imperialismos y subimperialismos de hoy, se trata, como se dice, de un cálculo "a varias bandas" por parte de Israel. También es "limpieza de la retaguardia", como la hecha en los Balcanes hasta dejar a Serbia en la desorientación y sin salida al mar.
El IMEC (Corredor Económico India Medio Oriente Europa) debiera partir de Francia-Italia-Grecia, sobre el Mediterráneo, para entrar a Oriente Medio por Israel-Jordania, pasar por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos e ir a dar en India (conexión golfo Arábigo-India). La Tríada y sus aliados no se guían por la suficiencia, sino por el expansionismo. Pese al "lado humano" del presidente Donald J. Trump, no existe tal cosa como un declive absoluto ni un "con permisito dijo Monchito". Por lo pronto, la disputa por el Cuerno de África tiene repercusiones no "globales", pero sí algunas internacionales. (da click en el botón de reproducción).