El "presidente" ucraniano, Volodimir Zelenski, presentó recientemente un nuevo plan de paz que, como era de esperar, no conduce a la misma. Este plan no está dirigido a la contraparte, ya que incluye dos puntos -que no incluía el plan del presidente estadounidense, Donald J. Trump- de los que Zelenski no puede ignorar que serán automáticamente rechazados por Rusia. Se trata, así, de un plan dirigido a chantajear de nuevo a Trump, a la espera de que se debilite y que ceda por cuestión de negocios, y a la "opinión pública", en la que no se hace nada por detener lo que está sucediendo. No se critica -salvo en Rusia- al secretario de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), Mark Rutte, cuando afirma que Europa debe prepararse para una guerra con Rusia, como no se dice nada de que el jefe del ejército británico diga que se prepara para una "confrontación permanente" con Rusia. En el mismo sentido se han pronunciado ya tres funcionarios franceses, incluyendo el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Lo que se está haciendo es sondear a la "opinión pública" para que no atestigue, sino que "asista" como a un espectáculo, lo que se viene haciendo desde 1991 gracias a la televisión. Se espera que el espectador se convierta en cómplice mientras no se sienta personalmente amenazado, y tal vez hasta que se ponga la comentocracia a repetir, como en guerras anteriores, y como parte de crear un "clima" para acorralar a Rusia y tratar de "disuadirla" ("que no se atreva"). Es todo el papel de los grandes medios de comunicación masiva el que está en tela de juicio.
Lo otro no es sólo la codicia de las riquezas ucranianas, sino también de las de Rusia, primero por una muy antigua obnubilación creada por el británico Halford Mac Kinder, y segundo, por la necesidad de salidas, así sea transitorias, a la larga crisis económica en la Tríada (Unión Europea-UE, Estados Unidos y Japón). Se ha tratado de un largo preparativo para asegurarse desde los pasos de Panamá y Suez -a través de la agresión saudita contra Yemen- hasta Oriente Medio, donde impera Israel, pasando por lo que fue la destrucción de Yugoslavia, para terminar aislando a Serbia. Ni el nazismo había logrado tanto. No es "Europa", sino la fracción "globalista" del capital y la alta finanza, por lo que alguien como Zelenski se siente respaldado incluso por encima de Trump, a quien los medios y la alta finanza le hacen la vida difícil, al igual que algunos "halcones" republicanos.
Como ya se ha observado, Zelenski está con drones y ocasionales atentados llevando la guerra a territorio ruso, y la OTAN concentrando tropas en la frontera rusa, para algunos esperando la ocasión de "entrar" y contando con que Rusia "no se atreverá", en un posible error de cálculo similar al de Hitler, que esperó una campaña rápida en 1941. Algo así como "Barbarroja II", en recuerdo de la operación de Hitler. El "no se atreverá" cuenta con el espectador para "disuadir" insinuando una escalada fatal. Rusia ya advirtió que no sólo responderá, sino que, de sentirse gravemente amenazada, atacará primero, lo que la UE también puede calcular que "no se atreverá". Parte de estos posibles errores de cálculo están basados en el silencio cómplica de la "opinión pública" y, en parte también, en la fabricación -en la que participa toda una parte del comunismo internacional, encabezado por el de Grecia- de un supuesto "imperialismo ruso", al margen de los hechos y su secuencia real.
Con la apariencia de ceder, Zelenski volvió a encontrar el modo de tratar de colar una "fuerza multinacional" en Ucrania, incluso en la "línea de contacto" que separa a fuerzas ucranianas de rusas. Es la "coalición de voluntarios" preparados por las potencias de la UE que están con los tambores de guerra, y es el enésimo guión idéntico de los "globalistas" desde los '90.
Ante el temor de un golpe ruso, lo que espera la UE es que, a través del artículo 5 de la OTAN, Estados Unidos entre a defender a Europa, para chantajear a Rusia con el exterminio o "morimos todos", calculando la reacción "mejor que nada más mueran rusos". Del lado de la UE y la OTAN, no hay sino pronunciamientos reiterados sobre una próxima guerra con Rusia y, en cuanto al presidente ruso Vladimir Putin, ya declaró: "si Europa quiere guerra, estamos listos". No se trata de anticipar ni adivinar, pero las potencias de la UE están preparando el "espectáculo" propio de la maldad, que requiere de un sujeto, de su codicia y de un tercero mirón y cómplice. Por lo demás, la UE está en la política de los hechos consumados, tratando a cada rato de anticiparse a "madrugar", como se dice coloquialmente en México. El cálculo es el fin del periodo de Trump, para asegurarse el "paraguas" estadounidense como "chantaje de última instancia". Como en el caso previo del "escudo antimisiles", no se trata de blofeo, ni tampoco en la doctrina defensiva rusa para, llegado el caso, dar el primer golpe y, si es necesario, activar con Estados Unidos el exterminio. Tampoco se trata de defender a Trump, pero lo siguiente resulta claro: hay diferencias sobre cómo intentar una salida a la crisis capitalista e insistir demasiado contra Trump, más allá de "halcones" como el secretario de Estado Marco Rubio, es reabrir la puerta a un globalismo que, como Zelenski, carece de la idea del límite y de la prudencia, y se apoya en la dimensión libertaria para transgredir.
Después de todo, dada la codicia sobre Ucrania, dictada desde 1997 por el "halcón" Demócrata Zbigniew Brzezinski, en el origen hay la transgresión de 2014 vía golpe de Estado del Euromaidán que no respetó la voluntad de buena parte de la población ucraniana en las urnas, y la segunda transgresión, por ocho años y para "ganar tiempo" (lo que fue reconocido descaradamente en la UE) de los Acuerdos de Minsk, así que poner el acento en la "invasión rusa" es una secuencia "editada" y un montaje para consumo del espectador convidado a sumarse al cinismo y la creencia de que no pasará todo de "afectar a Rusia" ("que el ruso pague"). Tan no hay nada contra Ucrania en Rusia -diferenciando Ucrania de sus líderes, como Zelenski- que en Rusia viven millones -sí, millones- de ucranianos que no han sido molestados en lo más mínimo. No todos son rusohablantes, ni refugiados del Este ex ucraniano y hoy ruso. Cerca del 50 % de los hogares ucranianos tiene familiares en Rusia. No se trata de remontarse a los "vínculos ancestrales" ni al "mundo ruso", sino a los vínculos tejidos en la época soviética, cuando por lo demás el pésimo dirigente Leonid Brezhnev era ucraniano (y otro patán), por mencionar un caso.
Lo dicho tampoco significa interés de Rusia en tomarse a la brava todas las regiones de Ucrania rusohablantes, por lo que la misma Rusia no quiere a la fuerza Járkov o Dniépropetrovsk, ni impedirle a Ucrania ser parte de la UE, ni bloquearle el acceso al mar Negro. Que hagan lo que quieran. Lo que no es aceptable es tener indirectamente a la OTAN todavía más cerca e ir dejando que la agresión llegue a territorio ruso, como ya está sucediendo con Zelenski. Eso es simplemente nanay (da click en el botón de reproducción).