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miércoles, 18 de diciembre de 2024

ME ALQUILO PARA SOÑAR

 En México, la geografía del país fue vista en el pasado como lo que hoy es: un cornucopio de abundancia orientado hacia Estados Unidos. Es algo que no puede cambiar en el corto o mediano plazos: en el "Plan México", dado a conocer hace poco tiempo por la presidentA Claudia Sheinbaum ante la "amenaza" estadounidense de poner aranceles a lo que se exporta desde el país (y que ni siquiera es mayoritariamente mexicano), no faltó la maña: llamado a sustitución de importaciones, sí, pero en algo muy específico para obedecer a Estados Unidos, las importaciones desde...China, porque es lo que señaló Hacienda. Estados Unidos ha estado desde los Demócratas en plan de frenar la incursión china en América Latina.

         Pese a, para variar, un remiendo por aquí u otro por allá, sin desistir del nearshoring, como lo ha señalado Carlos Ramírez en El Independiente, México no tiene verdadera vocación de rehacer o hacer un tejido industrial propio y coherente, basado en fuerzas internas, como no tiene autosuficiencia alimentaria ni mayores servicios propios, ni un Plan Nacional de Desarrollo digno de ese nombre. Alguna vez, el #halcón" Demócrata de siempre, ya fallecido, Zbigniew Brzezinski, fue muy claro: "nada de tener un Japón en la frontera". El llamado "Memorándum Negroponte", referido por Carlos Ramírez, fue igualmente explícito: por motivos geopolíticos, era necesario deshacerse del nacionalismo mexicano, que llegó a ser proverbial en América Latina, con por lo demás grandes expresiones artísticas, y contar con el libre comercio, además de ir desplazando al PRI (Partido Revolucionario Institucional), lo que también indicó el Comité de Santa Fe desde los años '80. Llegó el tiempo en que México dejó presuntamente de ser un país latinoamericano para ser "norteamericano", aunque se trata de un sinsentido, más allá de una convención geográfica, puesto que en la historia es mucho más lo compartido con América Latina. Pese a la asesoría de Altagracia Gómez, Carlos Ramírez considera que el nearshoring no implica plantas industriales nacionales profesionales y especializadas, cuadros educativos para la producción y tecnología nacional, por más "polos regionales" que se quieran hacer. Lo que argumenta Carlos Ramírez es que la autodenominada 4T (Cuarta Transformación) "(...) carece de una propuesta alternativa a las dependencias y a los intereses productivos de Estados Unidos  y sólo defiende a capa y espada la capacidad soberana de definir una política de subsidios sociales a su base electoral". Sheinbaum y el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, fueron los artífices de lanzarse a depender por enésima vez de algo venido de fuera, el nearshoring, siendo lo propio de un país subdesarrollado esta dependencia y la carencia de fuerzas económicas propias. Para colmo, pareciera que sabía más Porfirio Díaz a finales del siglo XIX al decir "pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos", cosas ambas que hasta parecieran, hoy que se agravan, proféticas.

      El Memorándum Negroponte, de 1991, buscaba doblegar la política exterior independiente de México, dicho sea de paso otro logro ligado a una Revolución de la que pocos se acuerdan. El problema ya estaba con la "enchilada completa" del presidente Vicente Fox, a principios de los 2000. Lo que estuvo haciendo Ebrard como canciller es reciclando el panamericanismo y la doctrina Monroe, "América para los americanos", creyendo en una unión de América Latina con Estados Unidos similar a la Unión Europea (UE).  A Sheinbaum, más interesada en salvar el libre comercio con Estados Unidos que el propio presidente estadounidense electo Donald J. Trump, se le ocurrió hace poco ampliar el TMEC (Tratado México Estados Unidos Canadá) a América Latina, luego de que visitara México el presidente colombiano Gustavo Petro. No pareciera que la presidentA tenga claro lo que dice: "gracias" al libre comercio con Estados Unidos y Canadá, México es, entre otras cosas, uno de los países latinoamericanos que menos crece. Y tampoco parece que se entienda para qué es el libre comercio con países de lejos más fuertes: para abrirles mercados a SUS empresas y a SUS inversiones, en particular al gran capital transnacional y ""globalista". Cierto capital nacional, donde persiste, no permanece con frecuencia sino como "asociado", es decir, como arrimado al capital transnacional. Todo en nombre de que "hay que competir" y de que, contra lo que suele decir la teoría económica, el libre comercio es lo máximo y "no hay de otra".

     Desde este punto de vista, no hay cambio de ruta en la escogida desde los '80 en el sexenio del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), luego de que el presidente José López Portillo (1976-1982) hipotecara el país con la deuda externa. Queda por saber qué entiende Sheinbaum, si no se limita a recitar, cuando dice que México es un país "soberano, independiente y libre", cuando está al son del exterior, no del interior. Una vieja tradición, algo malhadado de la Independencia, quiso que en América Latina los criollos se vieran a sí mismos como intermediarios: dueños de la casa, pero sin saber qué hacer con ella e inclinándose por alquilarla. Para cobrar la renta se necesita no perder la casa, porque ya sería "colonial", y, es más, garantizar que esté en condiciones de ser alquilada, para que otro la "valorice", si le interesa o hasta donde le interesa. Si la 4T está de intermediaria, y no exactamente de "vendepatrias", no pierde ocasión de ver cómo alquilar: si el "capital nacional", salvo excepciones, se asocia, la 4T, que NO es deshonesta ni especialmente corrupta, pareciera querer su "poder", en particular político, y estar maniobrando a un muy vago "pueblo" para no perder aquél. En el fondo, pese a ciertas cosas positivas, la vocación de intermediación y de alquiler no cambia. Si el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa decía que a quienes salen de la pobreza les entra el "síndrome de Doña Florinda", para no querer juntarse con "la chusma", a quienes "administran" el país ya sin dirigirlo -lo que constatara muy bien Cuauhtémoc Cárdenas- pareciera haberles dado el "síndrome del Sr. Barriga", el de pasar a cobrar la renta, en parte económica y en parte de un viejo gusto por el poder. La influencia antiimperialista de la Revolución Cubana nunca dejó ver con claridad este lugar de intermediación, que a fin de cuentas ve el país propio entre extrañado, porque no lo conoce (no basta el folclore de boutique), caricaturizado y como "feudo" del cual disponer. La teoría de la dependencia no quiso ocuparse del tema. Pero es sencillo: México nació a la vida independiente a principios del siglo XIX, y en vez de molestar a España, por algo que NO incumbe a México, salvo en la guerra de independencia, cabe preguntarse por qué no se le pide a Estados Unidos que se disculpe por la intervención de 1847 o la de 1914. De la intervención francesa ya se ocupa Estados Unidos al festejar el 5 de mayo. Y aquí con un problemón porque un español en una fiesta indígena mató a mujeres y niños: como vil narco mexicano, vaya. (da click en el botón de reproducción).



YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...