Mi lista de blogs

lunes, 9 de diciembre de 2024

SALUDOS DE FAT MAN

 Si hubiera debate en lo que algunos han llamado "la conversación pública", se contrastarían argumentos incluso contradictorios, en vez de esa "tolerancia" en la que cada uno se evita la menor confrontación porque se prefiere la "operación relaciones públicas"". De este modo, por ejemplo, se debe "tolerar" la homosexualidad "porque así debe ser", y el menor "pero" es "represión", con el agravante del servicio que brinda la psicología: el represor seguramente tiene "algo en el clóset" y no "lo saca". La psicología y el psicoanálisis sirven, casi sin excepción, para vulgarizar la "proyección" y volver sospechosa la menor discrepancia, puesto que el que expresa un desacuerdo es susceptible de "ser como todos", es decir, tener un "inconsciente" en el que cualquiera puede depositar lo que se le antoje o mejor le convenga. Digamos de entrada que, ciertamente, la homosexualidad no es nueva, y que no debe ser perseguida, sobre todo cuando lo es por el machismo, por lo demás no exento de bisexualidad. Lo que no puede tolerarse es la homosexualidad -lo que puede incluir el lesbianismo- como forma de corromper. Que se vea si no lo que hacen algunos señores ya entrados en años en busca de jovencitos mexicas -en la Zona Rosa, por ejemplo- que se meten en asuntos para los cuales dudosamente tienen realmente madurez. La seducción existe. Si tanto se apreciara a los homosexuales, se dejaría de hacer con ellos negocio. Y que puede ser mortal porque, era de intuir, el HIV (Virus de Inmunodeficiencia Humana) no mata y no crea forzosamente un cuadro de SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Lo acaba de demostrar Robert Kennedy Jr. en Estados Unidos con una abundancia de fuentes. Lo que mata es el negocio farmaceútico de los coctéles contra el HIV.

       La corrupción en cuestión data del arranque de los años '60 y una "libertad"" que llevó a la "liberación sexual", que se tradujo entre homosexuales en dos prácticas autodestructivas: los back rooms, lugares de antros para tener una cantidad considerable de relaciones en una noche, lo que para más señas se llama promiscuidad, y lleva a contraer enfermedades se sea o no homosexual, con bastantes probabilidades. Fue parte del ambiente de "fiesta" que se fue instalando en los '70, llevando a convertir por lo menos viernes y sábados en "noches de fiesta" y luego, algo un poco menos ligero que John Travolta y Olivia Newton John, y más tendiente a lo popularizado hoy: "meterse" algo para pasar al o a los acostones, una vez superada la "represión" y lograda la "liberación", y con frecuencia multiplicando los encuentros "casuales", porque ahora resulta que nada es causal y todo es "casual". Así que, más allá de los antibióticos contra las infecciones, entre homosexuales se popularizaron los poppers todavía a veces de venta libre: es que no sólo provocan euforia, sino que relajan los músculos de los esfínteres. Una noche en algún antro de San Francisco en un back room y metiéndose poppers era soñada, aunque los homosexuales empezaron a contraer el Sarcoma de Kaposi. A ver, por pasos: no era nueva por ejemplo la bisexualidad, o la misma homosexualidad, pero se volvió "tema", como se dice simpáticamente hoy, porque "la libertad" se volvió la de ser promiscuo y encima excitarse con "sensaciones fuertes", del tipo de las que producen las drogas. Así que no que todo fuera nuevo: lo innovador fue lo descrito y, una vez debidamente tirado el sistema inmunológico, el contraer una autodestrucción más franca en nombre de la "libertad". Pese a pronósticos sombríos, el SIDA no se propagó como se anticipaba, y lo que sí aumentó fue el número de muertes por tratamientos brutales. La medicina cubana lo supo temprano, al encontrar la manera de evitar alguna epidemia de SIDA gracias al refuerzo del sistema inmunológico. Para ponerlo de otro modo, y dejando constancia de que no eran los únicos: el "tema" de la homosexualidad es que se dió no tanto de manera dizque natural, sino porque empujó el discurso "libertario" de privilegiar el placer, la sensación fuerte, y el "atreverse" como muestra de ser open minded. No es de extrañar que en el mundo del espectáculo o el de ciertas artes la homosexualidad sea una forma de "atreverse", es decir, de "experimentar", provocando, claro está, que es lo que muestran las marchas del Orgullo. No debía pasar mucho hasta que esta "contracultura" fuera recuperada como negocio, algo de lo que se han quejado por lo demás homosexuales. No fue secreto cómo las drogas fueron una manera de tener a la juventud "entretenida", como parte de la eterna fiesta, "fiebre de cuando caiga por la noche". Hoy no hay nada más común que el saber del antro donde circula lo necesario para desinhibirse, y que no es un ron Bacardí. Cosa del "prohibido prohibir", lema del 68. La tolerancia con los homosexuales se volvió parte de la tolerancia con los antros, el alcohol y la droga, sobre todo para jóvenes lógicamente sin madurez plena, y para sugar daddies dispuestos a mantener mexicas medio hambrientos y confundidos entre la necesidad y el amor.

        El problema de la madurez y lo que significa pasa hoy desapercibido, tal vez porque es contrario a la "libertad sin límites". Con todo, enseñar la "ideología de género"" es, si se hace antes de los 18 o 21 años, una forma de corromper, con el anzuelo o "gancho" del sexo y su "misterio", porque debe dejarse que sea una persona adulta la que decida, ya que antes no está forzosamente definida y puede ser, justamente, torcida. Aunque no deba perseguirse al homosexual o la lesbiana, mucho menos desde una moral que suele ser la de la "proyección" (la familia no es garantía de nada, salvo con frecuencia de apariencias y códigos ocultos), o desde el machismo que no está "libre de toda culpa", no debiera tampoco considerarse que desgreñarse y soltarse el pelo o el chongo es un objetivo de vida, o que un popper al año no hace daño -y tienen presentaciones de fantasía-, como tampoco un back room ""de cuando en cuando". Como la alianza es conservadora-libertaria, es, a nombre de "quiero ser libre", librar a más de uno a que Big Pharma lo remate. Desde que el lema es "todo con exceso, nada con medida", empezando por el Infinitum de Velocidad....(da click en el botón de reproducción).



YO NO ME LLAMO JAVIER

 No es muy fácil saber qué es el "pueblo", aunque en él resida la soberanía, al decir de diversas Cons tituciones, la estadounide...