Si alguien habla de "derrota de Occidente"", sin duda puede encontrar eco entre quienes se creen la "hora del Sur global", o la de China. Emmanuel Todd, un muy buen estudioso francés, encontró, a pesar de un muy acucioso trabajo, la manera de llegar a varias conclusiones erradas a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania. Los "del Sur" tal vez crean que es el momento de sacar sus propias taras -las del precapitalismo- para deducir además que con "la derrota del capitalismo", identificada con la de "Occidente", llega la de las relaciones supuestamente "impersonales" y el "modito" de tener lo mejor de todos los mundos y ningún inconveniente. En este sentido, es para algunos la justificación de "los valores tradicionales", sin que los supuestamente rusos sean entendidos. Esos valores no son los de la familia y su degeneración mafiosa, pero eso sí, personalísima. Rusia y China son países capitalistas. China se mantiene unida por el nacionalismo y Rusia, por el cerco de la que es objeto. China se abre a "Occidente" con mucha mayor facilidad que Japón en el pasado, y Rusia intentó lo propio, creyendo "unirse a la civilización" y teniendo ahora a una horda a sus puertas, sin tener del todo claro por qué.
Para abonar en un sentido distinto de lo pregonado, no está de más agregar hasta qué punto "Occidente" -cuando se trata en realidad de la Tríada y algunos "socios y aliados", tan poco occidentales como Corea del Sur-, además de lo ya expuesto antes aquí, se trata de tragarse a Ucrania, previa nueva provocación, que consistiría en sacar a Volodimir Zelenski del gobierno ucraniano y mandarlo al exilio, convocar a elecciones para dar una fachada democrática, "congelar" el asunto de la entrada a la OTAN pero no a la UE, y "colar" una ""fuerza de paz" en las narices de Rusia, haciendo ademán de ceder y moviendo las fichas otra vez más hacia el Este, dando encima apariencia de "neutralidad" y de "europeización", lo que no es seguro que sea del agrado ruso, a reserva de que la desnazificación ha avanzado, pero no lo suficiente la desmilitarización de Ucrania y su posible neutralidad. Entretanto, el "plan de reconstrucción de Ucrania" de BlackRock planea hacerse en gran medida de la agricultura local, una gran riqueza (Ucrania es "el granero de Europa"), a través de varias transnacionales, dado que Zelenski aprobó la venta de tierras ucranianas a extranjeros (Cargill, Bunge, Oaktree, etcétera, algunas bien conocidas en América Latina).
"Occidente" tiene en sus manos el futuro de Ucrania. Contra lo que dice Todd, este país no mostró mayor resistencia, al menos no por sí mismo, sino en la medida en que fue armado y apoyado por "Occidente" desde hace mucho, incluyendo un tropel de mercenarios, con frecuencia no desligados de los grupos neonazis. Todd afirma de manera errónea que estalló "por primera vez" un conflicto grave en Europa, olvidando el de Yugoslavia.. Ya aquí hubo un enfrentamiento indirecto entre Rusia y Estados Unidos, sólo que en un momento de debilidad rusa por la presencia en la presidencia de Boris Yeltsin. Hay que hacer el esfuerzo de no mirar un mapa para no darse cuenta de que "Occidente" avanzó. Al mismo tiempo, contra lo que dice Todd, no ha habido enfrentamiento directo entre Rusia y Ucrania, porque hoy no es la misma situación que cuando, parece olvidarlo Todd, hubo un riesgoso incidente en el aeropuerto de Pristina. La apuesta de ""Occidente" no ha cambiado, y, pese a su capacidad para "elevar el costo" de los planes occidentales, Rusia sigue teniendo el reto de no dividirse, sin que le falten problemas internos y externos. Aunque Rusia tenga superioridad nuclear, compensa la inferioridad en materia de tropas, por lo que se encuentra en la posición delicada de tener que dar golpes -hasta llegar potencialmente a uno nuclear, eventualmente táctico- por estar a la defensiva, es decir, para tratar de quitarle a "Occidente" -¿ya se olvidaron los sistemas antimisiles en Japón y Corea del Sur- la idea de la cabeza de que la destrucción del Estado ruso es parte de lo que es posible "barajar". Tampoco hay tanta "falta de cohesión" entre los "occidentales", a reserva de lo que pueda suceder con el presidente estadounidense electo Donald J. Trump: las diferencias son sobre el modo y el alcance del negocio. Es igualmente erróneo que "Occidente" se haya echado para atrás en su "pivote a Asia": en lo fundamental ,desde que lo anunció el presidente Barack Obama no se ha dado nada parecido, entre otras cosas por las grandiosas facilidades que da China a los negocios occidentales, lo que tampoco habla de "derrota de Occidente". El "desmoronamiento de la voluntad europea" es un error más: en plena década de los '90, luego de firmado el Tratado de Maastricht para consolidar a la Unión Europea (UE), y en medio de una connivencia con Alemania similar a la mostrada ante Ucrania, Estados Unidos le impuso a la UE no sólo el arreglo de Dayton, Ohio, sino el bombardeo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la liquidación de la UEO (Unión de Europa Occidental), que como fuerza europea intentó en vano un despliegue en la antigua Yugoslavia..
Lo más simpático es la "soledad ideológica de Occidente"", cuando el credo "neoliberal" está un poco por doquier, al igual que lo que se llama erróneamente "individualismo", pero es un egoísmo desatado en nombre de la "libertad", y que no es ajeno a una parte de la juventud rusa atontada o la china, bajo fuerte influencia no de la Horda de Oro, sino de la Horda de negocios y al mismo tiempo libertaria, pese a algunas divergencias en otras franjas de edad. Como de todos modos en algo no yerra Todd, y es en la crisis interna de Occidente, parte del problema está en que está arrastrando, en más de un aspecto, a una porción no desdeñable del resto del mundo, también afectado, por ejemplo, de extravío ideológico completo, para lo que basta ver lo que hacen en este terreno Rusia o China, con la salvedad de que no pueden darse el lujo de la división, porque sucumben al "globalismo".
"Occidente" es una noción vaga, sin olvidar que incluye a África y América Latina, llamada por algunos "Extremo Occidente". Esa noción data de la Guerra Fría, para oponerla a un supuesto "asiatismo" soviético, bárbaro: después de todo, en los años '30 Alemania, que decía ser baluarte de la "civilización" (lo escribía Hitler), e Italia, se pavoneaban rescatando el mundo helénico griego o las glorias del imperio romano. Como se ha dicho, suele hablarse de "Occidente" incluyendo a Japón. Más bien parece tratarse de un problema de imperios de algunos países europeos, de Estados Unidos y de resabios de Japón en Asia, y, además, de sometimiento al gran capital transnacional, que por fuerza tiende a creerse de poderío ilimitado. Como basta ver un mapa geopolítico para darse cuenta del acorralamiento a Rusia, tal vez quede dudar de a qué puede llegar el globalismo - hoy dedicado a chantajear a Trump- con el gran capital transnacional si, en un error de cálculo. cree: "Rusia no se va a atrever" (a dar el primer golpe). Lo sucedido con el Oreshnik luego de la provocación con misiles contra territorio ruso significa que, de ver en peligro su existencia, Rusia se atreverá. "Con la pena", como se dice coloquialmente en México, y pese a decir en todos los tonos que se busca evitar dañar a quien se asoma por la ventana para robar. (da click en el botón de reproducción).