El partido Republicano estadounidense no tiene la menor buena fama en América Latina: suele ser un partido de gente obcecada, ignorante y bastante ruda. En su momento, el periodista argentino radicado en México, Gregorio Selser, documentó la personalidad patológica del presidente estadounidense Ronald Reagan. Obtuso, ignorante y rudo fue George W. Bush, Baby Bush. El padre, George H.W. Bush, invadió Panamá en 1989; Reagan había invadido Granada en 1983. El presidente Donald J. Trump se vuelve obcecado cuando se trata de Venezuela, en particular. Hay quien sugiere que la influencia clave en asuntos latinoamericanos es otro igual, Marco Rubio, actual secretario de Estado estadounidense. Los Republicanos han contado con más de un "halcón", desde Richard Cheney hasta John McCain, patrocinador del Estado Islámico, pasando por Alexander Haig, entre otros golpeadores. El mismo Trump tuvo en su primer mandato a gente como otro golpeador, John Bolton, hoy partidario de sacar del gobierno venezolano al presidente Nicolás Maduro.
Como parte de más de una tontería y concesión a los Republicanos, Trump salió recientemente a prometer el indulto para el ex presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, encarcelado en Estados Unidos y conocido entre otras cosas como Juan "Robando" Hernández. Sin que nadie lo invitara, Trump llamó a los hondureños a votar por la derecha de "Papi a la orden" (sic), Nasry Asfura (de ascendencia palestina, como el presidente salvadoreño, Nayib Bukele), contra Salvador Nasralla (de ascendencia libanesa), luego del fracaso del centro-izquierda del "familión" (la presidente Xiomara Castro, esposa del ex presidente Manuel "Mel" Zelaya). Menos mal que Trump no salió a influir por el demócrata-cristiano Mario Rivera, con el lema "!Unámonos a los gringos!". Honduras quedó entre la derecha y el centro-derecha mediático de Nasralla. Gregorio Selser fue de los pocos en documentar el desastre para Honduras de haberse convertido en los '80 en el "portaviones estadounidense" en Centroamérica, para agredir a Nicaragua, país que también se pasó un mal rato en el anterior mandato de Trump, en 2018. Los intereses Republicanos tienen continuidad, aunque quede por saber hasta dónde empuja Trump en función de gente que no es su amiga, como lo probó Bolton. Rubio estaría viendo por sus intereses. Pese a los esfuerzos por derechizar, no todo le sale como quisiera en América Latina a los Republicanos, para quienes el comunismo empieza en el centro del espectro político.
Por varios motivos, salvo en parte de la derecha y entre casos penosos como el del PRI (Partido Revolucionario Institucional), en el que la cabeza de "Alito Moreno" no se diferencia mucho de la de Rubio, en América Latina suele preferirse a los Demócratas: Franklin D. Roosevelt llevó a cabo la política de "buena vecindad", John F. Kennedy fue de lo más admirado y con James Carter en los '70 se lograron para Panamá los Tratados Torrijos-Carter y un empujoncito contra la dictadura Somoza en Nicaragua. Roosevelt es un caso aparte. John F. Kennedy promovió la invasión de 1961 a Cuba en Bahía de Cochinos (Playa Girón), apoyada por Nicaragua con la dictadura Somoza, y Lyndon B. Johnson la invasión de 1965 a República Dominicana. Carter empezó en Afganistán, con los resultados finales que se conocen. Con Johnson, Estados Unidos apoyó en Indonesia masacres de comunistas que, nótese bien, rebasan en el doble, con MUERTOS (con la dictadura de Suharto), el número de DETENIDOS (de entre los cuales salieron los muertos) con Stalin. El presidente William Clinton contribuyó a destruir Yugoslavia, país No-Alineado, y Haití. El presidente Demócrata estadounidense Barack Obama, Demócrata, se la pasó en guerras. El problema es que los líderes "progres" latinoamericanos, en particular del alicaído Grupo de Pueblo, están a veces en la Internacional Progresista de Bernie Sanders, el congresista estadounidense cercano a los Demócratas, con además la presencia de la insufrible Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro.
Los Republicanos suelen ser injerencistas con desestabilizaciones más abiertas que los "subterráneos" Demócratas, lo que obedece por lo demás a divisiones entre agencias de seguridad en Estados Unidos y en la relación con el llamado "Estado profundo", que no es lo de Trump, como tampoco lo fue en el pasado la CIA (Central de Inteligencia Americana) ni el FBI (Oficina General de Investigación). como se recordará del caso James Comey, exdirector del FBI hoy imputado.
En México, fue estando Obama en la presidencia que se favoreció a un cártel hoy en problemas. Como ha señalado la dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa), Luisa Alcalde, la derecha de Acción Nacional volvió a hacer antipatria al ir a Washington, capital estadounidense, a tocar las puertas de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), en el tipo de peticiones que ya liquidaron al "independiente" Manlio Fabio Beltrones. Si hubo injerencia extranjera en algunos problemas recientes de México, en particular con jóvenes, habría que saber qué parte fue de la derecha y cuál de los habituales del caos, los Demócratas, cuyas propuestas de género, proPalestina y otras no son ningún secreto: no vaya a ser que, entre que si hubo gente de Jair Bolsonaro (expresidente de Brasil) o de Javier Milei (presidente argentino), según Alcalde, dos fracciones estadounidenses se estuvieron al "fuego amigo" por mexicanos interpuestos.
Por lo pronto, sería preferible distinguir al interior de quienes gobiernan en Estados Unidos y no asimilarlo todo por reacción refleja a los "halcones" Republicanos. Y saber que la gente del Demócrata George Soros y su hijo busca torpedear la buena relación de algunos de la autodenominada Cuarta Transformación, con Trump, para pegarles entre otros a la cancillería mexicana y al secretario de Economía, Marcelo Ebrard: lo intentaron recientemente a través de la universidad pública, con una parte de quienes tomaron instalaciones, como en el pasado sirviéndose de Honduras para armar "caravanas migrantes" a través de México. Se podría sugerirle a Estados Unidos deje de dirimir en otros lugares sus pleitos, y que el centro izquierda se fije con quién se junta, para no entrar en asuntos que no son los suyos. Como no debieran ser los de Honduras, donde la presidente saliente, Xiomara Castro, de visita reciente en México, fue "advertida" apenas había ganado, con una visita de la vicepresidente Kamala Harris. (da click en el botón de reproducción).