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lunes, 7 de marzo de 2016

A TRUMPADAS (I)

En 1996, la esposa del entonces mandatario estadounidense, William Bill Clinton, Hitlary, aterrizó en el aeropuerto musulmano-bosnio de Tuzla donde, dijo, fue recibida por "francotiradores" que la obligaron a guarecerse. Hitlary iba con su hija Chelsea. Mucho tiempo después, la señora de Clinton tuvo que reconocer que había mentido: una animada ceremonia la recibió en vez del peligro de los snipers. Entrevistada sobre el tema por el Philadelphia Daily News, Hitlary Clinton contestó muy graciosamente: "digo millones de palabras al día (!)", por lo que "pude cometer algún error".
    En fin que, según Gail Sheehy en Hillary's Choice, la decisión de bombardear Yugoslavia en 1999 no la tomó Bill, la tomó su señora, por teléfono, desde el norte de Africa. Esta dama progresista (¿pero quién ha dicho que ha terminado el ciclo progresista?) le dijo a su esposo, el mandatario: "¿Vas a permitir un Holocausto?". Esta es la gran altura de Hitlary solo que, como lo ha señalado Diana Johnstone en Queen of Chaos, eso del "Holocausto" era una referencia completamente irrelevante y, además, un gesto teatral. No había ningún holocausto de "kosovares" en Kosovo, entonces al sur de Serbia, en primer lugar porque, como lo señala Johnstone, "kosovar" no quiere decir nada: "kosovo" es un "campo de mirlos" y en realidad era la población albanesa -la misma que fue apoyada en los bombardeos- la que, con ayuda de Occidente, estaba "limpiando" de serbios el terreno, mientras se culpaba a los serbios de lo que no estaban haciendo, un supuesto "Holocausto". Ese fue el segundo show, algo así como decirle a un marido débil: "yo hubiera bombardeado Auschwitz, amor". Bueno es saber sus gustos en materia de bombardeos, señora.
     Pristina, capital de un Kosovo "libre" gracias al terrorismo (musulmán también) del ELK (Ejército de Liberación de Kosovo) y líderes metidos en negocios que van desde el narcotráfico hasta el tráfico de órganos (de serbios, por ejemplo), es el único lugar del mundo que tiene, vaya, un "Bill Clinton Boulevard" (!) y un centro comercial en el cual, bromas aparte, una que otra tienda de moda se llama "Hillary". Solo para señoritas "kosovares". We keep in touch, antifascistas del mundo entero.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...