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lunes, 14 de marzo de 2016

BRASIL: CAYENDOSE DE BUENA

¿Cómo eran las cosas? No todas las izquierdas estaban en el mismo saco. Las de Argentina y Brasil eran las "buenas" frente al "deleznable populismo" del extinto Hugo Chávez en Venezuela. Ahora, las izquierdas argentina y brasileña se han estado "cayendo de buenas".
     Como lo ha recordado Juan Agulló en el portal de Aporrea, Lula llegó a su primera presidencia con el apoyo de los sectores populares, pero también de clases medias urbanas hartas del ajuste. Seguramente esas clases medias siguen reclamando, ahora que Brasil está en serias dificultades económicas y que una parte de los 40 millones de pobres que el "lulismo" convirtió en "más clase media" está "recayendo", en un país con ocho millones de desempleados, no poca cosa (75 % de los nuevos desempleados son menores de 24 años, sin futuro).
     Sin mayoría absoluta, en un país donde las 10 mayores empresas financian al 70 % de los parlamentarios, el Partido de los Trabajadores (PT) quiso gobernar en los periodos de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) con alianzas: para conseguirla, los aliados cobraron lo que Agulló llama "peaje" y estalló el escándalo del mensalao, por el cual hasta siete partidos (el PT incluido, algo extraño, ¿no?) votaron las propuestas legislativas de Lula a cambio de dinero, una parte del cual pudo haber salido de privatizaciones de empresas públicas.
    Sucede que después llegó el petrolao con el descubrimiento de los yacimientos pre-sal (submarinos, bajo una capa salitrosa) y precios del crudo atractivos en el mercado internacional: había promesa de renta para disputársela, junto con la de la soya transgénica. Agulló hace notar que en el caso Petrobrás los hay que miraron hacia otro lado, los que traficaron con influencias, los que prevaricaron... "Se trata, simplemente, ha escrito Agulló, de la clásica combinación de suciedades políticas y movimientos de ajedrez (¿o de esgrima?) que podrían haber ocurrido casi en cualquier lugar del mundo (especialmente, en cualquier parte del mundo que viva de rentas)".
     Dicho sea de paso, el escándalo de la constructora Odebrecht parece probado: fue expulsada de Ecuador por el gobierno (de izquierda) de Rafael Correa, quien dijo, palabras más palabras menos, que lo que hacía esta empresa con los contratos era (reiteradamente) "horroroso".
     Por lo pronto, mientras el "modelo" se cae, y mientras a Lula lo defiende no Nicolás Maduro, mandatario venezolano, sino el ex primer ministro "socialdemócrata" español Felipe González, la derecha brasileña tal vez quiera la renta para ella y la clase media no caerse, sino seguir ascendiendo. "Las rentas suelen ser, escribe Agulló, garantía de hedor (...) Lo que le está sucediendo a Lula (y al PT/izquierda brasileña) no es más que la voluntad de 'tocar poder' casi a cualquier precio (literal)". Mientras tanto, según la triste constatación de Joao Pedro Stedile, líder del Movimiento de los Sin Tierra (MST), los pobres ven el asunto "tirados en el sofá". "La población, nuestra base social, ha dicho Stedile, está asistiendo desde el sofá y esto es muy malo". Tal vez es así porque el PT nunca le hizo demasiado caso al MST ni a otros sectores populares. En fin: algo debe haber fallado para que se vayan al agua juntas las izquierdas "buenas" y "responsables" (!) y una dizque "populista" como la venezolana, que al menos impulsó un tiempo la integración latinoamericana, mientras hasta ahora, con la mandataria Dilma Rousseff, Brasil ha privilegiado los buenos vínculos con Estados Unidos, donde seguramente hay también un partido "bueno y responsable" y un candidato "populista". Al rato habrá una corrupción mala y una buena, eso que ni qué.

EL PAÍS, A UN SEXENIO DEL KÍNDER

 Ayotzinapa es una "causa" de los libertarios para terminar diciendo, como lo hizo en su momento el subsecretario de Gobernación, ...