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viernes, 17 de junio de 2016

BREXIT: ¿CONTRA LAS GRANDES CORPORACIONES?

Tachar a alguien de "fascista" -como de "populista"- es un deporte que practican hoy muchos opinólogos como en el pasado tachaban al "serio" de "dogmático" o "estalinista", antes de que el psicoanálisis permitiera tildarlo de "reprimido/represivo". Quienes lo hicieron en el pasado ni siquiera se tomaron la molestia de enmendar la plana cuando se abrieron los archivos al caer la Unión Soviética y pudieron hacerse investigaciones serias -justamente- sobre los años durante los cuales en Moscú gobernó Stalin. Después de todo, de lo que se trata es de restarle seriedad al asunto y de convertirlo en otra frivolidad más: "estalinista" o "fascista" es a estas alturas alguien "lleno de odio" y "falto de tolerancia" -entiéndase que de amor- que, a diferencia del gran capital, no sabe venderse con sensiblería ñoña.
       Que un británico quiera el Brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea-UE) no lo convierte automáticamente en fascista, ni siquiera por las divisiones sobre el tema en el empresariado británico, si éste pusiera en marcha "la maquinaria". Actualmente, la UE carece por completo de un funcionamiento democrático y no es la representación del espectro "liberal-antitotalitario": el Parlamento europeo no pesa mayormente, el Consejo opera en el secretismo y las decisiones cruciales las toma la Comisión, ni siquiera porque "así son los burócratas de Bruselas", sino porque así lo ordenan las grandes corporaciones que quieren asegurado un mercado de 500 millones de consumidores. ¿Qué más? Subsidios, bajos impuestos y otras ventajas so pena de irse a otra parte. Además, los 500 millones de consumidores seguramente están llamados a no disentir, lo que equivale a promover el monocultivo de ciertos seres humanos (hedonistas), según ironiza Counterpunch.
       Algunos ejemplos de aberraciones por estar en la UE: Gran Bretaña exporta leche, trigo y cordero que importa en idénticas cantidades. Escocia exporta bacalao es enviado a China para que aquí lo conviertan en filete y lo reexporten al Reino Unido. A todo esto se le llama "comercio redundante", del estilo Costa Rica que exporta mangos para importar jugo de mango de Taiwan. Entretanto, con su política de subsidios a la agricultura, la UE promueve el agronegocio que destruye suelos y ecosistemas, e incluso hasta una misma arquitectura por doquier, la preferida de la alta finanza. ¿Cual diversidad? Ninguna. Mientras los gobiernos subsidian a las grandes corporaciones, las arcas se vacían para paliar la liquidación de la "fábrica social" o del entorno ecológico, sin que los Estados-nación puedan responder a las necesidades locales. Muchos gobiernos europeos a duras penas pueden mantenerse a flote, pero criticar la irracionalidad del capital es hacerse tachar de "irracional", con prima ideológica (fascista, pariente de Trump, etcétera...).

FANÁTICAMENTE MODERADOS

 En varios países de América Latina, la izquierda, que tiende más bien a ubicarse en el centro-izquierda (del que no queda excluida Venezuel...